1. Yucatán, estado no importante en política nacional. Yucatán ha sido noticia en las dos últimas semanas. Será uno de los tres estados de la República mexicana donde se celebrarán comicios para elegir gobernador del estado, diputados locales y presidentes municipales. Por su millón 900 mil habitantes, por su economía -hasta hace 40 años henequenera, […]
1. Yucatán, estado no importante en política nacional. Yucatán ha sido noticia en las dos últimas semanas. Será uno de los tres estados de la República mexicana donde se celebrarán comicios para elegir gobernador del estado, diputados locales y presidentes municipales. Por su millón 900 mil habitantes, por su economía -hasta hace 40 años henequenera, hoy ampliamente subsidiada por el gobierno federal- y por su escasa participación política, tanto institucional como de oposición, Yucatán parece no ser un estado importante dentro de la política nacional. Pero por las enormes muestras de fraude electoral en las pasadas elecciones internas del panismo, denunciado por una candidata y por ser el estado donde estará varios días el excandidato presidencial Andrés Manuel López Obrador haciendo campaña por los candidatos perredistas, Yucatán podrá ser un interesante laboratorio.
2. El PRI que dominó durante 70 años. En Yucatán, como en toda la República, dominó durante 70 años el partido oficial, es decir, el PRI, partido del presidente de la República. Los empresarios y el clero durante todo ese tiempo vivieron e hicieron negocios a la sombra y con la protección del gobierno. El PRI no tuvo oposición porque con su política corporativista controló al 90 por ciento de campesinos, obreros, sectores populares, grupos empresariales, medios de información, etcétera, y subsidió a los casi inexistentes grupos de oposición. La situación comenzó a cambiar en Yucatán durante la campaña presidencial de 1988, cuando el PAN obtuvo el triunfo en el distrito electoral de Mérida y cuando el presidente Salinas negoció con la dirección nacional panista. El PRI, que le ganaba en votos al PAN 90 contra 5, bajó en los años noventa a 50 contra 45 y en el año 2000 se invirtió a favor del PAN en 55 contra 40.
3. Los empresarios «apolíticos» que buscan la paz de los sepulcros. Yucatán es, quizá, el estado de la República más pacífico. La clase política (panista y priístas), a partir de mediados de los ochenta -como también se registra a nivel nacional- suelen ser consanguíneos, parecen haber estudiado en los mismos colegios privados, acuden a las mismas reuniones o fiestas y probablemente usan las mismas instituciones bancarias para realizar sus depósitos. Dado que la élite yucateca es muy pequeña, los empresarios y políticos del PRI y del PAN parecen estar en los mismos negocios y en las mismas reuniones. Reina entre ellos la paz y la cordialidad. Como dicen por aquí: «de día se pelean por negocios pero de noche se cogen cariño». Mientras el ochenta por ciento de la población sufre pobreza y miseria, menos del tres por ciento acumula gigantescos privilegios.
4. La batalla fraudulenta dentro del mismo panismo. El PAN eligió internamente, hace unas semanas, a su candidato a gobernador mientras el PRI seleccionó al suyo usando una agencia encuestadora de Televisa. Del PRI casi nada supo lo población pero del PAN se ha dado a conocer ampliamente el estercolero de esa elección en la que el gobernador, los funcionarios y los dineros del estado fueron usados para apoyar al candidato del presidente Calderón. Al parecer, como dicen aquí: «palo dado ni dios lo quita». Una vez que las autoridades señalan al ganador aunque se demuestre toda las mugre, las ilegalidades y se invoque a las leyes -tal como sucedió con la imposición de Calderón sobre López Obrador- no se de marcha atrás. No es la defensa del derecho o la ley, sino la del sistema, la del poder. Sin embargo existen todavía ilusos que no se da cuenta que todo se resuelve por la fuerza.
5. El PRI nunca ha sido oposición política. Es importante reiterar que el PRI nunca ha sido oposición, ni nacional ni mucho menos local. Durante los seis años del gobierno foxista el PRI buscó y logró cogobernar con Fox y el PAN. El PRI, en su primera etapa como PNR y segunda etapa, como PRM, mantuvo principios de nacionalismo agrario, obrero y de antiimperialismo que comenzó a olvidar a partir de la década de los cincuenta y que enterró totalmente a mediados de los ochenta cuando el neoliberalismo se impuso de manera total. Por los poderosos intereses económicos que respalda y por los grandes negocios de los cuadros políticos que lo dirigen, el PRI es un partido tan derechista como el PAN, aunque todavía haya un puñado de dirigentes que defienden el «nacionalismo revolucionario». Lo priístas enterraron las grandes marchas y manifestaciones de la CNC, de la CTM y antiimperialistas de hasta hace 40 años.
6. El PRD, partido casi inexistente. El PRD, en el plano nacional, es resultado de la reunión de decenas de partidos y grupos políticos de izquierda y centroizquierda, así como de la integración de destacados personajes que, un tanto identificados con el viejo «nacionalismo revolucionario» del PRI, rompieron con él. En el PRD yucateco, aunque su militancia real podría reducirse a 200 personas, se refleja la división nacional que se da entre «chuchos», «amalios», «redires» y «sobrinistas». Durante 15 años sólo captó el 4 por ciento de votación, pero dio el salto a 12 por ciento con López Obrador. La izquierda nunca ha tenido presencia en Yucatán porque históricamente éste ha sido un estado no participativo en política, a pesar de la pobreza y miseria que sufre su población. Por su escasísima participación y experiencia Yucatán será siempre retaguardia de los movimientos de izquierda y progresistas; pero también estará a la cabeza de los movimientos de la derecha y el clero.
7. La lucha social en Yucatán, preocupantemente débil. Como los valerosos levantamientos indígenas de mediados del siglo XVIII (Canek, 1761) y XIX («Guerra de Castas», 1847) en la sociedad no se han registrado luchas profundas. Yucatán vivió hasta los años cuarenta del siglo XX un tanto aislado de la República mexicana, por eso no intervino en la lucha de Independencia de 1810-21, en la Guerra de Reforma y contra el Imperio (1856-66) ni en la Revolución (1910-17); pero también porque la alianza de los hacendados henequeneros y el clero, conocida después «la casta divina», mantuvo un dominio total, económico e ideológico sobre la población indígena y campesina. Esa historia, más la dictadura de los gobiernos priístas, determinaron la formación del pensamiento de los yucatecos y su falta de participación. Para cambiar esas ideas habría que hacer una gran revolución cultural.
8. Las batallas de Salvador Alvarado, Carrillo Puerto y Lázaro Cárdenas fueron desde arriba. El porfirismo en Yucatán fue poderoso porque tuvo la participación de los grandes hacendados henequeneros y del clero. El levantamiento de Valladolid en junio de 1910 fue impulsado por una fracción de hacendados porfiristas que buscaba suplir a otra fracción. Al traer Alvarado la Revolución a Yucatán tuvo que enfrentarse a los hacendados y luego negociar con ellos. A Carrillo correspondió la etapa más alta de la Revolución, el obregonismo, por eso pudo organizar desde su gobierno hasta congresos «socialistas». Al afiliarse al callismo fue asesinado en 1924 por los de la huertistas y los hacendados. Lázaro Cárdenas tuvo que imponer en 1937 la reforma agraria y la expropiación de latifundios de los hacendados, pero su «reforma» fue totalmente frenada por los mismos hacendados y la corrupción gubernamental.
9. López Obrador y el PRD nacional se limitan a lo electoral. López Obrador, muy limitado políticamente en lo electoral, después de entregar semanas de campaña electoral por la gubernatura de Chiapas, después de Tabasco, ahora se propone recorrer decenas de municipios en este estado de Yucatán donde el PRD es extremadamente débil. En Chiapas el PRD ganó con un candidato priísta que ha declarado su apoyo al presidente espurio Calderón; en Tabasco el PRD perdió la gubernatura frente al PRI. Pero por dedicar mucho tiempo a estas campañas ha descuidado el contexto nacional donde el PRD -por la actuación de sus legisladores que cada día se acercan más al presidente usurpador y por las divisiones que en cada momento se hacen más difíciles- tiene urgencias más importantes, tales como realizar reuniones, conferencias y debates para conservar su unidad y sus actividades hacia el fortalecimiento del movimiento de masas.