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Tiempo libre, educación y salarios, parte de una política cultural

Fuentes: Rebelión

La cultura y las artes son un recurso central para el desarrollo entendido este como el incremento y acrecentamiento de la buena vida individual y colectiva. Las trasformaciones sociales se juegan en el campo cultural al igual que en el ámbito político y económico. La cultura y las artes tienen la característica de influir trasversalmente […]

La cultura y las artes son un recurso central para el desarrollo entendido este como el incremento y acrecentamiento de la buena vida individual y colectiva. Las trasformaciones sociales se juegan en el campo cultural al igual que en el ámbito político y económico. La cultura y las artes tienen la característica de influir trasversalmente en todos ámbitos sociales.

La cultura es un espacio para transformar y mejorar la sociedad, pero a la vez, la cultura y las artes están determinados por factores políticos y económicos. El sistema de dominación deja huella en la cultura y las artes, su distribución es desigual, se excluye a amplias capas de la sociedad de su disfrute.

En una sociedad como la mexicana, desigual y dependiente, la cultura y las artes se vuelven un artículo de lujo, un privilegio de unos cuantos. Un proyecto democrático y de justicia social como el que pretende ser la «Cuarta Transformación» tiene en la cultura y las artes un reto mayúsculo. Democratizar la cultura y el arte, no sólo su gozo sino su producción, es una tarea pendiente que implica una nueva política cultural.

Sin embargo, ninguna política cultural será suficiente si no se abordan problemas de otros ámbitos sociales. Las condiciones de vida determinan la posibilidad del ejercicio de los derechos culturales. La creación y disfrute de la cultura y el arte necesitan de tiempo libre, espacios de socialización del gusto y tranquilidad.

La democratización de la cultura y el arte pasa por ampliar el acceso a la educación universitaria, con mejorar los salarios y aumentar las vacaciones pagadas. Por ejemplo, es sabido que las dos variables más importantes para impulsar la visita a museos son las vacaciones pagadas y la educación universitaria.

En la escuela, la universidad en particular, los jóvenes amplían su mirada, socializan, descubren mundos y educan los sentidos. No es casual que buena parte de los eventos culturales y artísticos tengan como público mayoritario a universitarios y profesionistas. Por otro lado, las vacaciones pagadas, un triunfo del movimiento obrero, significaron tiempo libre, posibilidades de viajar y tranquilidad para conocer. Los museos y los patrimonios históricos son paradas habituales del turismo.

La cultura expresa las condiciones materiales de vida, la miseria genera miseria cultural, con hambre no se hace filosofía ni arte, sin tiempo libre no se viaja, ni se asiste a museos, conciertos, festivales, librerías u otras actividades culturales. El problema de la cultura y el arte es transversal, la mejora de los ingresos, la educación universitaria y aumentar las vacaciones pagadas, son demandas culturales urgentes por enarbolar. Sin ellas los derechos culturales son letra muerta.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.