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Fu’ad Ahmed, palestino residente en Iraq

«No tengo trabajo, comida, casa ni respeto»

Fuentes: IRIN

Traducido del inglés para Rebelión por Nadia Hasan. Revisado por Paloma Valverde

Fu’ad Ahmed es un palestino de 47 años, padre de dos hijos, que ha vivido en Iraq durante los últimos 18 años.

«Mis hijos crecieron aquí (en Bagdad) y siempre tuvimos buenas relaciones con todos los iraquíes, pero en los últimos años mi situación en este país se ha vuelto terrible.

«Mi hija Hanan se casó con un iraquí pero la obligaron a divorciarse de él porque su familia no quería tener sangre palestina en sus futuros niños.

«Mi hijo Waleed y su esposa fueron asesinados en julio de 2006 por un miliciano que lo acusó de participar en la resistencia, pero él era un buen hombre. Desde su muerte, mi esposa ha sufrido problemas psicológicos serios. Debido a que estoy desempleado, no le puedo costear un tratamiento médico.

«Nunca antes había estado sin trabajo en Iraq pero ahora llevo sin trabajo desde hace tres años. Cuando las empresas saben que soy palestino simplemente me dan una excusa ridícula y me dicen que busque en otro lugar.

«Abandonamos nuestro hogar el pasado septiembre y nos convertimos en desplazados (debido a la violencia en nuestro vecindario). Desde entonces nos hemos trasladado constantemente buscando un lugar más seguro. Pero la violencia se vuelve más peligrosa día tras día y los palestinos son el blanco, nadie nos quiere cerca.

«Tengo que cuidar de mi esposa enferma, de mi hija que sufre depresión desde que su esposo la dejó y de mi nieto, después de que asesinaran a mi hijo.

«No tengo dinero para irme de Iraq. Los soldados iraquíes me robaron todos mis ahorros cuando asaltaron mi casa en diciembre de 2005. Acudí a una comisaría en busca de ayuda para recuperar mi dinero pero la única respuesta que recibí fue que debería dar gracias por estar vivo ya que todos los días asesinaban a seguidores de Sadam.

«Estoy desesperado. No tengo trabajo, ni comida, ni casa, ni respeto. No quiero convertirme en un mendigo en las calles de Bagdad pero si la situación continúa como hasta ahora no sé si podré seguir por más tiempo.

«Me paso todo el día en la calle buscando trabajo. A veces me contratan para limpiar el jardín de alguien, ya que ellos no saben que soy palestino y puedo conseguir unos pocos dinares para comprar comida para mi familia. Tratamos de arreglárnoslas con menos comidas para así poder sobrevivir por más tiempo.

«Durante la época de Sadam Huseín, nos trataban muy bien y nos respetaba. Éramos como cualquier otro iraquí, recibíamos las raciones mensuales de comida, atención sanitaria y educación gratuitas y trabajábamos en cualquier lugar sin ningún problema.

«Ahora ya no recibo la ración de alimentos y a mi hijo le expulsaron de la Facultad de Estomatología cuando cursaba cuarto año antes de que fuera asesinado. Le dijeron que estaban cansados de dar educación gratis a personas que nunca ayudaron a construir el país».

«La situación se volvió peor cuando solicitamos tratamiento psiquiátrico para mi esposa en un hospital público. El doctor fue muy grosero y se negó a atender a mi esposa y a mi hija diciendo que a él no le pagaban por tratar a seguidores del régimen anterior.

«Hoy vivo como una persona desplazada a las afueras de Bagdad, pero mañana, si nadie nos ayuda pronto, estaré en una tumba.»

Fuente: http://www.irinnews.org/HOVReport.aspx?ReportId=70682