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Un puchero audiovisual entre tejados de chapa

Fuentes: Diagonal

Llevar el cine a las periferias y generar nuevos imaginarios. Con esos objetivos, el Festival Internacional de Cine y Vídeo Comunitario Ojo al Sancocho celebra su tercera edición del 17 al 24 de septiembre en la localidad colombiana de Ciudad Bolívar.

«¿Cómo sale Ciudad Bolívar en la televisión?» «Aparece igual de feo». La respuesta de Dilan Daniel, de 11 años de edad y habitante de esta localidad situada al sudeste de Bogotá (Colombia), es aplastantemente sincera. Efectivamente, Ciudad Bolívar no tiene muy buena fama. Compuesta por miles de lo que eufemísticamente se denomina ‘asentamientos informales’ y poblada por más de 700.000 personas, es uno de los cinturones de pobreza más grandes de Colombia. La vida en Ciudad Bolívar no es fácil: servicios como la salud o la educación no llegan a toda la población y la presencia de grupos armados genera un constante goteo de violencia. En ese escenario, numerosas organizaciones comunitarias y sociales tratan día a día de construir alternativas.

«Hay una necesidad de que comunidades como la de Ciudad Bolívar veamos otras historias, otros personajes, y aprendamos a contar las historias que suceden en nuestras comunas», cuenta Daniel Bejarano, realizador y educador, mientras paseamos por las empinadas calles de la localidad. Bejarano considera que «el cine que se hace en Colombia no representa la realidad de este país», son historias que explotan el lado más sensacionalista de la violencia, en lo que muchos definen como ‘pornomiseria’. Cine y televisión generan unos imaginarios que la juventud «asume como reales y prototipos de vida».

Para inventar narrativas alternativas surgen dos iniciativas e las que participa Bejarano: la Escuela Eko Audiovisual y el Festival Internacional de Cine y Vídeo Comunitario Ojo al Sancocho.

Una escuela diferente

«Cuando yo llegué a Ciudad Bolívar me enamoré de un grupo de niños y niñas y vi que el espacio para poder compartir y aprender de ellos era el vídeo. Me inspiré en las necesidades que tiene Ciudad Bolívar, la falta de inclusión social en la cultura y en las artes». Así nace, hace cuatro años, la Escuela Eko Audiovisual, un espacio que facilita una formación lúdica a niñas y niños de 9 a 16 años. En ella aprenden a manejar medios audiovisuales, prensa e internet, y a desarrollar estrategias de comunicación, con una metodología que, en palabras de Daniel, busca crear «espacios donde todos seamos iguales y no haya jerarquías desde el primer día».

Dilan Daniel, alumno aventajado de la Escuela, que ya tiene en mente una película de terror y otra de acción, continúa: «Esta escuela es diferente, porque a uno le prestan la cámara y dicen: se la prestamos para que hagan una historia, no para que vayan a jugar. Es diferente porque nos enseñan y no nos obligan a hacer las cosas».

Las ganas de aprender y hacer que tienen las alumnas y alumnos rebosan nuestras expectativas al llegar al barrio: enseguida nos piden las cámaras, y se ponen a hacer fotos, a grabar… Les planteamos que ellas y ellos se entrevisten y lo hacen con una profesionalidad impresionante; el enamoramiento por el que Daniel se metió de lleno en este barrio se nos muestra evidente.

En una de las sedes que la Escuela tiene en Ciudad Bolívar, Yernemi, de 13 años, espera a sus compañeros para ver una película, quizás una de Chaplin. Tras las sesiones de visionado, analizan las películas y sacan ideas para hacer sus propios vídeos. Yernemi nos muestra la vista del barrio, lleno de casas de chapa, desde la azotea de la escuela, que utilizan como estudio abierto de fotografía y de grabación.

Intercambio de saberes

Fruto del trabajo en la Escuela Eko, y de un proceso de formación, investigación y realización de documentales con jóvenes y organizaciones sociales, surge en 2007 el Festival Ojo al Sancocho (sancocho: guiso muy popular en Colombia pero también un sinónimo de ‘lío’ o ‘follón’). Su objetivo, tal y como apunta su director, Daniel Bejarano, es «democratizar la cultura audiovisual en Colombia y promover que los festivales no sólo se hagan en el centro de las grandes ciudades, sino también en las periferias. Que en estas periferias también se haga cine, y que tenga una participación colectiva».

Durante una semana múltiples ojos miran y analizan producciones presentadas desde distintos lugares del mundo e intercambian conocimientos, saberes y experiencias. Entre los asistentes, Yernemi o Dilan Daniel comparten el patio de butacas con el reconocido semiólogo Jesús Martín Barbero.

Uno de los sueños de Daniel es la creación, ya en marcha, de la Escuela Popular Latinoamericana para infancia, juventud y personas adultas, una escuela itinerante que busca la confluencia de estudiantes y profesionales de lo audiovisual de países de América Latina. Una escuela que fomente, igual que la Eko, la participación de la juventud en la construcción de la sociedad que quiere.

En el cerro de Potosí, Dilan Daniel reconsidera su primera respuesta. Ciudad Bolívar también tiene cosas bonitas: «Los árboles y los pájaros. Y este colegio, que es azul como el cielo… y atrae muchos bichos».

Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Un-puchero-audiovisual-entre.html