La divertida Familia Trachtenburg ha inventado un nuevo género: el «vodevil indie». Sus canciones se inspiran en diapositivas caseras que compran en mercadillos. La vida de los demás reinventada en formato pop. Para Rachel Piña Trachtenburg no existen los Lunnis, ni su equivalente americano. Desde que tenía seis años toca la batería en el grupo […]
La divertida Familia Trachtenburg ha inventado un nuevo género: el «vodevil indie». Sus canciones se inspiran en diapositivas caseras que compran en mercadillos. La vida de los demás reinventada en formato pop.
Para Rachel Piña Trachtenburg no existen los Lunnis, ni su equivalente americano. Desde que tenía seis años toca la batería en el grupo de sus padres y se acuesta pasada la medianoche, al acabar el concierto. Rachel (Raquelita para sus abuelos maternos, mexicanos) es un cruce entre Meg White (The White Stripes) y Miércoles Addams, pero no es la única de la familia que parece salida de un casting disfuncional.
Tina Piña podría protagonizar una película de John Waters, mientras que Jason Trachtenburg parece un clon de Rick Moranis (el actor de Cariño, he encogido a los niños) con el discurso neurótico de Woody Allen. Juntos son The Trachtenburg Family Slideshow Players, una familia musical diferente a los Kelly, los Osbourne o los Irasema.
Rachel, a sus once años ya, toca la batería y hace coros mientras su madre proyecta en una pantalla las diapositivas vintage que han comprado en rastros y estate sales (los mercadillos privados en los que se venden las pertenencias de un fallecido). Jason canta al piano o a la guitarra las canciones que ha escrito, basadas en las historias que le sugieren esas mismas diapositivas. «Nuestra inspiración», cuenta papá Jason, «surge de las imágenes que la gente desprecia. Creamos canciones de pop atemporal basadas en las alegrías y miserias de otros». Un enfoque que lleva a un contexto pop las teorías del found art, ya que, al fin y al cabo, no son sino objetos encontrados las fotos que proyectan en sus conciertos para ilustrar canciones como «Fondue Friends In Switzerland».
Las proyecciones y los videojockeys están a la orden del día, pero el retorno a las diapositivas y, sobre todo, la idea de componer las canciones inspirándose en ellas hace de los Trachtenburg un grupo original, arty y postmoderno. Si a ello le sumamos el formato familiar y el absoluto desparpajo de la pequeña, capaz de bostezar mientras toca, debemos reconocer que nos hallamos ante algo realmente singular.
Sin embargo, y contra lo que cabría imaginar, el atractivo del grupo no radica solamente en su supuesta originalidad conceptual. La música compuesta por Jason Trachtenburg y, sobre todo, la subversión camuflada en sus aparentemente inofensivas letras, hacen de este proyecto una experiencia fuera de lo común. Vodevil indie, lo llaman ellos: las melodías de Broadway, de Paul McCartney o de They Might Be Giants, la ingenuidad de Daniel Johnston y el ingenio de los Kinks (¡»Picture Book»!) o la Bonzo Dog Band se unen para dar forma a canciones absurdas y humorísticas que tratan temas tan serios como Vietnam, el caso Watergate, el alcoholismo, la pena de muerte, el vegetarianismo, las estrategias corporativas de McDonald’s o la lucha vecinal contra las torres de telefonía móvil.
La idea es hacer política entreteniendo a la gente. No deja de ser una broma postmoderna, pero una broma inteligente que te hace olvidar a esos amigos pesados que insisten en quedar para enseñarte las diapositivas o el vídeo de sus viajes. Con un poco de suerte, algún día ellos mismos podrán acabar siendo los personajes de una de sus canciones.
Si no puedes verlos en directo
El ámbito de actuación de la familia Trachtenburg se centra principalmente en EE UU, pero el público europeo ya ha tenido ocasión de verlos: en Londres y en el siempre revelador Festival Transmusicales de Rennes (Francia) donde, sin embargo, les costó superar la barrera del idioma. A la espera de una nueva oportunidad, o de un posible viaje a Nueva York, puedes hacerte con su primer disco oficial, Vintage Slide Collections From Seattle, Vol. 1 (Bar/None Records, 2003), que incluye varias pistas multimedia y un libreto con fotos de las diapositivas y las letras de las canciones; o entrar en su página web y ver algunos de los vídeos del grupo en directo, donde se aprecia mejor su especial encanto.