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Irak, un infierno sin salida a la vista

Fuentes:

Mas de un centenar de muertos en diversos atentados en Irak ni siquiera encontraron ayer un hueco en las primeras páginas de muchos de los diarios que llegan a nuestros quioscos. La violencia más atroz se ha convertido en normalidad en el estado que George Bush y Tony Blair, junto con varios socios menores, decidieron […]

Mas de un centenar de muertos en diversos atentados en Irak ni siquiera encontraron ayer un hueco en las primeras páginas de muchos de los diarios que llegan a nuestros quioscos. La violencia más atroz se ha convertido en normalidad en el estado que George Bush y Tony Blair, junto con varios socios menores, decidieron invadir y ocupar para liberar a sus pobladores de la tiranía de Saddam Hussein. Ni las tropas ocupantes ni las autoridades títeres son capaces de garantizar la seguridad, cuando además surgen denuncias tanto de que policías iraquíes recurren a la tortura y muerte de sus compatriotas como de que permiten la ejecución de determinados atentados. Las acciones de resistencia contra la ocupación se entremezclan con atentados suicidas contra la población civil que avivan el fantasma de una guerra entre sunitas y chiítas.

Irak ha sido convertido en un infierno y llevado a un atolladero en el que no se observan salidas, al menos a corto plazo. La retirada de los ejércitos ocupantes que nunca debieron entrar en el país no es una solución. Su mantenimiento es parte del problema. Las autoridades locales carecen de legitimidad y de posibilidades de controlar la situación, y las potencias invasoras han creado un avispero para el que no tienen respuesta. La única salida posible ­y muy complicada­ es encontrar la fórmula para que la población iraquí decida por sí misma, con suficientes garantías y sin injerencias, cuál será su futuro, aunque ello pudiera llegar a suponer incluso la ruptura de las fronteras dibujadas por el reparto colonial de principios del siglo XX.

Pero ahora que se habla de la posibilidad de iniciar próximamente un juicio contra Saddam Hussein, por la muerte a manos del ejército iraquí de 160 chiítas en la localidad de Dujail en 1982, surge legítimamente la pregunta de quién y cuando juzgará a los responsables de que Irak se haya convertido en el infierno actual, a los autores de las matanzas durante los bombardeos de Bagdad, a quienes con mentiras y abuso de su potencial militar entraron por la fuerza en un estado soberano y después fueron incapaces de controlar la situación durante la ocupación. George Bush y Tony Blair, además de su corte de socios, son responsables de gravísimos crímenes contra la humanidad que si quedan sin castigo no podrá hablarse de justicia. En función de sus propios intereses, han destrozado todo un país y a sus gentes. –