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Entrevista con el periodista Carlos Aznárez, exmilitante Montoneros y Director de Resumen Latinoamericano

«Todavía no hemos encontrado ese paradigma que nos pueda unificar»

Fuentes: Rebelión

¿Cómo un periodista de origen chileno, que busca servir a los intereses de los humillados/as, entrevista al que considera una leyenda viva del periodismo combativo? ¿Con qué palabras retrata un privilegio único? Hoy Carlos Aznárez es Director de la revista impresa y del sitio Resumen Latinoamericano y del Tercer Mundo (http://www.resumenlatinoamericano.org/). Carlos fue parte del […]

¿Cómo un periodista de origen chileno, que busca servir a los intereses de los humillados/as, entrevista al que considera una leyenda viva del periodismo combativo? ¿Con qué palabras retrata un privilegio único?

Hoy Carlos Aznárez es Director de la revista impresa y del sitio Resumen Latinoamericano y del Tercer Mundo (http://www.resumenlatinoamericano.org/). Carlos fue parte del proyecto periodístico de la revista «Cristianismo y Revolución» (que en sus comienzos derivó en grupos de autodefensa como los Comandos Camilo Torres), de las Fuerzas Armadas Peronistas (http://www.rebelion.org/hemeroteca/sociales/fap2110801.htm) y de Montoneros (http://rebelion.org/noticia.php?id=118776). Tuvo sitio en el equipo selecto del diario Noticias y en la Agencia de Noticias Clandestina, ANCLA, de Montoneros. Al mismo tiempo, Aznárez se desempeñó como dirigente sindical de los trabajadores de la comunicación (Asociación de Periodistas de Buenos Aires -APBA). Fue prisionero político en la penúltima dictadura (1970-1971) de Argentina, mientras que en la última estuvo clandestino entre 1974 y 1978. Debió salir al exilio a Madrid donde, producto de diferencias con parte de la dirección de Montoneros, rompió con la organización junto a un grupo bastante importante de militantes que ya no compartía la visión triunfalista de ese instrumento político que no leyó correctamente el abierto período de reflujo de lucha popular que existía entonces. Retornó al país a fines de 1983.

En 1979 fabricó Resumen de la Actualidad Argentina y Latinoamericana, donde escribió gente como Eduardo Galeano, Mario Benedetti, Roa Bastos, entre muchos. Esa primera etapa de Resumen terminó en el número 100. Luego se reconstruyó la publicación en 1993.

«Empezamos a hablar y publicar sobre el entonces coronel Hugo Chávez cuando nadie de la izquierda argentina se lo tragaba», dice Carlos, en tanto la mañana amigable de la Capital argentina barre los últimos resabios del invierno.

Y pasó que Resumen se volvió multivocal: tinta, Internet, radio, imagen, cine debate y Cátedras Bolivarianas. «El cine debate es la plaza donde se comparten y solidarizan todas las luchas de los pueblos del mundo», abrevia Carlos una iniciativa potente y prestigiosa.

-¿De dónde proviene la inspiración internacionalista de tu quehacer periodístico y comprometido?

«Para nosotros, para mí, el internacionalismo es una forma de vida. En el exilio aprendí que el problema de los kurdos y de los vascos, por ejemplo, eran parte del problema de los argentinos. De todos modos, antes de salir al exilio en los 70 ya teníamos fuertes lazos con la causa del pueblo vasco y del palestino, además, naturalmente, del proceso de la Unidad Popular de Chile y su posterior resistencia después del golpe. El internacionalismo fue una práctica para mí desde los tiempos tempranos de Cristianismo y Revolución.»

-¿Y Ernesto Guevara?

«Argentina fue muy ingrata con el Che durante un largo período. Por motivos asociados al peso del peronismo y a la mala lectura que de esa experiencia política hizo el Partido Comunista de aquella época, frente el Che fueron creados anticuerpos que gracias a personajes como John William Cooke (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=189790), fueron cediendo. Al menos en mi militancia, el Che fue una figura siempre reivindicada, así como la Revolución Cubana. No entramos nunca en la variante macartista (anticomunismo en general) que un sector del peronismo tuvo y tiene.»

El hombre acumula medio siglo de profesión periodística en el cuerpo. «La mitad de mi carrera la he realizado en medios independientes del poder, los cuales siempre fueron llamados despectivamente «pasquines» por los enemigos de la disidencia sistémica. Yo comencé con la publicación Reseña Sindical en los años 60. Luego continué en un excelente diario político llamado «Compañero», en 1968 estuve en el diario La CGT (Central General de Trabajadores) de los Argentinos que fue una expresión de unidad del sindicalismo combativo y perseguida como a una fuerza subversiva frente al sindicalismo burocrático. En ese diario colaboré con Rodolfo Walsh, y en el mismo escribían excelentes periodistas, como Horacio Verbitsky, por ejemplo. Se editaban decenas de miles de ejemplares y era un verdadero organizador de luchas.»

INFORMAR – FORMAR – ORGANIZAR: RODOLFO WALSH

«Una prensa pegada a los movimientos populares tiene que jugar tanto un rol informativo-formativo, como una herramienta para la organización. De hecho, yo he participado en varias experiencias periodísticas que fueron una posibilidad para romper el muro de la desinformación y a la vez, un modo de crear grupos de personas organizadas a través de la lectura y la práctica consecuente de esos medios. Se trata de una prensa que intercambia experiencias. Nosotros, en los 21 años de Resumen Latinoamericano, hemos intentado hacer eso. Es decir, reunir luchas de distintos pueblos, traspasando las fronteras de Argentina.»

-Tuviste la fortuna de trabajar junto a Rodolfo Walsh. ¿Quién era ese militante, escritor y periodista que hasta hoy se encumbra como uno de los más altos exponentes mundiales del periodismo comprometido con los intereses y el combate de los pueblos por su liberación?

«Rodolfo Walsh fue un personaje imprescindible. Fue un hombre que ejerció el periodismo de investigación con un entusiasmo contagioso. Rodolfo era capaz, mediante procedimientos propios y extremadamente profesionales, a partir de un hecho de apariencia policial o represivo similar a tantos, descubrir las tramas políticas profundas de ese incidente.»

-¿Cuál consideras el «golazo» o golpe periodístico de Walsh?

«Su libro Operación Masacre, en el cual investiga cómo fueron los fusilamientos de José León Suárez (http://es.wikipedia.org/wiki/Operaci%C3%B3n_Masacre), en plena época de cerrazón informativa. Esta obra lo impulsó como un sujeto que tenía mucho para hacer y para decir.»

-¿Cuándo lo conociste?

«Precisamente en el plenario de la CGT de los Argentinos donde se resolvió la ruptura con la CGT burocrática (1968). Allí establecimos una relación de simpatía mutua a propósito de un hecho absolutamente banal. Era la madrugada del día en que sería derrotado el «vandorismo» -una corriente sindical traidora a los intereses de los asalariados/as- y tocaba que hablara Raimundo Ongaro de la Federación Gráfica Bonaerense, que luego sería el secretario general de la CGT de los Argentinos. Entonces a Rodolfo se le agotaron las pilas de su grabador y yo era uno de los pocos grabadores amigos que él tenía cerca, así es que me dijo «Salvame el grabado que esto será trascendente». Allí arrancó una serie de encuentros sobre todo en el ámbito sindical. Con él y otros compañeros formamos la Agrupación 26 de Julio del gremio de prensa que provenía del peronismo de base. Siempre con Rodolfo, devenimos en el Bloque Peronista de Prensa (de Montoneros), hasta que él me convocó en la clandestinidad a hacer ANCLA, realmente la experiencia más interesente de periodismo clandestino que se dio en Argentina.»

ANCLA

-¿Cómo Walsh construyó la Agencia de Noticias Clandestina, ANCLA?

«Nos fue llamando uno a uno, desde las distintas estructuras de la organización. ANCLA fue un empeño que provocó conmoción en la dictadura. Nunca fue un órgano oficial de Montoneros, pese a ser parte del instrumento político. Sectores del Ejército creían que era una maniobra de la Marina para meterles «mercadería podrida» a los propios organismos de seguridad. Esas cavilaciones jamás tuvieron mucho sentido porque ANCLA apuntaba contra todos los poderes que oprimían a las fuerzas populares. El material que producíamos era recibido por la Iglesia, los militares, los empresarios, los sindicalistas y enviábamos muchos cables hacia el exterior del país donde eran publicados en importantes medios que, a su vez, los replicaban profusamente.

Entonces, en concreto, ANCLA se conformó por un grupo pequeño de redacción que funcionábamos en un domicilio clandestino, y una gran cantidad de colaboradores insertos en la militancia popular que nos hacía llegar informaciones desde sus lugares de resistencia. Ese caudal informativo nosotros lo procesábamos, lo contrastábamos rigurosamente (en eso Rodolfo era implacable) con el objetivo de ganar credibilidad pública. En ANCLA, Rodolfo volcó toda la experiencia que había acaudalado en la Agencia Prensa Latina con Jorge Masetti (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=184126), y en su ejercicio de la Inteligencia y la desencriptación de mensajes enemigos. Escribíamos de una manera muy llana de entender, sin caer en la chabacanería. Así producíamos cables, comunicados breves y sintéticos, y cada tanto tiempo emitíamos reportajes especiales extensos. Por ejemplo «El rol del empresariado durante la dictadura…». Uno de los informes más difundidos e impactantes fue el de los campos de concentración que operaban en el país, como el de la Esma (http://es.wikipedia.org/wiki/Centro_clandestino_de_detenci%C3%B3n_(Argentina)#La_ESMA), mediante el cual nos enteramos que muchos compañeros/as que dábamos por muertos, estaban vivos/as. Y que no se trataba sólo de un campo de concentración, sino que de más de 20, y en los cuales los llamados detenidos desaparecidos, aún no habían sido asesinados/as, cuestión que ocurriría con el pasar del tiempo (1976-77).

Rodolfo profesaba una dimensión periodística muy formativa e interesante. Te enseñaba todo lo que sabía con el fin de multiplicar sus propias funciones. Él se preocupó de que el equipo rodara por sí solo. Rodolfo siempre se dedicó especialmente de cuidar nuestra sobrevivencia. Apuntaba a que el cuerpo informativo construido se prolongará lo más posible.

-¿Y los golpes contra ANCLA?

«Cae un compañero, luego otro y hasta la casa donde trabajábamos. Debimos descentralizar la Agencia y laborar cada cual en su casa. Lo podíamos hacer porque funcionábamos con mimeógrafos a alcohol, silenciosos, con papel-biblia para que los envíos no fueran muy voluminosos en las cartas de correo. Así también actuábamos con citas y encuentros, algunos de los cuales estaban «envenenados», eran muy peligrosos. Ya en ese momento nuestro pequeño grupo realizaba todo el trabajo de producción y distribución. Fue un lapso de muchas caídas y pocas victorias. El equipo estable éramos cuatro y quedamos tres más Rodolfo. Los tres sobrevivimos.

Cuando cayó Rodolfo, habíamos conversado con antelación sobre la posibilidad de sacar la Agencia al exterior de Argentina. Su muerte precipitó el ocaso de ANCLA. Alcanzamos a durar dos a tres meses más solamente.

Rodolfo murió en combate el 25 de marzo de 1977. Ese día él estaba echando a los buzones su famosa Carta de un escritor a la Junta Militar (http://www.nuevaliteratura.com.ar/carta%20abierta%20a%20la%20junta%20militar%20por%20Rodolfo%20Walsh.pdf) y en una cita «cantada» fue embestido por las fuerzas represivas. Rodolfo sacó su arma porque estaba decidido a no ser prisionero. Los enemigos del pueblo lo querían atrapar vivo. En particular los milicos de la Marina que pretendían convertir a los montoneros en colaboradores del proyecto del comandante de la Armada, Emilio Massera. Fue la última batalla que les ganó Rodolfo.»

EL FIN DEL PROGRESISMO EN ARGENTINA

-Ya en la primavera de 2014 en Argentina, ¿qué caracterización realizas de la coyuntura política, social y económica del país?

«Creo que estamos en un final de ciclo de algo que se llamó «progresismo», y que no fue ni más ni menos que una posibilidad truncada de recorrer un camino de un amplio sector que se subió a ese tren, de rehabilitación de lo mejor de nuestros discursos de los 70, pero que se quedó a mitad de camino y hoy está en pleno retroceso. Yo no estigmatizo toda la experiencia. Al comienzo (2003) hubo compañeros/as que abrazaron al kirchnerismo con el fin de continuar un derrotero desbaratado político y militarmente por la última dictadura.»

-¿Qué falló?

«Los personajes que se encumbraron políticamente no tuvieron nada que ver con nuestros presupuestos ideológicos y éticos de los 70. Apostaron al capitalismo y no al socialismo. Por eso establecieron alianzas con las multinacionales durante todo este tiempo y hablaron de redistribuir la riqueza solamente de la boca para afuera. En síntesis, fue una idea malgastada sobre todo, en el ámbito latinoamericano, pensando en lo que ocurrió con Venezuela de Chávez, Bolivia, Cuba. Y no porque no se dieron cuenta, sino porque no compartieron nunca ese proyecto político. El denominado kirchnerismo apostó a más de lo mismo, con el agravante de que muchos de ellos/as se han enriquecido mientras que para el pueblo significa una nueva frustración. En el mejor de los casos se jugó a edulcorar el capitalismo. Ahora bien, la toma de conciencia general de todo esto se desplegará con el tiempo, considerando que hay quienes necesitan conservar las prebendas y privilegios que han conseguido durante estos años. Pero el escaparate kirchnerista ya se trizó irremediablemente. Es lo mismo que nos pasó a nosotros con Perón. Él fue un líder popular que sabía para dónde iba y que era otro lugar respecto de hacia donde caminábamos nosotros. Por eso sobrevino nuestra ruptura con Perón. Desde la masacre de Ezeiza (20 de junio de 1973) nos habíamos percatado de que el Perón que regresó a Argentina era uno muy diferente al que muchos habíamos imaginado. El quiebre que se produjo en la plaza el 1º de Mayo de 1974 (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=184331) fue traumático, pero necesario. Paradójicamente quienes más se indignaron entonces fueron los viejos peronistas que habían puesto el cuerpo durante los 17 años de exilio del caudillo. Lo de la plaza es la foto del peronismo: la mitad de los que allí estábamos nos retiramos -confirmando nuestras posiciones y lecturas- y la otra mitad se quedó. Perón eligió a la burocracia sindical y criminal y a la Triple A. Como ya no nos podía controlar, él eligió nuestro exterminio.»

-El kirchnerismo se proyecta ahora para el 2019. ¿Qué piensas que pasará en el futuro cercano?

«La salida política será por derecha. El campo popular no está lo suficientemente afiatado para constituirse en alternativa. Ni hablar del poder económico, político y militar que ha adquirido el narcotráfico en los barrios y que todavía es subestimado por importantes sectores de nuestros compañeros. Sí se han creado pequeños eslabones de lucha, pero aún muy parciales. Aún no hemos encontrado ese paradigma que nos pueda unificar a la mayoría. Existe algo latente, eso sí. Estimamos que en medio de la actual crisis debe sobrevenir una transformación profundamente estructural. El peronismo en su versión del siglo XXI se ha encargado de destruir su propia columna vertebral histórica, que es el sindicalismo institucional. Por abajo, a diario se amplía el sindicalismo combativo y de base. A nivel barrial (territorial) contamos con muchas experiencias, pero fragmentadas. Ahora nuestro enemigo es el sectarismo, las apetencias personales, el caudillismo. Y en el plano electoral, lo más probable es que el próximo presidente del país sea Daniel Scioli («peronista» de derecha) que, debido a su brutalidad sin cosméticos, acelere la reestructuración de las fuerzas populares. No obstante, lo único cierto es la incertidumbre, y lo que ocurra a nivel internacional y la ofensiva imperialista en curso resulta una condicionante mayúscula. Ello nos impone respuestas políticas insoslayables.»

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.