Al llegar a la mitad de su sexenio de gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador, afirmó que en tres años se establecieron las bases de la transformación de México y resaltó que lo más valioso de su gestión es que pese a todas las dificultades no se dejó de impulsar el combate a la pandemia de las pandemias, la peste de la corrupción, aunque es necesario seguir poniendo al descubierto la gran farsa neoliberal.
El mandatario destacó los hitos “records históricos”- registrados en materia económica: récord histórico en inversión extranjera, en incremento al salario mínimo, en no devaluación del peso, en no incremento de deuda, en aumento del índice de la Bolsa de Valores, en las reservas del Banco Central.
Los analistas recuerdan que en el último año y medio el gobierno desarrolló la campaña nacional de vacunación contra el coronavirus, con una histórica movilización del aparato gubernamental, el sistema de salud y la sociedad frente a una crisis para la cual no existía preparación posible. Un logro teniendo en cuenta la situación desastrosa de las instancias de salud pública al término del ciclo neoliberal.
En su tercer informe de gobierno, manifestó su confianza en que la población votará por que continúe mi periodo constitucional, y así sostendría su obra de lucha contra la corrupción, con austeridad, para no dejar ningún pendiente. Lo que sí se ha conseguido en este lapso es revertir la visión privatizadora que imperó en todas las esferas del poder público durante cuatro décadas.
“Hoy, en líneas generales, el aparato gubernamental trabaja con una perspectiva de beneficio social que es la antítesis de la visión patrimonialista, individualista, de enriquecimiento ilimitado de unos pocos a expensas de las mayorías, de expolio del erario y degradación del Estado a un mero gestor de los intereses corporativos, lo que constituyó uno de los pilares del neoliberalismo”, señaló.
Ahora se garantizan las libertades y el derecho a disentir, hay transparencia plena y derecho a la información. No se censura a nadie, no se violan los derechos humanos, el gobierno no reprime al pueblo y no se organizan fraudes electorales. El poder público ya no representa a una minoría, sino a todos los mexicanos de todas las clases, culturas y creencias. No se tolera la corrupción ni se permite la impunidad, añadió
Mientras, seis organizaciones internacionales solicitaban a su gobierno que garantice la protección de los derechos humanos de los migrantes en territorio mexicano, principalmente en Chiapas, luego de las agresiones que personal del Instituto Nacional de Migración y de la Guardia Nacional propinaron en su contra, y exigían el fin de la militarización de la seguridad pública en el país.
Unos 500 migrantes que llegaron al municipio de Mapastepec, luego de caminar 107 kilómetros desde Tapachula, fueron sorprendidos, dispersados y capturados en un operativo. Muchos de los haitianos, centroamericanos, sudamericanos y de otros países del continente africano que huían de la persecución iban con sus hijos, tomados de la mano o cargándolos.
Y otro informe que salió a la luz pública, recuerda que si bien la desaparición de personas se extiende en varios países de América Latina, es en México donde el fenómeno tiene mayor dinamismo derivado de la violencia –del narcotráfico y los grupos paramilitares- que no cesa. Con 91 mil desaparecidos, las cifras de México son de las más grandes de la región.
La transformación
El mensaje presidencial destacó que, a pesar de la crisis sanitaria y económica, propiciada por la pandemia y con todo y el sufrimiento que causó, “no dejamos de trabajar para consumar la Cuarta Transformación de la vida pública de México. Es evidente que, si avanzamos y resistimos, es porque nos decidimos a enfrentar la peste de la corrupción que tanto daño ha causado a México y a su pueblo”.
López Obrador indicó, asimismo, que en tres años su gobierno ahorró un billón 400 mil millones de pesos (unos 2.800 millones de dólares) en compras y contratos con proveedores.
Más alá del discurso presidencial, lo cierto es que los esfuerzos oficiales no han bastado para erradicar la corrupción que infecta a las instituciones del Estado, en los tres poderes y los tres niveles de gobierno, como son insatisfactorios los avances contra la violencia delictiva, que sigue siendo una de las mayores amenazas y de las principales preocupaciones para millones de mexicanos.
Según un editorial de La Jornada, la lentitud con que se afronta a estos flagelos se explica porque la transformación no corre pareja en todos los ámbitos, ya que la oposición controló la mayoría de las gubernaturas, y que el Ejecutivo no tiene facultades constitucionales para emprender la renovación del Poder Judicial, en el cual se han enquistado las peores prácticas de negación de la justicia.
Cada avance ha requerido negociar con la oposición política, la cual controla gobiernos estatales y municipales, congresos y tribunales; por su parte, hay grupos corporativos reacios al cambio que tienen un poder fáctico ejercido por medio de los medios de comunicación, de sus recursos económicos, y de organismos empresariales, añade el diario.
México ha vivido mil días agitado por una transformación sin precedentes, en virtud de la cual la sociedad mexicana ha experimentado más situaciones inéditas en este periodo que en los anteriores cinco sexenios, desde un Presidente que comparece cada mañana ante la opinión pública hasta la recuperación del salario mínimo tras décadas de retrocesos.
Quizá una de las victorias más significativas del gobierno de AMLO ha sido el mantener sus mayorías en el Congreso federal y en el apoyo social pese a la virulencia e intensidad de los ataques, chantajes y difamaciones.
Y la otra, lograr que México volviera s ser clave en la región, con los esfuerzos integrador de López Obrador en la recuperación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la propuesta para crear una organización que ocupe el lugar de la devaluada Organización de Estados Americanos, tan dependiente de los dictados de Washington.
En su mensaje, López Obrador dijo que podría dejar ahora mismo la Presidencia sin sentirse mal con su conciencia: “¿Cómo podrían los conservadores quitar las pensiones a los adultos mayores? ¿Suprimir las becas a los estudiantes pobres? ¿Cómo regresar a la condonación de impuestos a las grandes corporaciones? ¿Cómo lograrían que volviera a imperar la corrupción en nuestro país? ¡Un retroceso no sería cosa fácil!”, aseveró.
Gerardo Villagrán del Corral. Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)