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Entrevista a Rubén Saboulard, de las Asambleas del Pueblo

Vacuna o muerte

Fuentes: Rebelión

El coordinador de las Asambleas del Pueblo que hace una grave denuncia contra la aplicación de la vacuna de Astrazeneca en Argentina.

M.H.: ¿Cuál es el contenido de la última declaración de las Asambleas del Pueblo? Una declaración dura, pero al mismo tiempo muy fundada, un material importante para dar a conocer. 

R.: Las Asambleas del Pueblo somos parte de un espacio que se ha formado a lo largo de estos ocho meses trágicos que vivimos en nuestro país y en el mundo, elaborando una posición en común con una serie de compañeros médicos, investigadores, que tiene que ver con analizar cómo se va determinando este proceso.  

Está claro que la cuarentena no funciona, lo acaba de declarar la OMS a través del encargado europeo, que afirmó extrañamente que la OMS no aconseja la cuarentena, que es nociva, que destruye la vida social, que arroja a los pobres a la miseria y que sirve solo para períodos cortos y limitados para ordenar el sistema de salud y prepararse para lo que viene.  

Sin embargo, la misma OMS a partir del mes de marzo cuando escaló la pandemia, decretó que la humanidad entera prácticamente viviera en estado de prisión domiciliaria, con grados más grandes o menores según el país. En China fue fuertísimo, orwelliano, en otros países menos, pero nosotros en Argentina venimos de meses y meses de encierro que ha tenido desenlaces trágicos como el caso del chico que murió ahogado intentando cruzar a Formosa para ver a su familia.  

Y obviamente los plazos se alargan, la situación social no resiste más esta cuarentena y el gobierno argentino se encuentra en un callejón sin salida, en un laberinto que ha armado pero que perdió el plano. Y se empieza a plantear que la única alternativa es la vacuna.  

El paradigma que se está instalando es “vacuna o muerte” donde la única solución para resolver esto es la vacuna. En primer lugar, nosotros decimos, y lo hemos consultado con muchísima gente, que esto no es cierto. Hay en este momento una cantidad de 20 medicamentos que son aptos y demostrado que curan la enfermedad, incluso en casos terriblemente graves, de terapia intensiva.  

Dejemos de lado los publicitados por Bolsonaro y Trump. Los que la propia OMS ha reconocido, cantidad de medicamentos y tomemos el más barato que ha sido legalizado en Argentina en 5 provincias, desarrollado por un científico del Conicet de Córdoba que es el Ibuprofeno sódico, el vulgar ibuprofeno con una modificación muy simple se transforma en una sustancia que puede disolverse en agua e inhalarse con un inhalador como el que se utiliza para los niños.  

Sin embargo, el gobierno sigue adelante con esta política de negarlo. Tanto Fernández como ese vergonzoso grupo de asesores, el Dr. Kahn y los laboratorios. Es cuarentena y vacuna, ningún remedio alternativo posible.  

Y ayer nos terminamos de sorprender después de que escribimos esto, con la declaración de Ginés González García, ministro de Salud, que en diciembre vamos a ser vacunados de manera obligatoria 13 millones de argentinos. No se sabe cuál sería la vacuna, pero la que el gobierno ha avanzado seriamente es la de Astrazeneca  que desarrolla el amigo del gobierno y financista, Hugo Sigman, que ha desarrollado las campañas políticas de Fernández durante los últimos años.  

Nosotros no somos antivacunas 

Este Sigman es el mismo que en 2009 nos vendió 12 millones de dosis para la epidemia de gripe A durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Que como no fue pandemia, no pasó nada y quedaron 9 millones de dosis en el ministerio de Salud venciéndose.  

En cuanto a la vacuna de Astrazeneca, lo primero que quiero aclarar es que nosotros no somos antivacunas, somos gente del ámbito y hemos sido vacunados, yo mismo me vacuné por un incidente contra el tétanos hace diez meses. No estamos en contra de las vacunas en general. Porque si no aparece la discusión que es una simplificación y que elude un debate, nosotros creemos que una vacuna debe seguir procedimientos como se siguieron toda la vida. Hay procedimientos que requieren pruebas, primero en animales, luego en seres humanos en grupos determinados. Recién después de eso, en un proceso que no lleva menos de 5 años, la vacuna está en condiciones de ser aplicada.  

La vacuna contra el HIV, que hace 45 años que existe la enfermedad y ha matado a más de 30 millones de personas en todo el mundo, comenzó a elaborarse cuando el Dr. Montañero en Francia aisló el virus. Llevamos más de 15 años y todavía no se ha podido realizar esa vacuna. Es trabajoso, caro y es largo hacer una vacuna. Sin embargo, ahora vemos que en 8 meses se pueden desarrollar no una sino 15 vacunas. Entonces, o la ciencia en los laboratorios farmacéuticos evolucionó en estos 10 años en un grado que ninguna otra ciencia en el mundo ha evolucionado o acá lo que hay es una carrera contra el tiempo salteándose procesos, saltándose etapas para ver quién llega primero en la carrera del negocio que está en juego. 

Hace 10 días, en una prueba en Brasil, murió uno de los voluntarios que estaba probando la vacuna de Astrazeneca. Este voluntario tenía 28 años, era médico, no tenía ningún problema de salud. Murió súbitamente y nadie ha hecho ninguna declaración salvo pequeñas notas en los diarios. El mismo día que se produce este hecho, hubo otros dos graves, uno en Gran Bretaña y otro en EE UU junto a este con la muerte del muchacho en Brasil, siendo la única vacuna que ha tenido este resultado. 

Ginés González García anuncia que va a comprar 13 millones de vacunas obviamente a Astrazeneca. Esta vacuna, tiene un pequeño problema, no es una vacuna. Es un medicamento genético. Vacuna es la introducción de un virus, del que produce la enfermedad, que se lo atenúa, y ese virus atenuado se inocula a la persona después de haber pasado por todas estas etapas que dije, para que el organismo genere una reacción ante el posible ataque del virus completo.  

Por eso cuando nos vacunaban cuando éramos chicos, era muy común que nos diera un poco de fiebre, porque estábamos recibiendo el virus. Eso es una vacuna viral. Lo que hace Astrazeneca no es una vacuna, es introducir en nuestro organismo, a través de un ARN mensajero en nuestro código genético, para atacar al virus cuando aparezca. Esto es algo que nunca se hizo en seres humanos y que su aplicación en animales ha sido bastante limitada y controvertida. Es una técnica absolutamente nueva y que requeriría muchísima más observación que una vacuna normal.  

Esta es la vacuna que se pretende aplicarnos a nosotros y es lo que posiblemente suceda porque los lazos económicos entre Hugo Sigman, la OMS y el gobierno nacional son clarísimos. Es más, la esposa de Sigman, que es funcionaria de la OMS está haciendo campaña diciendo que la mejor vacuna es la de ellos. Una técnica que no se aplicó jamás, que puede provocar daños genéticos, una vez que se modifica tu ADN, cuál es el límite de acción sobre nuestro genoma, qué consecuencias tiene eso en nuestra descendencia, en la fertilidad; nadie tiene respuestas a esto y, sin embargo, es la única respuesta que el gobierno de Fernández tiene para salir del laberinto que armó y que perdió el plano.  

M.H.: Y si hubiera alguna consecuencia no pasa nada porque se votó una ley que protege a los laboratorios. 

Más de 1000 científicos del Conicet y de 30 universidad públicas nacionales se expresaron en rechazo al trigo transgénico HB4, creado por la bioquímica Raquel Chan y la empresa Bioceres-Indear. En una carta abierta al gobierno nacional, académicos de las más diversas disciplinas y de todo el país cuestionaron duramente la nueva semilla, que impactará directamente en la mesa de los argentinos: el trigo es la base del pan. El Gobierno también autorizó, en el mismo trigo, el peligroso agrotóxico glufosinato de amonio.

El 9 de octubre se publicó en el Boletín Oficial la Resolución 41/2020 del Ministerio de Agricultura. Informa la aprobación de la “semilla, de los productos y subproductos derivados provenientes del trigo IND-ØØ412-7” solicitada por el Instituto de Agrobiotecnología de Rosario (Indear S.A.)”. Indear pertenece a Bioceres, empresa que cotiza en la bolsa de Nueva York y que tiene como accionistas más conocidos a los millonarios Gustavo Grobocopatel y Hugo Sigman.

“Esta autorización remite a un modelo de agronegocio que se ha demostrado nocivo en términos ambientales y sociales, causante principal de las pérdidas de biodiversidad, que no resuelve los problemas de la alimentación y que amenaza además la salud de nuestro pueblo confrontando la seguridad y la soberanía alimentaria”, comienza el escrito, firmado por Alicia Massarini, Patricia Kandus, Rafael Lajmanovich, Walter Pengue, Haydée Norma Pizarro, Elena María Abraham, Matías Blaustein, Damián Marino, Patricia Pintos, Guillermo Folguera, Maristella Svampa, Juan Wahren y Damián Verzeñassi, entre otros.

La carta remarca que ya existen numerosas evidencias acerca de las consecuencias negativas que producen los modos y los paquetes tecnológicos usados actualmente en la producción agrícola en Argentina, en Latinoamérica y en países centrales, especialmente en Estados Unidos. “Cientos de investigaciones sobre daños ambientales y sanitarios han sido publicadas en revistas científicas internacionales y muchos más testimonios y denuncias han sido impulsadas de manera sostenida por comunidades, trabajadores de la salud y movimientos sociales de nuestra región. Es indudable que el actual modelo productivo hegemónico de la agroindustria concentra capital, profundiza la desigualdad económica y social, genera el deterioro de la salud de las comunidades y de los ecosistemas y acelera la pérdida de biodiversidad, amenazando la seguridad alimentaria y dejando a su paso territorios devastados ambiental y socialmente”, afirman.

Además de cientos de firmas del Conicet, figuran investigadores de casi todas las universidad públicas de Argentina: del Litoral (UNL), de Buenos Aires (UBA), La Plata (UNLP), Rosario, Río Cuarto, Córdoba, Comahue, San Martín, Luján, San Juan Bosco, del Centro (Unicen), de Tucumán, de Quilmes, de General Sarmiento y de Cuyo, entre otras. También firmaron investigadores del INTA. En contraposición, solo se expidieron a favor del trigo transgénico Raquel Chan (que trabaja con Bioceres-Indear); el ministro de Ciencia, Roberto Salvarezza; y la presidenta del Conicet, Ana Franchi.

Los científicos cuestionan el uso masivo de agrotóxicos del actual modelo agropecuario y precisaron sobre el glufosinato de amonio, que se usará con el nuevo trigo: “Es un herbicida 15 veces más tóxico que el glifosato, ampliamente cuestionado y prohibido en muchos países por su toxicidad aguda y sus efectos neurotóxicos, genotóxicos y alteradores de la colinesterasa. Es letal para organismos que contribuyen naturalmente a mantener la dinámica de los agroecosistemas, deteriora enormemente la calidad del agua dulce acelerando procesos de eutrofización y penetra hacia napas subterráneas”.

Recordaron que el trigo es la base de la alimentación de los argentinos, ya que con él se elabora el pan y gran parte de los alimentos a base de harina. “A partir de esta autorización, el trigo HB4 tendrá residuos de glufosinato al igual que las harinas y sus derivados, es decir, habrá glufosinato en alimentos básicos de consumo diario. Dado que en Argentina no hay ley de etiquetado de transgénicos, toda la población estaría expuesta a su ingesta en la dieta diaria”, cuestionaron los más de 1000 científicos.

Afirmaron que este tipo de semillas tiene relación directa con los desmontes masivos, los desalojos de campesinos y pueblos originarios, la destrucción de humedales y los incendios. “Los transgénicos agrícolas, a pesar del enorme esfuerzo propagandístico en pos de presentarlos como una innovación virtuosa para ‘alimentar al mundo’ sólo han servido para generar lucro para unos pocos. Los organismos transgénicos no son necesarios para garantizar ningún derecho del pueblo, por el contrario, atentan contra la salud socioambiental y amenazan la soberanía alimentaria”, aseguran los científicos.

En la carta abierta, que será enviada tanto a Presidencia como las autoridades de Ciencia, se preguntan quiénes y por qué deciden el avance de estos transgénicos y agrotóxicos: “¿Es aceptable que este tipo de decisiones que nos afectan a todes y comprometen el futuro de todas las generaciones, sean tomadas por un pequeño grupo de funcionarios y especialistas, muchas veces ligados a corporaciones? ¿Es aceptable el desarrollo y la aprobación de nuevos cultivos transgénicos que profundizarán los daños y el despojo de nuestro pueblo y nuestros territorios?”.

Consideran que la aprobación del trigo transgénico es una medida “que sólo puede explicarse por el avance de intereses corporativos por sobre el interés común, la salud pública, la defensa de la vida y de la casa común”. Solicitan al gobierno nacional que dé marcha atrás con la aprobación del trigo transgénico e instaron a un debate democrático sobre el modelo de producción, la necesidad de un cambio transformador y “la promoción de una ciencia independiente” que investigue los impactos de las empresas de los agronegocios en lo sanitario, en lo ambiental y en lo económico, “una ciencia que escuche las voces de transformación y que conduzca hacia la soberanía alimentaria”.

R.: Ese es el otro problema, nos convocamos el jueves pasado frente al Congreso de la Nación. Porque los laboratorios determinan desde hace muchísimos años innumerables decisiones políticas. Recordemos cuando hace 60 años Arturo Illía cayó por tocar los laboratorios, no hay que ser muy astuto para darse cuenta de esto. Yedlin, diputado nacional tucumano que es agente directo de Hugo Sigman, junto con Manzur el gobernador de Tucumán, que fue ministro de Salud, es el candidato de Sigman para ser ministro de Salud en este momento en la Argentina. Como quedó bastante mal la relación entre Cristina Fernández y Sigman por las vacunas que compraron en 2009 y que no sirvieron para nada, Cristina objetó la candidatura de Yedlin y lo puso a Ginés. Pero Yedlin sigue actuando con la agenda de los laboratorios y convengamos que, en la Argentina, Sigman es EL laboratorio. Sigman es Yabrán por decirlo de algún modo, tiene tentáculos en toda la industria farmacéutica de la Argentina. El trigo genéticamente modificado que se aprobó hace 20 días es de Sigman. Un trigo genéticamente modificado para resistir la sequía que no le vamos a poder vender a nadie porque nadie quiere comprar trigo genéticamente modificado que puede generar problemas en la harina pan. Esto es Sigman. Yedlin es el que trae esta ley que se votó en Diputados hace un par de semanas. 

M.H.: Sin grietas. 

R.: Con una irresponsabilidad de todos. Una Ley que le otorga impunidad a los laboratorios. Dice que el laboratorio no se hace responsable por las consecuencias que pueda tener la aplicación de la vacuna. El laboratorio que le venda la vacuna al gobierno argentino no asume ninguna responsabilidad por los daños y problemas que pueda generar a la salud la aplicación de esta vacuna. Esto es increíble.  

Pero además dice que, si alguien hace un juicio obviando la ley contra el laboratorio, el laboratorio tiene el derecho a elegir la jurisdicción donde se va a llevar adelante el juicio. Ellos deciden en qué tribunal. Es un grado de disparate tremendo. Le otorga plenos poderes a Ginés González García, a un tipo que viene de fracasar de manera vergonzosa con el manejo de la pandemia en la Argentina. No pegó una. Con su “comité de expertos” que son todos sirvientes de los laboratorios.  

Esto realmente provoca angustia, porque van a vacunar a 13 millones de argentinos, van a ser los trabajadores de la salud los primeros, las fuerzas de seguridad, los empleados públicos, la van a probar en ellos. ¿Y qué van a hacer si tiene efectos adversos como está teniendo? En Brasil en 10.000 personas ya hay un muerto, hagamos la cuenta en 40 millones de personas. Pero además las consecuencias posteriores en hijos, en la descendencia, en la fertilidad, no está claro nada. Lo único que está claro es que vale 30 dólares, que son dos dosis juntas y que dura 6 meses nada más.  

M.H.: Son dos dosis por año. 

R.: Dos dosis de dos aplicaciones cada una, cuatro vacunas. Más grave y patético aún es que en Córdoba el Conicet está desarrollando una vacuna viral segura y le negaron el apoyo económico. ¿Sabés lo que significaría como soberanía tener una vacuna propia? Y viral, con bajo riesgo.  

No es casual, no son tontos, cobran fortunas en la ventanilla de Sigman, de una vacuna que cada dosis cuesta 30 dólares, 60 dólares por año. Y no está claro si esos 30 dólares son por aplicación. Un 10% es muchísimo dinero y es vergonzoso para un gobierno que se dice nacional y popular mientras estos científicos del Conicet cordobeses son ninguneados y bastardeados por la academia médica. Abrazan un negocio, es terrible el tema, la salud se ha transformado en una especie de religión privada. 

M.H.: ¿Cuál fue la convocatoria para el jueves? 

R.: Hicimos una radio abierta porque nos queremos diferenciar de la derecha, diciendo que somos anti vacuna y anti-cuarentena. Nosotros no tenemos nada que ver con la derecha, esa es una manipulación política. Este es un reclamo de salud pública. Se trata de algo muy angustiante, se viene algo mucho peor que la cuarentena y mucho peor que el virus que va a pasar, pero el daño genético que puede generar la aplicación de esta vacuna no va a pasar. Así que nos convocamos a encontrarnos el jueves a las 17:00 frente al Congreso.  

Acto de repudio a la Ley de Vacunas, votada en el Congreso

Comunicado del Movimiento de Asambleas del Pueblo 

¡¡¡NO A LA IMPUNIDAD DE LOS VACUNADORES!!! 

Este pasado jueves 29, a las 17:00 se realizó frente al Congreso de la Nación un acto de repudio a la Ley de Vacunas, en realidad Ley de Impunidad para Hugo Sigman, su vacuna y sus laboratorios, votada la semana pasada en Diputados y que estaba siendo tratada en el Senado. 

Como ya ha sido denunciado por numerosos científicos y organizaciones sociales y democráticas, esta Ley es un compendio de garantías de impunidad para los laboratorios, en particular el de Hugo Sigman, asociado a la vacuna de Astra Zeneca. Entre otras cosas establece que los laboratorios no se harán responsables por los daños que sus vacunas puedan ocasionar a la población y que todo juicio que se pueda llevar adelante en su contra se efectuará en la sede judicial del país que el laboratorio elija. También se admite que la fórmula y componentes de esa vacuna transgénica serán mantenidos en secreto y que el ministro de Salud, Ginés González García, el mismo que ha fracasado estrepitosamente en la lucha contra el Covid, será la autoridad de aplicación del plan de vacunas y ya ha anticipado que la vacunación será obligatoria. 

La complicidad del Estado y sus funcionarios con los laboratorios no reconoce antecedentes y constituye un hecho delictivo. Basta recordar que el gobierno ha suscripto un convenio reservado con el laboratorio de Sigman por el que se compromete a adquirir una primera partida de 10 millones de dosis a un precio de entre 30 y 40 dólares, por lo que queda absolutamente claro que el beneficiario de la ley es el Señor Hugo Sigman. 

Pero lo más grave es que la vacuna de Sigman-AstraZeneca no es una vacuna en términos convencionales sino una intervención genética, denominada ARN mensajero, que va a actuar sobre nuestro genoma, que no ha sido probada nunca en seres humanos y que su breve y limitado testeo en animales no fue precisamente exitoso. Esa es la vacuna que nos quieren aplicar en lo que constituye un gran negociado con la salud del pueblo y que puede ocasionar terribles problemas de salud a los vacunados. 

En el acto, convocado por CONVERGENCIA SOCIALISTA y ASAMBLEAS DEL PUEBLO, se hicieron presentes el Dr. MARCELO PERETTA, secretario del Sindicato de Farmacéuticos; el médico sanitarista MARIO BONORINO y la bioquímica MARELA WIT, todos ellos miembros de Epidemiólogos Argentinos Metadisciplinarios. También se hicieron presente una delegación del MIJD (Raúl Castells) y más de 300 ciudadanos que repudiaron la sanción, en el Senado, de la ley. 

Pese a esta protesta y a los reiterados reclamos de médicos y científicos, los senadores -al igual que los diputados la semana pasada- terminaron votando la ley impulsada por el gobierno, demostrando sin pudores a qué intereses sirven. 

Alertamos a la población acerca del negociado en ciernes y, sobretodo, el riesgo que implica este engendro, avalado por la OMS -donde, casualmente, desempeña un alto cargo la bioquímica Silvia Gold, esposa y socia de Sigman- y su corte de alcahuetes. 

Llamamos a denunciar este colosal negocio contra la salud del pueblo y exigimos la no obligatoriedad de esa vacuna y seguiremos convocándonos en las calles a denunciar el fracaso de la política sanitaria del gobierno, que ya ha costado 30.000 vidas y que ahora pretende inocularnos un engendro genético que puede tener consecuencias imprevisibles. 

RUBEN SABOULARD, ANALIA CASAFU, ANGELA MORIN, SIMON BERNAL 

Comisión de Coordinación de las ASAMBLEAS DEL PUEBLO POR EL SOCIALISMO Y LA LIBERTAD