Recomiendo:
0

Mensaje contracorriente del Papa Francisco durante II Encuentro Mundial de Movimientos Sociales y Populares

Tierra, trabajo y techo son derechos sagrados por los procesos de cambio desde los excluidos

Fuentes: Rebelión

El presidente Evo Morales advirtió el jueves, en el cierre del II Encuentro Mundial de los Movimientos Sociales y Populares, que se realizó en Santa Cruz, que mientras exista el capitalismo en el mundo, la lucha de las organizaciones sociales «va a seguir» porque, a su juicio, un discurso no es suficiente para garantizar la […]


El presidente Evo Morales advirtió el jueves, en el cierre del II Encuentro Mundial de los Movimientos Sociales y Populares, que se realizó en Santa Cruz, que mientras exista el capitalismo en el mundo, la lucha de las organizaciones sociales «va a seguir» porque, a su juicio, un discurso no es suficiente para garantizar la liberación democrática de los pueblos.

El Primer Mandatario que recibió junto al papa Francisco el «Documento de Santa Cruz», afirmó que la lucha por la liberación democrática necesita del «acompañamiento» de una liberación económica, para que perdure en el tiempo.

Los 1.500 delegados de movimientos sociales de todo el mundo han subrayado que «Las organizaciones sociales reunidas en el Segundo Encuentro Mundial de Movimientos Populares, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, durante los días 7, 8 y 9 de julio de 2015, coincidimos con el Papa Francisco en que la problemática social y ambiental emergen como dos caras de la misma moneda. Un sistema que no puede brindar tierra, techo y trabajo para todos, que socava la paz entre las personas y amenaza la propia subsistencia de la Madre Tierra, no puede seguir rigiendo el destino del planeta.

Debemos superar un modelo social, político, económico y cultural donde el mercado y el dinero se han convertido en el eje regulador de las relaciones humanas en todos los niveles.

Nuestro grito, el de los más postergados y marginados, obliga a que los poderosos comprendan que así, no se puede seguir. Los pobres del mundo se han levantado contra la exclusión social que sufren día a día (1).

El primer indígena Presidente Evo Morales, respondió que «El pecado que tienen el ser humano es el capitalismo, mientras exista el capitalismo y el imperialismo, la lucha va a seguir, por más que hayan presidentes o dirigentes en todo el mundo. El pueblo vive de salario y del movimiento económico, un discurso no es suficiente para garantizar la liberación democrática, a una liberación política hay que acompañar con una liberación económica».

A su juicio, en la actualidad existe una suerte de «anarquía financiera» que intenta invadir algunos países del mundo, con el objetivo de potenciar el capitalismo y el imperialismo.

«Frente a las agresiones políticas y militares, las invasiones, frente a eso tenemos la obligación de (pensar) cómo seguir fortaleciendo nuestras fuerzas sociales», fundamentó. El Presidente boliviano dijo que para garantizar una revolución democrática, hay que adoptar medidas económicas que garanticen la seguridad financiera de la gente, porque «el pueblo vive del salario». «Por encima de cualquier norma están las necesidades sociales, el pueblo no puede estar sometido a las normas», consideró. Ratificó que para evitar las invasiones del capitalismo, es necesario concretar una profunda reforma a las Naciones Unidas para eliminar el Consejo de Seguridad, que sólo justifica intervenciones a los países. «En Bolivia intenta el imperio recoger algún dirigente y tratar de dividirnos, para dominarnos políticamente y robarnos económicamente», advirtió (2).

En varias partes de su discurso, el Presidente fue ovacionado por la concurrencia. Morales habló por casi media hora en la que el Pontífice lo escuchó con atención desde la testera. Antes de criticar al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial, el presidente Morales mostró las claves para liberarse de los organismos financieros internacionales, que más que beneficios, traen daños a los países con sus rentas usureras. «Resumo nuestro modelo económico, social y político: refundación, nacionalización y redistribución de la riqueza», dijo.

Destacó el aporte del vicepresidente Álvaro García Linera, a quien llamó intelectual sin miedo, comprometido con las causas sociales, y recordó que a su lado, cuando ganaron las primeras elecciones, decidieron hacer su propio programa de Gobierno para beneficiar al pueblo.

Recordó que en el pasado el Movimiento Al Socialismo MAS decidió pasar de la lucha sindical a la lucha electoral y refrendó que los resultados están a la vista; por cuanto, en el tema económico, «gracias a la nacionalización de los recursos naturales, como el gas por ejemplo, la renta petrolera paso de 300 a 6.000 millones de dólares».

Al final, el Mandatario se dio tiempo para hablar de la crisis económica en la que está sumida Grecia. «El Fondo Monetario está haciendo daño, escuché sobre Grecia, quieren más deuda para pagar deuda, no para la solución de la crisis. Tenemos obligación de defender a ese pueblo, es el inicio de una rebelión en Europa», dijo Morales y reiteró la importancia de proteger al pueblo griego de los organismos financieros.

El futuro está en manos de los pobres

Fue su discurso más fuerte, más reformista. El más extenso y autocrítico. El papa Francisco llegó a la clausura del II Encuentro Mundial de Movimientos Populares (3).

Agradeció a los representantes de los movimientos populares por haberse reunido con él en Roma; les dijo que desde entonces los tiene en su corazón y sus oraciones, alabó el que se reunieran para debatir «mejores formas para superar las injusticias de los excluidos del mundo» y dio gracias al presidente Evo Morales por «respaldar decididamente este encuentro».

De ahí en más, en casi una hora de discurso, respaldó las demandas del Encuentro: Tierra, techo y territorio (las tres T, como él las denominó). «Son derechos sagrados y vale la pena luchar por ellos (…), que el clamor de los excluidos se escuche en toda América Latina y en toda la Tierra», dijo.

Y cuestionó: «¿Reconocemos que las cosas no andan bien en un mundo donde hay tantos campesinos sin tierra, tantas familias sin techo, tantos trabajadores sin derechos, tantas personas heridas en su dignidad? (…) ¿Reconocemos que las cosas no andan bien cuando el suelo, el agua, el aire y todos los seres de la creación están bajo permanente amenaza? (…) Entonces, digámoslo sin miedo: necesitamos y queremos un cambio».

«Sembradores de cambio»

Tales fueron, en adelante, los ejes de la disertación de Francisco: la necesidad de un cambio, de una transformación y la vinculación de este cambio a la protección de la Madre Tierra, de la Hermana Naturaleza, como él la llama.

Siempre coherente con el pensamiento expresado en la encíclica Laudato Si -a la que se refirió varias veces-, el Sumo Pontífice dijo que ya no es sostenible un mundo donde la premisa sea la ganancia a cualquier costo. «Queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los pueblos… Y tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana Madre Tierra, como decía San Francisco».

El Papa llamó a estos «poetas sociales» y «sembradores de cambio» -como se refirió a los movimientos y organizaciones sociales del mundo- a encontrar respuestas globales a los problemas locales, a ir contra la globalización de la exclusión y de la indiferencia, en busca de una «globalización de la esperanza» y a asumir que el cambio que se debe perseguir nace desde el corazón y que no es un cambio «con dueños». Por eso, dijo, «me gustó cuando escuché aquello del ‘proceso de cambio'».

Pero le dio apellido a ese cambio, al llamarlo «positivo». «Es el cambio concebido no como algo que un día llegará porque se impuso tal o cual opción política o porque se instauró tal o cual estructura social. Sabemos dolorosamente que un cambio de estructuras que no viene acompañado de una sincera conversión de las actitudes y del corazón termina a la larga o a la corta por burocratizarse, corromperse y sucumbir. Por eso me gusta tanto la imagen del proceso, donde la pasión por sembrar, por regar serenamente lo que otros verán florecer, reemplaza la ansiedad por ocupar todos los espacios de poder disponibles y ver resultados inmediatos. Cada uno de nosotros no es más que parte de un todo complejo y diverso interactuando en el tiempo: pueblos que luchan por una significación, por un destino, por vivir con dignidad, por ‘vivir bien'». argumentó.

«El futuro del mundo está en manos de los pobres, de los pueblos», remarcó.

El cambio es fundamental, pero ¿cómo se alcanza esa trascendental transformación? Francisco eludió dar una receta, pero dijo que hay tres tareas pendientes.

La primera es poner la economía al servicio de los pueblos, lo cual quiere decir que se debe defenestrar una globalización que descarta a las personas porque no responden a los parámetros mercantilistas.

La segunda tarea consiste en unir a los pueblos en el camino de la paz y la justicia, lo cual equivale a que las colectividades sean artífices de su propio destino.

Finalmente, la tercera tarea, que según el Papa es la más importante, estriba en defender a la Madre Tierra, la casa común que hoy es saqueada y devastada por la globalización fundamentada en el dinero.

En su emotivo discurso, el Papa también pidió perdón a los pueblos indígenas por los graves pecados de la Iglesia contra los pueblos originarios. «Quiero decirles, quiero ser muy claro, como lo fue san Juan Pablo II: pido humildemente perdón no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América».

Un fantasma recorre América

El argentino Luis Bruschtein (4) considera que el discurso del papa Francisco ante los movimientos sociales reunidos en Santa Cruz de la Sierra tuvo una resonancia inédita y hasta cierta connotación surrealista por lo disruptiva. Un papa católico, junto a Evo Morales y líderes obreros y campesinos en un pequeño y expoliado país de América latina. Más allá del origen latinoamericano de ese papa, la elección de la escena y las palabras que se volcaron implican una decisión política que tiene profundas implicancias en el escenario internacional. Es un papa que ha optado por un papel terrenal, al igual que Juan Pablo II, pero en un registro político muy diferente.

«Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho. Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos.» Parece la apropiación de una frase proveniente de otra cultura política. El Papa la formula rodeado de obispos latinoamericanos que fueron designados por sus antecesores y que en buena medida han expresado todo lo contrario. Ese cuerpo de obispos no tiene la misma gimnasia y, seguramente, varios de ellos se sentirán incómodos.

Palabras como «colonialismo» o conceptos como «Patria Grande» formulados en ese contexto ubican al Vaticano en un registro histórico diferente, porque hasta hace unos pocos años, la idea de colonialismo estaba asociada a la Iglesia Católica, también parte de la estructura de poder de señores feudales en épocas coloniales y de terratenientes y oligarquías en las posteriores. La Iglesia formó parte institucional y simbólica de la estructura de poder de las clases dominantes latinoamericanas, con excepción de algunos obispos, muchos de los cuales fueron expulsados, durante los dos papados anteriores al de Francisco, por haber dicho la mitad de lo que dijo ayer el Papa en Bolivia.

(… ) La mayoría de los obispos latinoamericanos, sobre todo los episcopados de cada país, no está en sintonía con esos contenidos. Representan un factor a veces tan conservador o reaccionario como los que critica el Papa. En los países latinoamericanos donde hay procesos populares con discursos en consonancia con el papal, varios episcopados se han convertido en una parte de la oposición junto a los medios concentrados de comunicación. Hubo momentos que en Argentina, bajo la conducción del mismo Bergoglio, también funcionó de esa manera. El discurso del papa Francisco de ayer, que marcará un hito en la Iglesia Católica, no aparece en línea con esos antecedentes. Si ese fuerte contenido baja hacia la línea de obispos, la gran maquinaria simbólica y concreta de la Iglesia habría producido un giro trascendental con una profunda proyección en el escenario mundial.

Balance del II encuentro mundial

Para interpretar la complejidad del significado profundo del II Encuentro Mundial de los Movimientos Sociales y Populares, vale la pena mencionar el análisis de Manuel Martínez.

«El II Encuentro Mundial de Movimientos Populares (EMMP) que se desarrolló en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia entre el martes 7 y el jueves 9 fue de una gran importancia para las organizaciones del continente y del mundo por varios motivos.

En primer lugar, la destacable articulación entre corrientes del movimiento popular latinoamericano que permitió la realización de este encuentro mundial. El EMMP fue convocado por la Central Obrera Boliviana (COB) y por la Coordinadora Nacional por el Cambio (Conalcam), pero además se le planteó la organización a Vía Campesina de Brasil y a la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) de Argentina. Ya desde esa base tiene una característica única. Es un encuentro de organizaciones, movimientos sociales, organizaciones sindicales y populares de nuestros países que además es abierto a otros países del mundo

El EMMP debatió durante tres días problemas fundamentales que nos son comunes. Problemas que tienen que ver con nuestras perspectivas de integración y reivindicaciones que son compartidas como los tres ejes de la convocatoria: Techo, Tierra y Trabajo.

Para destacar también es la participación de movimientos sociales y populares en países donde no hay en este momento una política de transformación sino más bien una conservadora. En ese sentido la presencia de organizaciones de Perú o de Chile por ejemplo, tiene una importancia trascendental. Estos son países que están en la bloque de la Alianza del Pacífico y que, de una u otra manera, sus gobiernos polarizan o tienen una tensión con Venezuela, Ecuador, Bolivia o incluso Argentina.

Las conclusiones del EMMP fueron entregadas al presidente de Bolivia, Evo Morales, y también al Papa Francisco en el cierre.

En ellas se enuncia el problema del acceso a la tierra y el rechazo al despojo de las comunidades originarias como una cuestión fundamental. También se incluye el combate al trabajo precario -lo que es muy conocido para la delegación argentina, que ha tenido una representación muy importante a través de compañeros y compañeras de la CTEP y del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE)- y la lucha por derechos laborales. Y cuestiones como el acceso a la vivienda digna. Es decir, son planteamientos generales que están en la base de la articulación internacional de estos movimientos sociales.

Además, hubo confluencias importantes no sólo en las cuestiones vinculadas a las luchas sectoriales, sino en términos políticos generales. El documento de síntesis plantea, sumando a lo ya mencionado, el «impulso y la profundización de los procesos de cambio social», la «armonía con la Madre Tierra», la lucha contra la discriminación y por la paz entre los pueblos, la «promoción de la libertad de expresión» y el desarrollo de medios alternativos, comunitarios y populares, «poner la ciencia y la tecnología al servicio de los pueblos» y el rechazo al consumismo.

Entre Francisco y los movimientos populares seguramente hay una convergencia en estos temas y su presencia es un hecho sobre el que hay que resaltar varias cuestiones.

(…) No es correcto afirmar que ni la Iglesia Católica ni el Papa tengan posiciones de izquierda. Pero sí que tienen una sensibilidad diferente que le permiten efectivamente acompañar los cambios y la realidad de estos cambios teniendo al mismo tiempo la política, el proyecto de recuperar a los fieles cristianos que, desde los años 70 hasta ahora, han descendido bastante en estas tierras.

Para el gobierno de Evo Morales -y los del resto de la región- sin duda esto representa una contradicción. La Iglesia fue parte fundamental de la invasión europea a nuestros pueblos. Aún con las disculpas que ofreció Francisco ante los movimientos populares, la Iglesia durante la conquista justificó todo lo que se hizo en esta región del mundo con las armas, con el saqueo.

Eso no significa que en este siglo XXI esa misma Iglesia no tenga la posibilidad de una reubicación que le signifique un discurso y un posicionamiento completamente distintos al que ha tenido durante siglos. Eso es lo que estamos experimentando.

También vale aclarar que las posiciones de Francisco no expresan, como algunos suponen o analizan, una expresión de la Teología de la Liberación. La Teología de la Liberación fue un movimiento eclesiástico que surgió desde abajo empalmando con la radicalización política de los ’60 y ’70. Surge contrarrestando la política de la jerarquía eclesiástica.

En este caso es diferente. Es la propia jerarquía eclesiástica, a través de su máximo representante que es el Papa -o más bien, es el Papa, a secas- el que promueve una política de diálogo e integración de los pueblos y acercamiento hacia lo popular y los movimientos sociales. Es otro momento histórico diferente y una posición diferente la que tiene hoy la Iglesia.

En esta política que busca una relación con los movimientos y no los confronta directamente, las tensiones van a seguir planteadas, siempre.

En el caso concreto de los movimientos sociales, de las reivindicaciones de la economía popular, de los campesinos sin tierra, etc., el asunto es hasta fácil», concluye Manuel Martínez (5).

Conclusión

Estoy escribiendo un libro para profundizar los puntos de coincidencia entre la Doctrina Social de la Iglesia, el mensaje global de Papa Francisco y las políticas de los Gobiernos de Ecuador y Bolivia después de la visita del Sumo Pontífice.

Queda mucho por analizar. Ahora concluyo este artículo con las palabras del Presidente Evo Morales durante la ceremonia del miércoles 8 de julio.

«Hermano papa Francisco te recibimos con los brazos y el corazón abiertos, al papa de los pobres a quien se identifica con San Francisco de Asís, que renunció a los bienes materiales consecuentemente con uno de los postulados fundamentales del cristianismo, que es la lucha a favor de los pobres al igual que nuestro proceso de cambio que trabaja por los más necesitados, porque quien traiciona a un pobre, traiciona a Cristo, al papa Francisco», enfatizó la autoridad nacional.

Asimismo, Morales destacó los puntos coincidentes entre el cristianismo y los principios de la revolución social, como la unidad, el espíritu de sacrificio, el amor al prójimo, la condena a la mentira, al robo, al egoísmo y «las ideas de la justicia social que se consagran a favor de los humildes, de los pobres, a combatir los abusos, a combatir la humillación del ser humano», agregó.

«Usted llega a una tierra de paz que busca justicia, bienvenido a una parte de la patria grande. El pueblo boliviano le recibe como el máximo representante de la iglesia católica que viene a apoyar la liberación de nuestros pueblos», aseguró Evo Morales (6).

El mismo Papa Francisco ayer ha subrayado que «No esperen del Papa y de la Iglesia una receta porqué no tiene el monopolio de la interpretación social, ni soluciones a los problemas contemporáneos de la humanidad. La historia la construye ustedes, los movimientos sociales aquí reunidos, en el camino de los pueblos».

Soy muy de acuerdo con el Papa Francisco cuando invita a «Ver la Iglesia con las puertas abiertas a todos Ustedes movimientos sociales, que se involucre, acompañe y logre sistematizar en cada diócesis, en cada Comisión de Justicia y Paz, una colaboración real, permanente y comprometida con los movimientos populares. Los invito a todos, Obispos, sacerdotes y laicos, junto a las organizaciones sociales de las periferias urbanas y rurales, a profundizar ese encuentro.»

Es muy contundente el desafío político y cristiano de los movimientos populares en clave contra-hegemónica que rescata el representante del Vaticano, Cardinal Turkson, afirmando que «Los pobres, los campesinos, los pueblos indígenas tienen sus propias formas de hacer política (organización comunitaria), desarrollar la economía (economía popular) y cuidar el ambiente (ecología popular). Son formas distintas a la hegemónica, y a veces no se comprenden con los parámetros de la racionalidad occidental. Hay que respetarlas e institucionalizarlas. La Iglesia reconoce, valora y promueve esas expresiones populares» (7).

Notas

  1. http://movimientospopulares.org/sale-la-carta-de-santa-cruz/

  2. http://www.cambio.bo/?q=morales-mientras-exista-el-capitalismo-la-lucha-va-seguir

  3. http://www.paginasiete.bo/sociedad/2015/7/10/futuro-esta-manos-pobres-62743.html

  4. http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-276809-2015-07-10.html

  5. http://notas.org.ar/2015/07/10/tierra-techo-trabajo-movimientos-populares-papa-francisco-bolivia/

  6. http://www.vicepresidencia.gob.bo/Papa-Francisco-La-opcion

  7. http://www.alainet.org/es/articulo/170974

Cristiano Morsolin, investigador y trabajador social italiano radicado en Latinoamérica desde 2001, con experiencias en Ecuador, Colombia, Perú, Bolivia, Paraguay, Brasil. Autor de varios libros, ha colaborado con la Universidad del Externado de Colombia, Universidad del Rosario de Bogotá, Universidad Politécnica Salesiana de Quito. Co-Fundador del Observatorio sobre Latinoamérica SELVAS (Milán), especialista en el análisis de la deuda social y la deuda externa en Latinoamérica, a través del trabajo con la Fundación «Giustizia e Solidarieta FGS» (Roma).

Blog del autor: https://diversidadenmovimiento.wordpress.com/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.