El track-list de Smile es materia de discusión desde hace más de treinta años. Algunas canciones fueron editadas (regrabadas) dentro de Smiley Smile (67) y (originales) en la caja Good Vibrations. Otras sólo están disponibles en edición pirata. El disco nunca se editó y lo único oficial es un bosquejo sin mucho sentido que Brian […]
- El track-list de Smile es materia de discusión desde hace más de treinta años. Algunas canciones fueron editadas (regrabadas) dentro de Smiley Smile (67) y (originales) en la caja Good Vibrations. Otras sólo están disponibles en edición pirata. El disco nunca se editó y lo único oficial es un bosquejo sin mucho sentido que Brian pasó a Capitol. Sin embargo, en su gira de 2004 Wilson ha sorprendido con una secuencia que nadie había imaginado antes.
«Our Prayer»: Brian confiesa que sus primeras experiencias con ácido fueron religiosas. Las armonías vocales a capella de «Our Prayer» son pura espiritualidad.
«Gee [How I Love My Girl]»: Comienza el viaje desde la costa este a la oeste de EE UU, pasando por el hogar del buen salvaje, el viejo oeste y el progreso del tren. Las letras de Van Dyke Parks juegan un papel muy importante en este planteamiento, aunque sus licencias poéticas sobrepasaron a más de uno («¿qué coño significa ‘over and over the crow cries uncover the cornfield’?, yo no puedo cantar eso», espetó Mike Love).
«Heroes And Villains»: En directo Wilson canta la original del box-set, no la versión light regrabada para Smiley Smile. Una pequeña sinfonía donde las frases cambian de instrumento y lo único que permanece es la melodía.
«Do You Like Worms»: Otra sinfonía psicodélica, un evocador inicio orquestal que incluye una referencia a Plymouth Rock (uno de los primeros asentamientos coloniales), un famoso tema melódico (el martilleo de un piano metálico que en algunos bootlegs aparecía como «Bicycle Rider»), cantos indios y música hawaiana.
«Barnyard»: También añade letras nuevas a sus sonidos de granja. Con una melodía de atractivo universal, tiene un encanto infantil digno del mejor tema de Barrio Sésamo.
«The Old Master Painter» y «You Are My Sunshine» (versión del estándar de 1940) introducen «Cabinessence». Con esa melodía tan perfecta, hermosa, ¿fácil?, no es de extrañar que algunos digan que Brian Wilson entro en contacto con la divinidad en su proceso de composición musical.
«Wonderful»: También divina, una canción tan bella que llena el sistema nervioso de impulsos confusos: ¿llanto?, ¿risa?, ¿euforia?, ¡es tan bonita! También lo es «Look», que comparte la dinámica cristalina de «Good Vibrations» y se transforma en la encantadora «Child Is The Father Of The Man» (las dos notablemente mejoradas respecto a las sesiones originales), perfectamente enlazada con «Surf’s Up». Un tema que impresionó a Leonard Bernstein y que cuesta escuchar sin estremecerse: combina la amargura del desgarro y la arrebatadora belleza redentora con una magistral continuidad musical en un rango vocal imposible.
El bloque dedicado a los «elementos», la salud y el bienestar espiritual arranca con breves pinceladas teatrales («I’m In Great Shape» y «I Wanna Be Around»). «Woodshop» recrea sonidos de taller engarzados en una bella y simple melodía antes de meterse en «Vegetables», una sinfonía pop rítmica y saltarina que utiliza el stacatto como escalera hacia el paraíso melódico (de nuevo la versión del box-set en lugar de la castrada de Smiley Smile).
«Holiday» (ahora con letra) es otra muestra de la capacidad de Brian para acceder a universos creativos sobrenaturales: una obra maestra de la musicalidad con otra de esas melodías que parecen haber existido desde siempre, fácil y pegadiza, aunque complicada y elaborada en sus armonías.
La majestuosa «Wind Chimes» (más aún que la de Smiley Smile) obliga a utilizar una vez más el calificativo de celestial. El universo sonoro de «Mrs. O´Leary’s Cow» («Fire») nos devuelve al terreno de la locura surrealista, un carrusel alucinante cuyo entramado psicodélico no escatima sólidas melodías a las que aferrarse para disfrutar del viaje.
«I Love To Say Da-Da» también parece sacada de Barrio Sésamo, por su lenguaje inventado y su genial simplicidad. Se le añade el canto hipnótico inicial «Water Chant» (también usado en «Cool Cool Water» de Sunflower (1970)) y letras sobre el mar y Hawai (santuario para Brian, que recuperó allí su cordura). Es la perfecta introducción para «Good Vibrations», genial sinfonía pop ya conocida pero con letras modificadas para poner un glorioso punto final.
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