Mohamad Tareq, oriundo de Falujah, está en Euskal Herria para contar la versión de la ocupación que los poderosos medios de comunicación ignoran o excluyen. Tareq ofreció su testimonio en el documental que emitió la RAI italiana y que destapó que EEUU había usado fósforo blanco contra civiles durante la operación contra Falujah de la […]
Mohamad Tareq, oriundo de Falujah, está en Euskal Herria para contar la versión de la ocupación que los poderosos medios de comunicación ignoran o excluyen. Tareq ofreció su testimonio en el documental que emitió la RAI italiana y que destapó que EEUU había usado fósforo blanco contra civiles durante la operación contra Falujah de la que se cumple ahora un año.
Nacido en Falujah, provincia de Al Anbar, hace 33 años, Mohamad Tareq está estos días en Euskal Herria para denunciar la matanza que perpetraron las tropas ocupantes en Falujah el año pasado. En la mañana de ayer solicitó en el Parlamento de Gasteiz que presione para detener las atrocidades que se están cometiendo en Falujah y sugirió que una delegación vasca vaya a Irak para asegurar que no se falsifiquen los resultados de los inminentes comicios.
Un año después de que las tropas estadounidenses llevaran a cabo la operación contra Falujah salen a la luz las violaciones de Derechos Humanos y el uso ilegal de armas químicas. ¿Cómo averiguaron estos desmanes de EEUU?
Al entrar en Falujah, encontramos muchas evidencias de que se habían utilizado armas químicas. Había muchos cuerpos quemados, aparentemente sin ningún disparo y sin balas alrededor. La ropa, en cambio, estaba intacta y, dentro, los cadáveres eran sólo huesos. Además, algunos testigos nos dijeron que los ocupantes habían atacado varios edificios con gases. Esto nos dio pie a investigar.
¿Están los iraquíes dispuestos a contar estas atrocidades o temen posibles represalias?
Los iraquíes están deseando dar a conocer los crímenes que se cometen y que sufren. Ultimamente han aumentado los casos de leucemia, cáncer y hay muchos bebés que nacen con malformaciones, y quieren contarlo para evitarlo en el futuro.
Gran parte de la información que dan los medios de comunicación sobre Irak se limita a la versión de EEUU. ¿Cómo cree que influye en la percepción que el mundo tiene de ustedes?
Estados Unidos puede decir lo que quiera, pero las pruebas de sus crímenes están ahí, y eso no lo pueden borrar.
Pero si EEUU controla la información, su verdad puede quedar descafeinada…
Sí, es posible. De hecho, Washington ha puesto a la RAI en la lista negra junto a Al Jazeera. Antes de venir visité los estudios de la televisión italiana y me contaron que EEUU les habían advertido de que no emitiesen más noticias como la del fósforo blanco.
Las presiones a Al Jazeera han sido más contundentes.
Al Jazeera mostró algunas fotos que documentaban el uso de fósforo blanco en Falujah, y poco despúes recibió amenazas de que iban a cerrar sus estudios…
Hablamos del desconocimiento internacional, pero ¿se enteran los iraquíes de lo que sucede en su propio país? ¿Controla el nuevo Gobierno iraquí los medios de comunicación?
La gente del norte no se entera de muchas de las violaciones de Derechos Humanos que suceden en el sur, y viceversa. Los medios están más preocupados de los asuntos políticos y no envían a nadie a que dé cuenta de los crímenes que se producen en todos los rincones del país. El Gobierno sólo está interesado en tomar fotos de los ataques para decir que no existe la resistencia y que todos son terroristas. En cambio, calla sobre los otros muchos crímenes que se cometen sobre civiles.
Según un sondeo del Ministerio de Exteriores británico, el 45% de los iraquíes justifican los ataques contra las tropas ocupantes. ¿Piensan lo mismo sobre las bombas en los mercados o en mezquitas chiíes?
La gente iraquí sabe que detrás de los atentados contra civiles está Estados Unidos o grupos apoyados por ellos. La resistencia nacional no pone bombas en las mezquitas ni en los mercados. No es la primera vez que los estadounidenses hacen explotar un coche bomba y lo colocan en una zona chií para acusar a los suníes y que surjan problemas entre comunidades.
¿Crees que Estados Unidos busca provocar una guerra civil en Irak?
Sí, estoy convencido. ¿Cómo es posible que los ejércitos de Estados Unidos, Canadá, Italia, Gran Bretaña y muchos otros países no sean capaces de mantener la seguridad en Irak cuando Saddam Hussein podía? EEUU permite que el Gobierno iraquí siga torturando a los detenidos, a los presos, a los civiles para luego justificar que el conflicto es entre iraquíes.
¿En qué le beneficia a Washington alargar la ocupación?
Si los iraquíes mantienen una guerra civil, es más difícil que se centren y se pongan de acuerdo en evitar que EEUU siga robando petróleo y otras riquezas.
Pero es innegable que George W. Bush está sufriendo desgaste con la invasión y que cada vez más estadounidenses se oponen a ésta.
Los estadounidenses se han empezado a dar cuenta de lo que realmente está pasando cuando algunos soldados han vuelto de Irak y relatan la verdad. Por eso esperamos que la presión de la gente vaya creciendo y esto haga que Bush retire sus tropas.
¿Tienen apoyos en EEUU para influir en la opinión pública?
Tenemos contacto con tres congresistas demócratas y les enviamos cada semana información y fotografías para que den a conocer los que sucede y presionen en el Congreso.
¿Está consiguiendo la estrategia de Estados Unidos empeorar la convivencia entre las comunidades que existen en Irak?
En Falujah, por ejemplo, hay muchos kurdos que llegaron del norte tras la ocupación, y todos trabajan juntos sin problemas. También hay familias y matrimonios mixtos. Los conflictos étnicos se dan entre los líderes de las comunidades, no entre los civiles.
¿Qué podemos hacer como pueblo para ayudar a cambiar esta situación ?
Presionar a Europa para que el Gobierno iraquí libere a los detenidos y busquen una solución a la contaminación que ha provocado el uso de armas químicas en Falujah. Políticamente, creo que los iraquíes necesitamos un Gobierno que respete los Derechos Humanos, que no permita ni promueva, como el actual, la tortura y los demás crímenes. Pero no podremos conseguir este Gobierno mientras sigamos ocupados.
¿Qué fórmula propone usted para salir de este estado de ocupación y violencia?
Propongo traer tropas de pacificación durante un año, quitar las armas a todos los grupos y crear un plan para proteger los DDHH, especialmente en las cárceles. Con respecto al sistema judicial, debería reformarse para que no proteja o dé privilegios, como sucede ahora, a ministros o políticos.
¿Cómo es el día a día de los iraquíes en las zonas conflictivas?
Las familias temen que les maten cuando van a trabajar o a comprar y que las tropas iraquíes o las estadounidenses entren en sus casas y detengan a los miembros de su familia. Además, por la noche soportan el ensordecedor ruido de los aviones estadounidenses que sobrevuelan sus casas a muy poca altura. Aun así, se esfuerzan por mantener una especie de normalidad. Los iraquíes son quienes realmente luchan por superar esta situación.
Además de los muertos y la contaminación, ¿qué huella han dejado los estadounidenses en Falujah?
Al inicio de la ofensiva, ocuparon once escuelas y edificios públicos, construyeron muros y los convirtieron en sus cuarteles. La presión de los ayuntamientos hizo que desocuparan algunas, pero todavía hay seis ocupadas. Así, los niños tienen que recibir sus clases en tiendas de campaña. También hay mucha gente que aún vive en tiendas de campaña porque no tienen ayuda económica para reconstruir sus hogares destruidos por las tropas. En la ofensiva, de los 300.000 habitantes de Falujah, 20.000 permenecieron en la ciudad. El resto huyó a campos de refugiados. La ayuda internacional no es suficiente para todos.
Muchos países participan en la ocupación, en las elecciones, en entrenar a las fuerzas de seguridad… pero casi nadie se ocupa de los problemas cotidianos. ¿Se sienten olvidados?
Intentamos conseguir la mayor ayuda posible de otros países, pero sabemos que, a fin de cuentas, somos los iraquíes los que tenemos que salir adelante, y seguiremos luchando con o sin la ayuda exterior. –