Fotos: Kaloian
«A partir del 24 de febrero no seré más diputado al parlamento cubano y no es que me separe de la Patria, pero uno siente que, de alguna forma, ha dejado de estar más cerca: hay cosas ambivalentes», afirmó el pasado viernes 4 de enero en La Habana el trovador Silvio Rodríguez.
El conocido músico se reunió en la Sala Majadahonda del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau con la gran mayoría de los cuarenta y tres trovadores que participan en el disco Te doy una canción (Volumen I y II) de la Colección A guitarra limpia que produce la institución y que recoge igual cantidad de temas de Silvio.
Recordó que fue parlamentario durante tres períodos (quince años) y aunque «yo no soy un político sino un trovador, no fue alegre la cosa», señaló.
«He tenido que jugar un papel y fue algo que me pidió el país y yo respeto mucho mi Patria y la Revolución y no me atreví a decir que no porque me parecía que era una falta, y acepté un poco a regañadientes: no me veía como diputado, pero fue necesario y di el paso al frente».
De inmediato acotó que, seguramente, encontrará otras formas de estar cerca: «siempre las hay, sobre todo, cuando uno lo desea o cuando siente ese llamado» y resaltó que en lo adelante se dedicará a organizar la gran cantidad de canciones que tiene desperdigadas. «Tengo muchísimo trabajo disperso y veré qué hago con esas canciones y, también, quiero encontrar tiempo para escribir temas nuevos».
Adelantó que desea dejar claras «algunas ideas musicales que están esbozadas en esas canciones y no quiero que, después, vengan otros y hagan lo que yo debí hacer, lo que debí de haber hecho. Lo veo venir y si se lo hacen a otros, a mí me lo van a hacer igualito».
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En el encuentro con Silvio, que duró aproximadamente dos horas y media y que tuvo como pretexto la presentación del disco Te doy una canción, se abordaron diversos temas, entre ellos, la recién anunciada gira por los centros penitenciarios cubanos y que comenzará el próximo 13 de enero.
Recordó que ese proyecto se inició en 1990, pero que no pudo continuar por las limitaciones de recursos que impuso el período especial e insistió que lo más relevante es su seguimiento y enfatizó que, en aquel momento, le comunicaron que en los lugares donde se habían presentado había bajado considerablemente la agresividad entre los presos. En estos años se han realizado proyectos en esos centros por instituciones de la cultura y el deporte, por ejemplo, pero desafortunadamente no han sido divulgadas.
«La cultura, dijo, hace falta en todas partes incluso en la prisión que siempre es dura porque estar privado de la libertad es lo más terrible que le puede pasar a un ser humano». Estoy seguro, subrayó, que la cultura pude ayudar «porque en mí mismo lo he notado: me ha permitido entenderme con los demás, me ha hecho querer a los demás y, por supuesto, que me quieran. En la medida en que eso se conciba en un ámbito tan especial como son las prisiones, me parece que vamos a ser un tilín mejores».
Por su parte, Joel Suárez, del Centro Memorial Martín Luther King, Jr. le preguntó si tenía algún recuerdo especial de esas presentaciones y si, en aquella ocasión, visitó cárceles de mujeres a lo que Silvio respondió afirmativamente.
«Fuimos a varias cárceles de mujeres y quiero recordar que antes de la experiencia de 1990, desde que se fundó como organización la Nueva Trova en diciembre de 1972 en Manzanillo, empezábamos a visitar los centros penitenciarios».
Adelantó que las próximas presentaciones en esta gira que comienza en enero serán de hora y media porque «no queremos hacerlas más largas para no aburrir» y que lo acompañarán los trovadores Vicente Feliú y Amaury Pérez, así como Yudelkis Lafuente (Sexto sentido) y en algunos momentos el Historiador de la Ciudad de la Habana, Eusebio Leal, el periodista Reynaldo González y el destacado artista de la plástica Ernesto Rancaño. También, gracias a la colaboración de Alfredo Guevara quien de inmediato accedió a facilitar dos cámaras, el realizador Lester Hamlet filmará y, posteriormente, se realizara un documental.
Insistió Rodríguez que, al igual que en 1990, planteó la necesidad de que se sumen o participen, si lo desean, aquellos reclusos que guarden prisión por delitos comunes o de otro tipo.
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Alberto Faya, otro de los músicos presentes, se refirió a la importancia de dejar para la memoria futura el testimonio de estos tiempos: «los que hemos vivido en esta revolución lo hemos hecho contingentemente; haciendo cosas y, a veces, no dejando por escrito lo que sucede sin darnos cuenta de lo importante que resulta para el futuro para que, simplemente, otros no hagan el cuento como les da la gana. Un cúmulo de testimonios tiene que servir de base para que la mentira no se propague», enfatizó.
En otro momento del diálogo puntualizó Silvio que no ha hecho canciones para trascender: «Lo que he compuesto ha sido por el goce, por el vicio, por el deleite personalísimo de hacer canciones y de hacerlas bien».
El poeta y cineasta Víctor Casaus, director del Centro Pablo, en su carácter de anfitrión, fue hilvanando las intervenciones y comentó que este 2008 se cumple el décimo aniversario de la creación del espacio A guitarra limpia, «por lo que en algún momento del año pensamos realizar un coloquio para tratar aspectos que tienen que ver con la trova desde ópticas abiertas y no con las formales en las que ya se sabe lo que se va a decir, a decidir y a publicar». Con esos debates, dijo, si no llegamos a la verdad, al menos nos aproximaremos a regiones más cercanas a ella.
Aprovechó la ocasión para sugerirle a Silvio la posibilidad de realizar este año un concierto en el Centro Pablo a propósito de los diez años de A guitarra limpia así como una exposición fotográfica en la Sala Majadahonda y que incluirá imágenes tomadas por el autor de «Ojalá».
Insistió Casaus en que hay que preservar la memoria «por todos los caminos posibles» y eso, justamente es lo que ha tratado de hacer el Centro con modestos recursos y grandes esfuerzos: grabar todo lo que suceda, publicar en papel porque no todo el mundo tiene acceso a la informática e Internet, pero a la vez ocupar esos espacios en la Red.
Adelantó que este año «se dará un pasito más» en ese camino: «reuniremos todos los Cuadernos Memoria ya publicados sobre A guitarra limpia, que será una especie de base de dato impresa, de resumen de lo que ha sido este espacio durante diez años».
Aparecerá, dijo, la síntesis biográfica del trovador, una canción, una foto, las palabras que se escribieron para presentar el concierto y con todo ese material hacer un libro que será publicado en la Colección A guitarra limpia iniciada el año pasado con la reedición de Silvio: Que levante la mano la guitarra. A ese libro se le sumará el premio de Ensayo Noel Nicola y otros materiales enviados por los finalistas de este concurso.
Recordó Casaus que existe una carencia muy grande de textos testimoniales y periodísticos sobre muchos temas, pero «me voy a referir, solamente, a los que tienen que ver con la trova. Me pregunto: ¿cuántos libros debieran existir sobre la obra individual o de grupos o de generaciones de la Nueva Trova? Hay un camino grande por recorrer.
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El trovador Gerardo Alfonso quiso agradecerle a Silvio su vida toda, su compromiso, sus canciones que «nos han inspirado y, como en el caso mío, me han dado un camino para vivir y para ser a través de la canción inspirados por tu ejemplo y la verdad». Estamos muy orgullosos, dijo, de haber participado en un disco como éste y, creo, que tú también tienes que estar muy feliz de haber sembrado las semillas de estas flores que somos hoy. Gracias por tu vida, gracias por tu obra, gracias por todo», concluyó.
Motivado por una reflexión del trovador Erick Sánchez, Silvio comentó que en los «últimos años me he preocupado por recopilar esas canciones que viajan y que andan por ahí en casetes». Algún día, señaló, «voy a escribir sobre eso, que es muy interesante».
Una de las cosas que quiero hacer con esas canciones, subrayó, es rehacerlas, reconstruirlas y hacer versiones mejores; «por ahí andan canciones que eran proyectos y que se las di a algún amigo y ese amigo, generosamente, se encargó de reproducirlas y andan el mundo entero», bromeó.
«Afortunadamente no son muchas las cosas que cambio porque cuando me atrevía a dar una canción era porque estaba seguro, aunque hay casos en que cambié la letra completa y que no hablan de la misma cosa sino de otra».
Algún día, adelantó, «tendré que escribir y explicar por qué pasa todo eso y es que, por un lado, no fui muy responsable con todo ese material que tenía a mano y por otra parte me importaba un pito que se supiera.
La mayor parte de mi vida -y eso, quizás, es algo que tenemos en común los más viejos y los más jóvenes (¡espero que sí!) – me importó más que se conocieran las canciones que vivir de mis canciones. Otra cosa que he tenido en mente es tomar algunas de esas grabaciones viejas limpiarlas, pero no demasiado para que no pierdan armónicos, y completarlas con algunos otros elementos o poner a otras personas a cantar.
Quiero hacer un disco nuevo y espero escribir, componer y editar al menos dos o tres discos más: me parece que es necesario decir algunas cosas, lo que siempre las voy a decir a mi manera», enfatizó.
Samuell Águila, trovador, quiso saber la opinión de Silvio sobre el CD Te doy una canción (Volumen I y II), recién presentado: «recuerdo cuando se hizo el concierto que hablé de la diversidad interpretativa, de la honestidad en la manera de poner las canciones; el trabajo de arte del disco me parece muy completo y hermoso».
Señaló que necesita «volver a oír el disco con detenimiento; escuché una primera versión que todavía no era la masterización total sino un orden; tengo que volverlo a oír y valorar los planos y demás: quizás esos aspectos se pueden trabajar, se pueden mejorar, pero tratándose de algo testimonial como es este disco, esos aspectos quedan en segundo plano porque uno sabe que esto no fue una sesión de grabación sino un concierto».
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Reconoció que uno de los méritos del CD es que recoge «testimonialmente lo que sucedió en un lugar donde cada cual se para diferente, a distinta distancia del micrófono y cada quien manipula su guitarra a su manera y, luego, los sonidistas se vuelven locos tratando de emparejar aquello. Es algo único que sucedió en dos noches, algo mágico y, entonces, el que pida más es un goloso».
Otro de los temas abordados fue la producción literaria y recordó que en estos momentos el Instituto Cubano del Libro edita un libro sobre la historia de la canción cubana con la colaboración de un grupo de prestigiosos especialistas entre los que se encuentran Marta Valdés, Guillermo Rodríguez Rivera, Lino Betancourt y Maggie Mateo.
Sin embargo, dijo, «faltan libros: falta un libro sobre la trova espirituana ¿por qué hay una trova espirituana?, ¿qué características tiene?, ¿en qué se diferencia de la que se hace en otros lugares? Esas cosas hay que explicarlas. Falta un libro sobre el movimiento coral cubano, otro sobre los Septetos en Cuba ¿Cuándo aparecieron?, ¿por qué?, ¿cuál ha sido la influencia de la música popular en los septetos?
Un libro que pudiera ser, casi, una enciclopedia es el relacionado con la música bailable; la historia del jazz band en Cuba. De eso no se ha escrito ¿y el movimiento del feeling?, no tiene un libro que lo explique. También hace falta un libro que recoja el changüí y su trascendencia en la formación de los ritmos cubanos. Esos libros hay que escribirlos y, después, nosotros empujaremos para que se publiquen», insistió.
Acerca d el largometraje Meñique dirigido por Ernesto Padrón y que está en proceso de realización en los Estudios de Animación del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos basado en la versión del cuento del mismo nombre que aparece en La Edad de Oro, aseguró Silvio que es un «un proyecto complejo desde el punto de vista técnico porque por primera vez se van a hacer en Cuba cosas en tercera dimensión utilizando de base al dibujo».
Adelantó que «todos los decorados y los fondos son en 3D y los personajes se mueven en ese contexto y por su complejidad se requiere de muchos programas y de coordinación entre muchos dibujantes. Esta especie de superproducción tiene que moverse parejo o sea, de pronto, he tenido que esperar que sucedan cosas en otras zonas de la creación para hacer lo mío. Pensé que iba a ser más rápido, pero al ser un proyecto tan complejo y al requerir que toda esa masa se mueva coordinadamente, tengo que irme desplazando a pasitos».
Afirmó que Meñique incluirá canciones y música: «las canciones van como la tercera parte y ahora ya voy a comenzar a orquestar. No es como otros trabajos en los que me dan la secuencia y me dicen la duración; es más difícil de lo que me imaginé y en este proyecto están trabajando decenas de extraordinarios dibujantes. Ernesto ha incorporado muchos elementos con gran inteligencia y sensibilidad. Será una maravilla, estoy seguro», concluyó.