Aprovechando el secuestro de dos periodistas franceses en Irak ,Iyad Allawi , administrador de los intereses de Washington en ese país, advirtió a Francia y a Europa que deben apoyar la lucha de EEUU contra el terrorismo, afirmando que «quien no lucha junto a nosotros se encontrará el terror en su casa». El primer ministro iraquí aseguró que «Francia deberá esperar ataques terroristas en su territorio», los cuales se van a realizar en París, en Niza, y en Cannes». La operación beneficia electoralmente a Bush, que en la Convención del Partido Republicano en Nueva York fundamentará su discurso reeleccionista en la «guerra contraterrorista» y en la defensa cerrada de la ocupación militar de Irak. El secuestro de los periodistas apunta a obligarlo a Chirac a «negociar con el terrorismo» y a apoyar militarmente la política de Washington en ese país petrolero. Hace un mes, el ayatolá Jameini, el principal líder espiritual de Irán, denunció que la CIA y los israelíes se encontraban detrás de los secuestros en Irak
Allawi y una operación de prensa
E
l secuestro de dos periodistas franceses en Irak tomó un inesperado «giro» cuando en la mañana del martes 31 se conocieron declaraciones del primer ministro iraquí, Yyad Allawi, advirtiendo a la comunidad internacional sobre la conveniencia de apoyar a su gobierno contra los grupos rebeldes y «terroristas» porque «quien no lucha junto a nosotros se encontrará el terror en su casa».En una entrevista publicada por el diario Corriere della Sera, de Milán, Allawi aseguró que «ningún país cívico se puede echar atrás, porque la lucha contra el terrorismo es global».
«Quizás el caso del asesinato de Enzo Baldoni y el secuestro de los dos periodistas franceses convenza finalmente a los medios de comunicación internacionales para que, de una vez por todas, llamen por su verdadero nombre a los criminales que actúan en Irak. Basta ya de llamarles resistencia. Se trata de auténticos terroristas», remató el hombre de confianza de Bush en Irak.
Iyad Allawi señaló que España, Francia y Egipto no se librarán del terrorismo islámico aunque sigan cediendo a las amenazas.
«Se equivocaban los franceses si pensaban que se iban a mantener al margen de esta guerra. Ahora los extremistas les atacan incluso a ellos, señaló el primer ministro cuando el periodista le preguntó porque Francia no tiene tropas en Irak.
Simultáneamente se conocían nuevas declaraciones de Yyad Allawi, un ex agente de la CIA devenido en «estadista» de la mano de la Casa Blanca, al diario francés Le Monde.
«A pesar de su oposición a la guerra de Irak, Francia deberá esperar ataques terroristas en su territorio», advirtió Allawi en el diario Le Monde. «Francia no se librará, no menos que Italia, España o Egipto», añadió. «Irak se ha convertido en el principal teatro del desafío terrorista. Es en Irak donde ustedes se deben unir (para combatir el terrorismo), de una vez por todas», remató el jefe del gobierno interino iraquí .
Según Iyad Allawi, los gobiernos que no están lo suficientemente implicados en Irak «serán los próximos blancos de los terroristas». Y los franceses, «pese a todo el ruido que hacen (al afirmar) «no queremos guerra» se verán pronto obligados a combatir a los terroristas».
Luego, en una increíble muestra de «clarividencia», el funcionario de Bush en Irak advirtió que «va a haber ataques terroristas en París, en Niza, y en Cannes».
Objetivo Europa
La operación de prensa de Allawi sorprendió a los expertos y analistas -tanto de EEUU como de Europa- por lo directa, descarada, y carente de medias tintas, lo que hizo recordar a los discursos «contraterroristas» de Bush destinados al electorado estadounidense, mayoritariamente afectado por el «miedo al terrorismo», como lo demuestran todas las encuestas hasta ahora.
Sin embargo, se sabe que Iyad Allawi -tanto en su país como en el exterior- cumple aceitadamente el rol de «vocero de Washington» y que sus advertencias a Francia y a Europa no hubieran sido pronunciadas sin el explícito aval de la Casa Blanca y de sus servicios de inteligencia.
Allawi no tiene estatura política ni reconocimiento internacional para lanzar semejantes declaraciones, precisamente en Europa, donde desde los ataques del 11-M en Madrid se vive una ola de «psicosis terrorista» que obligó, incluso, a los gobiernos a desempacar un «plan contraterrorista» orientado a neutralizar posibles atentados en sus territorios.
Explotando esa situación Allawi dijo al Corriere della Sera: «me han ofrecido la posibilidad de preparar a nuestra policía con las fuerzas de seguridad europeas. Me parece una idea óptima. Mañana (el martes para el lector), intentaremos concretar los detalles. Nosotros le pediremos a la UE el máximo de colaboración para luchar contra el terrorismo internacional».
Estas palabras del «mensajero de Bush» se orientaban claramente a influir en los gobiernos europeos que apoyan a Washington en la ONU, para que presionen sobre los países que, con Francia a la cabeza, se niegan a dar un apoyo militar abierto a la política de Washington en Irak
Indicios CIA
Miradas desde un prisma estratégico, las declaraciones de Allawi, adquieren relevancia significativa si se atiende a los siguientes factores:
1) Fueron realizadas a pocas horas del secuestro de los dos periodistas franceses, en plena efervescencia mediática de la crisis, y en momentos que en Nueva York se celebra la Convención del Partido Republicano, cuyo discurso (orientado a conseguir la reelección de Bush) se centra en la «guerra contraterrorista» y en la defensa de la ocupación militar de Irak.
2) Francia junto con España y Alemania, no tiene tropas en Irak, y se opuso (junto a los dos países citados) a las iniciativas de EEUU y Gran Bretaña sobre ese país , tanto en el Consejo de de Seguridad de la ONU como en la última cumbre de la OTAN, aunque luego firmó las resoluciones con «reservas».
3) Las declaraciones del primer ministro iraquí fueron simultáneamente publicadas por un diario italiano (el Corriere della Sera) y por el periódico más influyente de Francia, Le Monde, lo que revela una maniobra estudiada para producir impacto en dos países claves de Europa (Italia encabeza el «bloque aliado» de EEUU en Irak, y Francia lidera la oposición centrada en el eje París-Berlín-Madrid).
4) Allawi instaló el «peligro terrorista» en Europa en el momento que los secuestradores de los periodistas daban un plazo al gobierno francés para negociar su liberación, y cuando la presión de los medios y la opinión pública presionaban con más fuerza para obligarlo a Chirac a ceder a los requerimientos de los captores.
5) La operación del secuestro, que sorprendió al gobierno francés, fue acompañada de una exigencia política -la anulación de la llamada ley del velo en Francia-, y fue ejecutada por un grupo ignoto, sin inserción conocida en el mundo islámico, y cuya metodología no coincide con ninguna organización de la resistencia que actúa en Irak.
Un solo beneficiario: Bush
El martes 31, en el momento de mayor presión de la ciudadanía francesa sobre el gobierno de Chirac para que acceda a las demandas de los secuestradores, apareció en un página web «islámica» el anuncio del secuestro y el asesinato de doce nepalíes, que habrían sido degollados por un supuesto grupo fundamentalista, Ansar al Suna, en un típico procedimiento orientado a «infundir terror» con fines políticos.
El líder espiritual de Irán, ayatolá Alí Jamenei, señaló hace 45 días que agentes estadounidenses e israelíes están detrás de los secuestros y ejecuciones de extranjeros en Irak.
Otras hipótesis por esos días situaban esas operaciones en el marco de una maniobra de inteligencia orientada a «sacar de escena» la ocupación militar de EEUU e instalar la «guerra contraterrorista» de Bush en el escenario mediático internacional.
Una extensión del caos y de la violencia con los secuestros como protagonistas principales, permiten a la administración Bush salirse de la mira mediática y colocar en su lugar al terrorismo musulmán dirigido contra los ciudadanos extranjeros no estadounidenses.
En este contexto, el asesinato este martes de los 12 nepalíes aparece como una operación «complementaria» al secuestro de los periodistas franceses, y su objetivo no parece ser otro que obligar al gobierno de Chirac a «negociar» con los secuestradores, lo que tácitamente le obligaría a reconocer la existencia del terrorismo en Irak, legitimando las afirmaciones de Bush.
Según decía la agencia Reuters el martes 31, «la muerte de los doce rehenes nepalíes a manos de un grupo de extremistas iraquíes independiente puso de relieve la gravedad de la situación de los periodistas», lo que es claramente indicativo de que el objetivo que se perseguía con esos asesinatos -forzar a negociar al gobierno de Chirac- se había cumplido.
Otro indicio está dado por la condición de «desconocido» que reviste el Ejército Islámico, el grupo que capturó a los periodistas franceses en Irak, aunque ese mismo grupo se atribuyó la semana pasada la muerte de un periodista italiano, posiblemente como maniobra preparatoria de la operación contra el gobierno de Francia.
Por otra parte, hasta ahora ninguna organización de la resistencia iraquí reconoció como propios a estos grupos de secuestradores y asesinos, que aparecen y desaparecen sin dejar rastros, en «zonas liberadas» por las fuerzas norteamericanas y la policía iraquí.
Tanto suníes, chiítas, como nacionalistas, coinciden en señalarlos como «grupos operativos de la CIA», cuya metodología y principios de acción nada tienen que ver con el mundo islámico y su lucha contra la ocupación estadounidense en Irak.
Drogas, armas, prostitución, dinero negro, los clásicos condimentos de infiltración de la CIA en el mundo islámico, estarían jugando un papel fundamental para la constitución de estos nuevos grupos operativos que, disfrazados de organizaciones fundamentalistas dedicadas al «secuestro terrorista», sirven a los objetivos electorales del gobierno de Bush.
Simultáneamente líderes políticos, gobiernos y organizaciones armadas del mundo musulmán condenaban ayer martes los secuestros de los periodistas franceses como «ajenos» a los principios y valores islámicos.
El gobierno de Irán condenó el secuestro de los trabajadores de prensa calificándolo de contrario a «los valores humanos y a los principios islámicos», y afirmó que «espera» su liberación cuanto antes.
Políticos, diplomáticos, periodistas, responsables musulmanes, grupos islámicos y miles de ciudadanos anónimos de religiones diferentes unieron sus voces para condenar el secuestro y pedir la liberación de los dos reporteros franceses secuestrados.
La organización palestina Hamás difundió un comunicado diciendo «instamos al Ejército Islámico de Irak a que libere rápidamente a los dos periodistas» y pensamos que una decisión así tendrá repercusiones positivas sobre las posiciones políticas de Francia a nivel popular y oficial.
Al líder rebelde chií, Moqtada Al Sadr se sumó a la autoridad más influyente del sunismo, el jeque Mohamed Sayed Tantaui, condenando los secuestros y enmarcándolos fuera de cualquier procedimiento o principio islámico.
En síntesis, si el secuestro de los dos periodistas franceses no respondió a requerimientos económicos, solo queda la finalidad política, en este caso vinculada a una reinvindicación de la comunidad islámica en Francia.
Pero el islamismo condenó el secuestro y negó que el grupo de secuestradores pertenezca a su comunidad, lo mismo que hicieron líderes y organizaciones de Irak y otras partes del mundo.
Descartada cualquier relación del secuestro con el mundo islámico, la operación solo beneficia electoralmente a Bush, que en la Convención del Partido Republicano en Nueva York fundamentará su discurso reeleccionista en la «guerra contraterrorista» y en la defensa cerrada de la ocupación militar de Irak.
El secuestro de los periodistas franceses, además de consolidar el discurso de Bush en el electorado estadounidense, apunta a obligarlo a Chirac a «negociar con el terrorismo» y a apoyar militarmente -o por lo menos a reconocer- la política de Washington en ese país petrolero.