Los iraquíes se están preparando para una nueva ola de violencia, si, como se espera, la Corte Suprema en Bagdad da su veredicto el domingo al ex líder iraquí Sadam Husein y lo sentencia a muerte. El Ministerio de Defensa ayer canceló las licencias de todos los oficiales militares y se habla de un toque […]
Los iraquíes se están preparando para una nueva ola de violencia, si, como se espera, la Corte Suprema en Bagdad da su veredicto el domingo al ex líder iraquí Sadam Husein y lo sentencia a muerte. El Ministerio de Defensa ayer canceló las licencias de todos los oficiales militares y se habla de un toque de queda en Bagdad para limitar la violencia. Algunos funcionarios iraquíes informaron que funcionarios estadounidenses han pedido privadamente que el veredicto se anuncie el domingo para mejorar la situación de la administración estadounidense en las elecciones legislativas dos días después.
El derrocamiento de Sadam Husein en abril de 2003 y su captura el 13 de diciembre de ese mismo año fueron los hitos del presidente George W. Bush en la guerra contra Irak. Por otro lado, una sentencia de muerte para el ex líder iraquí podría provocar más ataques sangrientos a las tropas estadounidenses justo en el momento que el pueblo norteamericano va a las elecciones.
La Corte Suprema emitirá un veredicto en el juicio a Sadam y a los otros siete acusados por la masacre en 1092 de 148 personas en Dujail, un pueblo al norte de Bagdad donde hubo un intento de asesinar a Sadam Husein. Actualmente Sadam está siendo juzgado por separado por la masacre de decenas de miles de kurdos en la década del ’80. Hasta ahora, el juicio, que duró más de nueve meses, no ha producido los dividendos políticos esperados por Estados Unidos o por el gobierno iraquí. En términos de estabilidad para Irak, más bien ha sido contraproducente. Durante su largo tiempo en prisión, Sadam ha comenzado a desvanecerse de la mente de la gente en Irak.
Sadam ha aprovechado el juicio para mostrase día tras día en vivo por televisión, acusando a los fiscales y a los jueces iraquíes de ser títeres de los estadounidenses. Para gran parte de la comunidad árabe sunnita a la que pertenece, esto lo ha convertido nuevamente en un héroe. Los kurdos y los chiítas que sufrieron bajo su gobierno generalmente quieren verlo ejecutado. La opinión en Bagdad se dividía ayer a lo largo de líneas sectarias. Mohammed Khalid, de 41 años, un ex funcionario sunnita en el Ministerio de Comunicaciones, le dijo a The Independent que ahora está desempleado porque «mi ministerio fue tomado por los chiítas y el Ejército Mehdi». Cree que si Sadam es ejecutado, Irak se dividirá aún más. «Los chiítas que sufrieron mucho con él estarán felices y los sunnitas se sentirán desgraciados porque lo querían. Habrá mucha violencia en los barrios sunnitas si lo sentencian a muerte», analizó.
Laith Sadiq, de 33 años, un chiíta que vive en un distrito sunnita en el oeste de Bagdad, dijo que espera ver muerto a Husein. «Matar a gente fue el hobby de Sadam», agregó. Un policía que estaba al mando de un puesto de vigilancia en las cercanías dijo que quería que lo encontraran culpable a Sadam pero añadió sombríamente que esperaba no estar de guardia cuando se anunciara el veredicto. «Va a haber muchos tiros», pronosticó. Mohammed, de 66 años, sunnita y maestro retirado, tiene una opinión totalmente distinta. Cree que Sadam Husein es inocente. Dice: «El que debería ser ejecutado es George Bush. Si Sadam es ejecutado, los sunnitas querrán venganza».
Sea cual fuere el destino de Sadam, la violencia en Bagdad está aumentando inexorablemente. La policía dijo que ayer había encontrado 54 cuerpos con señales de haber sido torturados. El éxodo desde Bagdad a los países vecinos está aumentando nuevamente. El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados dijo ayer que 50 mil iraquíes estaban huyendo de sus hogares cada mes y que 1,8 millón ha huido a Jordania, Siria, Egipto, Irán y el Líbano.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.