Los psicópatas están siempre entre nosotros. En tiempos tranquilos nosotros los examinamos. En tiempos difíciles ellos nos gobiernan. ERNST KRETSCHMER (1888-1964)
Las sociedades enfermas producen líderes enfermos. Estos líderes se fortalecen en las masas ignorantes. ERICH FROMM
La política es la única profesión en la que se puede mentir, engañar y robar, y aun así ser respetado. MARK TWAIN
El Ciclo sobre Jafar Panahi, desde la bóveda interdisciplinaria de La Fábrica de Sueños, vía Cine-Club Al filo del Tiempo, avanza con Taxi Teherán (2015). Su justa puesta en escena lo define como ficción, aunque para ciertos despistados sea documental. Se harán referencias precisas para aclarar equívocos, sobre ambos géneros. El filme, preñado de melancolía disuelta en aguas de un humor habitado por finura y compasión, con base en un cuasi total plano/secuencia, borra los límites ficción/documental. Con personajes generosos hasta más no poder y llenos de alegría forjada en valor, resistencia y dignidad: anónimos, ya se verá por qué. Panahi sabe conmover mediante este tributo/pretexto para pensar la sociedad bajo un tirano, como hoy a lo largo y ancho del mundo; por uno de esos psicópatas del epígrafe: útil para desengañarnos en tiempos aciagos para la Humanidad, como los del virus/negocio. (1) Por este camino se muestra la voracidad financiera, de los bancos y la vil Big Pharma. (2)
El taxi para en un semáforo de Teherán. La cámara observa. Luego, arranca por sus amplias calles. A pocas cuadras, un pare. No se adelanta quién, porque será una de las primeras en esta caja de sorpresas que es Taxi Teherán, de uno de los grandes de la Revolución del Cine Iraní (3), que arranca con la muerte del Sha Reza Pahlevi, en la década de 1980, al lado de su amigo y guionista de algunos de sus filmes, Abbas Kiarostami (1940-2016) y de quien fue asistente en A través de los olivos; de Majid Majidi, el de Los niños del cielo; de Mohsen Makhmalbaf, recordado por El ciclista; del resto de su familia: su mujer, Marzieh Meshkini, y sus hijas Samira y Hana; de Bahman Ghobadi, creador de uno de las obras más terribles, y aun así bellas, del cine persa: Las tortugas también vuelan. El citado hombre, y copiloto, anuncia que se bajará en el segundo puente tras este. Primera pista. Desde atrás lo ve una mujer, y pregunta ¿Un dispositivo antirrobo? Y el taxi driver responde: Se le puede decir así.
Y advierte sobre su calidad. II pista: Trabajo más o menos en el negocio, dice el que porta cipote cadena, según alguien de la Costa Nostra. Como el criminal siempre se confiesa, sea por vía de otros (Freud), cuenta que una prima al ir a trabajar, halló en su carro cuatro ladrillos en vez de ruedas. III pista: quien habla de lo que no lo afecta, invoca el afán de que cuelguen a uno o dos tipos, para sentar un precedente y que otros no actúen igual. Interviene la maestra, o sea, una mujer: como tal, por la vida, a diferencia del hombre, histéricamente, por la muerte: ¿Colgarlos? ¡Es un poco extremo! Lúcida discusión entre el pueblo que controlan los que sólo saben de violar/robar y matarlo: Tal vez lo hizo por necesidad, dice la profe. Y el hombre, que busca justicia, pero genera injusticia (lo opuesto al objeto de La caída), ofrece una excusa no poco mezquina: ¿De qué necesidad habla? ¿Y quien maneja, como nuestro chofer, no necesita?, añade, no sin recordar: ¿Y yo, entonces? ¿Qué razón hay para joder a los demás?
¿Le gustaría, de pasarle a ella?: No, para nada. Así, cuidado con la pena de muerte (Camus/Koestler) (4), hay que ir a la raíz: ¡Nadie nace ladrón! Él insiste: Es colgar a uno o dos para disuadir a otros. La profe ahonda: Un crimen sucede a causa de circunstancias. ¡Pero, colgar personas por cuatro ruedas! Y si las ahorcan, ¿qué cambia? ¿Aplicar la ley implica exagerar? No, la salida es educar al pueblo: lo último que piensan los políticos, para hundirlo en ignorancia e indignidad. La profe: Irán es récord en ejecuciones detrás de China. Él alardea: que el chofer no es chofer… porque ni ubica el hospital Parssian. IV pista: ‘No será por casualidad del guion’, pero no lo…’ para permitir el distanciamiento brechtiano, no meter a nadie en zona de lo obvio y no evadir la ambigüedad artística. A qué se dedica, y él: ‘¿Qué tiene que ver eso con lo otro?’ Ella, pinta el nexo: Cuando defendemos una idea o lo hacemos por convicción o interés, no es casual. Ud., además de interrogatorios, ¿qué hace?
Surge aquí el sexismo/machismo: una sociedad que le tapa la cara a la mujer (otra forma de matar, como mandar a callar) y, de paso, el cerebro para que no piense. De ahí, el valor de ella en la obra de Panahi, como el de la dama de las flores: dulzura, no melosa, de abogada, si las hay. La profe señala al machista sin conciencia, acerca del oficio de c/u: Si le contesto, ¿usted también me responde? Diga primero, después vemos. La voz patriarcal, de momento, se impone: Soy maestra. No obstante, aquél dice que vive en la ficción, por pasar tanto tiempo con niños y leyendo libros, con la cabeza en las nubes. Pero, lo que parece un round cerrado, se abre al pedirle ella que use su turno. Trabajo por cuenta propia. Si se ve El dinero, de R. Bresson podría verse una especialidad en lo que hace. Aun así, el copiloto/ladrón, es educado, en modo fast, por la profe. Por eso, no en vano, cuando declara que atracar es su oficio, a la vez ha tenido un viraje ético cuando, pese a la resistencia del taxista, decide pagar su pasaje.
Eso lo agradece no sólo el ex taxista, ahora cineasta, sino cada espectador. Ya un poco abochornado por la tácita auto recriminación ética, el copiloto se baja después del semáforo, por favor. ¿Cuánto le debo? y manda su mano al bolsillo: Nada, no hace falta, responde JP. El humor del bribón/lúcido no da espera: ¡Ahora esto: Ud., de taxista no tiene nada! Con ello, claro, no dice que sólo los de Uber o Beat son buenos o malos, mejores o peores, no. Pasa que el cineasta ha hallado en el taxismo la ocasión no sólo para hacer un tributo, sino para usar la estrategia de la máscara, como los escritores afroamericanos, a fin de evitar ser descubierto por los sátrapas que a toda hora vigilan. Lo desenmascaré varias veces, se jacta el bromista, cual si fuera el Big Brother de hoy: Hitler Trump. ¿Qué significa que trabaja por cuenta propia?, inquiere la maestra, como quien jaquea en el ajedrez no del juego sino de la vida, o, en el juego de la vida. Bajo y le respondo. ¿Quiere saber la verdad? Soy atracador. Pero no robo a maestros como usted ni a taxistas como él. Quien roba llantas a los pobres, no puede caer más bajo, dice, como quien cierra un diálogo cícli/co/herente con la profe. A quien aconseja no tener pena por esos ladrones de baja estirpe. Hay que tener pánico con los ladrones/mórbidos de alta estirpe. Sorpresa. Baja la profe y se detecta al otro pasajero, que le agradece si no recoge a uno más: el mago de los filmes piratas y la fisonomía, que reconoce a JP, el paticorto Omid. Jafar sonríe, pícaro: el guion, entre ficción y cruda realidad, sale a pedir de bo/cá/mara. Las palabras fluyen, para fortalecer su coartada frente a la censura y control político del arte, y muestra, por contraste, que el arte es lo único que se opone a la muerte. Como se verá al final con la pantalla en negro. Omid pide parar el taxi para sentarse adelante, pero no gratis sino para lograr que la cámara los tome a ambos. Todo está fríamente calculado, así parezca muy espontáneo: la mejor improvisación es la que mejor se prepara…
El paulatino proceso de desmonte de la mentira que es el cine y, a la vez, su verdad, lo revela Omid: Ud. hace una película. El hombre y la mujer eran actores, ¿verdad? Para mostrar que tiene razón le recuerda que la última línea del hombre era casi igual a la secuencia del café, en Oro carmesí. (5) De tal modo recuerda la intertextualidad, aquí, fílmica: al cabo, todas las obras de un creador son una sola, subdividida en más o menos capítulos. ¿Ud. chofer de taxi? ¡Vaya, Sr. Panahi!, dice Omid con gracia. Es un oficio como cualquiera, responde aquél con la misma (falsa) sutileza. Claro, pero c/u a su trabajo, remata Omid, o zapatero a tus zapatos. Viene el afán del reconocimiento: de Omid, el del videoclub adonde Panahi o, mejor, su hijo mayor compraba filmes: Érase una vez en Anatolia, de Nuri Bilge Ceylan, Palma de Oro 2014, con Sueño de Invierno. Y pidió otro filme: Midnight in Paris, de W. Allen. Le ofrece, ahora, uno más sin estrenar y le anuncia que puede conseguirle cortes de obras aún en rodaje.
Llaman a Omid; Panahi oye golpes en el vidrio. Suben un moribundo y su esposa. Que le graben su testamento: primer avance de cine, por celular, dentro del cine (luego, vendrá Hana). Por el tinte del hecho, igual drama o comedia, como quien recuerda a los griegos. Un pobre debe ir al hospital de Chamran, pero, ¿sabe el taxista dónde queda? En efecto, ¿cómo llego allí?, pregunta Panahi presa de los nervios, por el probable deceso del desgraciado. Su mujer ruega que rápido, ¡tuvimos un accidente!, en moto o bici. Del hombre mana sangre sin pausa. La culpa no es mía, señala quien presume que la sociedad machista le caerá encima. Como ahora, en el mundo a toda mujer, no a todo… Ella tiene razones pues le había pedido a su marido que no se quitara el casco. Mientras, éste pide papel para su testamento, en un amague de gag que apela al repentismo. A la par, Panahi saca papel higiénico por montones y el moribundo reclama no cambiar el papel pues sólo quiere, reitera, escribir su testamento.
Pide a aquél uno para su dictado, pero JP lo ignora y le dice qué quiere, así el agónico oscile entre extravío e incertidumbre. Mi esposa no entiende, exhala su reflejo machista. Nada es gratis en Taxi: disipa los bordes ficción/documental gracias al plano/secuencia que fluye, como quien logra el filme ideal y el éxito al dirigir (en Taxi, cómo no notar al director si protagoniza). Preminger: ‘[…] el filme ideal es un filme en el que no se note al director, en el que el espectador nunca sea consciente de que aquel hace nada deliberadamente. [Claro], todo tiene que hacerlo deliberadamente —eso es la dirección. Pero si alguna vez llegara a hacer un filme dirigido con tanta simplicidad que nunca se advirtiera un cambio de plano o un movimiento de cámara, ese sería el éxito real de la dirección.’ (6) Panahi, hace otro filme perfecto, el que al obviar cambios de plano y movimientos permite ver un cine total, hijo de Ópera y Documental, viejos separados antes de que naciera, sin distractores de ninguna clase.
Una obra de arte, como El polvo del tiempo, de Angelopoulos, si se considera la definición de Vergílio Ferreira en Invocación a mi cuerpo: ‘Una obra de arte que nos subyuga y pone en pie toda nuestra conmoción es una obra de arte perfecta. Así, ya no importa que mañana no lo sea. Está el absoluto de nuestra presencia en el mundo con todo lo que la orienta y la define sin márgenes’. (7) Taxi, como tal recuerda una idea: el arte es emoción, luego coherencia: no deriva de la razón ni de la lucidez, como de los abismos y demonios del artista: sólo al final actúa la lucidez para ordenar el caos creativo/creador. Según la ley machista, la mujer nada heredará o, con suerte, algunos pavos, pero en últimas quedará en la calle. De la súbita lucidez del agonista, la idea: ¡Un móvil! El taxi driver responde, no sin que el otro lo note: No es para llamar, necesito una cámara. Quien la provee es el cineasta, ya no taxista, luego de que Omid se haya quedado sin batería y coaccione al exconductor, ahora realizador.
‘En el nombre de Alá, todopoderoso, soy Mohammad Rabei, n. en Ramhormoz, C. C. # 508, hijo de Amín, lego a mi esposa mi casa y todas mis posesiones. ¡Alá, perdóname!’, confiesa el culposo, ¿por el maltrato a su esposa? Lo cual lo lleva, para equilibrar, a ceder sus bienes. Pide a sus hermanos dejarla en paz, lo que explica… No demandarla, respetar su testamento y última voluntad. Le dejo todo a mi esposa. El testamento debe quedar en sus manos y no en las de otros. La mujer llora/grita sin consuelo. Llegada al hospital. Lo suben a una camilla. La mujer da vuelta al carro, piensa pagar, pero, el taxista se re-rehúsa Se va, pero al rato vuelve a exigir su video/testamento: el hoy hijo chico, aunque poderoso, del cine. Omid graba su propio video, mientras JP se seca el sudor con papel. ¿Murió?, dice el videísta. Saldrá de esta, sólo estaba asustado, responde su ídolo JP. La mujer del agonista vuelve a llamar y Omid, de nuevo, ¿murió? No, era para asegurarse de mi #, dice JP. Se reitera en la ficción…
Omid: Creo entender, ¿fue todo actuado? Sin duda. No obstante, al final, la planeada/deliberada ficción de Taxi se impone, pese a los visos de documental. Lo que lleva a WW: “No creo en los filmes documentales, los que pretenden reflejar la realidad, porque hacen como si ella no estuviera siempre manipulada. En cambio, la ficción da una estructura claramente manipulada que permite a la realidad alojarse dentro de la ficción con total libertad”. (8) La misma con la que Omid pide el móvil a Jafar y llama: En 10’, llego. Tuve un contratiempo. Al bajar se ve a Omid ir por el cliente, mientras JP escucha a la mujer del sujeto decirle que es mejor guardar el video/testamento: no se sabe qué depare el futuro. La llamará por la copia. Llegan Omid y su cliente, que estudia cine. Omid se vale de JP para vender más, lo que considera un abuso: no lo hace socio. Luego, en brote de justicia/ética se disculpa. Todo esto mostrado a través de un largo plano/secuencia o un ejercicio de foto-fija.
Pasa, él es One of Us, le dice Omid al estudiante, en un guiño a Lord Jim y a One of Us, leitmotiv de Goodfellas (1990). Tengo The Walking Dead; el cliente: No quiero filmes de zombis. Y otros con Mel Gibson: Filmes comerciales, no. Mejor, que sea cine de autor. Le cita a Kim Ki-duk (León de Oro, en Venecia, primera vez que un coreano obtuvo uno de los tres mayores festivales del orbe) y Kurosawa. Una llamada… para Omid. Sr. JP. Difícil creer que usted sea… […] ¿Quién dijo que éramos socios? Él. Y le pregunta por clásicos recientes, lo digno de ver. Todos los filmes merecen ser vistos. ¿Exagera o da sin límites? Panahi le pasa dos obras al joven, que estudia cine y debe hacer un corto en la U.: ha visto y leído mucho, pero no halla un buen tema: Esos filmes ya se han hecho, esos libros han sido escritos, [busca] en otra parte, nada cae del cielo. ¿Por dónde inicio? He ahí lo difícil para quien es el autor de un involuntario filme pedagógico: Nadie puede ayudarte, tú has de encontrarlo…
El joven agradece, y Omid, por el móvil. Lástima que no entró, Sr. JP. Adiós. Éste le reclama: ¿Desde cuándo socios? Su sonrisa material se cierra de golpe, mientras para el taxi. Dos señoras suben, una con pecera. Episodio tan fluido y planeado como en El globo blanco, como se verá al caer los peces. JP baja y los recoge, trae una jarra y una bolsa, los echa allí y les advierte que cojan otro taxi, para llegar a tiempo a Cheshmeh. Raro, JP ignora dónde queda. Lo cual reafirma que es cineasta y no… lo que ya se sabe, gracias al filme que hace mientras recorre Teherán. Omid, interviene: ‘No vamos hacia allá’. La dama riposta: ‘Tú, calla’. Porque sí, las mujeres en su cine tienen carácter, otra forma de combatir la censura de Mahmud Ahmadinejad (2005-2013) pues su sucesor, Hasan Rohani, de ideología islamista moderada se postuló como el gobierno de la prudencia y la esperanza, palabras vacías desde el momento en que caen bajo las avaras garras y la perversidad desvirtuadora de los políticos.
Por Omid se sabe que su abuso con JP se debió a que su cliente por lo normal no compra más de tres… Nada queda al garete. Esta vez, llevó muchas gracias a Ud. Cree que si ve a sus otros clientes, harán una fortuna. Como socios, ¿verdad?, bromea JP. Omid dice que si no es por él muchos de esos filmes no se verían en Irán, lo cual lleva a la censura: Su hijo, incluso Ud., ¡sin mí, adiós W. Allen! JP sonríe: el guion es suyo, no de Omid. Las veteranas hablan sobre soledad, angustia, nervios: como hoy. (9) Le pediré que se baje, amigo. ¿Qué le debo? Guárdelo para su actividad cultural. Se despide, pero vuelve por el agravio a JP y éste: Él, no se rinde. Sr. JP. Quería ser útil. Por la vida de mi esposa, no quise faltarle al respeto, hice lo mejor que pude. Eso es muy bonito, gracias. Enseñan su nobleza y se dan la mano. A aquellas les preocupa la hora. Llegar a Cheshmeh depende del tráfico. Acelere por Alá, para llegar ¡antes de las 12 m.! JP se descuida y ¡pum! los peces. Monta a las damas en otro taxi.
Se excusa. El motivo del afán: ambas nacieron al mediodía, deben devolverlos a la fuente a esa hora y tomar dos peces nuevos o morirán. JP debe irse después del puente y recoger a su sobrina en el colegio. Hana no puede volver sola, como sí le toca a Mina en El espejo. Ella lo confronta: ¿Vienes en este coche? Les dijo a todas que su tío director la recogería y así creerán que miente: ¡Piensa en mi reputación! Siempre hablas de la disciplina, ¡y debo esperar una hora!: Lo siento, mi niña, se excusa. No cambies el tema, ¿qué sería de mis padres si me secuestran? El adulto se confiesa con una niña, ejemplo de franqueza/honradez. Virtudes que una vez adultos… No me preocupa eso, nadie te soportaría con tanto parloteo, riposta el tío. La invita al taxi y le dice que va a visitar a un viejo vecino. Hana le reclama que promete todo a todos, pero ella no le importa: Me iré, anticipa resuelta otra niña casi mujer, plena de carácter (10): Hallaré mi camino como la niña de El espejo: no de Tarkovski.
Refiere el citado filme de Panahi, Leopardo de Oro en Locarno: no confundir con León de ni con el filme ruso: sucedáneo perfecto de la creatividad. Lo conseguiré. Ya lo sé, ratifica el tío. Eres malo. ¡Llegas tarde y ya quieres irte! Jafar protesta. Hana podría decir que es a favor de un cine cuyo estilo él describe: Sucesos humanitarios interpretados de forma poética y artística. Con respeto y admiración por seres comunes, como en El globo blanco o El círculo. En este, criticó de forma abierta, y se aparta de Kiarostami, el trato dado a las mujeres en Irán: su falta de libertad y los atropellos que reciben. Como se ve, de otro modo, en Off-Side (2006), historia de unas niñas que van de hombres para poder ver el partido Irán/Baréin para Alemania/2006. Y cual si fuera un Scorsese del malentendido, o el Gaviria de Sumas y restas, o el Pesci de Goodfellas que recurre al chiste pesado sin saber si en broma o en serio, así Hana le dice al tío que sólo bromeaba: Si me quisiera ir, no me habría quedado esperándote.
Cuando le pregunta por su celular apagado, Hana le insiste antes si desea la verdad y ante el pedido de si es posible sólo por esta vez, dice: Estaba segura de que me llamarías con un montón de excusas, para no venir a buscarme… ¿Y si me hubiera preocupado? Lo aprendí de mi abuela. Cuando te extraña, no contesta: ¡crees que se enfermó y vas a verla! Siempre caes. Llaman y JP pide espera. Hana: ¿su amigo también pensó que lo iba a dejar plantado? Discuten sobre hablar en marcha o quietos. Si tratas de salir con una chica distinguida y educada, lo adecuado es invitarla a un café helado: después hablas, le aclara al tío, que le pregunta qué quiere de él la chica distinguida. Mientras, Hana alista su cámara y cuenta que su profe de cine les pidió hacer un corto en un mes: segundo intento de cine dentro del cine en un mismo filme. Cinco joyas: The Big Knife, de Aldrich; El fotógrafo del pánico, de Powell; La noche a…, de Truffaut; La rosa púrpura…, de Allen; Boogie Nights, de Anderson.
¿Así que Buscas una historia? Bravo, como la abuela, eres muy inteligente: énfasis en la mujer negreada en todos los campos. Así, el régimen de Irán las subyuga/vilipendia por una exégesis patriarcal del Corán, como se infiere del León de Oro, y Fipresci, en San Sebastián. JP sobre El círculo: Yo era muy consciente de no intentar jugar con las emociones de la gente. No tratamos de hacer secuencias que les hicieran llorar a borbotones. Queríamos involucrar la parte intelectual de la gente, pero con ayuda del aspecto emocional y que resultara una combinación de las dos. (11) Igual es en Taxi, pero no se dice. Hana y Jafar anotan la intolerancia con el inmigrante, como pasa con el afgano que corteja a la hija de un iraní (tema similar al de Majidi en Baran), al que sus hermanos golpean en varias ocasiones. Hana apunta que Jafar, el tío, no es tan inteligente: ignora que el filme entre sus manos no es distribuible para la censura iraní, así que no irá al Festival de Educación porque lo vetarán…
Llama Arash, cuyo padre era amigo del abuelo de Hana. Puede decirse con ella que se trata de un nuevo ardid fílmico: No parece un amigo tuyo, lo cual da la idea de no querer enlodarlo con la inteligencia nacional y, a la vez, pueda verse la validez de la ficción, lo mismo que el éxito de su planificación, el de un artificioso documental, como el que cierta crítica ve en Taxi. (12) Con ello, JP, borra los límites con la ficción para verificar que se respaldan entre sí desde el inicio y comparten el rasgo de generar figuraciones que forjan al sujeto y determinan su inscripción en la Tierra. Además, el docu entraña la etapa prenatal del cine si se conocen los ejemplos de P. Janssen, quien deseaba tomar el paso de Venus ante el sol (1874), y de E. Muybridge, quien hizo experimentos, pagados por L. Stanford, criador de caballos, y daba cuenta de que los métodos usados para mejorar su peso y velocidad, radicaban en un saber confuso sobre cómo corre uno de ellos para luego obtener datos de cada paso del galope. (13)
Panahi espera a Hana. Surge otro vende/filmes, entre artistas locales y de la diáspora: denuncia velada, la de los inmigrantes iraníes (o afganos en Irán), refugiados. ¿Cuánto vale? Dos riales, dice el otro divulgador de cultura, como Omid: ambos, víctimas del capitalismo, en el que sólo quien es acróbata sobrevive. Tanto que Macron hace un guiño al socialismo: ‘Macron acaba de aceptar en un discurso a la nación que el modelo neoliberal fracasó. Hoteles para albergar enfermos, clínicas privadas se acaban, taxis para llevar enfermos… aceptó que hay que tener políticas socialistas’ (La Vanguardia, 21.mar.2020). (14) Vuelve Arash. Fue herido; Panahi, cuadra la cámara: el mes pasado. Hacía poco, tenía cámaras de vigilancia. Muestra las imágenes: una mujer, un hombre: que lo golpeó con un palo. Pudo reconocerlo: casi lo ahorca. Pero, no se atrevió a denunciarlos. Panahi: Publicaron las imágenes para causar impacto. Otra voz: la manipulación mediática como recurso para sembrar pánico. (15)
Como con el Covid, así no quepa desoír riesgos de la plandemia: una de tantas, con rasgos similares cada siglo de 1320 a 2020. (16) Varias de laboratorio: una, en EE.UU, no en China (17), con lo que implica de reingeniería y miedo a escala orbital. (18) Arash re/conoce a sus agresores: por su crisis, no los denunció. Wilde: La única forma de superar un dolor es darle forma. Hablar del tema alivió a Arash, igual, el psicoanálisis: Sé que ya no puedes hacer filmes. Tal vez algún día puedas hacer uno sobre esto. Lo dice por seis años de prisión a JP, casa por cárcel y tener prohibido hacer cine. La gracia en la adversidad (bis): le cuentan, y ya hace dicho filme. Magia del tiempo: ayer es hoy gracias al cine (La eternidad y un día) (19). No en Hollywood, donde el ayer era férreo pasado al que se iba vía metáfora, o cámara sobre el rostro por una analepsis o elipsis para ir al futuro. Hora de comer…ciales, sin cuña: el jugo. Gag último: el ladrón pasa junto a Arash. Su camiseta tiene el mismo color del jugo.
Como ladrón y jugo tienen igual color, igual se ve todo ladrón. Arash parece denotar que no se nace ladrón, como dice la profe, sino que la ocasión lo hace, o el hombre hace lo que hace por conveniencia (R. Llinás) o como dije del Jaibo: La traición es hija legítima de la carencia (20). Nadie traiciona o roba a otro, sino porque le falta o envidia algo: claro, excepto los políticos, que ignoran esas cositas existenciales. ¿Cómo estás?, dice Jafar a Arash y éste parco/justo: Mejor. Sí, hubo psicoanálisis fílmico: la única variante, es que nadie cobró. Y el paciente está curado al parecer: pues estamos frente a la mentira del cine, claro, la única que dice la verdad. Recuerdos mutuos del barrio, como quien va al origen, fuente de su esencia (Heidegger). Ambos sonríen, y pasan a la feroz gentrificación: que se inició en las urbes gringas, afroamericanas, obvio, y llega hasta hoy en las chinas. Hecho que lleva a la burbuja inmobiliaria, como hoy en día, a expulsar a los viejos y a mutilar el tejido social/comunitario.
Hecho que analiza David Harvey en Ciudades rebeldes. (21) Arash certifica que los lugareños se renuevan y ahora son, ante todo, jóvenes: e hiperconsumistas, claro. Arash y Jafar se alegran: han rehecho el tejido social que la gentrificación destruyó y celebran la vida compartida. Uno lamenta no poder ayudar al otro que, de nuevo, lo enfoca y sigue hasta el carro en el que está Hana, mientras con su charla recrean el mundo, el de ayer/hoy en simultánea. JP se toma a sí mismo; luego, a Hana: Fueron muy amables, en especial, el de los jugos… Igual, los del filme. Hana sigue soñando con su dis-tri-bui-ble, dicho no sin ironía. Rescata su cámara, como quien reitera lo en apariencia sencillo que resulta hacer cine hoy. La profe les dijo que un filme distribuible debe respetar ciertas reglas: el velo islámico; hombres y mujeres, sin contacto; evitar violencia y realismo sórdido; personajes buenos, sin corbatas ni nombres iraníes; y preferir, eso sí, los nombres sagrados de los profetas islámicos.
JP no sabe si Arash es bueno o malo y, ¡ay!, tiene nombre persa y corbata. Tras oír esto, por su cara, Hana sabe que humor y alegría son tipos de inteligencia: ¡Eso es en la vida real, tío! Ambos, sonríen plenos. Estas reglas son para el cine. Faltó: Para el cine en el que se miente y nadie lo nota. Ningún pasajero, así no pague, viaja gratis en el taxi de Taxi, del que el cineasta humanista no es T. Bickle. Si quieren hacer a Arash One of Us buenos del filme: Hay que cambiarlo de pies a cabeza, dice Hana. Otra voz: nombre islámico, quitarle la corbata y, como no tiene barba, ponerle un candado. Otros reparos de la profe, o del soberano iraní: no abordar temas políticos ni económicos; usar el sentido común; si se presenta algo grave, lo decidimos nosotros mismos. Con un gesto, JP dice: Obvio. Hana retoma su cámara y parece decir: Jafar no es sólo mi sino nuestro querido tío, y cómplice cultural y político. Eso no lo perturba: seguirá haciendo arte humanista y usando el tan escaso sentido común…
Lo de siempre, según revista Screen. Allí hace primar el acto de filmar y por ello confiesa: Soy cineasta. No puedo hacer nada más que hacer películas. El cine es mi forma de expresarme y lo que da sentido a mi vida. Nada puede impedirme [hacerlas], y cuando me encuentro acorralado, a pesar de todas las limitaciones, la necesidad de crear se vuelve aún más apremiante. El cine como arte es lo que más me importa. Es por eso que tengo que seguir filmando en cualquier circunstancia, respetar lo que creo y sentirme vivo. (22) Igual es la escritura como arte. JP se detiene, debe hacer algo. Dice a Hana que no se mueva de ahí, no abra la puerta ni hable con extraños. Parece ignorar que, en el arte, de repente salta la liebre o, como dice un amigo, de cualquier parte sale un balón, por algo incierto, inesperado, que puede ser o es. Hana filma, y surge el reciclador. Unos recién casados y un cámara cruzan. Suben a un carro; alguien cobra; un niño pisa algo, lo alza y tira a la basura comunal.
Hana lo enfoca, habla con él: surge una fuerte tensión, por las advertencias del tío, y le pide devolver el dinero. Por ella. Cuando el niño objeta, le dice que lo grabó; si se niega, su filme no será distribuible. A cambio te doy… ¿Cambiar 50 por cinco?, pregunta la cara de perro que encarna un ser de casi 12 años, o que si los tiene no parece por su contextura: no mental pues parece un adulto en el espejo de la adversidad: No te preocupes, sólo el maquillaje de ella cuesta una fortuna. Pocas palabras, tan elocuentes, para significar el capitalismo sin alma, la vanidad y el nihilismo, en tiempos de Posverdad y Covid: esa otra forma de mentir por vía de la codicia financiera, la Big Pharma, los poderosos, en fin, el rictus de muerte del capital. Aun los humanistas, las neofiguras del cine, evidencian su egoísmo, quizás en un yerro no propio, sino heredado de los mayores, quizá, por qué no, del ego del tío Jafar. Así, suelta: Me importa un comino su dinero: el de la pareja, sí, pues para el niño, ahora es suyo.
Lo que me preocupa es mi… Devuelve el dinero, no arruines mi película. Luego le hace un piadoso chantaje, el de cualquier iglesia, autoridad, político: Devuélvelo y serás el héroe de mi… Coherente ruego derivado de su anhelo: Quiero mostrar sacrificio y... El niño también es lógi/co/herente: ¡Tonterías! ¿Sacrificio y altruismo? No quiero ser héroe, sólo quiero darle esto a mi padre. Ah, la explotación del niño, por más buenas intenciones que haya. Te lo pido por tu madre. No tengo. Puedes no tener, pero igual, hazlo por su felicidad. El niño, anónimo (¿interesa su nombre?), parece acatar la súplica (interesada como todo chantaje) de Hana. Se dirige a la pareja. Pero, como en la vida, y en el arte Nada resulta como se ha planeado (TYA), el chico dilata: el carro arranca y, ante la duda del reciclador, se va. Hana parece reventar y, con ella, uno, así se incline por el destino del niño. Pero, el cine, el arte en general, no está para acreditar nobles acciones, mucho menos para devolver lo que alguien ha perdido.
Así que a Hana sólo le queda pensar que su filme, a diferencia del que hace ya el tío no será dis-tri-bui-ble. ¿Efecto boomerang a causa de sus propias palabras? Vaya una a saber, diría Hana: y se cruza de brazos, en gesto a caballo entre resignación e inconformismo. Por primera vez, ay, un rictus de adulto: el de la adustez. Y como si fuera un filme tan meticuloso como The Killing (1956), viene ya el taxi driver, no sin preguntarle antes a Hana por su cara: No es nada. Última toma al realista basuriego. Tras el tira-y-afloje sobre si cuenta qué le pasa, Jafar para. Baja, mira en redondo, da vuelta y al carro. ¿También oíste? ¿Escuchar qué?, riposta Hana. Como en un filme de terror, Jafar se topa con uno de sus (reales) espectros: ha oído, sólo él, a uno de sus verdugos en la vida: al sujeto que lo interrogó en la cárcel, tras ser detenido en casa, el 1.mar.2010, junto a su mujer Tahereh Saeedi, su hija Solmaz Panahi y 15 de sus amigos, luego llevados a la cárcel de Evin, ubicada en ese barrio de Teherán. Tristemente famosa por sus presos políticos. Del infierno tan temido encarnado por efecto del carnicero, Panahi pasa a la zona de confort, al paraíso, representado por la dama de las flores, abogada de excepción, por cuyo diálogo parece revivir la esperanza en que vuelvan la ética, la responsabilidad y el cuidado a la Humanidad. No importa que al final, a Jafar lo expulsen del jardín de honradez/luz en el que estuvo. Ella le lleva rosas si lo visita. Un néctar de mujer. Si todos los abogados (y los hombres) son iguales, la dama marca la diferencia, es la excepción que pulveriza la regla con que se mide tal diferencia. Nuestro JP, en persona, exclama, y Hana pasa atrás, para devolver atenciones (las que tuvo con su tío), entre niña y mujer sin pares. ¿Adónde vas?, pregunta él. Sube al taxi que hace una carrera socio/cultural y política, de cuño fílmico. Las rosas invaden la pantalla (como en La rosa púrpura…), no sólo el objeto de toma. La dama da una rosa a Hana: Para ti, tesoro, ofrenda como del tío…
Ahora eres taxista, volviste al sitio del conductor. ¿Viste a alguien? Oí una voz, antes de verte. Creí reconocer la del tipo que me… como les pasa a los clientes de ella: Se concentran en las voces para identificar a las personas. Es el efecto de los ojos vendados. Esa voz lo persigue. Al adónde, La dama dice: ¡Al paraíso! Y dice que va a Vanak, si está en la ruta, si no… Jafar vaticina: Visitarás a alguien que acaba de ser puesto en libertad o a la familia de quien acaba de ser arrestado. Me gustaría tener buenas… Ghoncheh Ghavani está detenida. ¿La chica del estadio? Sí, como en tu Off-Side. Relata que fue a un juego de voleibol con más mujeres y se les arrestó, al entrar al estadio. Todas quedaron en libertad, excepto ella y ya van 108 días. Lleva diez de huelga de hambre. Le enviaron mensajes: uno, de la misma abogada. La madre le lleva comida, para que desista. Y le hacen la típica entrevista filmada, autoironiza JP. Y a la madre: Dile a la cámara que ella nunca estuvo en huelga de hambre.
Entra en ira, renuncia a su derecho de acceso, coge la comida y se va. Piden a Ghoncheh escribir desde su celda: Nunca hice huelga… Se niega, rompe el papel y no a visitas. Desde el día anterior, no bebe agua. JP averigua por su marido; oyó de su suspensión por tres años. Evoca lo del Consejo Disciplinar, sin aviso oficial. Supone que el ente debe defender, no atacar, derechos de los abogados. Es como si el sindicato de directores te prohibiera filmar. Al bajarse deja una rosa para la gente del cine, en la que puede confiarse. Como en ti, dice JP. Viene el clímax de su auto examen, filme o charla en los que se construye el mundo, gracias a una mujer: ‘Sabemos que somos observados. Sus tácticas son evidentes. Primero erigen un caso político: ¡Usted es agente del Mossad, CIA o MI5! Luego suman un escándalo sexual. Hacen de tu vida un infierno: cuando por fin te dejan en libertad, el mundo aquí se convierte en una cárcel aún más grande, hacen de tus mejores amigos, tus peores enemigos’.
Queda huir del país o rezar por volver a prisión. Lo mejor será quitar mis palabras de tu película. O te acusarán de realismo sórdido. Baja del taxi: la señal está en verde. Guiño a JP que, para la censura, está en rojo. Hana: ¿Qué es realismo sórdido? Y el tío: Lo tenías en tu lista, ya deberías saberlo. Pero la profe no explica bien: dijo que mostrara la realidad, pero no la real o que, si era oscura o harta, no se podía. No veo la diferencia. Real, irreal, me supera. Lo que dijo la abogada no se muestra ni cita. Absurdo, todo era real. Hay realidades que no quieren mostrar, señala JP sobre las que ningún gobierno fascista quiere oír ni, más allá, tratar/corregir. No quieren, pero ellos las hacen, dice Hana. Como las conspiraciones que ellos producen y achacan a la gente. Buscan a la abuela para darle su cartera: lección de ética. Así, de Teherán a NY o L. Á., para una cita con G. Marx: Tanta cosa antigua se pone de moda, que sería bueno que volvieran la ética, la vergüenza, la inteligencia y la honestidad.
A tono con la abogada, aparecen los sicarios de la moto y uno de ellos revuelca el taxi: tributo a Taxi Driver, y, tras el robo de la cámara, a negro: ¡Ahí viene! [JP]. ¡No tiene tarjeta de memoria! Volveremos. La moto sicarial, para el caso, de la cultura, arranca. Aun así, JP triunfa frente a la censura: lo que en la ficción no se logra, en la realidad está ante los ojos del mundo. Aquí no cabe robo alguno pues ya hace parte de la memoria, de ayer y del futuro: Una película de JP. El Min. de Orientación Islámica valida películas genéricas distribuibles. Lo que, tras ver el filme, no deja de sonar a ironía, no es más que un doble chiste oficial o una forma velada de revelar oscuras tramas. JP: Para mi pesar, esta película no es genérica. Expreso mi gratitud a todos aquellos que me han apoyado, Sin cuya valiosa colaboración, esta película no existiría. (23) Para lo que va a favor aquí de la ficción y desvirtúa al docu objetivo como si él no tuviera cámara y ojo selectivos, como en la ficción, cabe volver a WW.
No creo en las películas documentales… En cambio, la ficción… (24) Así, este ensayo sólo da crédito a un aserto nada rotundo y a la vez irrefutable: todo cine/arte se inscribe dentro del ideario de su tiempo, aunque también debe basarse en el pasado para poder proyectar un futuro menos oscuro que el hoy de cualquier sociedad, para mostrarla en su grandeza o pequeñez. Sin más armas que la verosimilitud, no la verdad, pues la verdad del arte no es la de la vida: una, perceptible, la de poetas, escritores, artistas; otra, demostrable, la de abogados, jueces y políticos. Entre ellas hay un abismo insondable: una se siente y se cree; la otra, se impone vía mentira, fuerza o violencia, lo único que hacen bien políticos, jueces y abogados. Taxi T… es el diálogo abierto de un conductor, de un oprimido, con su pueblo. En un medio machista/patriarcal es una mujer la que intercede por la vida de los demás. Y esa mirada femenina en el cine de JP no es oportunista, sino de respeto y compasión por el otro.
No importa que tal verosimilitud vaya envuelta en la mentira del cine: lo clave es la verdad inferida. De un relato sólo es verdad lo que uno se crea y escuche. Del cine, lo que vea y escuche. Como en este viaje iniciático fictivo, sin nada al azar y tejido fílmico compacto. El que ignore qué es Taxi, tendrá al final una sacudida tétrica/turbadora: excepto los de JP y Hana, los nombres de los demás siguen ocultos. Así, de simple tributo a Taxi Driver, pasa a la ironía para desnudar sórdidas realidades: la de la intolerable censura, la de los Big Brothers que vigilan/roban y aun así son respetados y la del control de los sociópatas que desgobiernan y olvidan que si fobia es = miedo, miedo vuelto fobia puede ser peor. No un llamado a alzarse, sino paso del Covid a la mordaza y al confinamiento. (25) JP hace de la ironía la mejor forma de joder, sin que nadie se sienta j…, salvo por los efectos de sus propios actos. Así, la ironía es otro sucedáneo de inteligencia y ética y la mejor venganza no es el olvido sino la memoria.
A Santiago, hijo adorado y ser humano íntegro, de quien más he aprendido, junto a Valentina, obvio, el sentido del cuidado y de la observación.
A Marthica y a María del Rosario, quienes me inocularon la responsabilidad y por eso ahora ni salgo de casa: mucho menos, en el virus/negocio.
A los Cinéfilos por llevarme en su taxi no sólo gratis sino pagándome, jajaja.
Notas:
(1) https://rebelion.org/el-coronacapitalismo/ Sigla que para algunos significa: Compra de Votos para Iván Duque-2019 y hasta tienen razón: ambos, coronavirus y subpte., fueron creados en laboratorio, de distinto cuño, eso sí.
(2) https://rebelion.org/las-grandes-farmaceuticas-se-aprestan-a-lucrarse-con-el-coronavirus/
(3) Y no Nueva Ola, como dicen ciertos críticos a manera de guiño hacia la francesa, que no fue movimiento sino moda. Nouvelle Vague: término que inventó a propósito de ella, no del cine, y de los ideales de juventud, belleza y vitalidad, Françoise Giroud en L’Express. Voz derivada New-Look: según Siclier cuando la escasez de tejidos, rigurosa durante la ocupación e inmediata posguerra, derivó en mal recuerdo, los modistas en maniobra de gran estilo lanzaban dicha operación que “se aplicó durante mucho tiempo a todo lo que pudiera llamarse moderno o que estuviera en primera línea” (J. Siclier, Rialp, 1962: 29). A propósito de la exaltación mediática de la juventud en tiempos de la Nueva Ola y su vigencia hoy, R. Gubern: “La cultura de masas se guía hoy por la efebofilia, en una sociedad progresivamente envejecida, porque la juventud se ha revelado, a diferencia de otras épocas pasadas, como el segmento social más consumista. La juventud representa, además, la fertilidad y el futuro. […] La efebofilia se halla en el corazón de la tradición judeo-cristiana […] y los jóvenes son vistos y representados por las industrias culturales como encarnaciones de la energía vital y de la deseabilidad”. (El eros electrónico, Taurus, 2000: 48). ¿Por iguales motivos, que la cultura de masas, se guiarán la industria farmacéutica y los (que se creen) dueños del mundo, para regar ese virus creado en laboratorio (COVID-19) ante todo entre los viejos, como se ve hoy, para que coincida con sus propósitos de darle crédito sólo a la “juventud, belleza, vitalidad” de la moda francesa?
(4) Camus, Albert/Koestler, Arthur. Reflexiones sobre la pena de muerte. Capitán Swing, Madrid, 2011, 232 pp.
(5) https://elpais.com/diario/2003/11/02/espectaculos/1067727603_850215.html
(6) PERKINS, V. F. El lenguaje del cine. Editorial Fundamentos, Madrid, 1976, 254 pp.: 157.
(7) FERREIRA, Vergílio. Invocación a mi cuerpo. Acantilado, Barcelona, 2003, 407 pp.: 36.
(8) Wim Wenders – Una retrospectiva. Goethe Institut, México, 1995, 48 pp.: 37.
(9) Por el coronavirus, entre 27.000 infectados, Irán tiene ya más de 2.000 muertos. (26.mar.2020)
(10) Como relata mi hijo Santiago, de su hermana y nuestra hija/amiga/cómplice Valentina, en su crónica.
(12) https://www.filminlatino.mx/blog/taxi-teheran-el-humor-frente-a-la-vida-nos-hace-libres
(13) BARNOUW, Eric. El documental – Historia y estilo. Gedisa, Barcelona, 2005, 358 pp.: 11-12.
(15) https://rebelion.org/el-coronavirus-y-la-sociedad-de-la-mentira-global/
(16) https://as.com/diarioas/2020/03/25/actualidad/1585127766_406831.html
(18) https://rebelion.org/coronavirus-o-reingenieria-social-a-escala-planetaria/
(19) https://rebelion.org/la-eternidad-y-un-dia-filme-poema-en-tributo-a-la-mujer/
(20) https://rebelion.org/una-mirada-onirica/
(22) http://www.slate.fr/story/97643/taxi-jafar-panahi-evenement
(23) https://zoowoman.website/wp/movies/taxi-teheran/
(24) Íbidem, Nota 8.
(25) https://www.youtube.com/watch?v=nMdR2JjIzSE&feature=youtu.be
FICHA TÉCNICA: Título original: Taxi Teherán. País: Irán. G./Dir.: Jafar Panahi. 78 min. Int.: Taxi Driver (Jafar Panahi); Hana (Hana Saeedi). Premios: Taxi Teherán obtuvo el Oso de Oro en Berlín/2015.
Luis Carlos Muñoz Sarmiento (Bogotá, Colombia, 1957) Padre de Santiago & Valentina. Escritor, periodista, crítico literario, de cine y jazz, catedrático, corrector de estilo, traductor y, sobre todo, lector. Fundador y director del Cine-Club Andrés Caicedo, desde 1984. Colaborador de El Magazín EE, 2012; columnista, 2018. Su libro Ocho minutos y otros cuentos, Colección 50 libros de Cuento Colombiano Contemporáneo, se lanzó en la XXX FILBO (Pijao, 2017). Mención de Honor por MLK: Todo cambio personal/interior hace progresar al mundo, XV Premio Int. de Ensayo Pensar a Contracorriente, La Habana, Cuba (2018). Siete ensayos sobre los imperialismos – Literatura y biopolítica, coautoría con Luís E. Soares, publicado por UFES, Vitória (Edufes, 2020). El libro El estatuto (contra)colonial de la Humanidad, producto del III Congreso Int. Literatura y Revolución, con su ensayo sobre MZO y su novela Changó, el gran putas, lo lanzó UFES, 20.feb.21. Invitado por Pijao Eds. al Encuentro Nal. de Narrativa vista desde las Regiones (Ibagué, 1º a 4 nov.23) Invitado por UFES al Congreso Literatura, Soberanía Nacional y Multipolaridad (Vitória, 25.nov.23). El 10.abr.2025 fue publicado en Brasil La Fábrica de Sueños – Ensayos sobre Cine, primero de ocho libros por salir en dicho año. Autor en ARC, Rebelión, Magazín de EE, Las2Orillas y traductor/coautor, con Luis E. Soares, en dichos medios. Director del Cine-Club Al Filo del Tiempo, que se emite desde la bóveda interdisciplinaria de La Fábrica de Sueños. E-mail: [email protected]
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