Los primeros resultados difundidos del referéndum constitucional de Iraq en la provincia sunita de Nínive son muy diferentes a los definitivas, en lo que parece una operación para sugerir a la prensa que el triunfo del «sí» fue más amplio que el real. Los resultados definitivos, obtenidos por IPS de un funcionario estadounidense en la […]
Los primeros resultados difundidos del referéndum constitucional de Iraq en la provincia sunita de Nínive son muy diferentes a los definitivas, en lo que parece una operación para sugerir a la prensa que el triunfo del «sí» fue más amplio que el real.
Los resultados definitivos, obtenidos por IPS de un funcionario estadounidense en la ciudad septentrional de Mosul, indican que en Nínive el proyecto de constitución fue rechazado por un amplio margen de votantes, si bien menos de los dos tercios requeridos para derrotarlo,
La diferencia entre las primeras cifras de votación y las definitivas arrojan dudas sobre la credibilidad de la información oficial emitida desde Nínive. Un alto dirigente político sunita aseguró, incluso, que la cantidad total de votantes en la provincia había sido alterada.
Según los muy difundidos resultados preliminares presentados por el portavoz de la Comisión Electoral Independiente de Iraq, 326.000 ciudadanos votaron en Nínive en favor de la iniciativa constitucional, y 90.000 en contra.
Según la Comisión, estas cifras se basaban sobre el escrutinio de más de 90 por ciento de las 300 mesas de votación instaladas en la provincia.
Sobre la base de estas cifras, los medios de prensa informaron que el proyecto parecía aprobado. Desde entonces, la Comisión no divulgó nuevos resultados, y el resultado final del referéndum se conocerá este viernes.
De todos modos, el enlace militar estadounidense con la Comisión en Nínive, mayor Jeffrey Houston, informó que el resultado sería de 424.491 votos por el «no» y 353.348 por el «sí».
De acuerdo con esos números, los resultados preliminares divulgados el lunes representaban apenas 54 por ciento de la votación total, y no 90 por ciento, como se les hizo creer a los medios.
Y los votos que no habían sido incluidos en esa estadística rechazaban la iniciativa constitucional por una proporción de 12 a uno.
Por su composición étnica, tres cuartas partes de los 24 millones de iraquíes son árabes, 20 por ciento kurdos y el resto de pequeñas minorías.
En cuanto a la religión, el Islam es la religión mayoritaria. Sesenta y dos por ciento de los habitantes, concentrados en el sur del territorio, profesan el Islam chiita, y 35 por ciento el sunita, predominante en el mundo árabe y también en el gobierno iraquí entre el fin del imperio otomano, en 1919, y el del régimen de Saddam Hussein, en 2003.
Otras comunidades, como los turcomanos y los cristianos, constituyen un porcentaje muy pequeño de la población.
Según las normas que rigen el referéndum, la constitución sería derrotada si dos tercios de los votantes en tres provincias votaban contra ella.
Por lo tanto, una enorme cantidad de votantes se registraron en las tres provincias de mayoría sunita, las de Anbar (occidente), Nínive (norte) y Saladín (centro), en contraste con la muy baja participación en los comicios de enero.
Los votos que aparecieron en los registros del enlace militar estadounidense solo podrían proceder de los barrios sunitas de Mosul, una ciudad de 1,7 millones de habitantes.
Los votos en las zonas urbanas densamente pobladas insume más tiempo que en poblados pequeños. Eso podría explicar el desfasaje, pero el escrutinio de las áreas sunitas tardó mucho más que el de las kurdas.
La evidencia sugiere, más bien, que se trató de un esfuerzo deliberado por parte de dirigentes chiitas y kurdos para confundir a los medios. De ese modo, al dar cuenta de una gran ventaja par el «sí», aplacaban la curiosidad de los medios.
Estos políticos sabían que todos los ojos estarían puestos en Nínive, pues esa provincia podría ser la que inclinara la balanza.
Por otra parte, las cifras reveladas por el enlace militar estadounidense con la Comisión sugiere una abstención que carece de credibilidad.
En una jornada electoral en que participaron 88 por ciento de los votantes habilitados de la provincia sunita de Saladín, por ejemplo, una asistencia a las urnas de 60 por ciento de los de Nínive parece anómala. Y si solo hubieran votado 70 por ciento, el total debía haber sido de 930.000.
El resultado final sugiere que los sunitas, que manifestaron casi unánimemente su postura contraria a la nueva constitución, serían minoría en la provincia.
Eso contradice la realidad ratificada en las elecciones legislativas de enero. Los votos sumados de kurdos y chiitas en Nínive sumaron apenas 130.000, mientras las organizaciones sunitas llamaron a un boicot de las elecciones.
(*) Gareth Porter es historiador independiente y analista en política exterior, además de autor de «La tercera opción en Iraq: una responsable estrategia de salida», en la edición de otoño de Middle East Policy.