1. ¡Que no se confundan ni se hagan cínicos!: la violencia siempre viene o tiene su origen de las clases dominantes que defiende sus riquezas y su poder. Los oprimidos, que son la inmensa mayoría de la población, sólo se defienden de la explotación y de la represión como pueden. ¿Acaso no el 99.9 por […]
1. ¡Que no se confundan ni se hagan cínicos!: la violencia siempre viene o tiene su origen de las clases dominantes que defiende sus riquezas y su poder. Los oprimidos, que son la inmensa mayoría de la población, sólo se defienden de la explotación y de la represión como pueden. ¿Acaso no el 99.9 por ciento de los que están en las cárceles son gente miserable cuyo «delito» es causado por la terrible desigualdad social y económica del capitalismo? ¿Cómo defenderse de gobiernos, empresarios, aparatos militares que siempre están persiguiendo, reprimiendo, encarcelando y asesinando al pueblo que protesta contra los malos gobiernos? Espero que la población deje de escuchar los aullidos de sus enemigos.
2.- El cantante catalán Juan Manuel Serrat dio al clavo en sus declaraciones en México: «Espero que estas batallas justas de descontento y protesta contra la desaparición de 43 estudiantes no sean sólo un acontecimiento más que se olvide -hasta que aparezca otro- como miles de veces ha sucedido». No existe memoria histórica: basta con que la burguesía dé una «salida bien pensada» para que todos vayan a su casita después de estar «cansados y agotados» por protestar. 45 niños quemados en Sonora, centenares de migrantes asesinados en Tamaulipas, 22 campesinos fusilados en el Edo. De México, 43 estudiantes secuestrados y desaparecidos en Guerrero. ¿Será más grave quemar un autobús por ira, como protesta contra una clase dominante?
3. Tiene razón Serrat, los mexicanos somos de cortísima memoria; olvidamos rápidamente las cosas por más graves que sean. Buscan tanto la paz, el bienestar, la comodidad, el no meterse en nada, que a la mayoría le gusta que los políticos «les jueguen el dedo en la boca», es decir, que los engañen para meterlos en la dinámica electorera, aunque cada elección sea más de lo mismo: los mismos políticos, los mismos partidos, el mismo derroche multimillonario del presupuesto público, los mismos funcionarios, aunque cambien de cara o siglas de partido. Peña, confía tanto, que estará los próximos días en reuniones internacionales sabiendo que todo México está bajo estricto control de la clase política y que nada grave podrá suceder.
4. Aparentemente el movimiento social de protesta está creciendo en México entre los estudiantes y profesores en cuanto al número de manifestantes en las calles, sobre todo en estos últimos dos meses; se registran en todo el país y hasta en el extranjero. Pero se olvida que en los más de 70 años de dominio del PRI en ningún momento ha visto amenazado seriamente su poder y, cuando más, se ha visto obligado a realizar algunos movimientos para que las cosas recuperen su estado anterior. La dispersión de las protestas y el cansancio en ellas siguen dominando en las luchas. Los medios de información han jugado un destacado papel de mediatización de los movimientos sociales logrando desvirtuarlos para luego frenarlos.
5. A los millonarios que explotan, concentran riquezas, asesinan, engañan, manipulan, llevan su dinero al extranjero y/o se alían con los narcos, no se les califica de violentos, al contrario, de patriotas que reciben reconocimientos. Pero si eres joven, estudiante, sales a manifestarte, te cubres el rostro, te confrontas con los milicos que te evitan el paso, pintas paredes, rompes un vidrio, te llaman violento. Quiere la pinche burguesía y quienes piensan como ella que no protestes y si lo haces lo hagas alegremente, cantando canciones no ofensivas, respetes a la autoridad establecida y si ellos te prohíben marchar, pues te vas feliz y contento a tu casita y dejas la solución en manos de las autoridades porque ellas saben qué hacer.
6. Esa gente tonta que llama violentos a los manifestantes y a su sector de avanzada -que son los más valientes luchadores sociales- son los que subyugan a sus hijos en el hogar, los que les impiden pensar, los que los someten a la obediencia para no ser críticos, los que piden a los maestros castigos contra ellos por indisciplina y los que han hecho más sumisos a los jóvenes. Después los hijos repiten esas enseñanzas para evitar que sus hijos den solidaridad, que se interesen por los problemas colectivos, inculcándoles que «debemos competir con los demás para obtener un buen cargo y ganar mucho dinero». Les repiten: ¿para qué defender los derechos si vale más lamer las botas del gobierno y los empresarios?
7. Violencia es la que usa el Estado y los empresarios para defender -a como dé lugar- sus enormes propiedades e intereses; violencia es la que usan los medios masivos de información al tergiversar las noticias y hacer propaganda por la ideología y los valores del capitalismo. Por el contrario la rebeldía es la de los jóvenes que han abierto los ojos y se confrontan contra todo aquello que signifique autoridad y poder. Espero que, como dijo Serrat, la gente no olvide nunca los golpes recibidos por el poder de la clase dominante. Y no se trata de venganza sino de hacer justicia a favor de la inmensa mayoría de la población que es la que con su trabajo ha creado las enormes riquezas que la gran burguesía y el imperio acumulan.
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