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Entrevista con David Bravo

«Es imposible parar las descargas gratuitas de música por Internet»

Fuentes: Diario de Navarra

La Wikipedia, la enciclopedia digital que construyen los propios usuarios de Internet, dice del abogado David Bravo Bueno (Sevilla, 1978) que es «conocido por su participación en debates o tertulias para defender el derecho a compartir cultura y conocimiento». Es, de alguna manera, un paladín de los sistemas de intercambio de archivos, es decir, de los programas para descargar música o películas de manera gratuita.

Lo que en otros lugares se denomina piratería, Bravo lo defiende como el derecho de copia privada. Esta semana habló de todo ello en la Casa de la Juventud, en unas jornadas sobre ocio en la red organizadas por el consistorio pamplonés.

-¿Son ilegales las descargas gratuitas por Internet?

-Eso es una discusión jurídica y la única sentencia que existe dice no sólo que no hay delito porque no se da ánimo de lucro, sino que el intercambio de archivos está amparado por un derecho, el de copia privada, previsto en la Ley de Propiedad Intelectual.

-¿Son tan habituales como dicen algunas cifras?

-No sé si las cifras son reales, pero me parecen normales. Se está dando un cambio de modelo y hay quien lo rechaza. Eso ha ocurrido siempre. El coche a motor no gustó a los conductores de coches de caballos. En el mundo de la cultura siempre que ha aparecido una nueva tecnología que permita una mayor difusión con menos restricciones, la industria del momento se ha opuesto. Los discos fueron un latigazo para una industria cultural que se sostenía a base de los directos. Estos cambios tecnológicos causan estos perjuicios económicos pero generan otros puestos de trabajo alternativos.

-¿Qué deberá hacer la industria discográfica?

-Mientras dice que las descargas no les parece bien y pone demandas en EE UU, la industria ya se está reconvirtiendo. Universal y EMI, que agrupan al 50% de la música que existe, dicen que van a poner su catálogo en Internet gratuitamente. Ganarán dinero con la publicidad. Esta es una posibilidad. Otras discográficas no se limitan a la venta de discos: se extienden al management, porque los conciertos aumentan, o al merchadising, que también crece. Está dándose un cambio de negocio y las discográficas se adaptarán o no. Pero encarcelando a los 150 millones de personas que descargan música en Internet no conseguirán nada.

-¿Es en ese sentido que dice que las discográficas generan miedo y mentira?

-Las discográficas están siguiendo la estrategia de Truman: si no puedes convencerlos, confúndelos. Han decidido confundirnos y atemorizarnos. Sobre todo porque tienen una posibilidades mediáticas apabullantes.

-La piratería cambia el panorama a los artistas, que ganan menos de sus discos.

-Jamás los artistas, salvo cuatro elegidos, han ganado dinero de los discos. Ni en el pasado ni en el futuro los royalties les ha dado para vivir. El 80% de los beneficios viene de los directos. Ahora ocurre que esa principal fuente de ingresos los artistas aumenta. Las descargas hacen daño a Alejandro Sanz, sí. Pero el 90% de los músicos no llega a ganar el salario mínimo interprofesional. A ellos es a quienes hay que proteger, no a Alejandro Sanz.

-Hace unos años cuando comprábamos un disco, lo oíamos hasta saberlo de memoria. Ahora, con tal abundancia, ¿no cabe el riesgo de que no se aprecie suficientemente la música?

-Cuando la gente ve que tiene la oportunidad de acceder a toda la música, cuando antes sólo accedía a un disco en tres meses, la primera reacción es bajarse todo lo que se pueda. Todo el que se inicia en este mundo pasa por ello. Me incluyo: me bajaba todo y era incapaz de saborear cada uno de los discos. Después te das cuenta de que no. Es una cuestión de educación. No tiendes a bajarte absolutamente todo, empiezas a ser selectivo. Al principio la reacción es: «Coge todo lo que puedas». Después es: «Tranquilo, que esto estará aquí mañana».

-¿No cree que técnicamente acaben truncando estas redes de intercambio?

-Es imposible parar las descargas, por el número de gente que las hace fundamentalmente. Además, estoy seguro de que desde principios del año que viene empezarán a surgir programas que harán imposible saber quién está detrás de cada ordenador. Sí se podrá ir contra cuatro criminales que se dedican a la pornografía infantil, pero no contra 150 millones de usuarios.

-¿Qué opina de la nueva Ley de Propiedad Intelectual?

-Pervierte el propósito real de la ley. Estas leyes nacen para equilibrar intereses sociales. Uno es de que los artistas se vean remunerados para que sigan creando. Otro, que los ciudadanos puedan acceder a esas obras. Pero esta ley introduce un nuevo concepto de copia privada. Deja a los usuarios de las redes con gran inseguridad jurídica, ya que serán los jueces quienes digan qué significa ese nuevo concepto de copia privada. Se ha hecho así por dos intereses privados: el de la industria discográfica, que pretende que el derecho a la copia privada desaparezca, y el de las entidades de gestión, que no quieren que desaparezca del todo, ya que eliminaría el canon que cobran. Querían una definición confusa y restrictiva, y así se ha hecho. Mientras los ciudadanos no saben ni qué es legal ni que no lo es.