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Reseña "El canon de la normalidad" de Marta Sanz

Una pieza que no encaja

Fuentes: Rebelión

  Marta Sanz, una de las escritoras más significativas del momento y con mayor proyección, transmite al lector en el primer cuento del volumen titulado «El canon de la normalidad», a través de un diario que comienza por el final, la confusión en el entendimiento y el temblor en la conciencia producidos por crisis y […]

 

Marta Sanz, una de las escritoras más significativas del momento y con mayor proyección, transmite al lector en el primer cuento del volumen titulado «El canon de la normalidad», a través de un diario que comienza por el final, la confusión en el entendimiento y el temblor en la conciencia producidos por crisis y cambios dramáticos en la existencia de los personajes. En el discurrir de la vida la narradora manifiesta la desafección por los demás cuando enseñan sus preocupaciones cotidianas, y confiesa su falta de honestidad al declarar su interés por los problemas sociales solo con el fin de aparentar sensibilidad. No ve la capa tan frágil sobre la que se asienta su estabilidad personal. Lo único a lo que atiende es a su marido, lo demás, cualquier otro asunto le parece un riesgo. Pero el comienzo de la situación más grave para ellos se encuentra en algo que parece de poca trascendencia: el despertador ha sonado tarde y va a dar paso al paro y una de sus posibles consecuencias: dejar de ser persona. La vida de ellos dos queda en una situación confusa, se asemeja a un sueño que mezcla diferentes estados del espíritu y del cuerpo, transformaciones vistas con humor negro, comportamientos que se descubren cuando aparecen las peripecias de la vida a la que nos echa el sistema laboral de desprecio y desperdicio.

 

En el segundo de los cuentos, «Mi amigo José está de free lance en Palestina», la «bomba moral» que atenta contra la «normalidad» llega desde Palestina. Cada fotografía que manda José de la población resistente al nazismo judío hace caer la asepsia en la que pretende vivir la narradora. Cuando no puede soportarlo más, tomará una decisión que volcará de una sola vez la respuesta de su conciencia a la cruda realidad de su estar en el mundo.

 

En el tercero de los relatos, «El canon de la normalidad», aparece la persecución y castigo de las opiniones diferentes a lo que se nos dice que es «lo normal». La opinión que ha establecido el Estado que se basa en la división y la diferencia, esta en la conciencia de cada uno, y a partir de ella actúa la represión, los depredadores caen sobre los débiles e indefensos. Los depredadores arrastran por su agresividad a los obedientes seguidores de la norma. No hay más eficacia de la represión que en el ejercicio de lo establecido por los padres sobre los hijos. En «El canon de la normalidad» la madre es torturada por la policía: tenía que saber algo. Ella a vuelto a casa, lo que significa la puesta a punto de sus obligaciones con la cadena represiva, el Estado con su cuerpo de policía, padres, hijos, conocidos,… Es la norma de «la normalidad» cuando hay opiniones diferentes que se ejercen.

 

Tres narraciones cortas que hacen luz en la profundidad de la conciencia tapada.

Tres relatos de, como su autora, Marta Sanz, dice en uno de ellos, «la pieza que no encaja».

Lenguaje sencillo, conciencia atenta al mundo interior y al mundo exterior, al pasado y al presente, a los gestos de los personajes, a los silencios. Personajes vivos que producen cercanía y nos descubren haciéndonos sentir el pálpito de la sorpresa. Narraciones que dinamitan la superficialidad, la apariencia, la inconsciencia provocada por las montañas de miedo implantadas desde instancias que no dejan de vigilar el cumplimiento de su norma. «Solo hay que mirar», declara Marta Sanz, una autora cuya literatura hace que naufrague «El canon de la normalidad».

Tres magníficos relatos. Tres relatos necesarios.

 

Título: El canon de la normalidad.
Autora: Marta Sanz.
Editorial: HK (Hkliczkowski).