1. Oaxaca es el estado de la República más interesante en cultura propia y luchas políticas de masas y, en los próximos meses, se encontrará en una gran batalla electoral entre los tres partidos (PRI, PRD PAN) y sus aliados. El PRI lleva gobernando el estado 80 años y en los últimos seis años -a […]
1. Oaxaca es el estado de la República más interesante en cultura propia y luchas políticas de masas y, en los próximos meses, se encontrará en una gran batalla electoral entre los tres partidos (PRI, PRD PAN) y sus aliados. El PRI lleva gobernando el estado 80 años y en los últimos seis años -a pesar de tener al gobernador Ulises Ruiz, asesino y sátrapa que provocó en su contra uno de los más poderosos movimientos de masas en el país- ese partido, contando con el apoyo total de los gobiernos de panistas de Fox y Calderón, lo mantuvo en el gobierno contra viento y marea. Los poderosos mítines, manifestaciones y plantones de 100 mil profesores de la sección 22 y de la APPO durante casi seis meses, no pudieron echar del poder a tan funesto personaje. Hoy el gobernador Ulises pretende imponer a su sucesor con el apoyo del PRI, del Ecologista y Nueva Alianza.
2. Los cargos que se elegirán son el de gobernador, así como a 42 diputaciones y 150 presidencias municipales que se rigen por el sistema de partidos, de las 570 que existen. Además, hay en Oaxaca 3 mil asambleas comunitarias bajo el régimen de usos y costumbres. Esto es: un alto porcentaje de oaxaqueños -la amplia mayoría de las comunidades indígenas- no participará en las elecciones porque tienen un sistema de gobierno comunitaria distinto. Por otro lado hay algunas divisiones secundarias entre los exgobernadores priístas (Murat, Carrasco, Ramírez y el mismo Ulises) que tienen cierta importancia, pero en los procesos electorales se unifican por órdenes de su partido. No puede basarse ninguna estrategia en las divisiones de la clase dominante sino en los intereses de clase que representan. No debe olvidarse que los partidos luchan por el poder para beneficio propio.
3. López Obrador fue acompañado en su gira de dos meses en el estado de Oaxaca por Gabino Cué, mismo que hace seis años fue el candidato a gobernador derrotado por el priísta Ulises Ruiz. La gente de Cué ha declarado respetar a López Obrador pero que para la elección del candidato a gobernador «estamos escuchando a los oaxaqueños que nos piden unidad, anteponer los intereses del estado, para poder derrotar al PRI». Cué ha declarado, para que no haya duda, que gobernará junto a Calderón. Los avances de una casi segura alianza opositora provocaron la reacción inmediata de los priístas; el senador Manlio Fabio Beltrones la tildó de un «engendro» y el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, dijo que era «perversa». Panistas y perredistas señalaron que el PRI estaba «nervioso» porque ya daba por adelantado su triunfo. La realidad es que parece un simple juego político.
4. En lo electoral es una decisión muy difícil para la izquierda honesta y batalladora agrupada entre los profesores y la APPO cuya posición ha sido predominantemente por la lucha social y contra partidos y políticos que sólo buscan el poder. Si el asesino Ulises impone a su sucesor lo más seguro es que se busque ejercer la venganza contra el movimiento social mediante más encarcelamientos y asesinatos. Por el contrario, si se apoya la alianza PAN-PRD y otros y llegara a ganar podrían registrarse mínimos cambios y la represión podría pararse si el movimiento social negocia y ya no se confronta, es decir, si se somete; aunque si se somete al PRI también podría recibir premios. No se puede confiar en ningún partido o político alguno, por eso es indispensable tener fuerza propia independiente, no otro partido más que a los pocos años sea más de lo mismo.
5. Lo elemental para la izquierda honesta sería derrotar y destruir el poder de Ulises Ruiz en Oaxaca, pero no hay garantía alguna en que Gabino Cué -el candidato de la alianza PRD-PAN- que ha declarado que gobernará junto a Calderón (en plena alianza) tal como lo hacen todos los gobernadores del PRD (con excepción del DF) ¿Alguien podría demostrar que entre los gobiernos del PRI, PAN, PRD existe alguna diferencia esencial en beneficio de de los trabajadores? Incluso Amalia García de Zacatecas y Leonel Godoy de Michoacán, que llegaron a ocupar los cargos máximos del PRD, durante sus gubernaturas han reprimido a las fuerzas de la izquierda, han realizado negocios a la sombra de sus gobiernos e impulsado a sus familiares a cargos políticos, idénticos al PAN y el PRI. Parecería que la mayoría de los «exizquierdistas» se sienten con derecho a cobrar «sus sacrificios».
6. ¿Qué pasaría si algunos profesores y miembros de la APPO son invitados para dos diputaciones, 10 presidencias municipales y cargos dentro del gabinete de gobierno? Si asumen el gobierno y no les cambia la burguesía su conciencia entregándoles fuertes ingresos, algunos empleos para su familia, así como con vehículos, comidas y tragos en los restaurantes, vivirán lamentándose porque no podrán cambiar desde adentro porque son ínfima minoría. Pero por otro lado no podrán ya regresar al movimiento social porque su prestigio y confianza estaría por los suelos. No faltarán políticos que digan que así es la política, que no se hace con santos o ángeles y que todos tienen que enlodarse. ¿Enlodarse para no cambiar nada en beneficio de la población, para que todo siga igual, incluso para empeorar la situación? No vale la pena cuando hay un pueblo que con más trabajo político puede salir a la calle.
7. Los gobernadores del PRI y del PAN cumplen muy bien sus objetivos como gobiernos de la clase dominante, por ello la izquierda debe combatirlos frontalmente. El PRD en cambio, que ha manejado un discurso socialdemócrata -parecido al de la izquierda- suele ser muy engañoso. ¿Para qué han servido gobiernos de unidad derecha y socialdemocracia como los de Mendiguchía y Sabines de Chiapas, los de Cárdenas y Godoy de Michoacán, los de Monreal y García en Zacatecas, los dos de Baja California Sur, los del estado de Guerrero, el de Nayarit, el de Tlaxcala, etcétera, sino para gobernar igual que los del PRI y los del PAN? Transcurren 12 años o seis años de gobierno y no realizan cambios esenciales en la economía de la población o transformaciones políticas importantes. No debe haber duda en Oaxaca: ¡fuera Ulises y el PRI!, pero, ¿puede confiarse en la socialdemocracia unida a Calderón?