En varios «Aló Presidente», Chávez ha dedicado algunos minutos al tema del rock. Bien sea motivado por la presencia en el programa de Paul Gillman, uno de los principales exponentes de ese género en nuestro país, o bien rememorando los años 60′ cuando su hermano Adán Chávez llevaba cabello largo, usaba sandalias ( de moda […]
En varios «Aló Presidente», Chávez ha dedicado algunos minutos al tema del rock. Bien sea motivado por la presencia en el programa de Paul Gillman, uno de los principales exponentes de ese género en nuestro país, o bien rememorando los años 60′ cuando su hermano Adán Chávez llevaba cabello largo, usaba sandalias ( de moda en aquella época) y seguramente también pantalones «acampanados», camisa hindú. Además formaba parte de una banda musical juvenil. Significa esto que nuestro presidente sufre de alguna desviación ideológica? Le hace el juego a la penetración cultural yanky? Veamos.
Podemos definir al rock, a riesgo de pecar de ligeros, como un fenómeno sociocultural surgido a comienzos de los años 60′ en los Estados Unidos y poco tiempo después en el Reino Unido. En el plano musical, se origina de la fusión del blues, (creado por los esclavos negros traídos de Africa para trabajar en las plantaciones de algodón en el Delta del Mississippi, región sureña del «Coloso del Norte») con el country (aportado por los blancos anglosajones).
Sus variantes son: el rock and roll, blues rock, jazz rock, rythm & blues, funk, soul, rock afrolatino (con Carlos Santana como su máximo exponente). Con el correr de los años se ha ído moldeando a nuevas tendencias como la música clásica y barroca, la música electrónica, el reggae, ska, la salsa, el punk, el hip hop, etc.
El rock al igual que el tango, el samba, la bosanova, la ranchera, el merengue, los antes mencionados jazz, la salsa, el reggae, ská, el hip hop, entre otros, ha sido asimilado y apropiado en diferentes regiones del mundo.
El rock en esencia es irreverencia, inconformismo, ruptura con lo establecido, rebeldía. Es también contestataria, antibelicista, se nutre de la poesía, aboga por la paz y el amor.
Este movimiento ha pasado por momentos estelares en su historia: como instrumento de lucha contra los antivalores, muy presentes en la sociedad norteamericana; la gran gesta librada a finales de los 60′ y comienzos de los 70′ contra la guerra de Vietnam; a favor de las manifestaciones pacifistas, teniendo a unos de sus principales mentores el británico, el ex-Beatle John Lennon (autor de «Dale un chance a la paz», «Poder para el pueblo», «La mujer es lo negro del mundo», «Imagina»,»Revolución»). También para apoyar causas humanitarias, sobretodo a damnificados por desastres naturales, hambrunas, guerras, principalmente en el continente africano. Uno de los primeros promotores fué también un ex-Beatle, George Harrison, seguido posteriormente por otros artistas, para causas similares. Son conocidas las innumerables campañas a favor de los derechos humanos, contra el racismo, el apartheid, la niñez abandonada, por los derechos de la mujer, los indígenas y su entorno, contra la censura. Muchas veces con el patrocinio de la O.N.U. mediante eventos realizados en diferentes países del mundo, en la que participaron gente como Bruce Springsteen Y Tracy Chapman por U.S.A., Sting y Peter Gabriel (creador del sello disquero «Real World», dedicado al rescate y difusión de la música folclórica de diferentes regiones del mundo), por el Reino Unido, Yossou N’Dour, por Africa, Rubén Blades por Panamá, y eventualmente los argentinos Charly García y León Gieco.
América Latina, no ha estado ausente de este fenómeno.
Al principio lo imitó. Pero luego lo fue asimilando, conservando su noble propuesta y fusionándolo con las músicas tradicionales propias de la región con sus particulares visiones e idiosincrasias. En Brasil, los pioneros fueron entre otros Caetano Veloso y Gilberto Gil (actual Ministro de la Cultura del gobierno de «Lula» Da Silva), que crearon el movimiento «Tropicalia»: rock con samba,bossanova, música nordestina, etc. También aportaron lo suyo Os Paralamas Do Sucesso.
En Chile, hicieron lo propio Los Jaivas, con gran presencia de música andina, y Los Prisioneros, creadores de «Por qué no se van», «El baile de los que sobran», «Muevan las industrias», «We are southamerican rockers».
En Colombia destacan Aterciopelados, Bloque y Lumbalú, todos ellos mezclando inteligentemente el vallenato, la cumbia y demás ritmos típicos, aludiendo en sus letras, la inevitable problemática de las guerras intestinas, los desplazados, los secuestros y el narcotráfico.
Venezuela aporta lo suyo dignamente con agrupaciones como Ofrenda de Vytas Brenner, que se paseó por una variada gama de ritmos, propios de nuestro país.También «Petete» Lizardo con La Misma Gente, Desorden Público, quienes cultivan el ska y demás ritmos afrocaribeños.
México tiene a Alejandro Lora Y El Tri («Niño sin hogar», «Metro Balderas», Vírgen Morena»); Los Jaguares y Maná.
Argentina es el país en donde está mas arraigado el fenómeno del rock. Es prácticamente un elemento fundamental en la industria cultural de esa nación. Ha calado muy hondamente en el público, no solamente de clase media, como sucede en muchos países latinoaméricanos, sino en gruesos sectores menos favorecidos económicamente. Diferente a Venezuela en donde la salsa, el merengue y demás ritmos afrocaribeños, copan la atención de los barrios (y a mucha honra). En los tenebrosos años de la dictadura, comandados por los «Videla», los «Massera», los «Viola», los «Galtieri», el rock fue un importante arma de lucha que sirvió para que la juventud argentina expresara su descontento, sus miedos, sus angustias, sus esperanzas.
Esta música logró burlar la censura existente. Los «milicos» (como allá le dícen despectivamente a los militares), no entendían las letras de muchísimas canciones que se convirtieron en himnos, porque sus letras estaban llenas de metáforas. Los seguidores de ésta música, aprendieron a leer entre líneas. Célebres fueron «Canción para mi muerte», «Rasguña las piedras», «Las increíbles aventuras del señor tijeras», «Películas», «Yendo de la cama al living», «No bombardeen Buenos Aires», «Yo no quiero volverme tan loco», «Los Dinosaurios». Todas de Charly García.
«Solo le pido a Diós», «Tema de los mosquitos», «La cultura es la sonrisa», «Soy un pobre agujero», de León Gieco. «Las golondrinas de Plaza de Mayo», «Perdonado», «Durazno Sangrando», «Maribel se durmió», de Luis Alberto Spinetta. No obstante, algunos sufrieron el exilio, como Caetano Veloso y gilberto Gil por Brasil, Los Jaivas, por Chile, León Gieco, por Argentina. Ellos sí vivieron los estragos de la dictadura, el totalitarismo, la represión.
El presidente Hugo Chavez Frías, no está equivocado cuando le dedica parte de su tiempo a la atención este fenómeno musical y sociocultural. Por que si bien es cierto, que un grueso sector de exponentes de este género lo hacen por motivos meramente económicos, por deseos de convertirse en superestrellas, por egolatría y por transmitir toda clase de antivalores, otros han sabido mantener su verdadero propósito liberador, transformador, de rebelión, de lucha, de denuncia, de amor y de paz. En ese sentido, el compatriota Paul Gillman y los argentinos El Tren Loco («Fuera de la ley», «Pampa del Infierno», «Identidad real»), presentados por Chávez en su programa «Aló Presidente» No. 160 del pasado domingo 17.08.03, en Buenos Aires, son una buena muestra de ello.
Ojalá se concrete ese «Encuentro de Bandas Latinoamericanas de Rock» en nuestro país que el propio presidente ha propuesto. Le tomamos la palabra «Comandante».