Las consecuencias de los «errores» cometidos en 2003 durante la purga de partidarios de Saddam Hussein por deseo de Washington y el poder chií de Bagdad tiene efectos actualmente, a las puertas de las elecciones de mazo, reconoció el embajador de EEUU en Bagdad. Es la primera vez que un alto responsable estadounidense que sigue […]
Las consecuencias de los «errores» cometidos en 2003 durante la purga de partidarios de Saddam Hussein por deseo de Washington y el poder chií de Bagdad tiene efectos actualmente, a las puertas de las elecciones de mazo, reconoció el embajador de EEUU en Bagdad.
Es la primera vez que un alto responsable estadounidense que sigue en su puesto reconoce que el proceso de eliminación de la influencia del partido Baaz se llevó a cabo erróneamente desde el principio.
Esta controvertida medida, que fue la primera decisión tomada por el procónsul estadounidense Paul Bremer inmediatamente tras la invasión de Irak, ha estado en el origen del alineamiento de jefes sunníes y de antiguos oficiales del Ejército iraquí con los insurgentes, lo que ha llevado al país al caos.
«No creo que haya nadie que pueda decir que no se hayan cometido errores en todo el proceso» de exclusión de los antiguos baazistas de la vida pública iraquí, afirmó a France Presse Christopher Hill.
La orden de purgar a los baazistas se dio el 16 de mayo de 2003, el mismo día en el que se formó la Autoridad Provisional de la Coalición (CPA), que fue la encargada de dirigir Irak durante un año.
Las consecuencias de esta decisión se dejarán sentir también en las próximas elecciones de marzo, la segunda convocatoria legislativa desde el derrocamiento de Saddam Hussein, reconoció Hill.
«Sabemos que la purga de baazistas será un problema [para las elecciones]. El proceso ha provocado muchas emociones entre los iraquíes y mucha inquietud», manifestó cuando quedan cinco semanas para la cita con las urnas.
Paul Bremer ignoró que cualquier avance en la carrera de los funcionarios necesitaba su adhesión al partido oficial de Saddam Hussein.
Hill, que se encuentra en Bagdad desde abril de 2009, también criticó la composición en 2003 del consejo para las purgas de baazistas, dirigido por Ahmed Chalabi, un político chií que impulsó a EEUU a intervenir en Irak en base a informaciones falsas.
«Algunas decisiones que se tomaron en esta época por no iraquíes, como los nombramientos de los miembros de esta comisión, no fueron las más juiciosas», dijo Hill.
El consejo para las purgas de baazistas se disolvió en 2008. El Parlamento lo sustituyó por el Comité para la Integridad y la Justicia (CIJ), que hoy dirige Alí al-Lami, un aliado de Chalabi que en 2008 pasó un año en prisión por su supuesta relación con grupos extremistas vinculados a Irán. El comité dirigido por Al-Lami ha eliminado de las elecciones de marzo a más de 500 candidatos sospechosos de haber pertenecido al Baaz. Esta decisión fue acogida amargamente por los sunníes, que ya habían boicoteado las elecciones legislativas de 2005. «Hay que saber si son lo suficientemente transparentes para ocuparse de este problema», dijo Hill.
Una kamikaze mata a 41 peregrinos chiíes que iban a Kerbala
Una kamikaze mató ayer a 41 peregrinos chiíes e hirió a otros 106, mayoritariamente mujeres y niños, en una carretera cerca de Bagdad, una semana después de una serie de ataques coordinados en la capital iraquí.
La mujer se dirigió a un grupo de peregrinos durante una etapa en su procesión religiosa en Bub al-Sham, en el extrarradio de Bagdad, e hizo detonar el cinturón de explosivos que llevaba.
«A las 11.45 [9.45, en Euskal Herria], una kamikaze hizo detonar su cinturón de explosivos en el medio de una multitud de peregrinos que se dirigían a Kerbala», indicó el comandante militar de Bagdad en un comunicado.
«El ataque perpetrado por la terrorista que portaba un cinturón de explosivos se produjo en el interior de una cabina reservada a las mujeres», precisó el Ejército.
Decenas de personas estaban reunidas cerca de tiendas atendidas por voluntarios para servir refrescos y comida a los peregrinos reunidos tras varios días de viaje hacia la ciudad de Kerbala, situada a unos 110 kilómetros de la capital iraquí.
«Estábamos sirviendo a la gente cuando se produjo el ataque en el interior de una tienda reservada a las mujeres», afirmó uno de los voluntarios, Allawi Hassan, herido en las piernas y trasladado al hospital Al-Kindi, en Bagdad.
«Cuando se produjo la explosión, salté por los aires. He visto a muchas mujeres y niños heridos antes de desvanecerme. Cuando me he despertado estaba ya en el hospital», relató Hassan.
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