Vivir para pensar. Ensayos en homenaje a Manuel Cruz. Editado por Fina Birulés, Antonio Gómez Ramos y Concha Roldán. Herder Editorial, Barcelona, 2012, 458 páginas.
Esta reseña se iniciará con una breve nota (auto)biográfica. Espero que el lector disculpe este desliz narcisista pero debe ser así ya que toda obra de homenaje está dotada y trufada de múltiples elementos históricos y, por desgracia, nadie puede escaparse de las garras de dicha historicidad. Hace tres años que conozco personalmente a Manuel Cruz, objeto de esta obra. Aunque ya le conocía tiempo antes, por sus obras y por la alargada sombra que alumbraba la Facultad de Filosofía de la Universidad de Barcelona, por razones de académicas y de investigación, no se dieron las condiciones de posibilidad para conversar (personalmente) antes. En el momento en que, finalmente, se materializó este encuentro no sólo se colmaron palmariamente todas las expectativas que había originado de su persona y pensamiento, sino que las superó con creces. Advertí ahí la grandeza de su figura, gestada por la brillantez y vigor intelectual, la perpetua inquietud, así como, y es ahí donde radica su infinita grandeza, por una bondad, candidez y generosidad encomiables junto con una modestia digna del más elevado panegírico, dado en un contexto poco proclive de este tipo de actitudes.
La figura de Manuel Cruz representa una de las voces filosóficas más importantes de la contemporaneidad. Su pensamiento se ha convertido en un referente tanto en España como en Sudamérica, pero su importancia se extiende por varias regiones europeas, (como es el caso de Italia). Comprometido con una crítica radical a la lógica capitalista (véase, por ejemplo, ciertas reflexiones de sus obras Amo luego existo o Adiós, Historia, adiós, como sus ejemplos más recientes, aunque podríamos citar otros muchos) su vocación de filósofo lo conduce a profundizar en las estructuras que constituyen todos los elementos que configuran lo real.
La obra que presentamos a continuación constituye, precisamente, una plasmación en formato libro de las actitudes que pude percibir en Manuel, tras nuestro encuentro. Es una obra brillante y vigoroso, donde rebosa inquietud (la multiplicidad de temáticas tratadas dan fe de ello), así como una modestia inquebrantable. Este último aspecto se observa por el hecho que la mayor parte de textos en ningún caso se erigen en panegíricos gratuitos de su obra y figura. La modestia de la obra estriba en el hecho que ofrece a todo el elenco de colaboradores y participantes (por cierto, todos ellos de un ingente prestigio intelectual y personal) un espacio en el que poder arrojar libremente una inquietud relacionada con alguno de los temas que han vertebrado el pensamiento de nuestro pensador (la experiencia, memoria, pensamiento político, la temporalidad, historia…). Por consiguiente, nos encontramos ante un libro de homenaje que lo único que se homenajea es aquello que se yergue en el principal rasgo intelectual de nuestro homenajeado: el pensar los diferentes vértices de la realidad a la sazón de diferentes miradores temáticos.
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