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Sin salud pública la vida no es vida

Fuentes: Rebelión

Para el mayor del Ejército Mexicano Miguel Ángel Ferrer de Paz

En el mercado de la salud de México, una operación de cataratas cuesta entre seis mil y cincuenta mil pesos por cada ojo. Una intervención de glaucoma tiene precios semejantes. Como ambos padecimientos son bastante comunes, sobre todo en ancianos, para la medicina privada se trata de un muy buen negocio.

Pero resulta una verdadera catástrofe para las personas que carecen de recursos económicos suficientes para tratarse. En este último caso, el destino ineluctable del enfermo (joven o de la tercera edad) es quedarse ciego.

Afortunadamente, en México existe la medicina pública o social, que sin costo alguno y con notable eficiencia realiza, ambas cirugías. Es el caso del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), del ISSSTE, de la Secretaría de Salud y del Hospital Central Militar, entre otras instituciones del Estado.
Y así como pasa en los casos de cataratas y glaucoma, ocurre una cosa semejante con muchas otras patologías. A título de ejemplo ahí está el cáncer de mama o el de próstata o el cérvico uterino.

En el caso del cáncer de mama, entiendo que entre estudios radiológicos y de laboratorio, cirugías, quimioterapia y radioterapia, el costo del tratamiento puede alcanzar los 300 mil pesos. De modo que el ineludible destino de quien no posee tales recursos monetarios es la muerte temprana. 

Habrá quien diga, desde luego, que existen los seguros médicos (privados) de gastos mayores. Pero éstos resultan enormemente onerosos. Entre la póliza, el coaseguro y los deducibles, el costo total del servicio se encuentra fuera del alcance de la inmensa mayoría de la población.

Frente a estos hechos puede decirse con plena convicción que sin salud  pública, la vida no es vida. O que, como diría José Alfredo Jiménez en su célebre composición Caminos de Guanajuato, la vida no vale nada.
Por ello es tan encomiable el propósito del gobierno del presidente López Obrador de dotar a todos los mexicanos de un servicio médico universal absolutamente gratuito y de alta calidad.

El pie de arranque de esta meta gubernamental se encuentra en las instituciones de salud pública ya mencionadas. El camino ya está muy avanzado y, sin duda, cuenta con el apoyo de la inmensa mayoría de la población.

“No se tomó Zamora en una hora”, reza el refrán español. Pero indudablemente Zamora será tomada, más temprano que tarde, por los pacíficos y numerosos adeptos de la Cuarta Transformación.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.