Tras la firma del borrador por chiíes y kurdos en una sesión de la Asamblea Nacional, en la que no se sometió a votación el texto, los quince miembros suníes que participaron en la redacción rechazaron el documento y pidieron la intervención de la ONU y la Liga Arabe para que medien en las discrepancias […]
Tras la firma del borrador por chiíes y kurdos en una sesión de la Asamblea Nacional, en la que no se sometió a votación el texto, los quince miembros suníes que participaron en la redacción rechazaron el documento y pidieron la intervención de la ONU y la Liga Arabe para que medien en las discrepancias entre las principales comunidades del país y «ayuden a que otro texto pueda salir adelante».
El presidente del comité redactor, el chií Humam Hamudi, consideró en cambio que la Constitución «garantiza libertades e iguala a todos, hombres y mujeres y distintos grupos étnicos, y respeta las ideologías de esta nación y la religión de esta sociedad». Pero Mohamed Abed Rabu, miembro suní del comité de redacción, explicó que se negó a aceptar el proyecto «porque los puntos de desacuerdo no fueron enmendados» hasta el punto de satisfacerles. Otro negociador suní, Fajr al Qaisi, explicó que su equipo rechaza también el proyecto debido a que el texto alude al islam como «una fuente principal» de derecho y no como la fuente principal para legislar.
Puntos conflictivos
Los puntos más conflictivos son si Irak debe ser un Estado federal o un Estado descentralizado con mayores poderes para las autoridades provinciales; cómo distribuir la riqueza petrolera; si Irak se identificará como nación árabe o nación islámica y las alusiones al partido Baaz de Saddam Hussein. Hamudi explicó que las últimas enmiendas incluidas en el texto, y con las que se esperaba contentar a la minoría suní, incluían borrar la palabra «partido» de una referencia al Baaz y delegar al Parlamento elegido en las próximas elecciones de diciembre la tarea de decidir la suerte de una comisión creada para castigar a ex miembros del Baaz y vetarles su participación en el Gobierno, el empleo público y la vida política.
El borrador se someterá a referéndum el 15 de octubre, según afirmó el presidente Talabani. «La Constitución queda ahora en manos de nuestro pueblo para que la apruebe o la rechace. Espero que nuestro pueblo la acepte a pesar de algunas imperfecciones», añadió, reconociendo que el texto no es perfecto. Si dos tercios de los votantes en al menos tres de las dieciocho provincias rechazan el texto, éste no entrará en vigor. Los suníes, que han instado a su comunidad a votar en contra, son mayoría en cuatro provincias del país ocupado.