Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Es casi imposible acceder estos días a Ramada. Con el telón de fondo de la masacre de Hadiza, IPS [Interpress Service] ha recibido informes sobre civiles asesinados por francotiradores estadounidenses apostados en los tejados de hogares ocupados mientras mantenían a las familias detenidas en la planta inferior.
Un hombre, que desea ser conocido simplemente como «un amigo iraquí», se reunió con IPS en Ammán para describir la situación en Ramada y detallar los recientes sucesos de los que tuvo que ser testigo.
«Para entrar en Ramada (a unos 100 kms. Al oeste de Bagdad), tienes que atravesar el puente sobre el Éufrates y la central eléctrica de la población. Dicha central está ocupada por las tropas estadounidenses. El punto de control está situado allí, la fábrica de vidrio cercana también está ocupada por francotiradores estadounidenses. En ese lugar se procede a registrar a todos los coches y son necesarias, por lo regular, más de cuatro horas para atravesar el puente.»
En los últimos meses ha habido poca e infrecuente información sobre lo que ocurría en Ramada y siempre provenía de reporteros que trabajaban por la zona y que iban empotrados con las tropas estadounidenses.
Sus historias describen sucesos mortales en todo momento en los que nadie procede a avisar para poder prevenirlos.
«Al otro lado de la calle principal se ven edificios destruidos y tiendas de campaña militares colocadas sobre los edificios para que sirvan de guarida a los francotiradores. Tengan cuidado si escuchan cualquier sonido de combate, escóndanse en las calles adyacentes, aparquen allí sus coches, métanse en cualquier casa y escóndanse, porque los francotiradores disparan contra todo lo que se mueva, incluso aunque el combate sea en otra zona.»
El sheij Mayid al-Ga’ud es del pueblo de Wahaj al-Iraq, que está junto a Ramada y visita la ciudad regularmente. También describió la presencia de francotiradores disparando a placer.
«Los francotiradores estadounidenses no distinguen entre civiles o combatientes, disparan inmediatamente a cualquiera que se mueva. Esto es terrible, están matando a montones de civiles que no son combatientes.»
Según el «amigo iraquí», mucha gente ha sido asesinada en Ramada porque desconocen simplemente cuáles son las zonas de la ciudad donde no se puede entrar.
Un área de ese tipo es la calle principal que atraviesa Ramada. Tras el primer semáforo ya no se puede seguir hacia delante, sólo hacia la izquierda o hacia la derecha.
«El camino está bloqueado, no con hormigón, sino con los francotiradores. Cualquiera que siga adelante por la calle será asesinado. No hay avisos que indiquen que no se puede seguir, aunque la gente local lo sabe. Mucha gente viene a visitarnos desde Bagdad. Ellos no conocen esa situación y siguen adelante unos cuantos metros más y les asesinan.»
El sheij Mayid estuvo en Ramada justo unos cuantos días antes de hablar en Ammán con IPS. Describió una ciudad controlada mayoritariamente por los combatientes de la resistencia.
«Están controlando el terreno y se sienten muy seguros. No se cubren las caras con máscaras y los estadounidenses huyen de ellos. Los estadounidenses no podían ganar una guerra de infantería con ellos, por eso empezaron a utilizar un poder aéreo masivo para bombardearlos…»
Cuando estuvo en Ramada vio muchas casas destruidas y declaró que no funcionaba ningún servicio civil.
«Podrán ver que han bombardeado las centrales eléctricas, las instalaciones de tratamiento de agua y las cañerías. Esta casa está destruida, aquella y aquella también. Verán pobreza por doquier. No encontrarán allí las cosas mínimas con que cuenta en cualquier lugar del mundo el más sencillo de los seres humanos.»
El amigo iraquí describió una situación similar: «Hasta el momento he podido ver tan sólo unas cuantas casas, pero no pude ver todo Ramada, es una ciudad grande. Hay también casas destruidas en las granjas, ví algunas, pero no puede visitar la mayoría porque hay muchísimas granjas.»
En el momento actual, Ramada está aislada del resto de Iraq. En su interior, algunas veces hay electricidad y algunas casas disponen de generadores, pero el servicio local telefónico ha sido completamente destruido.
«Las tropas estadounidenses atacaron la estación telefónica e incluso ahora el edificio sigue completamente destruido. Y también la estación de tren está destruida en su totalidad, ya que los F-16 han estado bombardeándola día tras día».
La vida en Ramada no ha sido siempre tan difícil. Cuando Bagdad cayó, no se ocupó Ramada. Cuando Bagdad se vio invadida por el caos y los saqueos, Ramada permaneció relativamente en calma.
«Era una ciudad muy tranquila, había orden», nos dijo el sheij Mayid. «Aunque hay muchas tribus distintas allí, y ahora hay tensión entre ellas, antes había orden. Se respetaban las unas a las otras y respetaban la ley.»
El amigo iraquí nos sugirió por qué Ramada se mantuvo en calma y, al contrario que en Bagdad, las tropas ocupantes no entraron durante los primeros días de la ocupación.
«Llegaron a un acuerdo con las tribus para no entrar en la ciudad. Pero los partidos políticos echaron a perder el acuerdo. Querían controlar Ramada y por esa razón dieron información equivocada a los estadounidenses. Hubo un pequeña manifestación, pero no de leales a Saddam; fue una manifestación pacífica contra la ocupación.»
Tras esa manifestación, de tan sólo 30 personas, se rompió el acuerdo y el ejército invadió Ramada. Se mató a muchos iraquíes y, siguiendo las costumbres tribales de venganza, empezó un ciclo de violencia.
Qasem Dulaimi, que vive en Ramada, le contó a IPS que su casa fue ocupada en mayo por tropas iraquíes y estadounidenses.
«Machacaron las puertas de entrada e irrumpieron en la casa. Salí de mi habitación y les dije algunas palabras en inglés: ‘Somos una familia pacífica, todo está OK'». Pero encerraron a todos los miembros de la familia en una pequeña habitación del piso inferior.
«De vez en cuando oíamos que disparaban desde nuestro tejado. Utilizaban nuestra casa como herramienta para matar, utilizaban el tejado como instrumento de muerte.» Finalmente, su familia fue liberada y las tropas estadounidenses se marcharon.
El amigo iraquí presenció la muerte de un muchacho. «Iba al colegio sobre las ocho de la mañana, llevaba sus libros y se aprestaba a cruzar la calle. De repente, cayó al suelo. Pensé que se había desplomado por algún problema en la pierna, pero se quedó allí, durante largo rato. Supe o sentí que un francotirador le había disparado.»
Historias como ésta son comunes entre los habitantes de Ramada.
«Haizam, uno de los hermanos de ese chico, trató de recogerle y dio dos pasos hacia él para llevárselo. Los francotiradores le dispararon. Por eso ya no pudo intentarlo más. El niño permaneció allí sangrando durante cuatro horas. Le habían disparado en la cabeza.»
Texto original en inglés: www.uruknet.info?p=23738
Sinfo Fernández es miembro del colectivo de rebelión.