Lo más esencial: hay novedades de interés en este libro para conocedores o no tan conocedores de la biografía y la obra de Antonio Gramsci. No hay humo. Hay motivos para seguir pensando y para formular mil preguntas complementarias. Lo más básico que les voy a contar de forma resumida: absolutamente recomendable, de entrada, salida […]
Lo más esencial: hay novedades de interés en este libro para conocedores o no tan conocedores de la biografía y la obra de Antonio Gramsci. No hay humo. Hay motivos para seguir pensando y para formular mil preguntas complementarias.
Lo más básico que les voy a contar de forma resumida: absolutamente recomendable, de entrada, salida y durante la travesía. Sin atisbo para ninguna duda. No sólo desde un punto biográfico (ya de por sí importante en el caso de la familia Gramsci) sino también para comprender mejor, con más perspectivas, la obra, las aportaciones teóricas, la profunda reflexión político-filosófica del autor de los Quaderni y de las Cartas desde la cárcel.
Estamos ante un texto escrito, con el alma y la pluma, para gramscianos y para ciudadanos/lectores que quizá no lo sean o no lo sean tanto. De momento.
Más aún, con mayor concreción: dejen de leerme y vayan a adquirir un ejemplar de este (hermoso) libro (de hermosa portada). A las librerías si les es posible porque conviene apoyar esta edición de la joven -y prometedora- editorial «Hoja de lata». No se pierdan el regalo fotográfico que se nos hace, un magnífico álbum familiar. Se inicia en la página 160. La profunda belleza de Giulia es indescriptible. Una fotografía suya, de alrededor de 1932, con Delio y Giuliano, emociona en lo más hondo.
La dedicatoria del libro: «Dedico a este trabajo a mi padre Giuliano Gramsci, quien contribuyó enormemente a su creación». Efectivamente, el libro está dedicado al hijo menor de Gramsci y el autor es el nieto del autor de los Quaderni. Unos datos sobre él: nacido en Moscú en 1965, licenciado en Biología y con una amplia formación musical, es profesor en la Universidad Pedagógica de Moscú y en la escuela italiana Italo Calvino (también en Moscú). Es también director de la escuela de percusiones étnicas UniverDrums y colabora con el laboratorio de música electrónica y acústica del Conservatorio moscovita, realizando investigaciones sobre los aspectos matemáticos del ritmo. Es decir, un biólogo-músico-matemático-investigador que debe escribir como escribía su abuelo. Ha investigado además la historia del PCI de los años veinte en relación a su historia familiar. Es autor de dos libros más que no han sido traducidos (¿alguien se anima?): La Russia di mio nonno. L’album familiar degli Schucht (2008) y I miei nonni nella rivoluzione. Gli Schucht e Gramsci (2010).
La estructura del libro comentado: Prólogo de Juan Carlos Monedero. Agradecimientos. Prefacio de Antonio Gramsci Jr (entre lo mejor del volumen). Historia de una familia revolucionaria: 1. Bolcheviques aristocráticos. La familia Schucht y Apollon, el padre de una estirpe. 2. Mi abuela Giulia. 3. Tatiana, ángel de la guarda de Antonio. 4. Eugenia:¿genio del mal? 5. Los hijos de Antonio Gramsci. Epílogo. Complementos: 1. «Recuerdo de Tatiana» por Giuliano Gramsci. 2. Cartas (con aportaciones nuevas, textos inéditos hasta el momento). 3. Los escritos de Gramsci sobre la Unión Soviética.
La perspectiva, la posición política y vital del autor: «Mi relación con mi abuelo sobrepasa el interés por su vida y su pensamiento. Como nieto y, en cierto sentido, como seguidor suyo, tengo el deber de defender su memoria y también la causa por la que dio su vida y custodiarla ante las manipulaciones y especulaciones de todo tipo a las que se ha visto últimamente sometida su figura» (pp. 202-203).
¿Qué manipulaciones? No se le escapa a este Antonio Gramsci lo esencial: «Como es notorio, en los últimos tiempos se han intensificado los intentos de contraponer a Gramsci al movimiento comunista, incluso a considerarlo su víctima: una argumento que gusta en particular a no pocos autores italianos, desde Massimo Caprara [ex secretario de Togliatti] a Giancarlo Lehner, e incluso a un historiador y ensayista de renombre como Luciano Canfora» (p. 203). No sé si Gramsci junior es aquí justo con Canfora. No concreta, no ilustra su comentario en lo que respecta al gran helenista italiano.
Conviene destacar también el prólogo (excelente en mi opinión y de hermoso título): «Gramsci, un hombre que corría» que Juan Carlos Monedero ha escrito para el libro. Lo abre con estas palabras: «Si ha abierto este prólogo, déjeme, ya que ha empezado a acercarse al genial sardo, proponerle una dieta relevante: lea a Gramsci directamente y, sobre todo, saque sus propias conclusiones… Una vez contaminado por la trayectoria de este revolucionario, háganse en torno a este pensador político todas las preguntas raras que le ronden la mente». Las raras y las no tan raras por supuesto.
Al final de su escrito, en una nota a pie de la página 21, Monedero nos regala algunas recomendaciones de lectura: las antologías de César Rendueles y de Sacristán, la monografía de Peter D. Tomàs –El momento gramsciano. Filosofía, hegemonía y marxismo– y más tarde, con lápiz y papel, los Cuadernos de la cárcel. Añado por mi cuenta tres recomendaciones más: El orden y el tiempo de Manuel Sacristán, Leyendo a Gramsci de Paco Fernández Buey (traducido al inglés recientemente y editado por Brill) y una buena antología o edición completa de las cartas del compañero de Giulia Schucht, del gran amigo de Piero Sraffa.
La traducción, por si faltara algo, de la hispanista Mara Meroni, es magnífica, excelente. A la altura de las circunstancias y la tarea.
Para futuras reediciones se recomienda incorporar un índice nominal, una breve biografía de los personajes centrales de la historia e incluso un breve glosario de las principales categorías gramscianas.
¿Se les ocurre mejor compañía para vivir intensa y emocionalmente unas 20 horas? A mí no. No les quito tiempo para una lectura que, con seguridad, les apasionará. Cierro con las palabras de cierre del autor: «He dedicado espacio al caso Vespa [un periodista italiano, autor de El corazón y la espada, y El amor y el poder] para mostrar que la mitología sobre Gramsci (y no solo sobre él) continúa proliferando en el ambiente general de degradación cultural. La manipulación de las consciencias que llevan a cabo los medios de comunicación genera un clima que, en la famosa novela de Hermann Hesse, El juego de los abalorios, se describía como «época de las cursivas». Una época absurda donde la creatividad y la búsqueda de la verdad se sustituyen por las citaciones recíprocas. Creo que es nuestra obligación luchar contra esas tendencias maléficas si queremos sobrevivir en «ese mundo grande y terrible»».
Queda dicho; búsqueda de la verdad y creatividad si queremos sobrevivir en este mundo grande y terrible del que ya nos habló el abuelo Gramsci.
Acabo. ¿Saben quién nos habló en las clases de Metodología de las ciencias sociales del libro de Hesse, de El juego de los abalorios? Lo han adivinado. Un gramsciano, Manuel Sacristán (que aparece por todos los sitios), maestro y maestro de otro gran gramsciano, Francisco Fernández Buey.
Hoja de Lata, Xixón, 2017, traducción de Mara Meroni, epílogo de Juan Carlos Monedero, 305 páginas
Fuente: El Viejo Topo, junio de 2018.