Ponencia presentada en el Congreso de la Coordinadora (CNTE) celebrado en el DF los días 29 y 30 de abril de 2005, para volver a pensar.
Sobre sindicalismo y su historia se ha escrito más que suficiente en México, pero más que eso hoy nos interesa resolver problemas más concretos. Los sindicatos en nuestro país y en el mundo son fruto del capitalismo y nacieron como organismos naturales de defensa de los intereses de los asalariados. En su proceso de lucha los sindicatos, además de órganos de defensa gremial, se fueron transformando en apoyos para las luchas revolucionarias.
Los sindicatos en México nacieron con la Revolución Mexicana, aunque aparecían los primeros a fines del siglo XIX, distinguiéndose en el Porfiriato con la lucha magonista y en la Casa del Obrero Mundial. Después de la Revolución puede demostrarse que los sindicatos vivieron con el impulso y bajo la protección del nuevo Estado. Lo mismo puede decirse de los empresarios educados por la burguesía burocrática en los gobiernos de Obregón, Calles y Cárdenas.
El Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE), que nació en 1943 para aglutinar y controlar las tres o cuatro organizaciones de profesores que años antes existían, fue creado por el gobierno de Ávila Camacho y su nuevo secretario de Educación Pública, Torres Bodet para legitimar cambios constitucionales al artículo tercero. Nunca fue revolucionario ni progresista, el SNTE siempre estuvo al servicio del gobierno sexenal en turno.
La Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE) nació en las últimas semanas de 1979 en el seno del SNTE. Ha cumplido ya 25 años en permanente lucha por consolidar una fuerza político sindical que sea capaz de democratizar esa institución de millón y medio de sindicalizados. Sus batallas en las calles -en marchas, caravanas, plantones y mítines- puede demostrarse fácilmente, han sido las más importantes del país.
La CNTE, con unos 300 mil seguidores, localizados esencialmente en ocho entidades del país, se inscribe en la gran lucha nacional de trabajadores por la democracia, la independencia, la justicia y la libertad; contrario a la dirigencia del SNTE que, durante 62 años, además de servir incondicional a los diferentes gobiernos en turno, se ha agrupado con otros sindicatos, centrales y confederaciones para boicotear y golpear las luchas reivindicativas de los trabajadores.
En este contexto se inscribe una pregunta y una discusión que quizá se haya dado, pero parece que sigue siendo esencial en este momento y que me interesa introducir para ser analizada de manera honesta y profunda: ¿Puede la CNTE independizarse del SNTE y transformarse en un sindicato nacional independiente de trabajadores de la educación? ¿Puede mediante movilizaciones y negociaciones legales conseguir su reconocimiento jurídico, lograr las cuotas sindicales de sus asociados y crecer en afiliación?
Buscamos construir un sindicato nacional de lucha, que defienda de manera obligada a sus afiliados, que sea un organismo que colabore para la transformación política del país y que impulse la educación nacional para que sea popular, gratuita, laica y para que se ponga -sin pretexto alguno- al servicio del pueblo. O sea, desde hace más de 15 años, al parecer, tenemos las condiciones para fundar ese sindicato nacional por el que luchamos.
¿Por qué no seguir discutiendo el asunto? ¿Cuáles son los fundamentos para no dar ese paso? Marx no trabajó el problema, aunque sí discutió con Bakunin y los anarquistas el papel de la clase obrera en el capitalismo. Pero quien más se confrontó fue Lenin junto a la nueva burocracia, que se hizo cargo del poder en en la Rusia de 1917, y los sindicalistas que discutieron en el X Congreso el papel de los sindicatos frente al poder no obrero.
¿Qué papel han cumplido los poderosos sindicatos y centrales como el SNTE, la CROM en los veinte, CTM desde fu fundación, o los sindicatos de ferrocarrileros, electricistas o petroleros? A pesar de todo, han cumplido como instrumentos de Estado. ¿Qué papel cumplieron los sindicatos en las llamadas sociedades socialistas? A pesar de todo fueron instrumentos del Estado. El discurso fue siempre ser independiente y democrático, pero hasta ahí.
La discusión sobre la relación de los sindicatos y el poder es muy vieja. Para los dirigentes de la revolución Rusa no había duda de que los sindicatos debían defender la Revolución que ellos llamaban proletaria. Lenin, a pesar de que en su ¿Qué hacer? defendió al partido de cuadros contra el partido de masas de Rosa Luxemburgo, en su planteamiento del trabajo de los revolucionarios dijo que hay que trabajar en los grandes sindicatos y grandes ciudades.
De allí se deriva aquella consigna de no hacer «sindicatitos». Sin embargo, en contraparte, en el país de Gramsci, en los años veinte, comenzaron a surgir consejos obreros, consejos de fábrica, organismos autogestivos, para sustituir a los grandes sindicatos que sólo habían servido para hacer más sólida la explotación capitalista. Desde entonces surgirían en los viejos y grandes países capitalistas los consejos autónomos y antiparlamentarios, las comisiones obreras, etc.
Un sindicato grande es muy importante por su gran poder de negociación, desafortunamente ese poder lo usa contra la clase obrera y las luchas de los pueblos. Incluso, cuando después de décadas de lucha los sectores democráticos conquistan la dirección burocrática de esos poderosos organismos, se convierten en dirigentes burocráticos de gestión que utilizan los estatutos y sus cargos para transformarse en modernos órganos de mediatización y represión.
Por eso en Italia y otros países se ha luchado contra la centralización sindical y se ha buscado una simple coordinación con la participación de representantes obreros de empresas, fábricas o departamentos, con direcciones rotativas y representantes que obedecen los acuerdos de las bases, agrupadas en pequeños organismos o secciones poco numerosas para garantizar la participación directa. La descentralización ha sido el signo dominante.
En conclusión: el planteamiento busca que la CNTE discuta a fondo su independencia del SNTE y la creación de un sindicato nacional de 300 mil afiliados no sin analizar antes los problemas prácticos jurídicos que debe enfrentar. En los hechos no sería un «sindicatito» sino una poderosa fuerza independiente que continuaría luchando, como hoy lo hace la CNTE, pero con una estructura y una descentralización a la que otros miles podrían afiliase.
No pretendo, ni mucho menos, que estas ideas o simples puntos de vista, sea tomados tal como se presentan; por el contrario, busco simplemente que sean rebatidas con argumentos mucho más claros y enriquecedores. Puede continuar la CNTE como hasta hoy: haciendo propuestas políticas, sindicales y académicas; luchando a brazo partido en las calles, en las plazas públicas y en las escuelas pero, ¿hasta cuándo analizaremos los verdaderos avances o el estancamiento?
No me mueve ninguna ambición personal, sólo un compromiso con los profesores. Mi inquietud permanente en los últimos 45 años de reflexionar sobre mis experiencias, ha sido la búsqueda por lograr avances mucho más rápidos que los que nos hace por lo general conformarnos con nuestros limitados triunfos. La lucha contra el capitalismo requiere de más reflexiones y luchas.
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