La empresa privada de seguridad estadounidense Blackwater que opera en Irak disparó de forma indiscriminada contra civiles que el 16 de setiembre estaban en la plaza al-Nasur de Bagdad. Es la conclusión de una investigación del FBI, aún sin finalizar, adelantada por el periódico «The New York Times». Los agentes abrieron fuego de forma imprudente […]
La empresa privada de seguridad estadounidense Blackwater que opera en Irak disparó de forma indiscriminada contra civiles que el 16 de setiembre estaban en la plaza al-Nasur de Bagdad. Es la conclusión de una investigación del FBI, aún sin finalizar, adelantada por el periódico «The New York Times». Los agentes abrieron fuego de forma imprudente e injusitificada, empleando incluso armas automáticas. El resultado fue la muerte de, al menos, 17 personas.
Los agentes de la empresa privada estadounidense Blackwater dispararon injustificadamente contra al menos 14 de los 17 civiles que en setiembre murieron en Bagdad, según una investigación del FBI, filtrada ayer por «The New York Times».
Los hechos ocurrieron el 16 de setiembre en la plaza al Nasur de Bagdad, cuando un grupo de mercenarios de esta compañía abrió fuego contra los civiles que se encontraban en el lugar.
Las primeras conclusiones indican que usaron sus armas de forma imprudente y que violaron todas las normas. Algunos incluso emplearon armas automáticas. La investigación, aún inacabada, se ha centrado particularmente en uno de los guardias, que realizó un gran número de disparos y es responsable de varias de las muertes.
El Departamento de Justicia estadounidense está revisando estas actuaciones. Los fiscales deberán decidir ahora si presentan o no cargos contra los agentes. Pese a que el FBI no ha hallado ninguna evidencia que avale la versión de Blackwater de que sus agentes respondieron a los disparos de los civiles, analistas coincidieron en que todo apunta a que, finalmente, no habrá ningún imputado. La portavoz de la empresa, Anne E. Tyrrell, rechazó pronunciarse hasta que el FBI presente su informe.
Este caso puede convertirse en el primer problema espinoso que afronte el recién nombrado fiscal general del Estado, Michael B. Mukasey, propuesto por el presidente George W. Bush.
Mukasey deberá decidir si paraliza o prosigue este proceso, tal y como se lo exige el Partido Demócrata.
El diputado demócrata por Carolina del Norte David E. Price abogó por extender la legislación criminal estadounidense a las acciones de las empresas contratistas que operan fuera de Estados Unidos.
«El que haya deficiencias legales no puede servir de excusa para que acciones criminales como éstas queden sin castigo. Espero que el nuevo fiscal general le dé a éste casi la máxima prioridad. Tiene que hacer ver a la población estadounidense y al mundo que respetamos y cumplimos la ley», manifestó.
Una investigación anterior del Gobierno iraquí concluyó que estas muertes fueron «injustificadas y potencialmente criminales». En octubre, las familias presentaron una demanda contra Blackwater por violar la ley y fomentar una cultura de «anarquía legal» entre sus agentes.
Tan sólo cinco días después de la masacre, mercenarios de esta firma se dejaron ver en las calles de Bagdad custodiando convoys oficiales. Éste no ha sido el único incidente protagonizado por este tipo de empresas privadas.
El 9 de octubre, dos mujeres perdieron la vida a manos de hombres armados de la compañía Unity Resources Group cuando viajaban en un coche particular.
Desde un principio, testigos de la masacre desmintieron la versión oficial de Blackwater y subrayaron que todo empezó cuando agentes de esta empresa dispararon a un coche en el que viajaba un joven junto a su madre.
Tres soldados estadounidenses murieron y otros cuatro resultaron heridos en dos ataques en el norte de Irak, anunció a través de un comunicado el mando militar de Estados Unidos. Un uniformado falleció ayer por disparos mientras participaba en una operación militar cerca de la ciudad de Mosul. El martes, durante una ofensiva en la provincia de Diyala, al noroeste de Bagdad, dos soldados perdieron la vida a consecuencia de una explosión. Otros cuatro sufrieron heridas por el estallido y fueron trasladados a un hospital.
En Bagdad, un soldado y dos civiles fallecieron en la explosión de una bomba al paso de un convoy militar de las tropas estadounidenses. El atentado se produjo a escasa distancia de la llamada Zona Verde, que acoge a las embajadas estadounidense y británica y las principales instituciones iraquíes. La explosión también causó daños en uno de los vehículos de la patrulla.
Al sur de la capital iraquí, un kamikaze activó los explosivos que llevaba adosados al cuerpo en medio de una reunión de un jeque tribal en la aldea de Al Kartani, próxima a la ciudad de al-Eskandariya. Al menos dos personas murieron en este atentado, al que le siguió un coche-bomba. Por otra parte, fuerzas de seguridad ocuparon la sede de una asociación cultural suní en el barrio bagdadí de Gazaliya.