El motín empezó a mascarse en un camarote del portaaviones Theodore Roosevelt, en la base militar de Norfolk. Jonathan Hutton, Liam Madden, Mark Dearden y otros miembros más o menos destacados de la US Navy hablaron sobre su oposición a la Guerra de Irak y sobre lo que podían hacer para sensibilizar a la adormecida […]
El motín empezó a mascarse en un camarote del portaaviones Theodore Roosevelt, en la base militar de Norfolk. Jonathan Hutton, Liam Madden, Mark Dearden y otros miembros más o menos destacados de la US Navy hablaron sobre su oposición a la Guerra de Irak y sobre lo que podían hacer para sensibilizar a la adormecida clase política para traer de vuelta a las tropas.
El resultado es ‘Appeal for Reddress’, un llamamiento al repliegue en Irak que fue lanzado en las páginas del ‘Navy Times’ y que cualquier soldado puede firmar haciendo click en la web. Hasta ayer, 986 militares se habían sumado abiertamente a la petición, que será entregada en mano la semana que viene al congresista John Conyers. El objetivo es superar el millar de firmas y consolidar poco a poco un movimiento de «resistencia» interna similar al que se puso en marcha hace más de 40 años contra la Guerra de Vietnam.
La llamada consiste en tres frases: «Como un americano patriota y orgulloso de servir a la nación en uniforme, respetuosamente pido a mis líderes políticos en el Congreso que apoyen la retirada inmediata de las fuerzas norteamericanas y el cierre de las bases en Irak. Seguir en Irak no va a funcionar y no merece el precio que se está pagando. Es el momento de que las tropas norteamericanas regresen a casa».
Las Fuerzas Navales se han visto impotentes para sofocar el brote de insurgencia interna: con el reglamento en la mano, los soldados son libres de dedicarse al activismo social en cuanto se desprenden del uniforme. Uno de ellos, Jonathan Hutton, ha dado la cara ante la prensa y ha admitido incluso que la ‘rebelión’ se gestó en su camarote, entre un poster del Che Guevara y otro de Martin Luther King. «Estamos en nuestro derecho y no estamos haciendo nada ilegal ni irrespetuoso contra el Ejército», dice el capitán de corbeta, Mark Dearden, en declaraciones a la revista ‘The Nation’.