Hasta los expertos están sorprendidos por el inmenso número de soldados estadounidenses desplegados tras el 11 de septiembre [de 2001]. Aun cuando el año próximo se reduzca el número tropas en Iraq, las Fuerzas Armadas de EEUU puede verse perjudicado de manera permanente. Tres años y medio han pasado desde que las bombas estadounidenses empezaron […]
Tres años y medio han pasado desde que las bombas estadounidenses empezaron a caer sobre Afganistán y desde entonces el Ejército estadounidense se ha visto implicado en combate en el extranjero. Sin embargo, lo que probablemente no sepan la mayoría de los estadounidenses es precisamente cuántos soldados estadounidenses han sido desplegados. Según datos dados a conocer por el Pentágono a Salon, bastante más de un millón de soldados estadounidenses han estado luchando en [diferentes] guerras desde el 11 de septiembre de 2001. A 31 de enero de 2005 la cifra exacta era 1.048.884, aproximadamente un tercio del número de soldados que llegaron a estar estacionados en o alrededor de Vietnam durante los quince años de aquel conflicto.
Sorprende más el número de soldados que han sido enviados a la guerra desde el 11 de septiembre, han vuelto a casa y han vuelto a ser enviados a la zona de combate. Según el Pentágono, de todas las tropas enviadas a Afganistán o a Iraq, un tercio ha estado más de una vez. En el Ejército regular el 63% de los soldados ha entrado en combate al menos una vez y de ellos casi el 40% ha vuelto a ir a la guerra. El número más alto de despliegues corresponde por primera vez a la Reserva del Cuerpo de Marines: casi el 90% ha combatido.
La lógica del post 11-S
Los datos arrojan nueva luz acerca de lo devastadoras que han sido para el Ejército estadounidense las guerras post-11 de septiembre y sugiere que en particular lo han sido para las fuerzas terrestres estadounidenses.
Cada vez más expertos militares consideran que se está abusando de estas fuerzas (el Ejército de tierra y los marines), hasta el punto de en unos meses llegarán a una grave disfunción. La situación en Iraq debe seguir estabilizándose. De no hacerlo y de seguir la Administración Bush rechazando tanto la idea de un reclutamiento obligatorio como los esfuerzos por aumentar permanentemente las dimensiones del Ejército de tierra y de los marines, las fuerzas terrestres estadounidenses se desmoronarán hasta un extremo desconocido desde el momento inmediatamente posterior al fin de la guerra de Vietnam [1].
«A menos que las cosas empiecen a mejorar, en seis o nueve meses empezaremos a ver graves problemas», afirmó Bernard E. Trainor, un general retirar del Cuerpo de Marines tres veces condecorado y subdirector general de personal del Cuerpo de Marines durante la Administración Reagan. «Creo que ellos [el Pentágono] están apostando que las cosas van a mejorar. Pero esto puede ser un error de cálculo», afirmó Trainor. «Esta gente ha sido bastante propensa a los errores de cálculo», añadió.
Es más, la revelación de que más de un millón de soldados estadounidenses han luchado en Iraq y Afganistán sorprende hasta a los observadores militares cercanos. «Ésta es una cantidad enorme […], mucho mayor de lo que yo creía» , afirmó John Pike, director de Global Security, una página web de información de defensa que sigue la trayectoria de la logística de la guerra [2]. Pike considera que es demasiado pronto para afirmar qué impacto tendrá en el Ejército regular, pero afirma que los repetidos despliegues ya han roto las fuerzas de reserva.
Servir en Iraq
El particularmente agotador servicio en Iraq da a las tropas una impronta especial de desgaste, como demuestra, entre otras cosas, el índice de enfermedades metales entre los soldados que vuelven a casa. Según un reciente estudio publicado en el New England Journal of Medicine, entre los veteranos que han servido en Iraq y que solicitan cuidados médicos en el Departamento de Asuntos de Veteranos, a uno de cada cuatro se le están diagnosticando problemas mentales. En Iraq no hay líneas de frente: las compañías de transporte, la Policía Militar y los soldados [dedicados a] Asuntos Civiles se enfrentan a los mismos riesgos de emboscadas aleatorias o a morir a consecuencia de las bombas situadas en las carreteras. El estrés funciona 24 horas al día durante todo el turno de servicio. (Los turnos varía según las unidades: algunos soldados de infantería sirven durante turnos de hasta un año y los marines turnos de siete meses). Veteranos de Vietnam afirman que esto les suena inquietantemente familiar.
Durante los 15 años de la guerra de Vietnam sirvieron allí en torno a 2.400.000 soldados, según un estudio de los datos del Pentágono realizado por el Heritage Center for Data Análisis. También se calcula que durante este tiempo en torno a otro millón de soldados estuvo en servicio en los países limítrofes. EEUU empezó a enviar nuevas tropas hacia Vietnam en 1956 y el número de soldados en Vietnam llegó a su nivel más alto en 1968 cuando había cerca de medio millón de soldados. Informes más recientes acerca de la actual implicación militar insisten en el número de soldados desplazados hoy a Iraq: según el Pentágono en Iraq hay 150.000 soldados [3] y otros 20.000 en Afganistán.
Según el Sistema de Servicio Selectivo, EEUU reclutó a cerca de dos millones de personas durante la guerra de Vietnam, pero no activó las reservas militares como están haciendo ahora los militares para la guerra de Iraq. Pero nadie en la Administración Bush ha pronunciado la palabra «D» para esta guerra. Bajo intensas presiones del Congreso, la Administración Bush ha accedido a incrementar temporalmente las dimensiones del Ejército hasta 2008, pero afirma que debido al coste no desea incrementar permanentemente las fuerzas de tierra. Pero si el gobierno no hace nada para aliviar la tensión de las tropas, los analistas militares temen que Iraq se convierta en otro Vietnam -pero no como cree la mayoría de la gente al hacer la comparación.
Los expertos militares, en cambio, afirman que el tempo de la guerra de Iraq podría socavar al Cuerpo de Marines y a la Infantería hasta llegar a un estado de deterioro parecido al que había después de la guerra de Vietnam, cuando la moral, la disciplina y la preparación para entrar en combate fueron considerados por algunos historiadores peores que nunca. El Ejército se estaba recuperando de una guerra en la que los soldados habían matado a sus oficiales superiores. Proliferaban las drogas. Algunas unidades en Vietnam se habían negado a luchar. Costó una década solucionarlo, mientras los militares pasaban del reclutamiento obligatorio hasta llegar en 1973 a una fuerza formada exclusivamente por voluntarios y empezaban a purgar a los oficiales que habían actuado mal.
Algunos de los factores que contribuyeron a la crisis militar post-Vietnam fueron específicos de este conflicto y no se pueden aplicar a Iraq; muy en particular, la era post-Vietnam incluía una gran cantidad de soldados reclutas. El moderno soldado profesional está más motivado y mejor preparado. La sabiduría convencional afirma que un Ejército moderno de soldados voluntarios puede durar más en la guerra y se recupera más fácilmente. Pero sigue existiendo el riesgo de presionar demasiado a los soldados.
La guerra de Iraq, consumiendo a las tropas
Existen muchas anécdotas y ejemplos que muestran la tensión que sufren actualmente los militares. La guerra de Iraq está consumiendo a las tropas. Además de los soldados que están siendo tratados en hospitales militares, cerca de 50.000 veteranos de Iraq y Afganistán, incluyendo aquellos exentos por heridas y lesiones, están ahora fuera del ámbito militar y reciben tratamiento médico del Departamento de Asuntos de los Veteranos, según informa este Departamento. Según el comando de transporte del Pentágono, unos 25.000 soldados han sido evacuados de Iraq y Afganistán por motivos médicos.
Además, desde el año 2000 casi se han triplicado las llamadas a la Línea de los Derechos del Soldado, una línea telefónica gratuita puesta en marcha por grupos sin ánimo de lucro para atender a los soldados y proporcionarles información sobre exenciones militares. El año pasado la línea recibió 32.200 llamadas de soldados que no querían ir a Iraq, o que no querían volver. «La mayoría de las llamadas eran de personas que estaban tratando de salir», señala el director de la línea, Steve Morse, coordinador de los derechos del soldado del Comité Central de Objetores de Conciencia de Oakland, California. La mayoría de las llamadas son de soldados ausentes sin permiso que buscan ayuda o están interesados en hacerse objetores de conciencia o en lograr algún tipo de exención. Un artículo del mes de febrero de la revista Harper afirmaba que desde la invasión de Iraq hay 5.500 soldados «ausentes sin permiso».
2006, año clave para el Ejército de voluntarios
Las buenas noticias son que la situación en Iraq puede mejorar verdaderamente. La semana pasada el Pentágono informó de que el número de «incidentes terroristas» había descendido a los niveles más bajos desde marzo de 2004. Este año está descendiendo el número de caídos en combate, que había fluctuado desde la invasión en marzo de 2003. Pero esta situación puede cambiar en cualquier momento. Y ahora el Ejército estadounidense está en un precario punto de inflexión. Incluso algunos de los actuales dirigentes del Pentágono han expresado su preocupación. «Lo que me quita el sueño cada noche», afirmó el mes pasado ante la mesa del Senado el vicedirector de personal del Ejército, el general Richard A. Cody, «es cómo será en 2007 esta fuerza de voluntarios».
Oficiales del Pentágono declararon recientemente al New York Times [4] que para principios del año próximo Estados Unidos debe ser capaz de reducir el número de tropas en Iraq a 105.000 -si la violencia no remonta de nuevo. El artículo indica que el año pasado se congelaron planes similares después de que aumentara la resistencia. Algunos expertos militares afirman que para principios del año próximo ya será demasiado tarde para evitar daños graves a las fuerzas de infantería estadounidenses.
«Si se desea preguntar cómo destruir el Ejército de voluntarios, la Administración Bush ha proporcionado un caso de libro», declaró Lawrence J. Korb en un debate sobre el reclutamiento celebrado este mes en el Centro para el Progreso Estadounidense. Korb, que fue secretario asistente de Defensa bajo la Administración Reagan, afirmó que pronto la tensión puede llegar a ser insoportable -y Bush no está haciendo lo suficiente al respecto: «Puede que en algún aspecto hayamos forzado demasiado las fuerzas de voluntarios, tendremos que hacer otra cosa». Korb afirmó que él consideraba que tres turnos de combate es el límite. Algunas unidades de combate, como la famosa Tercera División de Infantería, están ahora en Iraq por segunda vez.
Irónicamente, mientras algunos expertos consideran que el reclutamiento obligatorio había exacerbado la desolación del Ejército después de la guerra de Vietnam, otros sostienen que es una opción para mantener la seguridad nacional dada la tensión actual sobre los soldados voluntarios. «Estados Unidos tiene una elección. Puede ser la superpotencia mundial o puede mantener el actual Ejército de voluntarios, pero probablemente no pueda hacer ambas cosas», escribieron el mes pasado Phillip Carter y Paul Glastris en el Washington Monthly.
‘Parar las deserciones’
El Pentágono ha empezado a detener la desbandada, aplicando políticas de «parar las deserciones» para evitar que algunos soldados abandonen el Ejército. Han acudido a la Reserva Individual Preparada, soldados que consideran que hace años tenían fuertes vínculos con el Ejército. Los críticos han afirmado que estas políticas forman parte de un «[]reclutamiento encubierto». La Administración Bush sólo ha accedido a incrementar de forma temporal el tamaño del Ejército hasta 2008, y está reconfigurando las unidades de combate para reclutar más soldados de a pie.
Pero también el reclutamiento está fallando, especialmente en las unidades del Ejército de Reserva. El mes pasado Pentágono afirmó que entre los objetivos de reclutamiento para este año está tanto las fuerzas de servicio activo como las de reserva. La Guardia Nacional está por debajo del 25%. El Pentágono está añadiendo nuevos reclutadores para tratar de rellenar los huecos: la Guardia Nacional del Ejército ha afirmado que añadiría otros 1.4000. «Para los componentes de la reserva este va a suponer un reto en relación al reclutamiento», declaró el mes pasado ante el Congreso Charles S. Abell, vicesubsecretario principal de Defensa para Personal. Esta tendencia continúa aun cuando los militares firmen más bonos y bajen sus requisitos para el alistamiento. (Muy recientemente el gobierno decidió que la nueva [edad] para las reservas podía ser de 39 [años] en vez de 34.)
Los senadores R. Chuck Hagel y D. Jack Reed (un veterano de Vietnam y un ranger [soldado de las tropas de asalto] del Ejército, respectivamente) desean incrementar permanentemente el ejercito con 30.000 soldados y añadir 3.000 marines. La Administración Bush se ha mostrado reacia argumentando el coste de 3.000 millones de dólares. Lo que puede que haga más presión es el asunto de las reservas. Temiendo una violenta reacción política si desplegaban a Vietnam guerreros de fin de semana, el presidente Lyndon Johnson obvió las reservas y en vez de ello utilizó el reclutamiento obligatorio. De hecho en aquella época los puestos en la Guardia Nacional eran especialmente codiciados, como revelaron claramente las elecciones presidenciales de 2004 y los índices de la Guardia Nacional de Bush.
Sin reservas
Después de Vietnam, el Pentágono reorganizó al Ejército de manera que no pudiera luchar en una guerra por tierra importante sin movilizar a las reservas. La idea era impedir que el presidente emprendiera una guerra sin el pleno apoyo de la parte central del país. Las unidades de servicio-activo se basan ahora en unidades de reserva para llevar a cabo funciones vitales en una movilización importante.
Pero voluntariamente, por voluntad propia. Creo que [para solucionar este asunto] tendrán que las reservas se están quedando muy atrás en lograr sus objetivos de reclutamiento. Puede que los largos despliegues hayan sido especialmente chocantes para los soldados, muchos de los cuales simplemente no sabían que era eso lo que estaban firmando. La dureza del trabajo está haciendo que disminuyan las reservas y ahora pocas personas desean alistarse a esto. El director de la Reserva del Ejército, el teniente general James Helmly escribió a finales del año pasado en un memorando dirigido al Director de Personal del Ejército, general Peter Schoomaker, que el estrés significaba que la Reserva del Ejército estaba degenerando a una fuerza rota«.
Pike, de GlobalSecurity, afirma que la situación de las reservas es funesta. «La Guardia esta destrozada y no se puede arreglar», afirmó Pike. «No creo que nadie pueda entrar en la Guardia Nacional plantearse declarar una nueva misión».
Notas de IraqSolidaridad:
1. Véase en IraqSolidaridad: Ann Scott Tyson: Dos años después, la guerra de Iraq agota el poder militar de EEUU
2. Su web es: www.globalsecurity.org
3. En la actualidad, 142.000 efectivos, según el Pentágono.
4. www.nytimes.com