La muerte de una decena de civiles por disparos que Irak atribuye a guardias de seguridad extranjeros ha colocado en el punto de mira a empresas privadas como Blackwater, que combaten en una guerra paralela fuera del ojo público y al margen de las leyes del país árabe. El creciente sector de la industria de […]
La muerte de una decena de civiles por disparos que Irak atribuye a guardias de seguridad extranjeros ha colocado en el punto de mira a empresas privadas como Blackwater, que combaten en una guerra paralela fuera del ojo público y al margen de las leyes del país árabe.
El creciente sector de la industria de seguridad privada, principalmente en manos extranjeras, proporciona empleo al menos a 25.000 personas de EEUU, Reino Unido, Sudáfrica, Brasil y otros países, según la prensa iraquí.
Estas compañías son en gran medida contratadas por el Ejército estadounidense, que busca así compensar la escasez de tropas en algunas zonas. Su tarea es combatir a los insurgentes en una lucha que acompaña a la que libran sus propias tropas junto a las fuerzas locales, sobre todo en Bagdad.
También proporcionan protección a altos cargos , como el embajador estadounidense, Ryan Crocker, vigilan las instalaciones militares y escoltan los convoyes que transportan material para el Ejército y la policía iraquí.
En cambio, los servicios que prestan las empresas iraquíes son de menor nivel, como proporcionar guardaespaldas privados y proteger a empresas y bancos. Sus trabajadores son principalmente antiguos miembros de las fuerzas armadas y ex agentes de policía que no lograron integrarse en las unidades actuales.
El país, en alerta
Pero estos guardias y escoltas «necesitan una legislación» que aún no existe, en opinión del diputado chií Abbas al Bayati, miembro del Comité de Seguridad y Defensa. Por ahora, el Parlamento analiza una propuesta de ley para compensar a las víctimas de la violencia perpetrada por estas sociedades privadas.
La otra cara de la polémica son las bajas que sufren las propias compañías, cuyos empleados sufren ataques a diario y a veces fallecen en incidentes que no suelen salir a la luz . Desde 2004 hasta el mes de mayo fallecieron 132 contratistas y camioneros y otros 416 resultaron heridos, según un documento del Ejército, aunque se cree que las cifras podrían ser más elevadas.
En este caso, sin embargo, la amplia repercusión mediática de la matanza del pasado domingo ha puesto en alerta a todo el país. De momento, Blackwater ya ha perdido su licencia y el Gobierno de Nuri al Maliki ha anunciado que revisará todos los contratos con el resto de empresas, tanto locales como extranjeras.