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Intervención en el acto celebrado en Madrid el 21 de junio de 2005 bajo el título "Apoyemos la resistencia del pueblo de Iraq"

La historia se repite: la experiencia del colonialismo británico y estadounidense en Iraq

Fuentes: Comité de Solidaridad con la Causa Arabe

Cuando venía para acá, he recordado que se me sugirió desde la organización que hiciese alguna referencia a la experiencia del colonialismo británico en Iraq. El motivo es evidente y viene bien traído por dos razones principales: una de ellas es porque hace ahora 80 años que se promulgó la Constitución anglo-iraquí de 1925, en […]

Cuando venía para acá, he recordado que se me sugirió desde la organización que hiciese alguna referencia a la experiencia del colonialismo británico en Iraq. El motivo es evidente y viene bien traído por dos razones principales: una de ellas es porque hace ahora 80 años que se promulgó la Constitución anglo-iraquí de 1925, en marzo, que fue luego reformada en julio de 1925. Es una Constitución que recuerda mucho a la Constitución transitoria aprobada en el año 2004 por EEUU. Otro asunto muy interesante y que da a entender el porqué de esa importancia del antecedente británico, es que antes de la ocupación de 2003, en muchos centros de investigación -en los «think tanks» estadounidenses, en círculos relacionados con el Departamento de Estado sobretodo, en la Casa Blanca, etc- se habló mucho del antecedente británico y de qué lecturas se podría hacer de la experiencia británica en Iraq, para no caer en los mismos errores; sobretodo, en lo aplicable a la experiencia estadounidense tras la invasión de Iraq. Si comparamos la Constitución de 1925 y la Constitución transitoria de 2004, veremos que algunos de esos errores que han apuntado muchos analistas británicos durante años, efectivamente han intentado de ser subsanado, pero en el fondo la técnica, la esencia de esta presencia es la misma: dominar Iraq de la forma más cómoda posible; asegurarse una permanencia lo más extensa posible, conseguir el mismo gran objetivo de británicos como de estadounidenses: consolidar el control de los recursos energéticos, el control geoestratégico de la zona; y sobretodo: mantener y asegurar la permanencia hegemónica exterior de EEUU. Por lo tanto, evidentemente, cualquier fracaso de esta estrategia en Iraq llevará a un debilitamiento de la estrategia general de expansión de EEUU. Evidentemente la derrota de los británicos en Iraq, perjudicaba notablemente su proyecto colonial en la zona, y solamente utilizando el mismo recurso que han utilizado los estadounidenses, consiguieron mantenerse en Iraq durante un cierto período de tiempo. Es importante, por lo tanto, tener en cuenta la experiencia británica.

En resumidas cuentas, como ya sabemos, el Imperio Otomano entra en guerra en 1914; los británicos entran en lucha con el Eje y con el Imperio Otomano, e invaden Iraq, invaden otras zonas de Oriente Medio, por ejemplo Palestina, parte de la Península Arábiga; en Iraq, y tras la invasión, promueven en primer lugar un tipo de gobierno que se llamará gobierno de régimen indirecto. A partir de ese momento se establecen el control británico de la zona. Es decir: los británicos tienen la misma intención que los estadounidenses ahora: quedarse el mayor tiempo posible, conseguir una serie de objetivos y sin invertir ni dinero ni hombres en lo relacionado con el ejército, lo que les permitirá dilatar su estancia. De momento se encuentran con una oposición firme por parte de Imperio Otomano; el Imperio Otomano en un momento parece que cede, pero luego se atrinchera en ciertas zonas y se produce una guerra abierta: Algunas fuentes hablan de 40.000, otras de 30.000 bajas en las filas británicas, de las que muchas eran soldados indios, pertenecientes al cuerpo británico, procedentes de la India y de los territorios orientales. Posteriormente los británicos se encuentran en un territorio que les ha costado bastante conquistar, en diversos momentos sobretodo debido a la presencia del ejército Otomano, e imponen un gobierno directo, es decir un gobierno británico directo a través de la Foreign Office y de la Oficina de la India; se produce una polémica entre las dos, sobre quién va a dirigir directamente Iraq.

Ocurre que en 1920 – y este es otro paralelismo que en pocas veces se trae a colación, pero es otro ejemplo de resistencia en la historia de Iraq -se produce una confluencia de diversos movimientos nacionales en Iraq, y se produce la llamada revuelta de 1920. Es una revuelta que en cuestión de seis meses va a levantar en armas buena parte del país, y sobretodo la zona sur y la zona alrededor de Bagdad, donde van a confluir elementos de oposición o de resistencia, tanto desde el bando shií tanto del bando sunní, y en un momento determinado se sumarán incluso algunas tribus kurdas en el Norte, que piensan que los británicos les han traicionado. Esto es algo importante a recordar; veremos ahora cómo el factor kurdo es de gran trascendencia para el futuro de la cuestión de la resistencia en Iraq. Este movimiento de resistencia de 1920 va a tener una consecuencia clara: obligará a los británicos a revisar su modelo de dominio de Iraq. No se hace a través de las negociaciones, para que los británicos comprendan que su modelo fracasa, sino porque hay un movimiento de resistencia que obliga a los británicos a revisar tal modelo, llamado de dominio directo; es decir: nombramos nosotros a los que van a regir el país, y dirigimos todo en primera persona.

Ante esto, ¿que es lo que van a hacer? Pues lo que han hecho los estadounidenses desde el primer momento; en ese sentido no se han molestado en repetir la experiencia. Buscarán las figuras de dirigentes locales que hagan un poco el trabajo de mampara o de escaparate ante la opinión pública internacional y sobretodo ante la opinión pública local y la propia británica. Van a buscar la figura determinada de un rey, Faysal, que a partir de 1921 es llevado a Iraq para que se convierta en rey. Pero es un rey que, evidentemente, por una serie de convenios de los que hablaremos ahora va a estar supeditado a la acción y al deseo de los británicos. Los británicos comprenden que su presencia directa va a provocar una gran tensión y rechazo por parte de la población, entonces inventan ese sistema de «indirect rule» o sistema de gobierno indirecto. A través de una constitución y a través de una serie de tratados, sobretodo entre 1922 y 1933 van a firmarse unos acuerdos entre la potencia británica y el gobierno iraquí. Por supuesto de cara a la galería, tanto un ciudadano estadounidense como europeo, podría pensar en aquella época que se trataba de un gobierno iraquí independiente y que los británicos solamente estaban allí como consejeros para hacer que las cosas fuesen bien y no hubiese problemas. Es decir, la misma idea que tienen ahora muchos estadounidenses, que piensan que su gobierno está allí simplemente para salvaguardar el orden, y esto aunque parezca raro hay que decirlo, y también es muy importante para comprender o intentar entrar de lleno en la concepción que existe en EEUU sobre la situación en Iraq, muchos estadounidenses se creen, por desgracia – porque están manipulados, porque les falta información- que su ejército está allí simplemente para salvaguardar el orden y mantener la democracia y que su acción termina allí. Es decir, creen que los dirigentes iraquíes son independientes, toman decisiones de forma individual, y lo único que tienen que hacer es llegar a un acuerdo con los EEUU para que la cosa vaya, democráticamente hablando, en la forma correcta.

Por fortuna, en otros sitios del mundo hay una visión distinta, contamos con más información, contamos con más puntos de vista, tenemos a gente como el Sr. Toma que viene aquí y nos habla de la realidad de lo que está ocurriendo, por lo tanto sospechamos y creemos que lo que tenemos entre manos es una vez más. lo que hubo en el Iraq de los años 30, años 40 y 50, es decir una presencia británica acuartelada en cuarteles o en centros militares, que se traduce en la presencia de consejeros que dicen a las claras qué política se debe tomar, y una serie de dirigentes locales que están supeditados por las propias normas y por la propia constitución del ejercicio del gobierno; están supeditados a las directrices, directas o indirectas de los británicos en su momento y de los estadounidenses ahora. Hay que explicar evidentemente por qué. Por ejemplo, en los años 30 y sobretodo en los años 20 se firma una serie de convenios entre iraquíes y británicos, entre ellos la famosa constitución de 1925. Si uno toma esa constitución y hace extrapolación de que se trata de Iraq, parece una constitución bastante decente, habla de separación de poderes, dice que damos el poder al rey y es verdad, pero en teoría es una constitución moderna para el año 25.

¿Que es lo que ocurre? Que en ningún momento se habla de una situación real., una situación de ocupación. Es decir es una constitución que parece hecha más allá del tiempo y de las coordenadas geográficas, no se habla de la realidad: la ocupación y la presencia militar. Es exactamente lo que ocurre con la constitución del año 2004, éxito publicitario de la propaganda estadounidenseCuando alguien te habla de lo grande que es la constitución iraquí, te da a entender que es una constitución libre, democrática, separación de poderes, reconocimiento de la diversidad cultural y étnica de Iraq, etc pero no se tiene en cuenta que en realidad lo que se traduce bajo esa constitución es todo lo que no se dice: esa constitución se ha hecho bajo mandato estadounidense, bajo inspiración estadounidense, y persigue un objetivo que es consagrar una situación de facto. Esta situación de facto se consagra a través de una serie de acuerdos colaterales, lo que se llaman convenios, que se están firmando de forma mas o menos pública, entre estadounidenses y el gobierno iraquí. ¿Que es lo que hacían los británicos? Los británicos firmaban convenios con el gobierno iraquí, un gobierno que en realidad había sido nombrado y gestionado por ellos mismos: más o menos lo que ocurre ahora en Iraq. Estos convenios perseguían ante todo dos principios y dos objetivos que se consiguieron durante décadas, unos de ellos era asegurar el control de Gran Bretaña de los pozos petrolíferos; que las concesiones petrolíferas de prospección excavación etc, se hiciesen con el visto bueno de los consejeros británicos. Y el segundo punto es asegurar y legitimar la presencia militar británica. Los británicos comprenden claramente que la presencia militar terrestre no es demasiado efectiva e insisten mucho en la presencia de las bases militares.

No es que pensemos que la historia se repite, es que creemos que la historia se repite y una vez más vemos como se va en la misma línea: dar a entender que nosotros no estamos allí, que nosotros nos limitamos a tener una serie de bases perdidas por el país, sobretodo bases aéreas; es lo importante, pues entendemos perfectamente que con una buena base aérea de 30 ó 40 cazabombarderos y sobretodo equipos de radar, podemos dominar sin mayores problemas una zona de gran superficie, y lo único que tenemos que hacer es pasar inadvertidos y controlar el gobierno con una serie de mecanismos internosni siquiera hace falta que estemos presentes allí, ni siquiera es necesario que nuestro embajador -como es el caso de EEUU- reciba el poder de dar órdenes directamente a los dirigentes iraquíes, porque la misma constitución del Estado va a permitir que en todo momento la situación de gobierno recaiga en la presencia estadounidense. Voy a explicar ahora por qué.

Este tipo de convenios, por ejemplo, dice que la RAF (la fuerza aérea británica) va a tener sus bases y que el gobierno iraquí no va a tener ningún acceso a esas bases, ni va a poder judicializar, por decirlo así, la presencia de esas bases ni a los militares británicos en territorio iraquí. Es decir, van a tener amplia potestad de movimiento y van a hacer prácticamente lo que quieran en el terreno de la salvaguardia de la soberanía nacional. Al mismo tiempo se reservan también el derecho de intervenir en la política exterior de Iraq: se prohibe que el Rey – máxima figura del Iraq de aquel tiempo- o el parlamento tome medidas de gran alcance concernientes a la política exterior sin contar con el visto bueno de los supervisores británicos. Es lo que está ocurriendo ahora mismo en Iraq. En Iraq, como ocurre también en otras partes del planeta, el verdadero gobernante es la persona en quien recaen de hecho los poderes de decisión en las materias importantes, es el embajador estadounidense. Y, de hecho, en muchos países de la zona hay un chiste que dice que cuando el presidente de la nación quiere tomar una decisión importante, lo primero que hace es invitar a cenar al embajador estadounidense para ver exactamente qué cosas podemos y no podemos hacer. Esto ocurre así, porque muchas veces la propaganda es engañosa: se nos da a entender que hay un parlamento, que hay una dirección del gobierno, y que evidentemente esta gente en Iraq toma las decisiones de forma libre y no hay ningún tipo de intromisión. Falso, porque cualquier iraquí puede hablar de cómo por el mismo sistema que está creando el gobierno, se han establecido una serie de interdependencias entre los grupos, de tal forma que todas esas enemistades y puntos de vista diferentes entre los grupos sólo se pueden solucionar con el control del mandatario estadounidense. Es decir, que nunca se ponen de acuerdo porque así se está haciendo desde el principio y solamente la intercesión de este gobernador o representante estadounidense hace que muchas veces se tomen decisiones.

Lo hemos visto en la propia concesión de la constitución, en la propia designación del Presidente del país, del Primer ministro: una decisión que se ha demorado durante semanas; siempre se da la impresión, y es una impresión provocada, de que estos iraquíes son incapaces de tomar decisiones, de que siempre van a ser un grupo de etnias y de confesiones que no son capaces ni siquiera de ponerse de acuerdo entre ellos para esto, y que tiene que venir primero el embajador a dar una serie de consignas para que se pongan de acuerdo; que tiene que venir Rumsfeld, Condolezza Rice y compañía, para decirles que por favor dejen ya de practicar el desgobierno y la corrupción. Por cierto, la corrupción se ha convertido en el primer mal de Iraq, ya han batido todos los records de la zona, algo que parecía muy difícil, pero en dos años lo han conseguido: la corrupción se ha convertido en el problema número uno, a la par que el tráfico de drogas. Es decir: de las pocas cosas buenas que había en Iraq, por ejemplo la seguridad y que no había tráfico de drogas, eso también se ha conseguido romper. Pero, en fin, ese tipo de cosas, la imagen que se da de desastre, muchas veces es una imagen de desastre calculada

Esa situación de caos controlado es de interés en el sentido de que los americanos juegan siempre a hacerse imprescindibles: «tenemos que seguir, sino esto se va al garete, se va a una guerra civil y no va a haber otra solución». Decía que los británicos practicaron esta norma, la norma de una constitución que sirve de plataforma para decir que estamos en un país democrático, pero en realidad se gobierna el país por medio de convenios y acuerdos más o menos públicos. Los estadounidenses han seguido este ejemplo y lo están practicando de forma notoria. Como ya he dicho, poco antes de la invasión, en muchos círculos estadounidenses se habló del antecedente británico. Se preguntaron qué tendrían que aprender de aquella experiencia para aplicarlo hoy. En primer lugar parten de un punto de vista único y erróneo: que los EEUU tienen una superioridad moral y cultural que les hace ser capaces de implantar un modelo democrático en Iraq. Lo mismo que decían los representantes británicos, por ejemplo el general Maude. aquello de «no venimos como conquistadores, venimos como libertadores». Os vamos a liberar, os vamos a dar un nuevo sistema democrático. Así decían los estadounidenses, y no es que sea sólo una especie de estratagema política, sino que parte de una concepción particular del mundo, de superioridad moral, de la supuesta capacidad de implantar este tipo de sistemas.

Por lo tanto, uno de los modos de quebrar este tipo de visión es impartir, compartir y dar información, aportar datos que vayan en contra de esa teoría. Es decir: no sólo apoyar la Resistencia legítima, sino también una labor de zapa, una labor de ataque directo contra este tipo de estrategia y de propaganda manipuladora; y dar a entender que eso no es cierto, que esto es ante todo falso. Os podrá parecer que es una cosa infantil, pero yo no la veo ni mucho menos infantil, porque insisto que a mi entender hay dos focos de acción fundamental: es el foco iraquí de resistencia y sobretodo el foco dentro de la sociedad estadounidense. El ciudadano medio estadounidense tiene un concepto bastante infantil de lo que es la política exterior de su país y muchos piensan en ese tipo de concepciones: estamos allí para crear el bien, para aportar la democracia e incluso nuestra presencia es fundamental para que la cosa no vaya a peor.

Con esto voy terminando, voy a centrarme en la cuestión principal que es la cuestión kurda. Los británicos, como sabéis, también hicieron una serie de promesas cuando intervinieron en Iraq. Una de ellas era aportar autonomía plena a los kurdos. Se hizo así en el acuerdo de Sevres en 1920, donde decía claramente que se iba a dar a los kurdos una autonomía, un sistema de gobierno propio y que se iban a reconocer sus derechos. Los británicos, por una serie de razones, no lo hicieron así, sino que se apoyaron en un grupo dentro de Iraq, un grupo minoritario ( la oligarquía otomana sunní) predominantemente y con esos formaron un gobierno local. Este gobierno como ya he dicho era presidido por el Rey Faysal. Con este grupo minoritario, en teoría crearon este nuevo sistema de gobierno, y esta nueva situación les hizo recapacitar sobre la cuestión kurda; entonces todas aquellas promesas que se hicieron a los kurdos se convirtieron en un ataque declarado a diversos dirigentes kurdos, que reclamaban que se cumpliesen las promesas. Entonces ya encontramos el bombardeo de las aldeas kurdas, y las campañas del ejército iraquí formadas y promovidas por los británicos contra la población kurda. Es también importante resaltar algo que pocas veces se dice: quien en primer lugar bombardeó a los kurdos con armas químicas fueron los británicos, y además, probablemente por orden W. Churchil en primera persona Hay que tenerlo en cuenta, porque muchas veces parece que tenemos amnesia, sobretodo, algunos dirigentes kurdos dentro de Iraq parece que se olvidan de esas cosas: parece que se olvidan de cómo se les llamaba en Europa en los años 80, de cómo la gente se avergonzaba de dar la mano a un dirigente de la Unión Patriótica de Kurdistan por ejemplo, o de aquellos círculos de «izquierdas» kurdos, de cómo muchas veces no eran ni siquiera recibidos por gobiernos occidentales, porque les tachaban de extremistas. También conviene tenerlo en cuenta para comprender en parte lo que está ocurriendo.

Los estadounidenses, poco antes de empezar la guerra, también reflexionaron mucho sobre este hecho. Es decir: no cometamos el error otra vez de jugar mal la carta kurda, sino que conservemos la posibilidad de jugar la carta kurda a dos bandas. Con la imagen de la partición del país, tenemos la opción, en el caso que las cosas vayan muy mal, o de que nos convenga mantener un país dividido -puesto que no podemos dominarlo – de dividir el país de forma que a nosotros nos favorezca. Por lo tanto mantengamos un canal directo con los dirigentes kurdos, sobretodo con dos dirigentes de los dos grandes partidos, y al mismo tiempo mantengamos también un canal directo con aquellos dirigentes religiosos shiíes que en un momento u otro pueden convertirse en enemigos; no olvidemos que la revuelta de 1920 contra los británicos fue apoyada por numerosos dirigentes shiíes que llamaron a la yihad a la lucha contra la ocupación. Este es otro punto muy polémico ahora dentro de la resistencia iraquí. Algunos se preguntan cuando van a llamar a la yihad los grandes ayatolas iraquíes; cuándo van a llamar a la resistencia contra la ocupación. Evidentemente en esto los estadounidenses están triunfando, porque están consiguiendo domeñar o dirigir de un modo determinado a muchos dirigentes shiíes: unas veces por cuestiones puramente materiales, otras veces porque dan a entender que estos dirigentes deben tener la responsabilidad de evitar una guerra civil y otras veces lo consiguen por la amenaza, o también por el hecho de recurrir al gran peligro de lo que puede ocurrir. Es el caso del ayatolah Al-Sistani que es una persona bastante contradictoria, bastante polémica y en muchos círculos dentro de la resistencia y dentro incluso del grupo shií le están reprochando que no anuncie una fatua, un dictamen religioso en el que diga de una vez: «vamos a resistir contra el invasor.»

Por el contrario está colaborando en muchos sentidos con algunas facetas de la invasión, igual que otros líderes. En este sentido la estrategia estadounidense está siendo bastante inteligente, hay que reconocerlo; lo mismo ocurre con el caso kurdo. Hay una cosa bastante curiosa: el presidente del país es kurdo, y al mismo tiempo existe una zona autónoma semi-independiente en la zona norte del Kurdistan. La autonomía del Norte está siento dirigida por el líder de un gran partido, Barzani, y el presidente del país es el líder del otro gran partido kurdo, por lo tanto tenemos esa paradoja, en la que los elementos que dentro de Iraq están amagando en algún sentido con una posible independencia son los que están dirigiendo las grandes entidades de dentro del país. Esto se hace, por supuesto, por interés de los EEUU y dentro de un juego vicioso que está fomentando esta sensación de que aquello es un caos, de que aquello es una cosa a punto de estallar y habrá que reconocer que sólo la inteligencia y la madurez del pueblo iraquí, la capacidad de mucha gente de comprender lo que está ocurriendo y cuales son los planes verdaderos, está evitando que haya esa guerra civil que tanto se está anunciando y con la que tanto se está amenazando.

Recordemos que ahora el argumento principal de buena parte de la inteligencia política estadounidense y europea afín a la ocupación es que «somos un mal necesario, que si nos vamos, esto se va al garete y más aún: nunca habrá un proyecto democrático liberalizador en Iraq». Por eso tenemos una serie de problemas. Ya he insistido en este aspecto del antecedente británico, no es sólo la cuestión kurda, no es sólo en el control no público de los recursos petrolíferos, la existencia de bases militares, el dominio de una forma u otra de la decisión que puedan tomar los dirigentes religiosos y tribales del país. Se ha trabajado mucho para hacerse con el control de determinados dirigentes tribales, por una serie de razones u otras, y convocar así una especie de sistema que permita la permanencia de los factores e intereses principales de los EEUU.

Quiero acabar con un punto principal y ya que estamos hablando de la resistencia, quería hablar de algo que está haciendo también mucho daño y esta provocando también la estrategia estadounidense basada en «resistencia = terrorismo = barbarie». Es decir: en Iraq ahora mismo tenemos una serie de atentados indiscriminados que no tienen nada que ver con la Resistencia; ningún grupo resistente reclama o se hace partícipe de poner una bomba en una mezquita shií, en una mezquita sunní o en una iglesia ya sea armenia, ortodoxa o católica. Ningún grupo resistente puede reclamar la autoría de una bomba en un mercado ni de atacar a civiles, civiles iraquíes, que en muchos casos son mujeres, niños y adultos. Este tipo de atentados es el que más se da a conocer, porque los atentados que se realizan con gran precisión contra elementos armados estadounidenses, no se sacan a la luz, no se habla de ese tipo de ataques contra objetivos militares, sino que insistentemente se habla de ese tipo de atentados. Personalmente siempre distingo entre una cosa y otra, y lo hago también porque lo hacen también muchos resistentes iraquíes.

Esas acciones indiscriminadas no son obra de la Resistencia, es simplemente una basura mediática, una basura brutal y criminal que está siendo llevada a cabo por gente que en muchos casos ni siquiera son iraquíes. Es gente que ha entrado en el país sumido en ese estado de caos controlado porque durante un año al menos los estadounidenses han mantenido abiertas las fronteras del país. No es algo artificial, ni es algo anecdótico. Desde la frontera con Arabia Saudí hasta la de Jordania y Siria. Los estadounidenses no se han preocupado en ningún caso de controlar quién entraba en el país. Sabemos que de una forma u otra han entrado grupos de «resistencia» islámicos que muchas veces no tienen nada que ver con esa Resistencia verdadera; lo que están haciendo es crear mayor confusión y muchas veces sirven a los objetivos estadounidenses de una forma consciente o no tienen nada que ver con la Resistencia, sino que tienen que ver con el cometido de los EEUU. Por eso lo digo aquí, ya que es un foro más que nada de concienciación; hay gente que habla y no lo tiene muy claro, a veces la gente se resbala y no acaba de distinguir unas cosas y otras, y se les va un poco, perdón por la expresión, se les va un poco la olla.

Pido que nos concentremos en ese tipo de cosas. En la resistencia legítima contra la invasión y las fuerzas que colaboran con la invasión, no en este tipo de atentados brutales que ni siquiera los llevan a cabo los iraquíes. La Resistencia iraquí está dejada, hoy por hoy, de la imagen del suicida que se mete con una bomba en una mezquita shií. Esto no tiene nada que ver con una resistencia nacional como es la iraquí y, por lo tanto exigimos y pedimos que por lo menos en este punto se haga una diferencia clara.

Muchas gracias.

Iñaqui Gutiérrez de Terán es arabista y escritor, profesor del departamento de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Complutense de Madrid.