1. Se ha anunciado que arribarán a la toma de posesión de la joven gobernadora priísta, Ivón Ortega, 10 gobernadores, así como los dirigentes nacionales de su partido, es decir, los mismos métodos y las formas de hacer política del viejo PRI. ¿Qué la gobernadora será distinta o diferente al viejo modelo que tantas […]
1. Se ha anunciado que arribarán a la toma de posesión de la joven gobernadora priísta, Ivón Ortega, 10 gobernadores, así como los dirigentes nacionales de su partido, es decir, los mismos métodos y las formas de hacer política del viejo PRI. ¿Qué la gobernadora será distinta o diferente al viejo modelo que tantas décadas sufrió y del que se cansó el pueblo de México? Es extremadamente difícil. Ver en Yucatán a personajes bandoleros, y hasta asesinos, como Beltrones, Gamboa Patrón, los gobernadores de Chiapas y de Puebla, en la toma de posesión de una gobernadora joven que prometió cambiar las cosas es para ponerse a cuestionar cualquier esperanza o cualquier ilusión. Parecería que nada puede cambiar en serio, que todo será pura fachada y que sólo hay que esperar más de lo mismo. La derecha le entrega el gobierno a otra derecha. ¿Hasta cuándo seguiremos esperando?
2. Quizá era preferible una toma de posesión formal, modesta, seguida de un programa de reuniones regionales en la entidad donde la población hable de sus problemas y plantee soluciones (no como en la campaña) pensando ya a nivel de gobierno. Pero no, como en las viejas tomas de posesión del PRI: banquetes, discursos, vinos, aplausos, música, regalos, abrazos sonoros, recomendaciones y tarjetitas. Pero, ¿es que puede renovarse el PRI sin desaparecer como partido? Algunos pensaban que el PRI se renovaría haciendo candidatos a jóvenes «no maleados ni quemados» al estilo Estado de México, Yucatán y otros lugares. Pero no es tan sencillo por que la juventud no sólo está afuera, en la piel, sino en el pensamiento, la ideología, la actitud. ¿Para qué sirve un joven gobernante con la misma ideología de la derecha, del neoliberalismo, del verticalismo y el autoritarismo?
3. ¿Cuánto de la política que se aplica en Yucatán se decide en reuniones con el gobierno federal en la ciudad de México? A mayor debilidad económica y política de las entidades corresponde mayor dependencia hacia el gobierno central. El Estado de México, Jalisco, Nuevo León (por su potencial económico) son al parecer, estados con mayores márgenes de decisión. Decía el investigador González Casanova hace más de 40 años, que «la idea de una Federación integrada por estados libres y soberanos no corresponde a la dependencia real que guardan los estados respecto al gobierno federal, y los gobernadores respecto al presidente. Esa dependencia, señalaba en «La democracia en México», tiene características políticas, militares y económicas… Los gobernadores están sometidos a un sistema de control militar» y la secretaría de Hacienda asegura ingresos para la federación.
4. En los hechos la secretaría de Educación local, el IMSS, ISSSTE, Ejército, Marina, Aeropuertos, Teléfonos, Infonavit, INEGI, PGR, etcétera, son instituciones nacionales manejadas desde la ciudad de México. ¿Qué puede decirse del enorme porcentaje del presupuesto federal que se entrega a los gobiernos del estado, así como las universidades autónomas? La realidad es que el asunto de la autonomía o independencia de los estados es un problema pendiente que requiere una definición clara. ¿Por qué los estados pobres siguen siendo pobres y los ricos se hacen más poderosos? ¿Puede haber una distribución equitativa o compensatoria del presupuesto público que ayude a ir igualando en ingresos a las diferentes entidades? ¿Qué hacer para que Guerrero, Chiapas, Oaxaca, Yucatán lleguen a ser estados fuertes económicamente como es el de México y los estados del Norte?
5. En muchas ocasiones el gobierno de Yucatán, se ha dicho, no tiene dinero para moverse ni mucho menos para hacer las obras que necesita la entidad. El dinero se le tiene que pedir al gobierno federal y éste lo autoriza si el gobernador es su amigo o cercano. Si el presidente de la República es priísta le da preferencia a los priístas si es panista apoyará a los de su partido. Y si quien pide es perredista entonces se pondrán todas las trabas posibles para bloquear la solicitud, tal como sucede hoy con el gobierno del DF. Aunque también esto se manifiesta a nivel internacional con EEUU, sus amigos y sus enemigos. Una vez que el gobierno yanqui califique (obvio, según su criterio) qué gobierno es «democrático» y cual no entonces fluye la «ayuda», en caso contrario las amenazas y los agentes de la CIA. No hay una norma internacional igualitaria ni órgano (como debería se la ONU) que decida.
6. En Yucatán, como en toda la República mexicana, el problema fundamental no es de seguridad sino de ingresos para la población mayoritaria. La llamada seguridad contra los secuestros y robos es un problema de los grandes empresarios, de los políticos y sectores medios aterrorizados; a los trabajadores les preocupa en empleo, el ingreso, la seguridad social, los servicios de salud, la escuela para sus hijos, el transporte bueno y barato, la contaminación ambiental. También la seguridad pública, pero en segunda instancia. ¿Qué les van a robar o qué van a perder si no son sus cadenas? Yucatán, con millón 900 mil habitantes, es un de los estados más desempleados, miserables y desnutridos. La producción henequenera, base de su economía durante un siglo (1870/1970), se desplomó hace casi cuatro décadas dejando sin empleo directo a 80 mil jefes de familia.
7. ¿Quiere y puede desligarse Ivón Ortega, la nueva gobernadora, de la vieja política priísta? Parece que aunque quiera no puede. Ella sabe que forma parte del aparato del PRI que ha hecho alianzas sólidas con el presidente usurpador Calderón. Sabe que el PRI por sí solo, como lo ha hecho con el gobernador de Chiapas, Ulises Ruiz y con el de Puebla, Mario Marín, la puede sostener ante cualquier dificultad. Sin embargo, dicen por ahí, que las esperanzas son las últimas en morir. ¿Cuántos creímos que la SCJN, por revisar el asunto de Televisa, había cambiado? Le jalaron las orejas a los viejitos de la Suprema Corte y todo terminó en una farsa. Sin embargo la obligación de la población es defenderse, no permitir que se le siga engañando. Habría que encontrar una política que permita que los trabajadores intervengan más para presionar a sus representantes y al gobierno. No hay de otra.