En el Festival Internacional de Cine que se celebra en la canadiense Toronto se exhiben más de 300 películas y documentales en 10 días. Este año, el 73% de los filmes son estrenos mundiales o norteamericanos. Algunos tratan temas tan actuales como el de la guerra en Iraq, el medio ambiente y el racismo en […]
En el Festival Internacional de Cine que se celebra en la canadiense Toronto se exhiben más de 300 películas y documentales en 10 días. Este año, el 73% de los filmes son estrenos mundiales o norteamericanos. Algunos tratan temas tan actuales como el de la guerra en Iraq, el medio ambiente y el racismo en Latinoamérica.
Entre los filmes que más se destacan están «Palacio Gunner», una co-producción germano-estadounidense que expone el peligro que corren los soldados norteamericanos en Iraq. La película franco-afgana «Tierra y Cenizas» narra la vida de familias afganas que viven en una ciudad destruida por los bombardeos de Estados Unidos.
Este año, Africa tiene un programa dentro del festival, llamado «Planet Africa». El documental tanzaniano «La pesadilla de Darwin», sobre los efectos de la globalización, muestra cómo la introducción de una nueva especie de pez en una comunidad de Tanzanía, desestabiliza la ecología marina local. Por su parte, el filme canadiense «Darle la mano al diablo» también ha atraído a la crítica por su detallado recuento de las atrocidades en Rwanda.
Entre las películas hispanas en el Festival de Toronto sobresale la comedia del director español Alex de la Iglesia, «El crimen perfecto», que, con humor, nos alerta sobre las presiones sociales de que todos somos objeto. Igual relevancia posee el largometraje brasileño de Lucía Murat, «Casi hermanos». La cinta brasileña narra el destino de un hombre blanco y otro negro que se conocen desde la infancia y fueron presos políticos.
«Casi hermanos» narra cómo, a pesar de que la vida de los dos amigos ha cambiado en 50 años, hay algo que sigue constante, y es la creciente diferencia de clases y el racismo. Su directora, Lucía Murat, opina que más que conflictos raciales, en Brasil se dan problemas de clase. Agrega que ella quería referirse a dos mundos: el de la clase media y el de las favelas. Además, destaca que la experiencia de la cárcel es muy personal, ya que también fue presa política durante tres años y medio, durante la dictadura militar en Brasil. El filme trata sobre de la relación entre los presos políticos y aquéllos por delitos comunes, algo que ella experimentó.
En ocasiones, el filme da la impresión de ser un documental, e incluso una obra teatral. A este respecto, Lucia Murat señala que quería manejar cada época con estilos y con colores diferentes, ya que quería demostrar el ciclo de la violencia mezclando los tiempos.
La música de la película «Casi hermanos» es una composición especial de Naná Vasconcelos, uno de los más destacados compositores brasileños. Murat indica que la película versa sobre la tragedia de la separación de dos mundos, pero también sobre la posibilidad de un reencuentro, y, a su juicio, la música brinda esa posibilidad.
Holanda también acudió al festival de cine de Toronto con 5 filmes. Uno de ellos es la película «Cool» del renombrado director Theo van Gogh, en el que se comenta la violencia de la juventud europea y la ineficacia de un programa de rehabilitación juvenil en Holanda.
Según cuenta Van Gogh, recibió una invitación de una institución mental en Holanda, llamada «Glen Mills», que tiene un sistema copiado de Estados Unidos y cuyo objetivo es la corrección de jóvenes criminales. Tras darse cuenta de lo que ocurría allí, decidió hacer el filme, a pesar de que no contaba con un presupuesto, porque juzgó interesante el tema. Actualmente, la criminalidad ha aumentado, dice Van Gogh, especialmente por parte de la minoría de inmigrantes, hecho que constituye un serio problema. Por tanto, concluye el director holandés, es necesario hacer algo, pues ningún joven se beneficia con ser enviado a la cárcel.
Los protagonistas de la película «Cool» son 5 jóvenes criminales que están en el centro «Glen Mills». De forma convincente, nos enseñan cómo es el proceso de re-educación a que se les somete, el cual incluye, la intimidación y hasta el uso de la fuerza.
Una película que acaparó mucha atención en el festival de Toronto, es la del joven realizador peruano Josué Méndez. Su filme «Días de Santiago», narra las dificultades de un ex-combatiente para integrarse a la sociedad tras seis años de servicio en la Marina peruana. Josué Méndez señala que su idea para hacer el filme surgió al ver imágenes televisivas sobre los ex-combatientes, tras la firma de la paz entre Perú y Ecuador, a fines de 1998. Seguidamente, entrevistó a decenas de soldados sobre sus experiencias al regreso de la guerra y las dificultades por la que atraviesan por falta de apoyo del Gobierno. Esto, agrega Méndez, se mezcló con su visión de Lima, ciudad a la que regresó tras estudiar en el extranjero, donde también pasó por un proceso de adaptación.
Josué Méndez utilizó muy bien la danza en escenas del filme al recordar su vida como soldado. Según rememora, siempre le interesó la coreografía, y el cine tiene mucha coreografía de cámara y de actores. Por tanto, le gusta utilizar planos largos con mucho movimiento, pues dan una impresión teatral.
«Días de Santiago» es el primer largometraje de Josué Méndez para el cual le fue difícil encontrar financiamiento. El filme, que se pudo terminar gracias a ayuda financiera del Uber Vals de Holanda, participó en el Festival de Cine de Rotterdam como la primera película peruana presente en el certamen. Gracias a ese festival, agrega Josué Méndez, «Días de Santiago» fue seleccionada para participar en el de Toronto.
Tras haber exhibido lo mejor de la cinematografía mundial y canadiense, el Festival Internacional de Cine de Toronto se clausurará el próximo 18 de septiembre.