Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Uno debería estar ya acostumbrado, pero no lo estoy. Cuando leo las declaraciones de los políticos de Washington diciéndole al mundo que Iraq continúa siendo incapaz de defenderse a sí mismo sin la ayuda estadounidense, sigo asombrándome y enfadándome aún por su desvergonzada arrogancia. Muy recientemente, varios dirigentes políticos y generales estadounidenses han hecho llegar tanto al pueblo iraquí como al estadounidense que sólo ellos saben cuando será el momento adecuado para que las tropas estadounidenses se vayan de Iraq. Además, a pesar de que prácticamente todos los iraquíes de cada uno de los segmentos del espectro político de aquella nación exigen cambios en el acuerdo impuesto por EEUU para seguir manteniendo sus fuerzas allí, la Secretaria de Estado Condoleeza Rice ha sido la encargada de verbalizar la respuesta de Washington: Nosotros decidimos lo que queremos hacer en Iraq y decidimos también el tiempo que vamos a quedarnos allí, así que esto son lentejas, si quieres las tomas o si no las dejas. Si las dejas, encontraremos otra forma de quedarnos y hacer que vuestras vidas sean aún mucho más miserables de lo que ya son.
La diferencia patente en este comunicado de Washington es que no sólo va dirigido a la gente normal y corriente de Iraq. Va también dirigido al gobierno clientelista que Washington tiene instalado allí. Desde luego, las demandas planteadas en el Parlamento de la Zona Verde no se producen sólo porque el pueblo iraquí esté presionando a ese grupo de políticos iraquíes para que formulen esas exigencias. Por supuesto, hay quienes en Washington y en los medios de comunicación estadounidenses tachan las demandas del gobierno de la Zona Verde de desagradecidas y de bordear la insubordinación. Uno casi podría escucharles preguntando: ¿Cómo puede ese desagradecido pueblo tener la insolencia de pedir el derecho a procesar a quienes asesinan inocentes civiles iraquíes sin recursos? ¿Cómo se atreven esos funcionarios iraquíes que están gobernando sólo porque les dimos los medios para hacerlo a decirnos que todas nuestras tropas deben abandonar su país en una fecha determinada? Y más aún, ¿cómo se atreve el gobierno en Bagdad que Washington creó y mantiene a decirnos lo que es la soberanía iraquí? Después de todo, es el ocupante quien determina de qué se van a encargar los nativos y de qué se va a encargar el ocupante. ¿Es que no han leído a su Kipling?
Como Michael Schwartz deja muy claro en su libro recientemente publicado «War Without End: The Iraq War in Context», Washington llegó a Iraq con la intención de apropiarse de los recursos y el destino de ese país y de utilizarlo como base para controlar Oriente Medio y el Sureste Asiático. Como Schwartz deja también patente, Washington no se va a marchar de allí hasta que tenga ese control en sus manos. Desde luego, hay una parte de esta ecuación que es la variable impredecible. ¿Qué va a pasar si los iraquíes se niegan a secundar este plan de Washington? O, lo que es más importante para todos nosotros, los que estamos financiando esta guerra con nuestros impuestos, ¿qué va a pasar si nos negamos a ejercer de comparsas de ese plan?
El libro de Schwartz, que si no es el mejor libro escrito sobre la guerra estadounidense y la ocupación de Iraq, es ciertamente uno de los mejores, es algo más que una letanía de la muerte y destrucción causadas por las tropas ocupantes. Es también un agudo análisis de los vaivenes de la guerra y la ocupación elaborado a partir de la asunción subyacente de que esta guerra y esta ocupación han tenido siempre como objetivo el dominio del Oriente Medio y el control de sus recursos y destino. Después de leer ese libro, nos queda muy claro que esta motivación es la única con consistencia.
Mientras sigue evolucionando el debate alrededor del Estatuto del Acuerdo de Fuerzas (SOFA, por sus siglas en inglés) entre Washington y los iraquíes de la Zona Verde, uno podría confiar en que EEUU amenazara con retirarse. De hecho, algo de eso apareció en determinados informes publicados en los periódicos estadounidenses el 22 de octubre de 2008. Según esas informaciones, Washington había manifestado a los miembros del gobierno de la Zona Verde que si no firmaban el SOFA, iba a retirar sus tropas. Al parecer, Washington considera que eso es una amenaza y confía en que los políticos de la Zona Verde se vengan abajo pensando que no van a poder sobrevivir si las tropas estadounidenses no les protegen. A estas alturas de la historia de Iraq, uno se pregunta si esta amenaza de Washington no podría conllevar algún que otro error de cálculo. Como se señaló antes, se recuerda que la Sra. Rice dice que no cree que el gobierno de la Zona Verde pueda defenderse a sí mismo según está actualmente constituido. Sin embargo, ¿es posible que los iraquíes (incluso los del gobierno de la Zona Verde) no estén interesados en ese gobierno precisamente según está actualmente constituido? Si así fuera, la amenaza de retirada de Washington no sólo es una amenaza vacía sino que posiblemente, supone una hábil jugada por parte de los iraquíes y una victoria potencial del pueblo iraquí, que ha dejado muy claro en sus artefactos explosivos improvisados, en sus votos, en sus encuestas de opinión pública y en una miríada de diferentes medios que quiere que el ejército estadounidense y sus mecanismos de apoyo (incluidos contratistas, servicios de inteligencia y otros) salgan de su país cuanto antes mejor.
Por desgracia, no es probable que esa salida de EEUU de Iraq se produzca tan fácilmente, no importa cuánto puedan desearlo iraquíes y estadounidenses. El escenario más probable es que el debate sobre el SOFA continúe y si no se alcanza un acuerdo para la fecha límite del 31 de diciembre de 2008, puede que Washington establezca algún tipo de mandato transitorio que mantenga a sus tropas en sus puestos a lo ancho y largo de Iraq. Si Washington es incapaz de mantener legalmente sus tropas allí después de esa fecha, entonces no se pongan a buscar la retirada. Después de todo, si mal no recuerdo, el hecho de la invasión que llevó las tropas estadounidenses a Iraq en 2003 era de muy dudosa legalidad. Esa es una cuestión que, desde luego, no les quita el sueño. Es poco probable que la continuación ilegal de la ocupación cambie mucho las cosas en 2009.
Ron Jacobs es autor de «The Way the Wind Blew: a History of the Weather Underground», que acaba de publicarse en Verso. Su primera novela «Short Order Frame Up», está publicada en Mainstary Press. Puede contactarse con él en: [email protected]
Enlace con texto original:
http://www.counterpunch.org/jacobs10242008.html