Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Dentro del gobierno iraquí hay opiniones contradictorias acerca del trato que se está dando a las mujeres que están prisioneras. Según la Ministra iraquí para Asuntos de las Mujeres y ONGs locales, se mantiene a las mujeres iraquíes en las prisiones en condiciones atroces, a menudo sin acusación alguna, siendo en ocasiones violadas y torturadas.
«No sabemos el número exacto de prisioneras pero hay muchas mujeres retenidas en diferentes prisiones, aunque otros ministerios del gobierno y las fuerzas estadounidenses lo estén negando». «Tienen miedo de las reacciones de las fuerzas sociales conservadoras del país», dijo Faten Abdul Rahman Mahmud, la Ministra para Asuntos de la Mujer.
Sarah Abdel Yassin, portavoz de la Organización por la Libertad de las Mujeres (OWF, en sus siglas en inglés), con sede en Bagdad, declaró que estaba de acuerdo con la Ministra y que se había reunido con muchas mujeres que habían sido torturadas en las cárceles iraquíes.
«El Ministerio del Interior, el de Defensa y las fuerzas estadounidenses niegan que haya mujeres prisioneras en Iraq, pero tenemos suficientes pruebas de que las hay y que están sufriendo humillaciones a diario», dijo Yassin.
Sin embargo, otros ministerios del gobierno o niegan la existencia de mujeres en el conjunto de las cárceles iraquíes o dicen que son muy pocas y que se las tiene en condiciones humanitarias en prisiones especiales.
«Es verdad que algunas veces se trae a algunas mujeres a nuestros departamentos para interrogarlas, para que nos ayuden, pero son siempre liberadas tras el interrogatorio y nunca se las mantiene en prisión», dijo Muhammad Farid, oficial de información en el Ministerio del Interior. «Sin embargo, a las mujeres acusadas en casos criminales, que son muy pocas, se las mantiene en prisiones especiales con todos los derechos humanos garantizados», añadió.
Emily Greene, una portavoz del ejército estadounidense en Iraq, dijo a IRIN que no tenían información de que hubiera mujeres en las prisiones. «Las que fueron retenidas para realizar investigaciones fueron todas liberadas hace meses y no se produjo ningún caso de tortura», alegó.
«Las detenidas bajo custodia de las fuerzas multinacionales son tratadas con humanidad, de acuerdo con las normas internacionales y los principios de la IV Convención de Ginebra», dijo Greene.
La Ministra para Asuntos de la Mujer Faten rechazó esas declaraciones, así como las del Ministerio del Interior y dijo que era urgente que la judicatura llevara a cabo una investigación amplia sobre la situación de las mujeres en las cárceles.
Añadió que el problema afecta a todo el país aunque la mayor parte de las mujeres en prisión fueron arrestadas durante los ataques llevados a cabo en los gobernorados de Anbar y Bagdad, por sospechas de estar ayudando a los combatientes de la resistencia.
Experiencia aterradora en la cárcel
Samira Abdallah, de 38 años, fue liberada de una prisión iraquí hace un mes, tras haber estado allí retenida durante cuatro meses. Como fue encapuchada cuando la llevaron a prisión y también cuando fue liberada, no tiene ni la menor idea de en qué prisión estuvo. Tras una experiencia terrible en la cárcel, teme por las otras mujeres que se quedaron allí.
«Éramos unas veinte mujeres, la mayoría de Faluya o Ramada, como yo, en una única celda. Estuve rezando todo el tiempo y dando gracias a Dios por que no fui violada, pero los guardias me golpearon muchas veces tratando de conseguir información sobre los insurgentes en Anbar», dijo Samira.
«Soy una mujer que nunca salió de su hogar. Mi vida era cocinar y limpiar para mi marido y mis niños y allí estaban ellos acusándome de ser una terrorista», dijo, mientras las lagrimas rodaban por sus mejillas.
Cuando fue liberada sin acusación alguna, averiguó que su marido había sido asesinado por el ejército iraquí y que su hija mayor había sido violada por un soldado.
«Hania [la hija de Samira, de 16 años de edad] se sentía tan avergonzada por lo que le había sucedido que se suicidó. Ahora, tras haber sido detenida sin investigación ni razón alguna, sólo cuento con un niño de siete años y he perdido a mi marido y a mi hija», dijo.
Yassin, de la OWF, dijo que había hablado con muchas mujeres que han acudido a su organización pidiendo ayuda después de lo sufrido en las prisiones iraquíes.
«Las historias eran diferentes, pero todas esas mujeres estaban desesperadas y se sentían humilladas. Los casos de golpes y violaciones eran los más comunes», manifestó.
Hadija Zeidan, de 36 años, fue una de las mujeres que acudió a la OWF. Declaró que ella y otras mujeres fueron torturadas mientras estaban prisioneras.
«Cada día los soldados se me llevaban para interrogarme. Algunas veces eran iraquíes y otras estadounidenses. Algunos de ellos intentaron abusar sexualmente de mí, pero Dios me protegió porque cada vez que lo intentaban alguien superior a ellos venía y les obligaba a devolverme a la celda», dijo Zeidan.
«Pero fui torturada. Lo que hacían con mayor frecuencia era golpearme con sus cinturones por todo el cuerpo y en la cara. Sabían que yo no tenía nada que ver con la resistencia pero estaban furiosos conmigo porque yo procedo de Anbar [un área sunní donde se cree que la resistencia es la más fuerte de todo Iraq]. Todavía tengo dolores en el abdomen provocados por las patadas de sus botas», declaró.
Zeidan fue a la OWF porque no podía encontrar a su familia en Bagdad cuando fue liberada hace dos meses, la violencia sectaria se los había llevado fuera de su hogar. «Mi vida está totalmente destrozada y estoy segura que mi marido pensará que fui violada en prisión y puede que intente incluso matarme o divorciarse de mí por una cuestión de honor», añadió Zeidan.
Texto original en inglés:
Sinfo Fernández forma parte del colectivo de Rebelión