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Iraq agotado por una guerra nunca acabada

Fuentes: Uruknet

Traducción para Rebelión de Loles Oliván.

Después de más de 20 años, la guerra en Iraq no ha terminado. El teatro se ha extendido, algunos actores han ido desapareciendo del escenario, el contexto regional parece diferente, las alianzas han atravesado multitud de transformaciones, la nación iraquí ya no existe.

El ejército «convencional» de Estados Unidos se ha ido del país pero la guerra sigue en marcha porque el gobierno estadounidense ha decidido mantener en Iraq, a través de la CIA y de otros medios, una gran presencia clandestina de fuerzas especiales para proteger los intereses estadounidenses. Asimismo, unos dos mil contratistas permanecerán en el país para entrenar a las tropas locales en el combate contra una posible insurgencia [1]. Además de combatir a los grupos de resistencia armada que aún quedan y cuya presencia no es baladí, el Gobierno pro-iraní de Nuri al-Maliki tendrá que hacer frente a: 1.) las tensiones autonomistas (no necesariamente pacíficas) de las zonas de mayoría suní, y 2) a la oposición kurda, que quiere defender su relativa autonomía y su derecho preferente a los ingresos petroleros [2]. La cuestión del petróleo es obviamente de gran importancia para el futuro económico y político de Iraq dependiendo de la forma en que la privatización (que por cierto ha privado al país de un bien adquirido en un largo proceso revolucionario) se realice y por los posibles efectos de su redistribución dentro de Iraq. Tales efectos influirán en el propio país puesto que durante la confrontación, las diferentes facciones han elaborado diversas leyes para favorecer intereses particulares, así como en su relación con otras naciones, pues Iraq se encuentra bajo una fuerte presión de los países vecinos [3].

Irán y Turquía están llevando a cabo operaciones militares conjuntas en el norte de Iraq bombardeando aldeas situadas en la frontera acusadas ​​ (principalmente por Ankara) de albergar a la guerrilla kurda del PKK [4]. En este momento ambas potencias regionales, incluso manteniendo posiciones totalmente diferentes respecto a la crisis siria, cuentan con intereses que convergen en esta estrecha zona. Para Teherán, el «satélite» de Iraq representa una prioridad desde la que proyectar su influencia política en el mundo árabe, una perspectiva que perturba los equilibrios estratégicos en toda la zona de Oriente Próximo. Las ambiciones proclamadas del actual liderazgo iraní (ambiciones que, en este caso, son compartidos por el ala más tradicionalista de Jamenei) alimentan el desorden y la tensión en todos los Estados del Golfo [5].

Por el momento, el mayor peligro para el gobierno iraquí y para su patrocinador iraní lo representa quizá la rebelión siria. La caída del régimen de Assad (que para el ayatola significa perder un aliado clave y el control de un territorio adyacente a Líbano y a Gaza, donde la República Islámica opera a través de sus puestos de avanzada de Hizbolá [6] y Hamas) podría abrir un nuevo debate sobre la estructura política de Iraq. También dará nuevas fuerzas a los suníes a expensas de los partidos chiíes y provocará una quiebra de la inestable tregua entre el poder central y las facciones kurdas, a las que se les pedirá que modifiquen su tolerante comportamiento con Teherán y reconstruyan la línea del frente constituida con las representaciones suníes. La mano de hierro de al-Maliki contra cualquier posible adversario y la protección acordada por el gobierno regional kurdo al exponente suní, el ex presidente al-Hashimi («perseguido» por una orden de captura emanada del propio al-Maliki) esclarecen las apuestas. El derrocamiento político en Iraq y la reducción de la influencia de Irán son riesgos que los estadounidenses no quieren correr, como prueba la paciencia extrema (demagogia aparte) demostrada hacia el presidente sirio.  

1. Viejas imágenes, nuevas estrategias

¿Podemos creernos que los estrategas estadounidenses simplemente perdieron el control de la situación? ¿Podemos creernos que, después de «llevar a Iraq a la Edad de Piedra», las estrategias elaboradas por quienes lanzaron y lideraron esta guerra han cambiado? Cuando la prensa occidental habla de una posible «guerra civil» o de un «renacimiento de los conflictos sectarios», oculta información -tras el flujo incesante de noticias bastante poco veraces y parciales- que, sin duda, no puede faltar a los analistas: Iraq es, hoy como hace 20 años, un punto determinante dentro de una estrategia diseñada para desestabilizar y remodelar Oriente Próximo. Ello se puede conseguir redefiniendo los acuerdos de las alianzas e intentando hacer que éstas se adapten a las necesidades contingentes de la única potencia mundial. Cuánto éxito alcance esta estrategia depende más, y por desgracia va a seguir dependiendo, de la capacidad de los participantes o potencias regionales para reaccionar, que de la voluntad de la autodeterminación y la rehabilitación de las poblaciones más directamente involucradas sobre el terreno.

Tras el relativo fracaso de las tropas de ocupación, tanto en Iraq (donde en la etapa final, para aplastar la resistencia, los marine utilizaron fuerzas internas y, en primer lugar, a la milicia chií) como en Afganistán y con una perspectiva de una nueva extensión de la intervención militar, la forma de hacer la guerra cambió: concebida como forma de lucha contra la insurgencia, se convirtió en una acción de lucha contra el terrorismo. La doctrina Obama, anunciada a finales de junio de 2011, se confirmó el 4 de enero de 2012: poner fin a la intervención masiva de las fuerzas terrestres, abandonar la estrategia al estilo de Petraeus (ganar los corazones de la gente, decía el General) [7], no programar reconstrucción alguna de la nación: la guerra se llevará a cabo con las fuerzas especiales y, cada vez más, con bombardeos de precisión y aviones no tripulados drones con el fin de golpear a las «organizaciones terroristas» dondequiera que se encuentren. Un vistazo sobre todo Oriente Próximo nos permite entender que, dada la tumultuosa situación de las post primaveras árabes, nunca dejará de haber organizaciones terroristas a las que atacar (no sólo en Pakistán, donde el uso de aviones no tripulados ya ha sido ampliamente experimentado). No faltarán ocasiones para internacionalizar los problemas internos de los países árabes, lo que conducirá a la internacionalización de sus economías (el Nuevo Gran Oriente Medio) y a la gestión de sus recursos.

Esta visión estratégica sólo puede significar la eliminación de gobiernos fuertes o de liderazgos capaces de perseguir intereses independientes de los de Estados Unidos. Significa asimismo el fin de los regímenes aliados que aun estando abiertos al acceso de las economías occidentales no están dispuestos a renunciar a la soberanía nacional. Los objetivos de Estados Unidos respecto a la política de Oriente Próximo no parecen haber cambiado. En 1991 querían derrotar el poder militar iraquí (que era potencialmente capaz de influir en el equilibrio de poder en el Golfo y en la mismísima arrogancia israelí) y extender bases militares estadounidenses en el territorio; la guerra de 2003 puso en marcha un programa de desestabilización global. Diez años después de la victoria estadounidense en la Guerra Fría, después de excluir a la Unión Soviética (la única potencia influyente en los regímenes post-coloniales y que atemorizaba a las petromonarquías), después de cooptar a Europa para que mantuviese una posición subalterna, de lo que se trataba era de dislocar el sistema de alianzas estables. Esas alianzas constituían la barrera anti-soviética y ahora, una vez concluida la competencia por la hegemonía, podrían representar un obstáculo para la proyección del poder estadounidense y para su máximo control sobre los recursos energéticos. De la misma manera, las razones para evitar la completa debacle de Iraq (razones que eran válidas en un momento en el que todavía no era conveniente provocar resentimientos excesivos en el mundo árabe y contener el expansionismo iraní) dejaron de tener validez.

Para comenzar a realizar el nuevo proyecto de el Nuevo Gran Oriente Medio (que debería convertirse en una amplia zona de libre mercado sometida a la hegemonía occidental y al cuenco energético estadounidense) lo que se requiere ahora es desestabilizar las estructuras del Estado del norte de África, que no sean capaces de gestionar la transformación y sacar las zonas ricas en hidrocarburos de la soberanía de las mayores potencias regionales. ¿Es así como arranca la campaña para la «democratización»? Es un hecho que antes de la era de Bush II, la Administración estadounidense no tenía interés alguno en los regímenes de Oriente Próximo: bastaba con mantener las presidencias o dictaduras en el poder si estaban situadas al lado «correcto» en lo que respectaba a la política exterior. Además, Washington, junto con la ONU, nunca mostró preocupación sustancial por los «derechos humanos» en esos países.

Provocar cambios de régimen sin involucrar Estados Unidos en otras guerras (sino induciendo la desestabilización desde el interior) requiere la presencia de aliados sobre el terreno. Fracturar el mundo islámico favoreciendo guerras sectarias, principalmente entre suníes y chiíes, parece ser la opción estadounidense. Los canales para conseguir la convergencia de las perspectivas de Estados Unidos y del ayatolá chií iraní en la zona de Oriente Próximo, ya fueron diseñados antes de la agresión contra Iraq [8]. Esta «convergencia paralela», comenzó en los tiempos de la guerrilla anti-soviética en Afganistán (cuando la CIA subsidiaba a Gulbuddin Hekmatyar, en aquel momento, jefe del pro-jomeinista Hezb-i Islami), que llevó a los neocon a promover el Congreso Nacional Iraquí de Ahmed Chalabi, que era al mismo tiempo próximo de Estados Unidos y presunto agente de los servicios iraníes [9]. Esta convergencia se hizo evidente cuando el Gobierno de la República Islámica apoyó la intervención de Estados Unidos en Afganistán y más aún cuando la milicia chií de Muqtada al-Sadr (entrenado en Irán) fue decisiva para derrotar a la resistencia iraquí (utilizando métodos no autorizados en ningún ejército occidental, como las matanzas de civiles y las bombas humanas).

La retirada de las tropas estadounidenses ha dado la luz verde definitiva a la República Islámica para instituir un protectorado sobre Iraq. El primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki, elegido en 2006 y por segunda vez bajo la protección del ocupante en 2010, no lo fue sólo por la presión de al-Sadr; era, y sigue siendo, asimismo una personalidad relevante del pro-iraní Partido ad-Dawa. Su verdadero papel podría haber sido el de mediador entre la Administración estadounidense y el gobierno del ayatolá, y no el de llevar a cabo la transferencia [del ejército] en la salida del ejército de Estados Unidos del país. El acuerdo final, llamado SOFA «Acuerdo sobre el Estatuto de las Fuerzas», -que establecía el calendario para la retirada de las tropas estadounidenses en diciembre de 2011, el confinamiento de los marine dentro de los recintos de las cuatro bases estadounidenses erigidas en el país, y la obligación de realizar las acciones militares en coordinación con el gobierno iraquí- pareció una relativa derrota estadounidense y creó decepción en el Pentágono y entre los exponentes neoconservadores que querían esta guerra.

¿Derrota o cambio en la estrategia de Estados Unidos? Una derrota posible (relativa) se debió a la resistencia, que seguía siendo capaz de operar en gran parte del país a diferencia de un gobierno designado por los propios estadounidenses. Durante los últimos años los estadounidenses permitieron que la milicia pro-iraní de las Brigadas Badr y del Ejército Mahdi llevaran a cabo una gran campaña de «limpieza étnica» contra la población suní y contra individuos y comunidades conectados con el Frente de Resistencia y simpatizantes del Partido Baaz. En Bagdad, paradigma de ciudad de población mixta, la gran mayoría de los ciudadanos son ahora chiíes. Del mismo modo, a al-Maliki se le ha permitido desde 2006 purgar el ejército y crear su propia milicia y sus agencias de inteligencia, con lo que la aniquilación de la oposición política y social se ha ejercido hasta el final mediante el uso de métodos autoritarios y violentos. El primer ministro, con el apoyo de las fuerzas de ocupación, logró sobrevivir incluso a la media derrota de las elecciones de 2010 y ahora tiene el poder absoluto, condicionado sólo por la República Islámica. Si por otro lado queremos hablar de un cambio de estrategia, debemos seguir los pasos del gran acuerdo [10] que desde el año 2011, antes de la intervención de Estados Unidos en Afganistán, conformó las relaciones entre Washington y Teherán, según una contra narrativa eficientemente respaldada [11]. Con la presidencia de Obama podemos percibir, más que un cambio de estrategia, la adaptación hacia un nuevo escenario: la extensión del modelo de fragmentación del tejido social probado en Iraq y, por lo tanto, la fragmentación de la nación hacia la radicalización de las contradicciones (a veces sectarias, étnicas o tribales), lo que impedirá una posible reconstrucción de un amplio frente nacional árabe, incluso aunque ello suponga favorecer el Islam político.

2. Política y milicia tras de la retirada estadounidense

La «guerra civil larvada» presentada por los medios de comunicación al comentar la ola de intentos terroristas tras la retirada estadounidense, que dicen que está causada por la reaparición de las tensiones religiosas entre la población, es de hecho una lucha por el poder entre los componentes internos del gobierno y el parlamento (chiíes, suníes y kurdos), componentes que se apoyan en y están manipulados por actores extranjeros en competencia. La atención prestada al llamativo movimiento del premier chií al-Maliki, quien ordenara arrestar al vicepresidente suní Tariq al-Hashemi, un día después de que los estadounidenses se fueran [12], oculta un marco político más complejo. El parlamento iraquí se estableció en 2003 y por decisión de Estados Unidos, desde el principio de la delegación religiosa, similar a la aplicada en Líbano; los componentes laicos se han dejado de lado. De esta manera no existe verdadera delegación política alguna de la población. Dejando el nepotismo político a un lado, las delegaciones no representan ni la composición ni la visión política de la población. El proceso de desbaazificación, largo y extremadamente violento (aplicado mediante ejecuciones extrajudiciales y masacres indiscriminadas), ha retirado de escena, junto a un gran número de ciudadanos y ciudadanas suníes, a la base social (no sólo suní) del laicismo. Asimismo, ha vaciado al país de su intelectualidad cultural y científica, que constituyó uno de los mejores efectos de la revolución baazista [13]. El éxito obtenido por la lista laica del Movimiento Nacional Iraquí (que incluía tanto a chiíes como a suníes, liderado por Iyad Allawi [14], Saleh al-Mutlaq y Tariq al-Hashemi) durante las elecciones de 2010 es una prueba de la vocación mayoritariamente no sectaria de la población. Los líderes de ese movimiento habían sido colaboracionistas (al igual que todos los exponentes de la nueva clase política resultado de la ocupación) pero expresaba al menos una visión política de unidad nacional. Sin embargo, el partido de Allawi, al-Iraqiya, no fue capaz de formar el nuevo gobierno porque aunque la Constitución especificaba que el primer ministro debía de ser el dirigente de la lista ganadora, las dos grandes formaciones shiíes -Estado de Derecho, de Maliki y la Alianza Nacional Iraquí (al-Hakim, al-Sadr, Chalabi)- formaron una coalición tras las elecciones y obtuvieron el derecho de nombrar al primer ministro, que fue al-Maliki. Al-Iraqiya carecía de poder para oponerse a estas maniobras y para movilizar una milicia armada.

Las milicias fueron la sombra ejecutora del Estado iraquí y la forma en que actuaron sobre el terreno dilucida tanto la competencia en el seno de las facciones en el poder, como la actividad mediadora del gobierno iraní llevada a cabo con el objetivo de mantener el control político en Iraq. El antagonismo entre las dos facciones chiíes, basado ahora en la competencia por el poder, no está causado por controversia religiosa alguna sino porque ambas facciones tienen diferentes maneras de colaborar con los estadounidenses y porque consiguen su apoyo de estratos sociales diferentes [15]. Tanto al-Maliki como al-Sadr, ambos conectados con la República Islámica, cuentan con milicias «privadas»: el poder elitista «anti-terrorista» de al-Maliki, y las Brigadas del Día Prometido (que sustituyeron al Ejército de al-Mahdi en las acciones militares) de al-Sadr [16]. La Organización Badr (ex Brigadas Badr, cuyos milicianos eran en buena medida, en el inicio de la invasión estadounidense, infiltrados de Irán) que fue la responsable de la muerte de civiles próximos a la Resistencia, y de las violentas intimidaciones dirigidas contra los ciudadanos que se resistían a aceptar las imposiciones de la shari’a), [17] es el brazo armado del Consejo Supremo Islámico Iraquí (ex Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Iraq) conectado con la familia al-Hakim, es decir, con la Guardia Revolucionaria de Irán. La milicia está integrada en la Alianza Nacional Iraquí, junto con el partido de as-Sáder. ‘Asa’ib Ahl al-Haqq (la Liga de los Justos) y Kataib Hizb Allah [las Falanges de Hizbolá] [18] (que no está afiliado al partido libanés y publica el semanario Al-Bayyina) son otras de las formaciones militantes financiadas y entrenadas por las Fuerzas al-Quds (unidad especial de la Guardia Revolucionaria iraní). En total unos 10.000 hombres integran estas formaciones.

Al-Maliki mantiene la hegemonía porque consolidó su posición dentro de las instituciones (adjudicándose las oficinas del primer Ministro y del ministro de Defensa, de Interior y de Seguridad) y porque utiliza como un arma personal la Comisión sobre Justicia y Responsabilidad, la autoridad encargada de la desbaazificación, definida por el ex comandante de las fuerzas armadas de Estados Unidos en Iraq, el general Petraeus, como «un instrumento en manos de los dirigentes de las fuerzas [iraníes] al-Quds». La Comisión dispone de un amplio campo de actuación y no sólo persigue a los seguidores y simpatizantes del Baaz sino a cualquier posible opositor político.

Con el fin de estabilizar su poder, al-Maliki tiene que extender su control político y militar en las provincias suníes (el distrito de al-Anbar sigue siendo un problema para el gobierno central, independientemente de los todavía activos suburbios insurgentes de la Resistencia), para detener las reclamaciones kurdas sobre la gestión de los recursos energéticos, para mantener las bandas de Al-Qaida bajo control (que se atribuyeron la responsabilidad de la mayoría de los atentados suicidas) y para combatir de cualquier forma a la oposición popular que comenzó su propia primavera iraquí. Los medios de comunicación occidentales casi no hablan de la plaza Tahrir de Bagdad: centenares de muertos, cientos de heridos y detenidos en todas las ciudades más grandes del país son el resultado de la represión -según cierta información, con la ayuda de los Pasdaran iraqníes [19]– de las manifestaciones pacíficas. Los manifestantes vienen reclamando el restablecimiento de las infraestructuras básicas (como los servicios de agua y electricidad, destruidos y nunca más reemplazados) y medidas contra el desempleo masivo y la extrema pobreza, pero asimismo denuncian la corrupción del gobierno y quieren la dimisión de al -Maliki, y en las zonas kurdas, la de Masud Barzani, presidente del gobierno regional [20].

La región kurda, auto-gobernada desde los años 90, todavía alberga aproximadamente a 200.000 paramilitares Peshmerga de las milicias, que en parte derivan del Partido Democrático del Kurdistán de Barzani, y en parte de la Unión Patriótica del Kurdistán, de Yalal Talabani, actual presidente de Iraq. A pesar del lento proceso de integración en el nuevo ejército nacional, se mantienen fieles a sus antiguos jefes (como lo demuestra el hecho de que 10.000 unidades fueran enviadas a Bagdad en diciembre de 2011 para proteger a Talabani de la amenaza de un golpe de Estado) y siguen manteniendo un alto grado de preparación. De hecho, gracias a su colaboración activa con las tropas invasoras en 2003, Bremer (que era en ese momento el gobernador) permitió que los Peshmerga retuvieran su armamento, incluidas armas pesadas, artillería antiaérea, vehículos blindados de combate y tanques. Los Peshmerga son, por lo tanto, un ejército local que está dispuesto a oponerse al gobierno central en caso de que limite la autonomía del Gobierno regional en materia de gestión de recursos y de la apropiación de los ingresos por extracción del petróleo. Las maniobras centralizadoras de al-Maliki no son bien recibidos por los dirigentes kurdos, que podrían formar una coalición con las delegaciones suníes, quienes podrían asimismo reclamar una autonomía regional para crear un gobierno alternativo. Además, ahora que la alianza turco-iraní ha roto definitivamente el frente sirio, será la influencia turca -gracias a la importancia de sus inversiones [21]- la que prevalecerá en la región y desestabilizará la ya precaria estabilidad iraquí.

Aunque parezca que se redujo desde 2004 a 2007, lo más probable es que al-Qaida siga contando con alguna fuerza de «combate» en Iraq (Estado Islámico de Iraq desde octubre de 2006) [22]. Desde 2004, año en el que entró oficialmente en el país, al-Qaida ha combatido contra las formaciones de la Resistencia [23], colisionando especialmente con el Ejército Islámico (no confundir con el Partido Islámico) y con las Brigadas de la Revolución de 1920, y menos con las tropas de ocupación. Aplicó dos estrategias diferentes: atacar las comunidades suníes para corregir las costumbres impías, imponiendo un gobierno a la sombra basado en la shari’a, y al mismo tiempo realizar ataques contra lugares de culto y civiles chiíes. La segunda estrategia tiene el objetivo de provocar la reacción de las milicias chiíes para llevar a la población suní a un conflicto sectario con la esperanza de obtener el consentimiento para una guerra interna contra el gobierno [24] y, después de la retirada de las tropas estadounidenses, en contra del «ocupante iraní» [25]. El proclamado cambio anti-iraní parece estar en contradicción con la probada connivencia (desde los años 90) entre los exponentes de al-Qaida y los servicios secretos iraníes [26]. La independencia relativa de al-Qaida en Iraq de la organización original podría explicar la anomalía, pero no se puede descartar que una posición pública similar tuviera el objetivo de cubrir las operaciones de bandera falsa. Ello es particularmente válido si es cierto lo que publicó, entre otros, The New York Post, el 15 de febrero de 2012: Estados Unidos estableció un precio de 10 millones de dólares por información que condujera a la captura de ‘Izz al-Din’ Abd al – ‘Aziz Jalil (alias Yasin al-Suri), el jefe sirio de al-Qaida en Iraq [27].

3. La trampa de los Consejos del Despertar

Sea cierto o no que al-Qaida se vio favorecida por los servicios secretos estadounidenses (e iraníes), la realidad es que la organización terrorista ha sido un factor crucial en el plan de Petraeus para combatir la lucha de los insurgentes (durante su etapa de máxima actividad y a punto de conseguir éxitos determinantes contra el ocupante), sin que ello afectase a las tropas estadounidenses y conseguir dejar a los simpatizantes locales de la guerrilla sin salida posible. El ocupante animó la organización de comités de defensa populares dirigidos por jefes tribales cuya acción ya no fuera dirigida principalmente a las tropas de ocupación sino a las bandas integralistas, dejándoles libertad de acción contra los militantes de al-Qaida, odiados por un población educada en el laicismo, y a los que no tolera debido a los métodos terroristas que utilizan contra la población civil. Así, el Consejo de Salvación de Anbar se creó contra al-Qaida mediante la unión de grupos de auto-defensa de diferentes distritos. A finales de 2006 se creó el Consejo para el Despertar (Sahwa) en Ramadi. El Consejo estuvo integrado por ciertos partidarios de la Resistencia que, de ese modo, resultaron estar en el bando de los estadounidenses con los que (a cambio de un contrato en materia de defensa y gestión de comunidades locales) acordaron formar una alianza táctica. La consecuencia más dramática fue la institución de una milicia paralela cuya fuerza estaba directamente financiada por los estadounidenses. Aunque las principales organizaciones de la Resistencia desautorizaron oficialmente el Consejo [28], muchos individuos (también miembros del partido Baaz e insurgentes) consideraron que la integración en el Consejo era la única oportunidad de obtener una presencia política (una vez que las tropas de ocupación se fueran del país) y de reconstruir un Iraq soberano basado en sus antiguas instituciones. También es cierto que otros optaron por esta vía para garantizar la supervivencia de la Resistencia bajo la cobertura de la Sahwa. Tal esperanza resultó ilusoria. En cualquier caso, el Consejo del Despertar ha sido, junto con las masacres ejecutadas por el Ejército Mahdi de al-Sadr, un factor determinante para el debilitamiento del Frente de la Resistencia y para paralizar el apoyo civil a la guerrilla, a través del control de la policía y, en varios casos, a través de un gobierno estrictamente integrista. Es difícil afirmar que la implantación de los barrios dominados por el Sahwa revirtiera el resultado de la guerra, pero sin duda dio un golpe fatal a la lucha armada y, al mismo tiempo, privó a la población de tener la posibilidad de una representación política no sectaria.

La ofensiva de los partidos y milicias chiíes, controlados por el gobierno, estaba dirigida a las figuras menos cooperadoras del Consejo y se llevó a cabo mediante asesinatos y detenciones masivas, y ya en septiembre de 2008, el distrito de al-Anbar fue devuelto al gobierno central. Las promesas estadounidenses a los miembros de la organización no se respetaron. Tras boicotear masivamente las elecciones en el 2005 siguiendo las recomendaciones de la Resistencia, en 2010 los suníes no podían más que votar. Sin embargo, aunque ganara la lista nacionalista laica (que estaba compuesta por figuras suníes y chiíes) los suníes se quedaron aislados gracias a una fraudulenta maniobra chií.

El análisis de la metamorfosis de las actividades militares estadounidenses en Iraq (desde que se incrementó el número de tropas hasta la retirada) y del nuevo curso de [la política de] Obama plantea ciertas cuestiones. Por muy importante que sea la ayuda iraní para derrotar a la Resistencia, por muy influyente sea la política de Teherán ante los líderes iraquíes y por muy prudente que sea con los estadounidenses (como sugiere George Friedman [29]), parece incomprensible que la Administración haya abandonado todo el país -incluyendo los recursos energéticos y las bases militares- a merced de Teherán. La única explicación podría ser que Estados Unidos hubiera incluido en sus planes, desde hace mucho tiempo ya, algún tipo de conexión iraní. El papel desempeñado para, durante y después de la invasión de Iraq por un personaje clave como Ahmed Chalabi, a la vez hombre de Irán y de la CIA, podría validar tal hipótesis.

4. Conclusiones

Al concluir con una Estrategia de Salida (que paradójicamente coincide con la de una conexión con Teherán) los estadounidenses dejan atrás un Iraq desgarrado por un conflicto sectario que, más allá del empeoramiento de las ya dramáticas condiciones de vida, ha modificado la composición étnica del país. En sus diferentes fases, el conflicto ha destruido la identidad nacional de los iraquíes y ha generado una situación en la que la población únicamente puede dividirse desde criterios tribales y sectarios. En el Sur (gobernado por las milicias chiíes) se habla farsi, el idioma de Irán y, junto con la moneda local, el rial iraní también se utiliza en Bagdad: los bienes iraníes han invadido el mercado [30]. La población iraquí, que contaba con un poco más de 24 millones de personas en el año 2000, ha aumentado hasta los 32 millones de personas en el año 2012 [31] a pesar de las víctimas de la guerra (cientos de miles o incluso más de un millón de muertes, según diferentes estimaciones y teniendo en cuenta la propia guerra, el embargo y la ocupación [32]) y dos millones y medio de refugiados (en Siria, Jordania y Egipto [33]): es difícil creer que se haya producido un auge de la natalidad; más realista resulta considerar lo porosa que resulta la frontera entre Iraq e Irán.  

La Resistencia iraquí, que ha luchado para defender la independencia, la integridad del país y un proyecto político de unidad nacional, fue abatida enfrentada a dos bandas de fanáticos sanguinarios: los sadristas y los qaidistas. No es posible evaluar por completo la cantidad de combatientes que habiendo engrosado las filas de la Resistencia se rindieron ante la ineludible e impostergable necesidad de defender a la población contra las masacres sistemáticas y la supresión de cualquier dignidad social y libertad individual, para acabar cayendo en la trampa de un proceso político dirigido por otros (aceptando los Consejos para el Despertar). Las organizaciones de la Resistencia siguen operando en el territorio iraquí y en la vecina Siria, pero las divisiones internas ponen en peligro la posibilidad de una acción eficaz a largo plazo. A ello se añade la presencia de una condición de decadencia social y la caída en el sectorialismo que ha penetrado a nivel popular. Las dos formaciones principales conectadas a lo que fue el partido Baaz mantienen claramente contrastes entre sí (en particular con respecto a la asignación de la legitimidad y la fiabilidad de la dirección): en el sector de Ahmad al-Yunis (al-Awda, ubicado en Siria) una gran cantidad de militantes han sido detenidos en los últimos tres años por las Fuerzas de Defensa y por el Consejo de al-Anbar; el Yaish al-Naqshbandi ([Ejército de Naqshbandi] cuyos miembros se adscriben al sufismo) ha mantenido combatientes durante un largo periodo en el provincias de Kirkuk y Diyala. Hamas (un grupo no relacionado con la organización palestina homónima), que constituye una parte de las Brigadas de la Revolución de 1920, se negó a integrarse en los Consejos del Despertar. El Ejército Islámico (tal vez la organización de combatientes más importante a la que fueron a parar militantes de otras formaciones y gran parte de los soldados del ejército baazista), a partir de 2006, fue testigo de varias escisiones, pero una parte sigue aún en activo. Todas las formaciones de la Resistencia dieron cuenta de la colusión entre Estados Unidos y la República Islámica de Irán. Incluso aunque haya sido derrotada, la Resistencia sigue viviendo dentro de Iraq [34].  

Las protestas que tuvieron lugar durante todo el año de 2011 [35] muestran la actitud rebelde de una población muy joven nacida durante el embargo y que no ha conocido otra cosa que no sea la barbarie de la guerra y de la ocupación. El 17 de febrero 2012 todos los ciudadanos de Faluya (la ciudad víctima de un crimen de guerra nunca castigado) dieron origen a una enorme, unitaria e importantísima protesta en solidaridad con los rebeldes sirios.  

Para todo el 2012 y hasta el presente, el destino de las protestas que tuvieron lugar en las ciudades más grandes de Iraq -sobre todo en Bagdad, Samarra y Faluya- está idealmente unido al destino de la revolución siria. Las consignas que reclaman la caída del gobierno de al-Maliki se han hecho más frecuentes y van en aumento. Ahora la larga (y oscurecida por los medios de comunicación occidentales) primavera iraquí comienza a definirse como una «revolución»: una de las banderas durante la protesta en Mosul el 15 de marzo rezaba: «Despertad, esto es una revolución iraquí, no una revolución sectaria» [36]. Como se informaba en la web arabwomanblues el 16 de febrero de 2013 [37].

«[…] Las protestas están en su apogeo en todo Iraq… miles y miles de personas están exigiendo lo siguiente:

– Fin de la dominación sectaria chií

– Una nueva redacción de la Constitución iraquí (elaborado por los estadounidenses y los iraníes)

– El fin de los asesinatos y las detenciones arbitrarias, de las violaciones y las torturas a todos los detenidos exclusivamente por causas sectarias, y su liberación

– El fin de las políticas discriminatorias basadas en criterios sectarios en el empleo, la educación, etc.

– La prestación de los servicios públicos a todos los y las iraquíes.

– El fin de la corrupción

– No a la división entre suníes y shiíes; un Islam para todos los musulmanes y un Iraq para todos los iraquíes.

Las protestas en Anbar, Faluya, Samarra, Baquba, Tikrit, Kirkuk, Mosul y en diferentes partes de Bagdad expresan una y otra vez: 1) la naturaleza espontánea de la «revolución popular contra la opresión y la injusticia»; 2) su naturaleza pacífica, es decir sin armas; 3) la bienvenida a todos los que se unan a las protestas independientemente de su secta o grupo étnico, y como un solo pueblo, el iraquí, y 4) la Marcha hacia Bagdad»[38].

Durante la primera quincena de marzo Iraq Body Count contabilizaba 158 muertes violentas en Iraq [36]. Ya ha pasado más de un mes desde entonces y la rebelión popular en Iraq sigue su curso.

Artículo original publicado en: Giampaolo Calchi Novati (ed.), Primavere arabe e Grande Medio Oriente, Carocci Editore, ottobre 2012 – www.carocci.itÇ

NOTAS:

[1].   «Se espera que la CIA mantenga una gran presencia clandestina en Iraq y Afganistán mucho después de la salida de las tropas convencionales de Estados Unidos, como parte de un plan del gobierno de Obama que dependerá de una combinación de espías y fuerzas de operaciones especiales para proteger los intereses de Estados Unidos en las dos zonas de guerra desde hace mucho tiempo. […] En el punto culminante de la ofensiva militar de Estados Unidos contra Iraq, la CIA llegó a tener 700 empleados en el país. La mayoría trabajaban en la Zona Verde de Bagdad, pero asimismo otros tantos centenares se dispersaron en edificios de seguridad en zonas pobladas y en puestos militares regionales [bajo control] de Estados Unidos. […] Según un ex funcionario de la CIA que afirma que la presencia de la agencia probablemente se ha reducido a la mitad». (G. Miller, CIA Digs in as Americans Withdraw from Iraq, Afghanistan, en The Washington Post, 8 de febrero 2012). «Hay que señalar que las tropas abandonaron el país, pero la presencia de Estados Unidos seguirá siendo enorme: el personal que trabaja en la enorme embajada estadounidense en Bagdad, la más grande del mundo, se duplicará hasta un número de 16.000 empleados (la mayoría de ellos contratistas privados). […] Además de entrenar a las tropas iraquíes, Washington quiere ser quien las equipe mediante lucrativos contratos pagados con los petrodólares del nuevo Iraq (un sistema que ya ha sido probado extensamente con las ricas monarquías del Golfo, que compran el más sofisticado armamento estadounidense retribuyendo a Estados Unidos con una parte notable de los miles de millones de dólares obtenidos por la venta de petróleo)». (L’Iraq dopo il ritiro Americano: un paese fragile in una regione di conflitti   [Iraq tras la retirada estadounidense: un frágil país en una región en conflicto], 21 de diciembre de 2011).

[2]. La estadounidense Exxon Mobil, por ejemplo, ha conseguido un contrato de exploración de gas natural con el gobierno regional kurdo (GRK) sin el consentimiento de [el gobierno central] de Bagdad.

[3]. Entre los primeras acciones del procónsul Bremer, instalado por los estadounidenses en 2003, se encontraba la de privatizar los campos petroleros. La ley propuesta en 2007 en el Acuerdo de Producción Compartida incluía contratos trienales con las multinacionales, que podrían haberse beneficiado del 70% de todos los beneficios hasta que se aseguró la cobertura de las inversiones iniciales y del 20% posteriormente (normalmente es del 10%). La ley nunca fue aprobada. Los contratos firmados por el gobierno regional kurdo con empresas extranjeras son considerados ilegales por el gobierno central iraquí. «Dado que el artículo 112 de la Constitución contenía elementos vagos y ambiguos respecto a la individualización de la autoridad para la gestión de los recursos, la cuestión debería haberse regulado mediante una ley específica sobre hidrocarburos. La Ley de Hidrocarburos de Iraq, de fecha de 2007, que no ha sido aprobada, autorizaba la firma de acuerdos de producción compartida (PSA, en sus siglas en inglés) entre las empresas extranjeras y el gobierno central de Bagdad y daba autoridad parcial a las potencias regionales sobre la gestión de recursos en su territorio. Después de 4 años de estancamiento, debido también a la dinámica político-sectaria en el país, en septiembre de 2011 el gobierno de al-Maliki envió un nuevo proyecto de ley de hidrocarburos al Parlamento que podría hacer de la Compañía Nacional de Petróleo de Iraq (INOC, en sus siglas en inglés), la principal autoridad en este sector, eliminando con ello la presencia de delegados kurdos, suníes y chiíes en el Consejo de la INOC». (M. Carro, Le dispute petrolifere tra Iraq e Kurdistan iracheno [La disputa por el petróleo entre Iraq y el Kurdistán iraquí]).

[4]. Los ciudadanos iraquíes, que en los últimos años han protestado varias veces contra la nueva «ocupación iraní», piden a Naciones Unidas que intervengan para poner fin a las atrocidades realizadas por los turcos (que bombardean al norte de Iraq para golpear a los refugiados kurdo-turcos refugiados) y por los iraníes (cfr. Instantánea de Iraq, en Uruknet, 9, September, 2011).

[5]. «La Guardia revolucionaria iraní además de combatientes talibanes entrenados en la frontera con Afganistán también están suministrando armas a las fuerzas afganas con la consigna de crear inestabilidad para dañar a las fuerzas estadounidenses y para desestabilizar al gobierno afgano. La Guardia revolucionaria también ha recibido órdenes de hacer lo mismo en Bahréin, en Arabia Saudí y en otros países del Golfo. […] En el libro A Time to Betray Reza Kahlili [ Un tiempo para traicionar a Reza Kahlili] (el espía de la CIA infiltrado en los Guardianes de la Revolución), describe la mentalidad de los clérigos chiíes y cómo luchan por la destrucción del mundo. Creen realmente que el fin de los tiempos está cerca. El año pasado el secreto documental iraní La llegada está sobre nosotros indica claramente que los radicales que están en el poder en Irán creen que la destrucción de Israel determinará la llegada del mesías islámico» (cfr.http :/ / www. sepahonline.blogspot.com/2012/02/blog-post.html).

[6]. En noviembre de 1982 alrededor de un millar de Guardianes de la Revolución iraní situados en el valle de Bekaa libanesa empezaron a entrenar a varios grupos de militantes chiíes pertenecientes al movimiento de Resistencia contra Israel: estos grupos se convirtieron en el núcleo de Hizbolá. La operación fue promovida por Akbar Mohtashemi, embajador de Irán en aquel momento en Damasco. (cfr. S. Mervin, Hezbollah, editado por Epoché, Milán, 2009, pp 70-1).

[7]. «El general David H. Petraeus es el comandante del Comando Central de Estados Unidos desde octubre de 2008, la zona de operaciones militares de la cual emanan todas las decisiones estratégicas para el conjunto del teatro de Oriente Próximo, incluidas las operaciones militares en Iraq y Afganistán. En Iraq, donde fue comandante en jefe del ejército estadounidense, elaboró ​​ una teoría que puso en práctica cuando se convirtió en comandante del Centro de Armamento Combinado del Ejército de Estados Unidos en Fort Leavenworth (Kansas), el centro estratégico militar estadounidense. Allí trabaja en su manual sobre actividades contra-insurgentes para el ejército estadounidense (FM 24.3). El método […] consiste en una simple declaración: anteponer los intereses de la población local por encima de todo. Si los iraquíes o los afganos no tienen motivos para quejarse, nos ayudarán. Más aún: ¿por qué no hacerlos partícipes directamente de la lucha contra los extremistas» (C. Elia, Milizie tribali contro al-Qaeda: la visita del generale USA dá i suoi frutti [Milicias tribales contra al-Qaida: la visita del general estadounidense da sus frutos] 22 de enero de 2010). No se explica qué se entiende por los «intereses de la población».

[8]. En diciembre del 2001, los académicos residentes del American Enterprise Institute, Michael Ledeen, Lawrence Franklin y Harold Rhode, de la Oficina de Planes Especiales del Pentágono, y emisarios del gobierno iraní (entre los que se encontraba Manucher Ghorbanifar) se reunieron en Roma. En la reunión también participó Nicoló Pollari, según confirmaba él mismo en 2005 en el diario La Repubblica: C. Bonini, G. d’Avanzo, Da Chalabi agli agenti iraniani la Guerra del SISMI in Iraq (De Chalabi a los agentes iraníes de la guerra del SISMI en Iraq), La Repubblica, 31 de octubre de 2005.

[9]. El INC, que fue creado en 1992, apoyado abiertamente por la CIA y fundado con dinero estadounidense, agrupaba a una serie de opositores iraquíes en el extranjero y tenía como objetivo derrocar al gobierno de Sadam Husein. El líder del INC, Ahmed Chalabi, fue posteriormente acusado ​​ por la propia CIA de proporcionar información a la inteligencia iraní, con la que Chalabi admitió estar en contacto. (J. Borger, «Chalabi se jactaba de ser un espía de Irán», The Guardian, 26 de mayo de 2004). Véase asimismo: «Ahmad Chalabi pone fin a su conexión iraní». Sobre las relaciones con destacados responsables estadounidense la cumbre iraní, así como sobre el dinero recibido por la CIA puede verse: Chalabi Recounted to Al-Hayat a Long Story of Pursuit That Changed the Face of Iraq and Shook Up the Balance of the Region [Chalabi contó a Al-Hayat una larga historia de seguimiento que cambió la faz de Iraq y sacudió la balanza regional].

[10]. En la Conferencia de Bonn de 2001, Irán cooperó con Estados Unidos en la elección de Hamid Karzai como presidente de Afganistán. El Gran acuerdo fue el nombre dado a la propuesta de negociación (mayo de 2003) de Teherán a Estados Unidos sobre el apoyo iraní a Hamas y Hizbolá y sobre las transacciones sobre el programa nuclear. Oficialmente, la propuesta no fue considerada creíble por la administración. Después de la elección de Obama, en una entrevista para Los Angeles Times, El-Baradei (en ese momento el director de la Agencia Internacional para la Energía Atómica) apoyó públicamente el Gran acuerdo que afirmó explícitamente reconoce «el papel de Irán en la región y le concede el poder, el prestigio y la influencia que anhela» (M. Javedanfar, The Grand Bargain with Teheran [El Gran Acuerdo con Teherán], en The Guardian, 3 de marzo de 2009).

[11]. P. Wolfowitz, Geopolitics e democracy, en Il Sole 24 Ore, 29 de septiembre de 2009.

[12]. Al-Maliki justificó la detención del vicepresidente suní Tariq al-Hashimi, acusándolo de terrorismo. Después de ese acto se sucedieron gran cantidad de protestas en las calles de las ciudades suníes en las que se mostraban pancartas de apoyo a al-Hashimi y contra el gobierno. (Thousands Protest in Iraq against Vice President’s Arrest Warrant, 23 December 2011 [Miles de manifestantes protestan en Iraq contra la orden de detención del vicepresidente).

[13]. Por mencionar sólo un ejemplo, el Tribunal de Bruselas ha elaborado una lista de 459 profesores universitarios asesinados en Iraq entre 2003 y 2011.

[14]. Trabajaba desde hacía años para la CIA y estuvo involucrado en actividades terroristas en Iraq desde la época de Sadam Husein. Fue primer ministro del gobierno creado por Bremer y el responsable de la destrucción de Faluya. 

[15]. D. Morgan, US Policy on Iraq Shi’ites Could Aid Iran: Report, [La politica de Estados Unidos en Iraq podría ayudar a Irán], 15 de noviembre de 2007.

[16]. El Ejército de al-Mahdi está compuesto por escuadrones de la muerte; ha sido, protegido por los ocupantes, el mayor responsable de la limpieza étnica. Las atrocidades cometidas por las milicias de Sadr, eficazamente documentadas por muchos bloggers iraquíes, vaciaron Bagdad de población suní y permitieron la victoria contra la Resistencia, a la que se privó en la capital de su reserva de consenso. Es difícil estimar la cantidad de personas muertas, teniendo en cuenta que en 2006 sólo en Bagdad, las milicias chiíes de al-Sadr asesinaron a 3.000 personas durante 3 días y que las ejecuciones y expulsiones han sido una constante durante todo el período de la ocupación. El testigo es Michael Schwartz, profesor de la Universidad de Stony Brook y autor del libro La guerra sin fin: la debacle de Iraq en su contexto, Haymarket Books, Chicago 2008.

[17]. V. Poletti, L’impero si è fermato a Baghdad (El Imperio se ha parado en Bagdad), Edizioni Achab, Verona 2006, pp. 198-9.

[18]. Se trata de grupos que llevaron a cabo operaciones también contra las tropas de ocupación y contra las fuerzas policiales con el fin de influir en las decisiones del gobierno.

[19]. D. Adriaensens, Dia del Mártir, 4 de marzo de 2011. Dirk Adriaensens es un miembro del Comité Ejecutivo del Tribunal Brussells.

[20]. Cfr.   Estudiantes iraquíes asesinados en una manifestación en Bagdad por matones del Ministerio de Interior, 23 de febrero de 2011.

[21]. «El monto de las inversiones turcas en el norte de Iraq ha crecido en los últimos diez años desde los 750 millones de dólares en el año 2000 hasta 23.6 mil millones en 2008; el gobierno de Turquía espera incrementar los contactos internacionales para alcanzar una facturación de 50 mil millones de dólares en el año 2015. La analista de noticias kurda-iraquí Repwa Karim Wali asegura que asimismo Ankara habría mostrado su voluntad de incrementar las relaciones comerciales abriendo en la región varias sucursales de dos bancos estatales turcos (Is Bank y el Banco Agrícola)». (F. La Bella, Turchia: le due facce riguardanti la gestione della questione curda [Turquía: las dos caras de la gestión de la cuestión kurda], 20 de agosto de 2010).

[22]. El grupo asumió el nombre de al-Qaida aun cuando no emana directamente de la organización fundada por Osama Bin Laden. La afiliación no se haría pública hasta mayo de 2011. Cfr. Al Qaeda in Iraq giura fedeltà a Zawahiri [Al-Qaida en Iraq jura fidelidad a Zawahiri], 9 de mayo de 2011.

[23]. V. Poletti, Il campo di battaglia: i movimenti e le strategie di lotta (El campo de batalla: los movimientos combatientes y sus estrategias], en Il Ponte (Rosso Baghdad), lxiii, 2007, 11, pp. 86-7.

[24]. Brian Fishman, profesor del Centro de Combate al Terrorismo de West Point, cita las palabras del qaidí al-Zarqawi escritas 6 meses antes de unirse a la orientación original de al-Qaida «ir contra los chiíes en lo religioso, lo político y lo militar provocará que los suníes muestren su rabia… y muestren los dientes del rencor que s oculta en sus corazones. Si tenemos éxito en arrastrarlos al escenario de la guerra sectaria, se hará posible despertar a los desatentos suníes, pues se sentirán ante un peligro inminente de aniquilación por muerte a manos de los sabeos [las gentes del Libro, los no musulmanes que se adhieren a las diferentes religiones, es decir, cristianos y judíos]», Carta hecha pública por la Autoridad Provisional de la Ocupación el 12 de febrero de 2004, (B. Fishman, After Zarqawi: The Dilemmas and Future of al-Qaeda in Iraq [Después de al-Zarqawi: los Dilemas y el futuro de al-Qaida en Iraq].

[25]. Mientras Ahmadinejad piensa en armas nucleares y en las sanciones, al-Qaida declara la guerra «contra los ocupantes iraníes en Iraq». Ahora que las tropas estadounidenses se han ido del país -advirtió la organización terrorista- los ataques se dirigen contra la ocupación iraní y sus funcionarios, supuestamente los líderes chiíes. En un mensaje de vídeo en páginas web yihadistas, Abu Muhammad al-Adnany, portavoz del Estado Islámico en Iraq, filial de al-Qaida, afirmó que su organización, que pertenece al ala más radical del Islam suní, «posee en la actualidad el control total de la situación y puede golpear donde y cuando quiera». El objetivo principal será, de hecho, la susodicha «ocupación iraní», a la que definió «no menor a la ocupación por parte de los cruzados estadounidenses». Iran pronto a negoziare. L’anatema di Al Qaeda [Irán dispuesto a negociar. El anatema de al-Qaida], 27 de enero 2012.

[26]. Cfr. T. Al-Saheil, Al Qaeda-Iran Connecion , 6 de agosto de 2011; No Pasdaran, Ecco come l’Iran finanzia al-Qaeda [Así financia Irán a al-Qaida], 1 de agosto de 2001, en http://nopasdaran2.wordpress.com/2011/08/01/ecco-come-liran-finanzia-al-qaeda/; M. Levitt, M. Jacobson, The Iran-al-Qaeda Conundrum, 23 de enero de 2009.

[27]. Cfr. http://www.nypost.com/p/news/international/iran_helping_say_qaeda_plot_at-tack_vHxR86dFeEsI3h8Vj9acao#ixzz1ojHhyHfF.

[28]. » El Ejército Islámico, el principal grupo insurgente suní de Iraqk, está convencido de que no va a hacer causa común con las milicias suníes que hacen frente al-Qaida con apoyo estadounidense, y que en su lugar lucharán contra los estadounidenses ‘hasta el final’. El Ejército Islámico no tiene nada que ver con los Consejos del Despertar», según Ibrahim al-Shimmari, portavoz oficial del Ejército Islámico en Iraq, dijo a AFP en una entrevista por correo electrónico. «Nadie puede ser miembro del Ejército Islámico y de [los Consejos] Despertar a la vez. Nuestra guerra tiene que ver con la autodefensa y va dirigida contra los que nos atacaron» («Main Sunni group Vows no deal with US» [El principal grupo suní asegura que no hay tratos con Estados Unidos], AFP, 7 de enero de 2008).

[29]. G. Friedman, America’s Secret War, Little Brown, London 2004, pp. 245-51. El aumento del poder de Irán, que sin embargo sigue siendo excluido de las consultas internacionales sobre la guerra en Siria, impondría a Estados Unidos, según Friedman, la necesidad de prefigurar un acuerdo de larga duración con Teherán, reduciendo con ello las probabilidades de conflicto al nivel más bajo posible. (G. Friedman, Thinking about the Unthinkable: A us-Iranian Deal , 1st March 2010 [Pensando lo impensable: un acuerdo entre Estados Unidos e Irán], 1 de marzo 2010, e idem.,   Iran, the us and the Strait of Hormuz crisis, [«Irán, nosotros y la crisis del Estrecho de Ormuz»], 17 de enero de 2012).

[30]. E. Garuti, Iraq: qui si parla farsi. L’avanzata dell’Iran («Iraq: aquí se habla farsi. El avance de Irán»], 8 de junio de 2007.

[31]. Cifras del banco Munidla actualizadas a 5 de junio de 2012.

[32]. Just Foreign Policy calcula, basándose en datos publicados por Iraq Body Count y la revista The Lancet (una de las más antiguas médicas del mundo) 1.495.590 muertes hasta 2009.

[33]. Junto a la población suní, la comunidad cristiana también sufrió daños que se le forzaron a un éxodo masivo más allá de la frontera y tiene un gran número de refugiados internos. Cfr. Vescovi dell’Iraq: non di-menticate i profughi iracheni, («Obispos de Iraq: no olvidéis a los refugiados iraquíes») 27 de marzo 2011.

[34]. La guerrilla modificó sus tácticas de combate para responder a una imagen militar estadounidense diferente que incluye cada vez menos tropas terrestres: un ataque con cohetes a la Zona Verde durante la reunión de la Liga Árabe en Bagdad en marzo de este año sería una respuesta a esa necesidad.

[35]. Cfr. Gilles Munier, Iraq: una rivoluzione araba nascosta (Iraq: una revolución árabe oculta), Septiembre de 2011 ; M. Borraccino, Iraq. Noi figlie di un dio minore [Nosotros, hijos de un dios menor], Julio- Agosto, 2011;   Fallujah, Iraq: Thousands of Iraqis Demonstrate against Assad, [Faluya, Iraq: Miles de iraquíes se manifiestan contra Assad»] video, 17 de febrero de 2012 ; A. Serene, Iraq: the forgotten insurrection lives on, [Iraq la insurrección olvidada sigue viva»], 8 de febrero de 2012.

[36]. The Common Ills, Obama, If you Cannot Hear Us Can you Not See Us? .

[37] . Layla Anwar, «Peor que los sionistas«.

[38]. El pasado viernes, 8 de febrero de 2013, los organizadores de la manifestación decidieron celebrar la siguiente oración colectiva del 15 de febrero de 2013 en Bagdad, en la mezquita Abu Hanifa de Adhamiya. (…) Todas las calles de Bagdad fueron ocupadas por una importantísima presencia militar, con puntos de control y patrullas. (…) Para salvar a Iraq de un baño de sangre, los manifestantes decidieron posponer la oración colectiva de Bagdad «(BT & Iraqi Spring Media Center, What happened Friday 15 in Baghdad? [¿Qué pasó el viernes 15 en Bagdad?], 17 de febrero 2013).

Fuente: http://www.uruknet.info/?s1=2&p=96848&s2=18