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Cien días de solidaridad

La fiebre de la ocupación

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Esta semana marca el inicio de lo que se supone son los cien días finales de la ocupación estadounidense de Iraq. Pero si como se prometió (repetidamente) las tropas estadounidenses se van a ir de Iraq a finales de este año, hará falta una presión de los grupos de base para contrarrestar el cada vez más numeroso coro [pidiendo] «ocupar Iraq para siempre» en Washington.

A pesar del hecho de que hay un acuerdo de la era Bush con el gobierno iraquí para irse, a pesar del hecho de que la mayoría de los iraquíes y de los estadounidenses no apoyan una continua presencia estadounidense y a pesar del hecho de que supuestamente el Congreso está en una fase de austeridad, poderosas fuerzas (incluyendo a generales, especuladores de la guerra y halcones de ambos partidos) está presionando al presidente Obama para que viole el acuerdo negociado por su predecesor y mantenga una cantidad significativa de soldados en Iraq una vez que se cumpla la fecha límite del 31 de diciembre de 2011.

Es cierto que ya ha habido una importante retirada de tropas estadounidenses, desde el tope máximo de 170.000 soldados en 2007 a unos 45.000 hoy (la mayoría de las tropas fueron enviadas al Afganistán ocupado en vez de a Iraq). Sin embargo, esta cifra no expresa el cuadro completo. Como señala el New York Times, «aunque el ejército reduzca la fuerza de sus tropas en Iraq, la C.I.A. seguirá teniendo una presencia fundamental en el país, lo mismo que los contratistas de seguridad que trabajan para el Departamento de Estado», estos últimos para defender una embajada estadounidense que tiene las mismas dimensiones que el Vaticano.

En 2007 el candidato Obama prometió que lo primero que haría como presidente sería retirar nuestras tropas de Iraq. «Traeré a nuestras tropas a casas. Acabaremos con esta guerra. Pueden estar seguros de ello», declaró el futuro presidente. Sin embargo, hasta el momento la única evidencia de la que muchos estadounidenses pueden estar seguros es la de que les embargaron fraudulentamente su hogar.

A pesar de las a menudo repetidas promesas del presidente Obama, su administración no parece deseosa de retirar todas las tropas estadounidense y muchos menos a los contratistas privados. El elegido a dedo secretario de Defensa de Obama, Leon Panetta, ya ha respaldado un plan que verá de 3.000 a 4.000 soldados estadounidenses permanecer en Iraq indefinidamente, aparentemente para «seguir adiestrando a las fuerzas de seguridad ahí». Mientras tanto, el comandante de más alto rango en Iraq está presionando para mantener a 18.000 soldados en Iraq. Y los legisladores estadounidenses, tanto republicanos como demócratas, se hacen eco del llamamiento a permanecer.

El senador republicano Lindsey Graham predijo recientemente que dejar sólo 3.000 soldados sería una «fórmula para el desastre». Mientras tanto, la senadora demócrata Dianne Feinstein advirtió que sería un error porque Iraq no era todavía completamente seguro. Y en una entrevista para la FOX el senador republicano John McCain afirmó: «He hablado con muchos dirigentes militares que han afirmado específicamente que unos 3.000 soldados sería un mínimo [. . .]. Nunca he hablado con un dirigente militar que dijera que dejar sólo 3.000 soldados es una buena idea. No sé a quien se le ocurrió esa idea».

Alguien debería decir a McCain a quién se le ocurrió la idea, no de dejar 3.000 soldados sino de no dejar ninguno: a los iraquíes. Sacar a todas las tropas estadounidense para finales de este año fue acordado por el mismo gobierno que al que Estados Unidos ayudó a instalarse. Y es el fruto de la presión popular, la manera como se supone que funciona la democracia. El acuerdo se codificó en un Acuerdo de Seguridad de 2008 firmado entre Washington y Bagdad. Se supone que cualquier cambio en esa fecha límite debe venir únicamente a petición del gobierno iraquí. Hasta ahora, a menos de cien días, no se ha hecho esa petición.

Los dirigentes iraquíes, incluso aquellos que deben a los ocupantes estadounidenses su posición, saben que sería un suicidio político declarase públicamente a favor de mantener las tropas estadounidenses. La mayoría de los iraquíes odian a los invasores estadounidenses que emprendieron una guerra de agresión ilegal que ha matado a mucho más de 100.000 iraquíes [sic]*. Culpan a los estadounidenses de desencadenar una guerra civil que obligó a más de 4.700.000 de iraquíes a huir de sus hogares, la mayoría de los cuales nunca volvió, y que tuvo como resultado la limpieza étnica de Bagdad. Pueblo orgulloso, se sienten humillados por la presencia de tropas extranjeras y no olvidarán el tratamiento que muchos de sus conciudadanos recibieron en las prisiones dirigidas por estadounidenses. De hecho, decenas de miles de iraquíes tomaron las calles para exigir a los invasores extranjeros que se fueran.

Después de infligir tanto sufrimiento al pueblo iraquí lo menos que podemos hacer en casa [Estados Unidos] es apoyar su llamamiento para que se vayan nuestras tropas. Mientras muchos miembros del Congreso están presionando a Obama para que mantenga la ocupación, otros, encabezados por la representante demócrata Barbara Lee, piden que acabe este vergonzoso episodio de nuestra historia. Una coalición de grupos pacifistas que van desde Peace Action a Military Families Speak Out se suma también a su petición de «fuera ya».

«Estamos profundamente preocupados por los recientes informes que indican que su administración está planeando dejar miles de tropas estadounidenses desplegadas en Iraq indefinidamente», afirmaban estos grupos en una carta al presidente. «También nos preocupa el extraordinario aumento de contratistas y la no desvelada cantidad de operativos de los servicios de inteligencia en Iraq. Señor presidente, el futuro de Iraq depende del pueblo iraquí, no del ejército estadounidense. Ahora es el momento de traer a todos los valientes hombres y mujeres uniformados a casa tropas, tal como usted prometió». Han pedido a todos los estadounidenses amantes de la paz que inunden la Casa Blanca con mensajes, llamando al 202-456-1111.

Otros están tomando las calles. El 6 de octubre activistas contra la guerra de toda la nación se reunirán en la Plaza de la Libertad en Washington, DC, para pedir el final de las guerras de Afganistán e Iraq. La protesta no se limitará a un día sino a una «ocupación popular» continua de la plaza para pedir el final de las ocupaciones estadounidenses. Venga si puede o simplemente ayude a difundirlo si puede.

En vez de aceptar pasivamente los planes de nuestro gobierno de extender indefinidamente la ocupación militar de Iraq, hagamos saber a quienes afirman representar nuestros deseos en Washington que no consentimos nada menos que un final real y sin trucos de una guerra de ocupación que ha destrozado demasiadas vidas. Y esta es una promesa de la que pueden estar seguros.

* N. de la t.: Es un cálculo extremadamente conservador, ya que en 2008 la cifra se calculaba en más de un millón de iraquíes muertos a consecuencia de la invasión, véase «La Administración Bush y los candidatos presidenciales ignoran el nuevo informe. Un millón de víctimas civiles, un genocidio encubierto»

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=62889

Medea Benjamin es cofundadora del grupo de derechos humanos Global Exchange y del grupo pacifista CODEPINK.

Fuente: http://www.counterpunch.org/2011/09/30/iraq-100-days-of-solidarity/