Las autoridades iraquíes deben detener las agresiones contra manifestantes pacíficos que piden el fin del desempleo, la mala calidad de los servicios y la corrupción y exigen reformas políticas, ha dicho hoy Amnistía Internacional en un nuevo informe. El informe, titulado Days of Rage: Protests and Repression in Iraq documenta cómo las fuerzas iraquíes y […]
Las autoridades iraquíes deben detener las agresiones contra manifestantes pacíficos que piden el fin del desempleo, la mala calidad de los servicios y la corrupción y exigen reformas políticas, ha dicho hoy Amnistía Internacional en un nuevo informe.
El informe, titulado Days of Rage: Protests and Repression in Iraq documenta cómo las fuerzas iraquíes y kurdas han disparado y matado a manifestantes, incluidos tres muchachos menores de edad, han amenazado, detenido y torturado a activistas políticos y han agredido a periodistas que cubrían las protestas.
«Las autoridades deben poner fin al uso de la intimidación y la violencia contra los iraquíes que piden pacíficamente reformas políticas y económicas», ha dicho Malcolm Smart, director del Programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.
«Ocho años después del largo régimen de Sadam Husein, profundamente represivo, es hora de que se permita a los iraquíes ejercer sus derechos a protestar y expresarse pacíficamente sin ser víctimas de la violencia de las fuerzas de seguridad del gobierno. Tanto en Bagdad como en la región del Kurdistán debe cesar la represión violenta de las autoridades.»
Amnistía Internacional ha visto imágenes de vídeo en las que se evidencia que las fuerzas de seguridad han hecho un uso excesivo de la fuerza en varias ocasiones, disparando con munición real que, según los informes, causó la muerte de varios manifestantes.
Las protestas estallaron a mediados de 2010 por no proporcionar el gobierno federal servicios básicos como el agua y la electricidad. El gobierno iraquí y el Gobierno Regional del Kurdistán respondieron con regulaciones que en la práctica dan a las autoridades jurisdicción ilimitada para decidir quién puede manifestarse.
Pero los movimientos populares de protesta de Túnez y Egipto de comienzos de 2011 animaron a los iraquíes a oponerse a las nuevas restricciones.
El 16 de febrero hubo varias víctimas mortales en la ciudad de Kut, al sudeste de Bagdad, durante unas protestas que comenzaron pacíficamente pidiendo la mejora de los servicios básicos (como el suministro de electricidad y agua); entre las víctimas figuraba un muchacho menor de edad.
El 17 de febrero, los organizadores consiguieron autorización para llevar a cabo una protesta en la plaza Sara de Sulaimaniya, que actualmente los manifestantes denominan «Plaza de la Libertad» (Azadi). Se disparó fuego real contra los manifestantes y un muchacho de 15 años, Rezhwan Ali, recibió un tiro en la cabeza y murió en el acto.
Las protestas llegaron a su punto álgido el 25 de febrero, «Día de la Ira», en el que decenas de miles de manifestantes protestaron en ciudades de todo Irak, incluida la región del Kurdistán.
Según los informes, sólo en Mosul murieron cinco personas a causa de disparos. Una de ellas fue Muataz Muwafaq Waissi, casado y padre de un niño, que según los informes fue alcanzado en la cabeza por un francotirador.
En la región del Kurdistán, al menos seis personas murieron a consecuencia del uso excesivo de la fuerza por las fuerzas de seguridad kurdas.
Amnistía Internacional también halló preocupantes indicios de ataques dirigidos contra activistas políticos, torturas y otros malos tratos de personas detenidas en relación con las protestas y agresiones o amenazas contra periodistas, medios de comunicación, críticos del gobierno, intelectuales y estudiantes.
El 30 de marzo, las autoridades iraquíes anunciaron en Bagdad que sus fuerzas de seguridad tenían órdenes de no usar armas de fuego contra los manifestantes, excepto en defensa propia. Sin embargo, sólo unos días más tarde las fuerzas de seguridad dispararon fuego real contra residentes iraníes del campo de Ashraf, en el norte de Bagdad, matando al parecer a 30 personas e hiriendo a otras muchas.
«El gobierno iraquí y el Gobierno Regional del Kurdistán deben tomar el control de sus fuerzas de seguridad, investigar el uso excesivo de la fuerza en sus operaciones y los muertos y heridos que ha causado, así como la tortura y otros malos tratos contra los manifestantes, y hacer responder a los responsables», ha dicho Malcolm Smart.
«La manera de calmar las tensiones en todo el país y restablecer la confianza de la población es que se conozca la verdad y la justicia y que las personas cuyos derechos han sido violados obtengan reparación.»
MÁS INFORMACIÓN
‘Days of Rage: Protests and Repression in Iraq’ – Testimonies / Case studies (casos, 12 de abril de 2011)
Se pide moderación en la región del Kurdistán iraquí tras la muerte de otros manifestantes (comunicado de prensa, 21 de febrero de 2011)