La reciente autoproclamación del Partido Baaz iraquí como movimiento político y «movimiento de resistencia nacional» mediante la propuesta de un «Programa Político: el Programa de la Resistencia y la Independencia» [1] es, según algunos observadores, signo de dos hechos importantes: primero, que el partido ha reorganizado sus filas y ha emprendido su actividad política en […]
La reciente autoproclamación del Partido Baaz iraquí como movimiento político y «movimiento de resistencia nacional» mediante la propuesta de un «Programa Político: el Programa de la Resistencia y la Independencia» [1] es, según algunos observadores, signo de dos hechos importantes: primero, que el partido ha reorganizado sus filas y ha emprendido su actividad política en Iraq como partido clandestino; segundo, que la constitución por parte del Baaz de un gobierno de resistencia a la ocupación (que no es algo nuevo) y el liderazgo que ejerce sobre este movimiento -que incluye otras fuerzas nacionalistas y del país con las que ha acordado una serie de fundamentos nacionales claros [2]– representa una fuerza efectiva en el escenario iraquí.
Todo ello ocurre cuando ciertos elementos apuntan a hechos que tienen que ver con la realidad propia iraquí o con su actual coyuntura. El más relevante y presente de estos hechos es el «callejón sin salida estadounidense», que indica claramente el fracaso de EEUU y de su proyecto en Iraq. El otro es el incremento de las acciones de la resistencia y de los ataques contra las fuerzas estadounidenses, con el consiguiente aumento en el ritmo de pérdidas en las filas de éstos, tanto en vidas humanas como en equipamiento militar [3]. Todo ello pone de manifiesto el carácter organizado y preciso de la resistencia, y ha forzado a la Administración estadounidense a expresar su disposición a «abrir una puerta a las negociaciones» con la resistencia [4], en lo que algunos observadores han querido ver el deseo de solucionar «el problema iraquí».
A ello se suma el fracaso, hasta el momento, del gobierno de Nuri al-Maliki a la hora de propiciar cambios sustanciales en esta situación y en la aplicación de su «plan de seguridad», en vigor desde hace tres meses sin haber cosechado fruto alguno en la estabilidad del país [5]. Esto ha hecho que la Administración estadounidense piense en soluciones que obvian al gobierno iraquí y presente alternativas como la negociación con los grupos armados y la revisión de la Ley de Desbaazificación, o mejor dicho, su congelación previa a su derogación [6], además de la introducción de reformas en la Constitución acordes con las opiniones de algunas de las instancias participantes en el proceso político.
Un nuevo punto de partida
Estas cuestiones no son ni lejanas ni ajenas al regreso del Baaz a la escena política iraquí, sino que precisamente quizás debido a ello hayan surgido aspectos importantes y básicos: el primero, de tipo organizativo, representado en el retorno del partido político [como tal]; el segundo, de tipo militar, con el anuncio de [la creación de] un «movimiento de resistencia», de cuya capacidad de influencia los estadounidenses son los primeros en ser conscientes gracias a su experiencia militar y organizativa, la cual ya ha tenido su expresión en los ataques y enfrentamientos ocurridos en los últimos tiempos contra las fuerzas de ocupación, que expertos militares han calificado de «actos muy característicos». Esto nos devuelve al comienzo y a la pregunta sobre «la naturaleza actual» (no decimos «nueva») de la organización del Baaz, y si ha habido cambios en su estrategia y en la marcha de su actividad política e ideológica.
Conviene señalar, en primer lugar, que el Baaz no ha celebrado hasta el momento un «congreso territorial» para elegir una «nueva dirección regional» que se haga cargo de los asuntos del partido para las etapas presente y futura, ni ha aprobado un «programa político» que evalúe la situación actual y ofrezca con concreción una visión de futuro (como es costumbre en estos congresos), sino que todo lo que ha habido hasta ahora han sido comunicados políticos valorando la situación actual firmados en nombre del Mando Regional [7], aferrado todavía a la situación anterior y al «mando histórico» de Sadam Husein. Y todo esto mientras elementos baazistas insisten en el regreso de las organizaciones vinculadas al Partido Baaz no sólo en Bagdad y en las provincias occidentales, donde el aparato del partido ya se había unificado antes, sino también en las provincias del centro y sur de Iraq y sus ciudades, lo que significa la «recuperación de la fuerza» en más de un lugar. Tal vez esta situación ha sido la que ha llevado al anuncio del mencionado programa político para la resistencia.
Hechos ante el «Decreto de disolución»
Esto nos lleva a su vez a otro punto de partida, a saber, la llegada del ejército estadounidense, el derrocamiento de régimen baazista en Iraq y el recurso a otras fuerzas para gestionar el proceso político. Los fracasos en que incurrieron estas fuerzas, sumados a la existencia de otros «grupos baazistas», además de la «organización del presidente [Sadam Husein]», que salieron a la luz inmediatamente después de la ocupación anunciando su oposición hostil a la invasión, hizo que algunos se obsesionaran con el temor a que estos grupos fueran un factor que complicara la situación en el seno del Baaz más que una ayuda para multiplicar su fuerza en la escena iraquí.
El día en que el administrador civil estadounidense Paul Bremen anunció la disolución del Partido Baaz numerosos políticos iraquíes se opusieron sorprendidos a esta decisión. «Que el régimen baazista iraquí haya sido derrocado por las fuerzas de ocupación no significa que éstas puedan controlar a un partido con grupos independientes de la organización del Estado, aunque haya sido el partido dirigente del Estado y del régimen durante treinta años», declaró uno de estos políticos, quien añadió: «¿Qué significa ‘disolución del Partido Baaz’ en este contexto? ¿Es acaso una institución del Estado la que ha sido derrocada?».
No cabe duda de que la caída del régimen, el hundimiento del Estado, la desmembración del mando baazista, el apresamiento de varios de sus miembros y el paso forzoso a la clandestinidad o su marcha de Iraq de numerosos cuadros importantes del partido por temor a ser detenidos o eliminados, afectó negativamente a la organización del partido y le llevó a las puertas de la desintegración. Tal vez esto ha animado a algunos antiguos baazistas discrepantes con Sadam Husein y su dirección (un grupo de los cuales vivió fuera de Iraq con un aparato independiente y contrario al «aparato de Iraq») a aprovechar la ocasión haciendo fuerza común con el grupo opositor en el interior. Ambas facciones han intentado reanudar sus actividades valiéndose del vacío existente en la dirección del Baaz tradicional como consecuencia de la ocupación, la caída del régimen y la persecución de sus dirigentes. Así pues han aparecido en escena dos organizaciones totalmente alejadas de la dirección tradicional, ambas portando un «llamamiento abierto» a miembros y cuadros del partido para que se unan a su organización con el fin de «devolver el partido a su realidad combativa y doctrinal», según se recoge en algunos de los comunicados salidos a la luz sobre este asunto.
La primera organización es pública, con sede conocida, al igual que el resto de los partidos creados en la etapa post-invasión. Pese a adoptar una nueva denominación (Partido de la Reforma) cuenta entre sus filas con miembros del grupo escindido del partido en 1963, tras el VI Congreso Nacional y del movimiento del 18 de noviembre del mismo año, dirigido por Abdel Salam Arif y que ocasionó la caída del primer régimen baazista iraquí, surgido a su vez tras la revolución del 8 de febrero de 1963 contra Abdel Qader Qasim. Este grupo (llamado en aquel entonces por el aparato oficialista «Los escindidos») siguió una trayectoria izquierdista y se vinculó al mando nacional en Siria tras el golpe de febrero contra la dirección histórica en este país. Tras la llegada al poder del mando histórico en Iraq en 1968 la corriente fue eliminada y sus dirigentes no tardaron en huir a Siria, donde fundaron su propia organización.
Sin embargo este grupo, el Partido de la Reforma, ni ha conseguido la eficiencia deseada ante la nueva realidad iraquí ni la adhesión de antiguos miembros del partido, salvo en número limitado, ya que algunos se han opuesto a la nueva denominación como tal y otros a su contenido, con el argumento de que no es posible actuar bajo el lema de la reforma tras haberlo hecho bajo el estandarte de la revolución. Súmese a ello que el Partido de la Reforma no ha participado en el proceso político en curso en el Iraq post-ocupación y su actuación en la calle iraquí sigue siendo limitada (en un primer momento llegó a editar un semanario, que no tardó en desaparecer).
El segundo grupo es el autodenominado Mando Temporal y es, a diferencia del anterior, una organización clandestina que incluye entre sus filas a antiguos baazistas que desempeñaron un papel en lo que en su día se denominó «la escisión», así como en la formación de la Comisión Regional del Partido, que no tardó en proclamarse como el mando legítimo del partido y de la que el Partido de la Reforma representa su ala más amplia. Componen esta organización quienes no abandonaron Iraq, sino que renunciaron a la actividad política y se aislaron en algún que otro departamento funcionarial. No obstante, algunos permanecieron fuera de las instituciones del Estado, y hacia ellos se adoptó una posición de fuerte cautela (algunos de ellos fueron sometidos a vigilancia por las fuerzas de seguridad ya desde la época de Sadam Husein). Entre ellos hay antiguos dirigentes militares y personalidades conocidas por su historia dentro del partido y que con Sadam habían abandonado la actividad política conservando sus opiniones y puntos de vista. Esta organización combate la ocupación a la vez que condena «las prácticas de Sadam [Husein] y de los miembros de su Mando». En sus comunicados llama a la «unidad de los combatientes del Partido», proclamando que su actividad es transitoria y su objetivo «la reconstrucción del partido sobre bases correctas ya conocidas históricamente» y «la preparación del camino para la celebración de un congreso territorial durante el que se elegiría una nueva dirección regional; de ahí su denominación de Mando Temporal, una expresión convencional en los «usos del partido» y en su «régimen interno».
Sin embargo, esta organización también sigue teniendo una presencia y una influencia limitada en la calle iraquí, ya que se reduce a emitir comunicados en los que hace públicas sus posiciones y a confirmar éstas en alguna que otra ocasión.
…Y nuevos hechos
Todo esto vuelve a plantear interrogantes sobre la posición del Partido Baaz, que llegó a contar con más de un millón y medio de miembros entre sus diferentes escalafones, con sus organizaciones vinculadas al Mando Regional iraquí, del que sólo quedan en libertad Izzat Ibrahim ad-Duri y Abdel Baqi as-Saadun, vicesecretario y miembro del Mando, respectivamente.
No obstante, la cuestión que aquí se plantea nos lleva por más de un derrotero: en primer lugar, conviene no ignorar que un porcentaje de esta cifra [de miembros del partido], porcentaje que quizás no sea grande, se encuentra más cerca de los márgenes del partido que de los centros de poder. Se trata de aquéllos que se unieron a las filas del Baaz por fines e intereses pasajeros para cuya satisfacción necesitaban el ingreso en el partido y que se distanciaron del núcleo de la organización con la entrada de los primeros carros de combate estadounidenses por las calles de Bagdad para buscar, la mayoría de ellos, un lugar, por muy marginal que fuera, en el marco de «la nueva situación».
En segundo lugar, había miembros del partido que no habían expresado públicamente su posición respecto al mando de Sadam Husein porque entendían que el partido, bajo la dirección de éste, había dejado de ser el Baaz que ellos conocían. Algunos «se aislaron del aparato» y otros encontraron en la caída del régimen una oportunidad para desembarazarse de «los compromisos» con los que ya no estaban dispuestos a comulgar ni a seguir cumpliendo.
En tercer lugar, existe el «aparato real» cuyos miembros han expresado su compromiso y la no renuncia de sus posicionamientos. Bastantes de ellos hicieron públicos rápidamente comunicados en nombre de partido y de la dirección del Baaz desde lugares geográficos diversos con el objetivo de proclamar su existencia y continuidad. Este colectivo es el que reclama más atención, puesto que ha comenzado a trabajar para unificar las filas baazistas y no renuncia al mando histórico, al tiempo que proclama que «la resistencia es el único camino para expulsar al invasor y recuperar los derechos nacionales por completo».
Hoy en día, una vez que, según parece, ha logrado una presencia organizativa con una nueva dirección -desconocida hasta el momento con la excepción de los dos nombres citados [de Izzat Ibrahim ad-Duri y Abdel Baqi as-Saadun]-, el Partido Baaz viene a afirmar los «[…] fundamentos de la liberación y las bases para la construcción de un Estado iraquí independiente». Y si la faceta resistente es la que goza de más predicamento en el retorno del Baaz a la escena política, el partido ofrece ahora al conjunto de la resistencia su programa político, que es, según afirma el propio partido, «[…] el programa de todos los patriotas iraquíes, independientemente de sus adscripciones políticas», con lo que abre la puerta a un frente nacional que incluya entre sus filas a todos los nacionalistas iraquíes opuestos a la ocupación.
El otro camino: la negociación
Sin embargo, mientras el Baaz actúa en consecuencia ofreciendo este tipo de propuestas no descarta «negociar con el invasor», pero con condiciones recogidas en su programa político, que es, al mismo tiempo, «el programa de la Resistencia».
Si algunos políticos ven en estas condiciones «un techo alto», al ser exigencias planteadas al invasor que domina actualmente el país y sus recursos, el Baaz ofrece con ellas «fundamentos patrióticos» que suponen «soluciones completas» -no «medias soluciones»- que conforman una visión clara de la etapa postocupación, como se recoge en el mencionado programa.
Notas de IraqSolidaridad:
1. Traducido en IraqSolidaridad: Programa Político del Partido Baaz: El Programa de la Resistencia y la Independencia
2. Véase en IraqSolidaridad: Programa Político del Partido Baaz: El Programa de la Resistencia y la Independencia
3. Véase en IraqSolidaridad: Se mantiene y extiende al sur la ofensiva de la resistencia. Además de los 150.000 efectivos de EEUU, 23 países mantienen en Iraq otros 17.500 soldados Carlos Varea y Pedro Rojo: EEUU y la resistencia iraquí podrían abrir próximamente negociaciones. Octubre ha sido un mes crítico para la continuidad de la ocupación de Iraq Carlos Varea: Se multiplican por cuatro los ataques contra los ocupantes. El incremento de la resistencia fuerza a EEUU a un nuevo aumento de sus tropas en Iraq
4. Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea y Pedro Rojo: EEUU y la resistencia iraquí podrían abrir próximamente negociaciones. Octubre ha sido un mes crítico para la continuidad de la ocupación de Iraq
5. Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: La violencia sectaria en Iraq y la nueva guerra en Oriente Medio. EEUU incrementa el número de tropas en Iraq y ‘reocupa’ Bagdad y Carlos Varea: La resistencia rechaza el plan de ‘reconciliación nacional’ de al-Maliki’. Las organizaciones anti-ocupación reiteran que solo negociarán con los ocupantes su retirada incondicional
6. El 23 de octubre de 2006 el embajador estadounidense en Bagdad, Jalilzad, indicó en rueda de prensa en la Zona Verde que EEUU pediría al gobierno iraquí que el Comité de Desbaazificación, creado en 2003 por el procónsul Bremen, se transforme en una instancia destinada a favorecer la inclusión de la corriente baazista en las nuevas instituciones iraquíes, algo a lo que se oponen cuando menos algunos de las formaciones del gobierno iraquí, particularmente la corriente de as-Sáder. Inmediatamente, un comité especial del gobierno de al-Maliki tomó tal medida, abriendo la vía para la rehabilitación -tras aceptación individual del marco institucional vigente- de un número indeterminado de funcionarios baazistas apartados desde 2003 de sus puestos en la Administración, según algunas fuentes hasta 1,5 millones de personas (The Washington Post, 7 de noviembre, 2006). Al menos 1.500 baazistas han sido asesinados tan solo en el sur del país desde el inicio de la ocupación, según un grupo de defensa de los Derechos Humanos (az-Zamán, 8 de noviembre, 2006),
7. También Territorial, referido al Estado de Iraq, reservando el término Nacional para la dirección del conjunto de países árabes en una lógica panarabista.
Traducido del árabe para IraqSolidaridad por Francisco M. Rodríguez Sierra
IraqSolidaridad (www.iraqsolidaridad.org)