Traducido del inglés por Sinfo Fernández
Según las predicciones de la NASA, dentro de cinco mil millones de años nuestro sol estallará en una estrella blanca y envolverá la tierra.
La vida media del uranio 238 es de 4.500 millones de años.
Esto significa que en la época en que la Tierra deje de ser un planeta, sólo habrá desaparecido algo más de la mitad del uranio empobrecido (DU, en sus siglas en inglés) que el ejército estadounidense está arrojando en Iraq y en otros países de todo el mundo. El resto del material radioactivo seguirá todavía envenenando al pueblo iraquí.
El ejército estadounidense reveló en marzo de 2003 que había arrojado entre 320 y 390 toneladas de DU -la primera vez que se usó esa clase de materia en un combate- y se estima que se seguido arrojando más durante la invasión y actual ocupación, aunque aún no hay datos oficiales.
La munición con DU es muy densa, tóxica y ligeramente radioactiva. Y a pesar de las crecientes evidencias de los efectos negativos sobre la salud del DU en combatientes y civiles, su uso no hace sino aumentar.
El uranio en estado natural tiene tres variedades: uranio 234, 235 y 238. Más del 99% del uranio sobre la tierra es 238. El uranio 238 es mucho menos radioactivo que el uranio 235, por eso tarda tanto en deteriorarse.
Las armas nucleares y las plantas de energía nuclear requieren un uranio altamente radioactivo, lo que requiere que el uranio 238 sea transformado a partir del uranio que se produce naturalmente mediante un proceso conocido como enriquecimiento. El uranio empobrecido es el subproducto del proceso de enriquecimiento del uranio.
Ya que gran parte del uranio natural es 238 -que es casi inutilizable para producir armas nucleares y para su uso en plantas de energía-, las fábricas de enriquecimiento de uranio son abandonadas con grandes cantidades de uranio 238 o DU. Según una estimación del grupo Nukewatch, con sede en Kansas, los EEUU tienen alrededor de mil millones de libras (1) de DU en sus reservas. Este producto tiene dos veces la densidad del plomo y más tóxico que él. El DU es utilizado para elaborar numerosos sistemas de armamento, desde proyectiles y balas a blindajes para tanques. Las municiones con DU son denominadas habitualmente «Penetradores», en reconocimiento a la densidad del material.
Efectos en el Combate
El uranio empobrecido fue una de las cuestiones importantes de discusión en un foro celebrado el 24 de febrero en Santa Cruz con portavoces de los Veteranos de Iraq Contra la Guerra (IVAW, en sus siglas en inglés). El panel consistió en la participación de cinco miembros del capítulo IVAW en Olimpia, Washington, que visitaron Santa Cruz como parte de una gira de conferencias por la costa oeste.
Joe Hatcher, miembro del IVAW, que sirvió en Iraq con la 4ª Brigada de la Caballería del Ejército desde febrero de 2004 a marzo de 2005, describió las consecuencias sobre el terreno en Iraq de la utilización del DU.
«Durante nuestra invasión de Basora, tuve una llamada del equipo de Bravo, que estaba al otro lado de la ciudad», recordó Hatcher. «Dijeron, ‘Parad el fuego’, las balas de DU nos están llegando a nosotros». Nuestras balas estaban atravesando toda la ciudad y llegaban hasta el otro lado. Tengan en cuenta que Basora es una ciudad con unos dos millones y medio de habitantes.» (Más de tres veces la población de San Francisco.)
Hatcher continuó: «Si puedo disparar una bala contra una casa de barro y hacer que se desplace a lo largo de varias millas, no hay duda alguna que se van a producir muertes de civiles.»
Un Estudio del Johns Hopkins publicado en octubre de 2006 situó el total de muertes iraquíes durante la ocupación estadounidense en 655.000 (2), aproximadamente una de cada 40 personas en Iraq, debido en parte a la utilización de munición de DU.
La Royal Society, una preeminente organización científica, dirigió lo que muchos consideran que es el estudio independiente definitivo sobre el DU en época de guerra. El estudio halló que el polvo radioactivo que un proyectil con DU crea tras impactar puede desplazarse más de 40 kilómetros. También señalaba que cuando un proyectil con DU alcanza un blanco, explota con unos niveles de calor superiores a 6.000 grados Celsius.
Además de la destrucción física que causan las balas de DU, su impacto en la salud de soldados y civiles da motivos para preocuparse.
Tom Cassidy, un miembro de IVAW que sirvió en Iraq de 2003 a 2005 en la 1ª División de Caballería, también habló de los peligros de la radiación nuclear que se desprende de las balas de DU:
«Tras la primera guerra del Golfo, el nivel de radiación estaba 300 veces por encima del considerado como normal», dijo Cassidy. «En la invasión se utilizaron muchas más balas de DU que en aquel momento. Los efectos allí son espantosos.»
Joe Hatcher explicó que era considerado como parte del trabajo estar rodeado de material radioactivo nuclear.
«Antes de volver a casa, en mi última misión, se me asignó limpiar los camiones que habíamos utilizado, porque según estaban no podían pasar los estándares de medio ambiente para llegar con ellos hasta Alemania, debido a toda la radiación que tenían impregnada», dijo Hatcher. «Yo les cuento esto a los colegas aquí en EEUU, y a veces se ponen a flipar, pero volver allí es algo normal, tan sólo otra misión.»
Kate Flanagan, una brigada de estudios feministas de UCSC y organizadora del evento, discutió la importancia de hacer que se tome conciencia de la difusión del DU.
«El uranio empobrecido es sólo un factor en todo el complejo industrial militar, aunque uno especialmente peligroso», dijo Flanagan. «La única vía para parar el uso del DU es acabar con la guerra».
Efectos sobre la salud
Hatcher y sus compañeros que forman parte del IVAW creen que sus experiencias durante la Guerra del Golfo representaron el comienzo de lo que se va a constituir en un problema sanitario muy grave en la región a lo largo de mucho tiempo.
Dennis Kyne sirvió durante quince días como oficial no comisionado en la 18ª División Aerotransportada del ejército de EEUU y como sargento de instrucción en la Tormenta del Desierto. Kyne ha dedicado gran parte de su tiempo, tras su participación en la primera Guerra del Golfo, a investigar el uso del DU y sus efectos sobre soldados y civiles. Una de las quejas más urgentes de Kyne se refiere al tipo de pruebas que se hicieron a los soldados estadounidenses tras volver de Kuwait.
«Una vez que regresé de la Tormenta del Desierto, me colocaron en uno de los montones de grupos de estudio [del ejército] atiborrados de ex combatientes, el mío se dedicó a ionizar la radiación. En 1995 me indemnizaron por enfermedades que no se habían diagnosticado», dijo Kyne.
En una vista celebrada en el congreso con la Comisión de Seguros de Invalidez de los Veteranos, se vio que alrededor de medio millón de veteranos sufren enfermedades sin diagnosticar, que quizá son debidas, o quizá no, a la radiación. La enfermedad producida por la radiación es considerada por algunos investigadores una de las causas principales del síndrome de la Guerra del Golfo, una enfermedad que provoca un debilitamiento del sistema inmunitario del que han informado muchos veteranos de la Guerra del Golfo (3).
Kyne ha transformado su experiencia personal en una agenda pública. Ha escrito dos libros sobre el DU y sus efectos, una serie de artículos, incluido uno titulado «Lo que Ocurrió con el Paradigma del Tubo del Test», publicado por primera vez en el San Francisco Bayview de febrero de 2005, que fue uno de los primeros en llevar luz a los temas del DU. Ha sido entrevistado en una serie de documentales, programas de TV y radio, incluidos Nighline y NPR. Recientemente se presentó para el ayuntamiento de su ciudad natal de San Jose en una plataforma por la paz.
«Los científicos lo denominan trastorno irreversible de las células y no saben por qué les sucede a los veteranos, pero realmente es una enfermedad provocada por la radiación», dijo Kyne. «Y se debe, sobre todo, al DU».
La investigación de la Royal Society sobre el uso del DU en la guerra halló que la posibilidad de muerte por cáncer de pulmón de los soldados que habían estado próximos a la munición con DU era el doble que en el caso de los que no habían estado expuestos. Aunque la OMS no se ha manifestado contra el uso de municiones con DU, su página de Internet afirma que: «la conducta del DU en el cuerpo es idéntica a la del uranio natural».
Roberto Gwiazda, un investigador del departamento de toxicología del medio ambiente en UCSC, fue el principal investigador de un proyecto que examinó el nivel del uranio presente en los veteranos de la Guerra del Golfo y en él se incluyó a veteranos que habían sufrido heridas con material radioactivo. Todos esos casos fueron consecuencia del llamado «fuego amigo», ya que EEUU es el único país en el mundo que utiliza proyectiles con DU.
«De esas heridas con metralla radioactiva, todas presentaban niveles significativos de uranio en la orina siete a nueve años después de la explosión», dijo Gwiazda. «De aquéllos que sólo inhalaron el uranio incendiario, una cifra estadísticamente significativa también tenía altos niveles de uranio.»
Un estudio dirigido por el Pentágono en 2002 predijo que: «todos los campos de batalla futuros estarán contaminados con DU». El hecho de que el polvo radioactivo de una explosión de bala o proyectil pueda extenderse casi 47 kilómetros significa que el radio que va a sufrir alteraciones alrededor del espacio de una batalla puede ser inmenso. Además la OMS informa sobre los estados del DU: «En los días y años siguientes [a la contaminación con DU], la contaminación es normalmente dispersada hasta un medio ambiente natural más amplio por medio del viento y de la lluvia. La gente que viva o trabaje en las áreas afectadas puede inhalar polvo contaminado o consumir comida o agua contaminadas.»
Los manuales de entrenamiento del ejército informan al personal militar estadounidense que la contaminación con DU convierte en peligrosas la comida y el agua para beber.
Mientras los soldados no tienen que continuar viviendo en las zonas contaminadas durante el resto de sus vidas, la gente que vive en Iraq no es tan afortunada. Tom Engleart, otro portavoz de IVAW, recordó la alta tasa de nacidos con malformaciones desde la ocupación estadounidense y desde que se empezó a usar el DU:
«Yo no llamo malformaciones de nacimiento a las malformaciones que se están dando allí», dijo Englehart. «Hubo malformaciones tras la primera Guerra del Golfo, muchas. Pero ahora hay un aumento masivo de abortos y de niños nacidos muertos. Son sólo masas pulposas sin forma.»
Es muy difícil conseguir actualizar la información en Iraq. Pero un informe de noviembre de Al Yasira concluía que «La tasa de cáncer en Iraq ha aumentado multiplicándose por diez, y el número de nacidos con deformidades se ha multiplicado por cinco desde la guerra de 1991. Se cree que el aumento ha sido causado por el uranio empobrecido».
¿El Futuro?
Alliant Techsystems (ATK) es el mayor productor del país de armamento con uranio empobrecido. Mientras la mayor parte de los fabricantes usan DU para blindar los tanques, las municiones de DU que produce ATK son más controvertidas. ATK ha recibido contratos de las Fuerzas Armadas de EEUU por un total de 52 millones de dólares tan solo durante el pasado mes, según su página de Internet. Bryce Hallowell explicó las razones para que ATK produzca ese tipo de armamento.
«Queremos hacer para el ejército estadounidense las mejores armas posibles», dijo Hallowell. «No queremos un combate equitativo. Queremos que el ejército pueda entrar en batalla con el enemigo desde largas distancias y quitárselo rápidamente de en medio.»
Dave Hansen, miembro de un grupo activistas llamado Alliant Action, colabora organizando vigilias semanales ante la sede de ATK para protestar contra la producción de DU por parte de la compañía. Aunque las vigilias están teniendo lugar desde hace una década, según Hanse no hay indicio alguno de que la compañía esté disminuyendo su producción.
«Hace ahora diez años que mantenemos las vigilias semanales, así como actos intermitentes de desobediencia civil», dijo Hansen. «Ese es un largo tiempo y no tenemos resultados que mostrar. Pero el movimiento está creciendo, esa es una buena noticia.»
El movimiento de Hansen sólo trata de parar la producción de armas radioactivas. Aunque la campaña de Alliant Action consiguiera terminar con la producción de municiones de DU, cientos de toneladas de material radioactivo serían aún desparramados por todo el globo.
Esta realidad no le ofrecía a Kate Flanagan un paisaje esperanzador. Como señaló: «En lo que al uranio empobrecido se refiere, no hay mucha esperanza.»
N. de la T.:
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1 libra: 436,5 grs.
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Puede consultarse el informe completo en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=39504
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Véase artículo del Dr. Cantwell sobre el uranio empobrecido: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=45805
Enlace texto original en inglés: http://cityonahillpress.com/article.php?id=474
Sinfo Fernández forma parte de los colectivos de Rebelión y Cubadebate