Mientras todos los medios y los políticos se dedicaban a airear y condenar la tragedia de las bombas explotadas en Londres el 7 de julio, seis días después un centenar de personas, 32 de ellos niños, morían en un atentando en la localidad iraquí de Mussayeb. Las informaciones se limitaban a explicar que se trataba […]
Mientras todos los medios y los políticos se dedicaban a airear y condenar la tragedia de las bombas explotadas en Londres el 7 de julio, seis días después un centenar de personas, 32 de ellos niños, morían en un atentando en la localidad iraquí de Mussayeb.
Las informaciones se limitaban a explicar que se trataba de un atentado-suicida de la insurgencia con un camión cisterna. Pocos medios se molestaron en informar que todos los grupos insurgentes emitieron un comunicado conjunto a las pocas horas declarando que ese atentado no fue ejecutado ni planificado por ninguno de ellos. Al Qaeda también emitió su propio comunicado descartando su implicación.
Igualmente, el teniente de la policía local aportó datos sobre el modus operandi del kamikaze, que conducía el camión-cisterna. Narró que el conductor pidió permiso a la policía para llegar con el camión en sentido contrario a la plaza central de la localidad. «Los policías aceptaron. Cuando llegó al lugar, se bajó, abrió la salida de gas de la cisterna y se le hizo explotar», afirmó el agente. Un testigo, con la mitad del rostro quemado por la explosión, señala enfurecido a la responsabilidad de la policía, «porque dejaron entrar al camión al centro de la villa cuando está totalmente prohibido».
Ahora, un servicio de noticias local iraquí ha llevado a cabo una investigación independiente sobre esa explosión. En ella revelan que, según declararon testigos presenciales, las fuerzas norteamericanas acordonaron la calle con el pretexto de que un vehículo aparcado estaba preparado para estallar. Posteriormente los soldados estadounidenses comenzaron a repartir caramelos y mochilas escolares, atrayendo a los niños.
Cuando los residentes, temiendo por sus niños, preguntaron por el vehículo, los soldados estadounidenses les respondieron que se trataba de una «falsa alarma» y que no había ninguna bomba. Ssin embargo, una pareja de soldados estadounidenses permaneció hurgando en el vehículo.
Al poco tiempo, niños procedentes de las calles adyacentes acudieron al lugar tras oír que se estaban repartiendo caramelos y mochilas. Pasados unos quince minutos desde que las tropas estadounidenses entraron en la calle, los estadounidenses arrojaron el resto de los juguetes/caramelos formando una pila en mitad de la calle y salieron disparados conduciendo a toda velocidad. En su precipitación golpearon a 4 niños con su vehículo.
Segundos después el vehículo explotó matando a 32 niños que se hallaban agrupados en la calle e hiriendo a cerca de diez más.
Los residentes informaron también que, contrariamente a lo que declaró el ejército estadounidense, la explosión no mató ni hirió a ningún soldado estadounidense, ya que las tropas ocupantes habían abandonado precipitadamente la calle justo antes de que se produjera la explosión.
Las versiones oficiales de los atentados de la insurgencia iraquí suelen responsabilizar a los grupos rebeldes de la mayoría de las muertes de civiles. Sin embargo, un estudio de académicos y pacifistas británicos agrupados en las organizaciones «Iraq Body Count» y «Oxford Research Group» atribuye algo más de un 37% de las muertes de civiles en Iraq desde el comienzo de la invasión, en marzo de 2003, a la coalición dirigida por EEUU. En cambio, los insurgentes serían responsables de un 9,5%; y un 36% es atribuido a delitos de tipo criminal. Estos datos dejan en evidencia las acciones indiscriminadas de los soldados ocupantes contra la población civil hasta el punto de que llegan a producir cuatro veces más muertes que las suicidas acciones de la insurgencia.
Numerosos testigos y periodistas independientes ya habían denunciado que ante el mínimo acto de hostigamiento, las tropas de ocupación suelen reaccionar disparando indiscriminadamente desde sus blindados provocando gran número de muertos inocentes.
Toda esa información es sistemáticamente ocultada para seguir difundiendo la tesis de una resistencia que no duda en asesinar a civiles inocentes y unas tropas ocupantes cuyas únicas acciones armadas van dirigidas contra terroristas. Una vez más, los grandes medios de comunicación siguen empeñados en ocultar la verdad de la guerra en Iraq.