En breve mensaje, el Ministro de Economía Sergio Massa anunció que sale a comprar bonos de la deuda argentina por un valor nominal de unos 1.000 millones de dólares.[1]
Se estima que para ello destinará unos 300 millones de dólares, es decir, se compran los bonos al 30% de su valor nominal al vencimiento. Son vencimientos entre 2029 y 2046, de bonos emitidos por Martín Guzmán al momento de la renegociación de la deuda con acreedores privados durante el 2020.
¿Para qué se hace esta operación?
Para intentar contener la presión devaluatoria y morigerar la suba de los tipos de cambios, especialmente de los paralelos, legales e ilegales.
De ese modo, reducir la brecha entre el oficial y el ilegal (blue) para bajar el “riesgo país” y mejorar la tasa de interés a los privados que buscan crédito en el exterior.
En términos generales, se intenta aminorar el ritmo de la inflación, considerando al tipo de cambio como un precio más de la economía, especialmente si se tiene en cuenta el imaginario de suba del dólar para explicar cualquier suba de precios.
Se trata de una medida orientada a los “mercados”, es decir, a los sectores más concentrados de la economía local, los que actúan en la inserción subordinada de la Argentina en la economía capitalista mundial.
El mensaje se hizo precedido de un balance de 5 meses gestión en el ministerio, valorando el esfuerzo fiscal (ajuste) acordado con el FMI; la suba de las reservas internacionales, gracias a las concesiones al complejo sojero (dólar soja). Lo curioso es que incorporó objetivos de inclusión social en el mismo momento en que se anuncia la merma de 154.441 planes potenciar trabajo.
Cerró su conciso mensaje señalando que el objetivo era “volver a la Argentina al mercado de capitales”, territorio por excelencia de la especulación financiera en tiempos globales de subas de precios y desaceleración de la economía, especialmente con restricciones a la producción material con base en bajas de la productividad.
La discusión es por la prioridad en materia de política económica, si volver al mercado de capitales y acrecentar la deuda externa o si de lo que se trata es de recuperar capacidad soberana de funcionamiento económico para intentar satisfacer las insatisfechas demandas de la sociedad empobrecida.
La deuda condiciona
Está claro que la política económica está condicionada por el endeudamiento, en una lógica que remite a las negociaciones con los acreedores privados desde el 2020 y al acuerdo con el FMI en 2022, pero que debe pensarse desde el exorbitante endeudamiento con el FMI en la gestión Macri en 2018 y a todos los procesos negociadores desde 1983, sobre una deuda odiosa asumida por la dictadura genocida entre 1976 y 1983.
La deuda es la hipoteca que condiciona la política económica, como parte de la lógica dominante del capitalismo mundial, no en vano, en todos los diagnósticos actuales globales se llama la atención sobre el crecimiento de la deuda. Vale señalar que el mayor endeudamiento opera en los principales Estados del capitalismo mundial, en EEUU, en Europa o en Japón y que las consecuencias se descargan sobre los pueblos explotados en todo el planeta.
Por eso la insistencia en rechazar todo rumbo que coloque el privilegio en “cumplir” con una deuda odiosa. Lo primero que debe hacerse es una investigación a fondo, con participación popular, al tiempo que se suspenden los pagos. Claro que al mismo tiempo se puede trabajar para una política similar en la región y en el mundo para ir en contra de la arquitectura financiera actual, que tiene al FMI y al Banco Mundial en la cúspide.
La reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños, CELAC, que se reunirá el 23 y 24 de enero en Buenos Aires, puede ser eco de una política solidaria de cooperación hacia una “nueva arquitectura financiera” tal como se sostenía hace más de una década con inactivas como el Banco del Sur, el Fondo del Sur o las estrategias de una moneda común para la región.
Es un comino que puede trascender el ámbito regional y proyectarse en la construcción de una lógica financiera y económica para el sur mundial y confrontar con las estrategias imperialistas de dominación del dólar y las divisas del poder global.
Confrontar la dependencia del endeudamiento constituye un desafío para los pueblos, en la perspectiva de un proyecto emancipador que supere el orden capitalista, la explotación y el saqueo de nuestros bienes comunes.
Nota:
[1] Ministerio de Economía. Recompra de instrumentos de deuda pública nacional denominados en moneda extranjera, del 18/01/2023, en: https://www.argentina.gob.ar/noticias/recompra-de-instrumentos-de-deuda-publica-nacional-denominados-en-moneda-extranjera
Julio C. Gambina. Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP.
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