Foto: Varias mujeres desplazadas iraquíes caminan en el campo para personas desplazadas internas cerca de al-Khalidiyeh en la provincia de Anbar, situada en el oeste de Irak, el 24 de abril de 2018. Foto de AHMAD AL-RUBAYE/AFP vía Getty Images.
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
El primer ministro iraquí ha dado prioridad a ayudar a las personas desplazadas, pero los desacuerdos políticos y la falta de infraestructuras y servicios siguen obstaculizando los esfuerzos para que vuelvan a sus hogares.
La ministra iraquí de Inmigración y Desplazamiento Evan Faek Jabro anunció el pasado 8 de julio que su ministerio reanudará el proceso de retorno de las personas desplazadas desde el campo de Akda en Turquía a Irak. La operación retorno se había detenido tras el confinamiento a causa del COVID-19. Con todo, es poco probable se produzca en un futuro próximo debido a los retos que la pandemia y la crisis económica suscitan actualmente, por no mencionar el deterioro de la seguridad.
La ministra también está abordando el problema de las personas desplazadas internas. El 24 de junio Faek anunció el cierre de 20 campos para personas desplazadas internas en la provincia de Anbar. La mayoría de estas personas refugiadas había retornado a sus distritos de origen tras pasar casi seis años en los campos. La ministra afirmó que 1.706 familias de personas desplazadas internas permanecían en esa provincia.
Al día siguiente durante una gira de inspección por los campos situados en la provincia de Kerbala, en el centro de Irak, Evan Faek Jabro indicó: “Muchas familias se niegan a retornar a sus distritos de origen y desean asentarse en las zonas a las que fueron desplazadas”.
En la región del Kurdistán el representante en la ciudad de Duhok del Ministerio de Inmigración y Desplazamiento, Mohammed al-Bebawati, declaró a Al-Monitor que “algunas familias han retornado al distrito de Sinjar”. No obstante, afirmó que “algunas familias kurdas se niegan a retornar a Sinjar porque en este distrito hay miembros del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo) y de otras facciones armadas iraquíes, y el conflicto atemoriza a los residentes.
El director del Departamento de Inmigración en la provincia de Babilonia, Hafez al-Shujairy, declaró a Al-Monitor que “una de las razones por la que las personas desplazadas iraquíes no vuelven a sus hogares es que sus casas han sido destruidas y no pueden pagar un alquiler una vez que retornan a sus distritos de origen, por no hablar de la falta de oportunidades laborales. Su vida es más fácil en los campos ya que se les proporciona agua, electricidad y comida”.
Al-Shujairi habló también de las personas desplazadas internas en la provincia de Babilonia que se niegan a volver a sus distritos de origen debido a la crisis sanitaria provocada por la propagación del nuevo coronavirus. “Las y los iraquíes desplazados prefieren quedarse en los campos, que están siendo esterilizados y desinfectados por el ministerio”. Añadió que en otras zonas las razones de seguridad son el factor clave a la hora de tomar la decisión de retornar. En Jurf Sakhar en Babilonia se produjeron duros combates entre las fuerzas de seguridad iraquíes y miembros del Estado Islámico, que provocaron el desplazamiento de cientos de personas residentes. “Su regreso depende hoy en día sobre todo de las consideraciones de seguridad”.
El pasado 10 de junio el primer ministro iraquí Mustafa al-Kadhimi prometió en su visita a los campos situados en la provincia de Nínive al norte del país acabar con el sufrimiento de las personas desplazadas.
El jefe de la oficina de información del Ministerio de Inmigración, Saif Sabah, indicó a Al-Monitor que el ministro estaba deseando garantizar el retorno voluntario de las personas desplazadas iraquíes a sus distritos de origen. Espera que se produzca un retorno generalizado cuando acabe la crisis del coronavirus y cuando se proporcionen servicios públicos y oportunidades laborales. “El Ministerio no tiene planes de asentar a las personas desplazadas en las zonas a las que han sido desplazadas”, afirmó. “Su política es animar a los gobiernos locales de las zonas liberadas a proporcionar rápidamente un entorno que ofrezca servicios y seguridad para animar a las personas desplazadas a regresar a sus hogares”.
Un portavoz del Ministerio de Planificación, Abed al-Zahra al-Hindawi, dijo a Al-Monitor: “El problema del desplazamiento sigue presionando al gobierno, especialmente a la luz de la crisis sanitaria y financiera”. Reveló que el Ministerio planea empezar por unificar los esfuerzos nacionales e internacionales para acelerar la reconstrucción y garantizar la estabilidad en las zonas liberadas con el fin de permitir a las personas desplazadas regresar a sus distritos de origen, especialmente las que han estado viviendo en campos. El esfuerzo para lograr la paz social incluirá amplios programas de reconciliación entre los grupos sociales y se reanudarán los servicios de salud y los servicios para las poblaciones desplazadas.
Hindawi continuó: “Dado que en las circunstancias actuales las personas refugiadas no pueden volver a sus hogares, se debe prestar cuidados y atención a los campos, es decir, atender las necesidades vitales básicas y proporcionar servicios sanitarios y públicos . El Ministerio está en contacto con la comunidad internacional y con organizaciones de la ONU para obtener más apoyo para los planes de reconstrucción y proporcionar ayuda financiera con el fin de garantizar una vida mejor a las personas desplazadas”.
Hindai hizo referencia a la decisión del ministro de Planificación, Khaled Batal Al-Najem, de destinar una parte del Fondo Social para el Desarrollo a apoyar a los campos de personas desplazadas internas.
Otro factor que pesa en la decisión de retornar de las personas desplazadas es el temor a la violencia tribal contra las personas desplazadas con familias o parientes miembros del Estado Islámico.
Al-Monitor habló con la legisladora Alia Nassif, que afirmó: “Las fuerzas políticas utilizan el problema de las personas desplazadas como una baza política y electoral”. Señaló que se vincula el retorno de las personas desplazadas a los objetivos electorales de los partidos iraquíes, en especial las fuerzas sunníes que han explotado este problema en anteriores elecciones. “Todas las promesas que han hecho los partidos de facilitar el retorno de las personas desplazadas y de preparar sus distritos de origen para que retornen ofreciendo servicios e infraestructura son meras consignas”, afirmó Nassif.
Raad al-Dahlaki, presidente de la comisión parlamentaria sobre inmigración y desplazamiento, parece esperanzado. Habló con Al-Monitor acerca de su reunión sobre este problema con el primer ministro: “Kadhimi expresó la voluntad del gobierno de proporcionar los medios para que retornen las personas desplazadas a sus distritos de origen y resolver lo antes posible el problema”. Pero Dahlaki alertó que no se puede “obligar a las personas desplazadas a retornar” y afirmó que espera que el problema se resuelva en un año “si el gobierno consigue reconstruir las zonas de guerra de las que huyó la gente”.
Mientras tanto, la crisis financiera que impidió que se entregara ayuda financiera a las personas desplazadas, la explotación que hacen los partidos políticos de este problema en sus luchas de poder y el dinero desviado, debido a la corrupción, de los fondos destinados a las personas desplazadas siguen obstaculizando el retorno de las personas desplazadas internas iraquíes.
Adnan
Abu Zeed
es
un escritor y periodista iraquí. Se licenció en Irak en tecnología
de la ingeniería y en los Países Bajos en técnicas de los medios
de comunicación.
Fuente: https://www.al-monitor.com/pulse/originals/2020/07/iraqi-displaced-immigration.html
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.