Este libro es la respuesta de la acumulación de militancia de los redactores del libro. Y es un cambio cualitativo de su buen hacer. Los autores, activistas de todas las causas, ejercientes de intentar transformar el mundo y también las conciencias de sus vecinos, participantes de todas las movidas, coordinadoras y luchas no sólo madrileñas, […]
Este libro es la respuesta de la acumulación de militancia de los redactores del libro. Y es un cambio cualitativo de su buen hacer.
Los autores, activistas de todas las causas, ejercientes de intentar transformar el mundo y también las conciencias de sus vecinos, participantes de todas las movidas, coordinadoras y luchas no sólo madrileñas, estatales y mundiales. Siempre con un ánimo de construir, ofreciendo sus esfuerzos -y buen hacer gastronómico- a múltiples causas unitarias.
Pero el libro es como un grito para decirnos -desde la autoridad de su práctica- dos conclusiones y cuestiones entrelazadas: Hay una sóla guerra permanente con múltiples escenarios y que hay que organizar la resistencia.
-Hay una sóla guerra no conflictos aislados; que la primera víctima en todas las guerras es la verdad: siempre dirán que los enemigos son los responsables de las guerras y que provocan atrocidades a propósito, mientras que las provocadas por ‘nuestras’ fuerzas son daños colaterales. Que esa guerra adopta adjetivos como ‘humanitaria’ para mejor ser consumida en un occidente engordado por mitos democráticos y rastreros comportamientos siempre maquillados. Y es una guerra, en escenarios distintos pero siempre con la continuidad de los intereses en juego: control de recursos naturales -del que el más visible es el petróleo- y el eclipse de cualquier proyecto alternativo al capitalismo trasnacional cuya hegemonía ostentan las estadounidenses. Y lo de menos es la democracia, la prosperidad de los habitantes de los diferentes territorios y el derecho internacional.
Para ello, nuestros autores van cosiendo artesanalmente textos de otros autores, especializados en los diversos conflictos, para ir armando el supuesto rompecabezas inconexo de las rebeldías, conflictos creados y por fin, cuando los golpes de estado o los procesos auspiciados por el exterior no han dado resultado, el marketing del poder fabricará las guerras. El libro visita Kosovo y Yugoslavia, Afganistán e Iraq, Palestina, Colombia, Guatemala y Venezuela entre Latinoamérica y la República del Congo.
– Hay que organizar la resistencia: El gran despertar popular del No a la Guerra, ante los torpes y acumulados despropósitos que se vieron ante la invasión de Iraq debería abrir una profunda reflexión sobre cómo organizar la resistencia. La elaboración teórica debe implicar acción. Cambiar la correlación de fuerzas social y cultural. ¿cómo conseguir mantener la tensión en la calle? ¿cómo introducir cuñas en los circuitos de dominación ideológica y construir alternativas? ¿cómo, en definitiva, construir articuladamente organización? Antes y durante la II República fueron los Ateneos y las Casas del Pueblo los que sirvieron de espacios de libertad.
Ahora los autores reclaman reformularlos en unos espacios de encuentro y trabajo social, en cada pueblo y barrio, en los que las personas se comuniquen y se informen, donde se pongan en marcha iniciativas sociales, culturales y solidarias. Con proyectos concretos, marcarse objetivos en el tiempo, la planificación y la financiación propia. Ser ‘corredores de fondo’, sabiendo que es hora del rencuentro y relativizar las diferencias filosóficas nacidas hace varios siglos, ante la victoria de la reacción más mortífera que nos domina. Siempre con el hilo conductor de rebeldía, con unos valores de solidaridad y lucha por un socialismo, contra un enemigo capital.
Este libro es un instrumento de intervención y de propuesta. De experiencias y de reclamación a todos sus interlocutores de una inevitable convivencia unitaria que resalte el común esfuerzo contra el capitalismo y sus epígonos culturales.
Ed. Asociación Cultura, Paz y Solidaridad Haydée Santamaría