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Silvio Rodríguez: el presente nos dice lo que falta por hacer

Fuentes: La Jiribilla

Fotos: José A. Medina (cortesía de Ojalá)

17 años transcurrieron desde el verano de 1990, cuando Silvio Rodríguez junto a otros trovadores iniciaron una expedición por los centros penitenciarios cubanos. «La cultura me ha hecho mejor persona, me ha permitido entenderme con los demás, querer a los demás y, por supuesto, que me quieran. En la medida en que eso se conciba en un ámbito tan especial como son las prisiones, me parece que vamos a ser un tilín mejores». Con estas palabras, Silvio Rodríguez daba cuenta de las razones que lo movían a cumplir, al fin, el viejo proyecto de recorrer las prisiones de la Isla.

La gira que comenzó el 13 de enero, en la prisión de Boniato, en Santiago de Cuba, se extendió en su primera etapa hasta el 28 de enero, en la ciudad de Santa Clara y continuará a partir del 6 de marzo, por Ciudad de La Habana. Durante 15 días, cerca de 16 mil personas , compartieron los textos y las canciones de Silvio, Vicente Feliú, Amaury Pérez, Sexto Sentido y Alexis Díaz-Pimienta, como parte de una delegación que incluyó también a pintores, escritores y cineastas. Sentimientos, impresiones y miradas nuevas quedaron, entonces y por estos días, registrados en los recuerdos de reclusos y visitantes.

Viajamos entre la tormenta,
después de la explosión de Dios.
Cada relámpago nos muestra
fantasmagóricos de amor.
A cada paso se hunde el lodo,
salta un reptil, acechan diez.
Cada segundo es como el cobro
de lo que resultamos ser.

La intención es hacer reflexionar a estas personas recluidas por distintas razones, y ayudarles, por medio de la cultura, a mejorar como seres humanos. Ante la interrogante de La Jiribilla acerca de cómo fue la reacción del público, Silvio comentó: «El objetivo de la gira fue asumir como artistas cierta responsabilidad que tenemos con todos los ciudadanos de nuestro país, estén donde estén y sean quienes sean. En ese sentido creo que empezamos a cumplir con nuestra sociedad, con los reclusos y con nosotros mismos. Si esta gira sirve para que se continúe esta labor, sentiremos que habremos cumplido en mayor medida».

Primero fuimos los heraldos
llevando buenas del Señor,
pero excedimos su mandato
cargando el peso del dolor.
Hoy somos ángeles caídos
junto al que fuimos a curar.
Temen que a nuestros propios hijos
les enseñemos a volar.

«Estamos aquí porque creemos en ustedes. Tenemos fe en el hombre y en la mujer, tenemos fe en los jóvenes, y nos sentimos igual que ustedes», aseguró Silvio en uno de los conciertos que tenía como telón de fondo, la obra de Ernesto Rancaño que ilustra la portada de su disco Expedición.

Durante el intercambio que sostuvieron con los reclusos, se pudo constatar el movimiento cultural que se ha ido formando dentro de las prisiones. «Es muy amplio, afirmó el autor de ‘La Era está pariendo un corazón’, tanto que incluso nos ayudaron con su participación en todas las actividades».

También como parte del proyecto, el escritor y periodista Reynaldo González, Premio Nacional de Literatura -con la cooperación del Instituto Cubano del Libro-, llevó unas 300 obras que abarca una selección de literatura universal, imprescindibles para la formación intelectual de quienes se interesen por la lectura sobre los más diversos temas.

El testimonio de esta expedición ha sido filmado por los jóvenes realizadores cubanos Lester Hamlet y Víctor Dennis, quienes editarán un documental que guarde la memoria de esta experiencia.

A bordo de esta expedición
va un loco, un albañil,
un nigromante, un ruiseñor
y un beso espadachín.
Nos falta un día, un niño, un don
para sobrevivir.

Durante la gira, los «expedicionarios» visitaron también lugares de gran trascendencia para la nación y aunque no era el propósito inicial, hubo un reencuentro con la historia patria.  «Guantánamo nos recuerda que en Baracoa desembarcó Colón, rememoró el cantautor cubano, y que en Yateras está el zoológico de piedra de Ángel Íñigo. Santiago nos hace evocar la lucha insurreccional de Frank y Vilma. En Bayamo nos espera la sombra paternal de Céspedes. Holguín, Tunas, Camagüey y Ciego de Ávila los recorremos viendo sabanas e imaginando cargas de la caballería mambisa. En Santa Clara siempre nos espera el Che. Recorrer Cuba nos pone en contacto con su historia, pero también vemos el presente que nos dice lo que falta por hacer para honrar los sacrificios de nuestros próceres.