Los grandes desafíos nos demandan un programa atrevido de desarrollo y bienestar, además de estrechar aún más los lazos de amistad y cooperación, indicó López Obrador.
Una combinación de firmeza, abstracción y mirada al presente y futuro constituye necesidad básica en cualquier tipo de negociación sobre temas comunes entre Estados Unidos y México.
Por medio hay una historia de ignominia, cuyo centro puede encontrarse en la apropiación, por parte del país vecino, de algo más de la mitad del territorio mexicano, luego de la ocupación militar entre los años 1846 y 1848 y que culminó con la firma del tratado Guadalupe-Hidalgo, del 2 de febrero de 1848.
Hoy, una frontera superior a los 3 000 kilómetros, nacida de aquella apropiación territorial, sigue siendo motivo de una difícil situación, de raíces económicas y sociales, principalmente, pero que se ha extendido a ciudadanos de otros países, centroamericanos fundamentalmente, que utilizan el territorio mexicano como tránsito hacia Estados Unidos, en busca de trabajo y mejores condiciones de vida que no siempre logran.
Fue precisamente este el tema más neurálgico en la agenda abordada por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) con Joe Biden, en la que el mandatario mexicano dijo a su anfitrión que «es indispensable regularizar ya la certidumbre a los migrantes que, desde hace varios años, trabajan honradamente y contribuyen al desarrollo de esa gran nación».
En este punto, López Obrador enfatizó: «Sé que sus adversarios, los conservadores, van a pegar el grito en el cielo, pero sin un programa agresivo no será posible resolver los problemas ni conseguir el apoyo del pueblo. Frente a la crisis, la salida no está en el conservadurismo, sino en la transformación, actuar con arrojo, transformar, no mantener el statu quo». Lo dicho provocó la risa de Biden al hablar del conservadurismo. Luego el Presidente de Estados Unidos pidió «paciencia» al mandatario mexicano.
En total fueron cinco puntos los tratados por AMLO con su homólogo estadounidense. Los grandes desafíos nos demandan un programa atrevido de desarrollo y bienestar, además de estrechar aún más los lazos de amistad y cooperación, indicó López Obrador.
Al tratar el tema migratorio, Biden recordó el episodio de la pasada semana en San Antonio, Texas, cuando un total de 53 migrantes mexicanos y centroamericanos fallecieron dentro de un camión carente de ventilación, en el que viajaban encerrados como parte de una operación de tráfico de personas. Dijo al respecto que «es necesario establecer nuevos términos y reglas que permitan controlar los flujos migratorios irregulares».
Otro de los asuntos abordados fue el energético. El Gobierno de México se comprometió a aumentar sus exportaciones de petróleo crudo y combustóleo a Estados Unidos, para comenzar a reducir las presiones inflacionarias en ambos países, sobre todo los altos precios de la gasolina que están pagando los ciudadanos estadounidenses desde que comenzó la guerra en Ucrania.
«Ponemos a disposición de su Gobierno más de mil kilómetros de gasoductos a lo largo de la frontera sur con México, para transportar gas de Texas a Nuevo México, Arizona y California, por un volumen capaz de generar hasta 750 megawatts de energía eléctrica y abastecer a tres millones de personas, aproximadamente», propuso López Obrador.
El Presidente mexicano se refirió a la decisión adoptada por su Gobierno de nacionalizar el litio, «un mineral que resulta fundamental para avanzar en el propósito de no depender de los combustibles fósiles, y que estará disponible para la modernización tecnológica de la industria automotriz entre nuestros países».
Fuente: https://www.granma.cu/mundo/2022-07-13/una-relacion-tan-dificil-como-necesaria-13-07-2022-20-07-32