Fue en julio de 2008, hace casi dos años, la primera vez que hablé del Acuerdo de comercio anti falsificación (ACTA, por su acrónimo en inglés) del que últimamente habla todo el mundo. En su día, por desgracia, muy pocos hablamos de ello. Unos meses después, en febrero de 2009, ya se filtró un borrador […]
Fue en julio de 2008, hace casi dos años, la primera vez que hablé del Acuerdo de comercio anti falsificación (ACTA, por su acrónimo en inglés) del que últimamente habla todo el mundo. En su día, por desgracia, muy pocos hablamos de ello. Unos meses después, en febrero de 2009, ya se filtró un borrador y ahí sí hubo más eco sobre este asunto.
Después de aquello el tema se murió un poco. Y mucho tiempo ha pasado sin que en los blogs se hable de esto, hasta hace relativamente poco. Yo mismo no he hablado mucho del asunto, si bien es verdad que comento pocos asuntos de propiedad intelectual últimamente. No me gusta pensarlo, pero a veces lo hago y creo que eso es una victoria de los malos, que en la carrera de fondo de transformación de la sociedad digital acaban por agotar y dejar exhaustos a los detractores.
Hablo menos de propiedad intelectual y de las leyes restrictivas que nos fabrican porque cada vez soy más partidario no tanto de oponernos a este tipo de leyes (algo que seguiremos haciendo, obviamente) sino de hacer campaña a favor de los contenidos libres. Ahora me explico.
Me van a disculpar el derrotismo, mañana me arrepentiré quizá de esta frase: pero pensar que enfrentándonos frontalmente vamos a conseguir que el Estado haga una ley a su contra es un tanto ingenuo. Tienen toda la fuerza del sistema y nos aplastarán, nos están aplastando. El sistema produce lo que necesita. Y si eso incluye leyes que contradigan el sentir y el pedir expreso de la población, así sea. En este asunto la oposición a estas leyes no puede ser mayor y el Estado (los Estados, tanto me da que me da igual) ignora a la ciudadanía reiteradamente. El ACTA, además, lo promueven los Estados Unidos, y ya sabemos cómo las gastan en estos asuntos.
Así que cuando se ha filtrado el capítulo dedicado a internet de esta nueva DMCA global (vean la FAQ de EDRi) ningún comentario me parece menos apropiado que el de hacer pensar que el ACTA es algo nuevo. Es la misma vieja historia de la última década: los Estados intentando poner coto a la red para lisiarla y así devolver el sistema a una situación que sostenga su poder actual. Incluso con este nombre no es algo nuevo, recordemos que ya va para dos años desde que supimos de él.
No. La solución es promover la creación de contenidos libres, como expresó Andrés de forma clara y directa en un comentario en este mismo blog. La duda que tengo es la misma que teníamos entonces: ¿estará nuestra generación a la altura de las posibilidades que nos hemos encontrado?
A estas alturas ya resulta evidente: la maquinaria del Estado va a arrasar la libertad en Internet y la única posibilidad pasa por una subversión pacífica y voluntaria del sistema: ellos harán leyes cada vez más estrictas y nosotros publicaremos todo con licencia libre y haremos devolución al procomún. Sólo así, sólo así será posible. Sólo así y con una red neutra, pero eso es historia para otro post. (Materia prima no nos falta.)
Fuente: http://www.versvs.net/